Era un miércoles por la tarde y todos los miembros de la familia Tendo, así como Ranma y Genma estaban reunidos en el comedor de su casa para celebrar el aniversario de Kasumi. La mayor de las Tendo estaba muy contenta ya que entre todos le habían preparado una sorpresa; le habían regalado un fin de semana en un onsen en el poblado de Kawaguchiko:

- "¡Felicidades Kasumi! Ya estás hecha toda una mujercita" - sonreía mientras derramaba unas cuantas lágrimas Soun.

- "¡Onee-chan muchas felicidades! Espero que disfrutes de este fin de semana donde no tendrás que preocuparte por nada, ni cocinar, ni lavar…" - dijo feliz Akane.

- "Muchas gracias" – dijo Kasumi con su dulce y tierna voz – "pero yo… no me lo merezco".

- "Tonterías" – prosiguió Genma – "Tu nos cuidas cada día, aprovecha y tómate esto como unas mini vacaciones."

Mientras tanto Nabiki y Ranma se habían escabullido hacia la cocina para volver a entrar al comedor con un pastel en la mano y las velas encendidas. Akane corrió a apagar las luces y todos empezaron a cantarle el cumpleaños feliz sentados alrededor de la mesa swl comedor.

- "Kasumi pide un deseo antes de soplar las velas" – comentó sonriendo Akane.

- "Recuerda que algo de dinero no nos iría nada mal" – dijo Nabiki mientras guiñaba un ojo.

- "¡Ya está!" – gritó Kasumi.

- "¿Qué has pedido hija?"

- "He pedido que nadie se pelee este fin de semana papá, y que podamos pasar unos días inolvidables."

Todos se miraron los unos a los otros y de golpe dirigieron sus miradas hacia Ranma y Akane, que se sonrojaron levemente.

- "¡No estamos discutiendo todo el día!" – gritó Akane.

- "A mí no me miréis" – dijo Ranma mientras colocaba sus manos detrás del cuello y miraba en dirección opuesta a su prometida – "la culpa la tiene siempre ella".

- "¡Cómo te atreves… pervertido!"

- "¡Fea!"

- "¡Anormal!"

- "¡Marimacho!"

- "Aha, aha, ya vemos lo bien que os lleváis Akane, perdón por dudar de vosotros" – Inquirió Nabiki con ironía.

- "Yo he pedido que nadie se pelee este fin de semana, hasta el viernes podéis hacer lo que queráis" - Sonrió honestamente Kasumi entrecerrando los ojos.

Viernes por la mañana, las familias Tendo y Saotome habían desayunado en casa y se encontraban ya en la estación de tren, acompañados por sus maletas, para ir hacia el onsen de Kawaguchiko. El tren llegó y todos subieron, al ser hora punta, se fueron sentando allí donde podían para no quedarse sin sitio, Kasumi y Nabiki encontraron dos asientos juntos en primera fila, Soun y Genma, que iban detrás también encontraron lugar unos asientos para atrás, así que a Ranma y Akane les tocó sentarse juntos casi en la última fila del tren.

Los prometidos apenas se hablaban, habían discutido la noche anterior porque Ranma no había querido comer un plato que Akane le había preparado.

- "Ranma…" - dijo Akane – "creo que por consideración a mi hermana deberíamos comportarnos este fin de semana y dejar de pelear, es lo que ella pidió para su cumpleaños."

- "Sí, tienes razón. Aunque será difícil no meterse con un marimacho como tú" – sonrió Ranma mientras le tocaba la mejilla a Akane con el dedo de forma burlona.

- "Ranma…"

- "Sólo bromeaba Akane, me portaré bien contigo" – sonrió el joven de la trenza – .

La joven Tendo se sonrojó, Ranma parecía decir la verdad y su sonrisa le hizo girar la cabeza hacia la ventana. El trayecto duraba unas cuantas horas, con lo cual tendría que estar sentada junto al joven de pelo negro todo ese rato, se puso nerviosa al pensar que igual no tendrían nada que decirse. Normalmente estaban viendo la tv, entrenando, en el instituto o discutiendo, pero nunca habían tenido tanto rato para simplemente conversar. La chica de pelo azul empezó a buscar temas de conversación, pero no encontraba nada… no le podía preguntar por Ukyo o Shampoo, sabía que acabaría enfadada, era inútil hablar del instituto con Ranma, se dormía en todas las clases, o de comida, él le tiraría en cara que no sabe cocinar.

Mientras ella pensaba en todo esto medio ensimismada mirando hacia la ventana, notó como alguien le cogía la cara suavemente por el mentón, al girarse se encontró con los ojos azules de Ranma mirándola fijamente.

- "Akane, ¿estás bien? Llevo rato hablándote y ni caso".

- "Perdona Ranma, debo haberme quedado medio dormida, ¿qué pasa?" – dijo poniéndose colorada.

- "Nada, solo que como estaremos aquí un buen rato he pensado que mejor pasarlo haciendo algo ¿no crees?"

- "¡Ah, sí!" – sonrió la Tendo, parecía que el chico le hubiera leído la mente- "¿Qué quieres hacer?"

- "He traído cartas, ¿quieres jugar?"

- "Jajaja, pero si eres malísimo Ranma".

- "Oye…" - dijo el joven mientras entrecerraba los ojos y miraba de de reojo a su prometida.

- "¿No recuerdas esa vez en que te jugaste el dojo de mi familia y lo perdiste porque eras malísimo jugando?"

- "Mmm sí, pero al final lo gané de vuelta, ¿o no?"

- "Sí, sí, pero gracias a mí" – Sonrió pícara Akane mientras le sacaba la lengua de manera amistosa.

- "Bueno, seguro que he mejorado, deja que te lo demuestre."

Akane asintió.

Los dos estuvieron jugando y divirtiéndose durante todo el viaje. Jugaron a cartas y también recordaron historias que habían vivido durante el año que llevaban como prometidos. El trayecto les pasó volando. Akane estaba sorprendida, había estado hablando con Ranma, sin discutir, sin enfadarse, sin recibir ningún insulto, solo alguna pequeña rabieta del de la trenza por perder a las cartas, pero nada más. ¿Era posible llevarse tan bien con Ranma? ¿Duraría esto todo el fin de semana?

Cuando el tren paró, Akane se levantó y estiró los brazos para coger su equipaje, pero tuvo que ponerse de puntillas porque casi no llegaba.

- "Deja que te ayude" – dijo Ranma mientras se colocaba detrás de la chica, estirando también sus brazos y colocando su mano encima de la de Akane que estaba agarrando el asa de la maleta. El equipaje estaba atascado, así que Ranma se acercó aún más a Akane, quien ya podía notar el torso del chico contra su espalda. Ella empezó a ponerse nerviosa y sonrojada, así que sin querer tiró demasiado fuerte de la maleta y cayó hacia atrás empujando también a Ranma. El chico quedó sentado en uno de los asientos con Akane encima. La joven se quedó parada y tras unos segundos escuchó como él le hablaba:

- "Oye, ¿vas a quedarte aquí todo el día? No es que peses poco, la verdad…"

- "Ah, perdona Ranma" – decía mientras se levantaba – "siento que mi peso no sea de tu agrado" – respondió enfadada.

- "Vamos Akane, solo bromeaba. Dijimos que nada de pelearnos ¿recuerdas?" – replicó el joven mientras se levantaban.

Akane cogió la maleta rápido y se disponía a bajar del tren dejando al joven Saotome atrás, pero de golpe escuchó algo que la hizo detenerse de golpe.

- "¿Ranma?¿Ranma Saotome?" – preguntó al joven una chica de preciosos ojos azules.

- "Sep, ese soy yo… ¿y tu eres?"

- "Kaori, una de tus prometidas" – sonrió dulcemente la chica.

- "¿Kaori? ¡Ya me acuerdo! Retaste a Akane en una carrera de ramen y te ganó".

Akane miraba de lejos toda la escena. No podía creerse lo que estaba pasando.

- "Sí, bueno, ganó gracias a la maldita pelirroja que la ayudó" – ante este comentario Ranma apartó su mirada y la dirigió hacia el suelo para ocultar su culpabilidad - "Sin embargo mira, el destino ha querido que volvamos a encontrarnos" – dijo alegremente Kaori – "no veo a Akane por aquí… ¿ya no estáis prometidos?"

- "¡Ranma! ¿Vienes o no?" – gritó Akane desde la otra punta del vagón emitiendo un aura fulminante a su alrededor.

- "Oh, ya veo que sí" – Dijo con voz triste Kaori mientras agachaba la cabeza.

- "Bueno, me alegro de verte" – Ranma no contestó directamente a la pregunta de la chica, sin embargo se sonrojó levemente, no se había fijado en lo guapa que era la primera vez que la vio – "¡nos vemos!"

- "Cuídate Ranma" – la muchacha de ojos azules se despidió del que un día fue su prometido mientras cogía su equipaje para bajar del tren.

Ranma corrió hacia Akane, quien tenía el ceño fruncido y empezaba a notar su rabia creciendo en su interior. "No dejes que esto te afecte Akane, prometiste no pelear este fin de semana, hazlo por Kasumi" se repetía a sí misma la joven.

- "¿Y bien Ranma?"

- "¿Y bien?"

- "Veo que sigues ampliando tu colección de prometidas. ¿Cuántas te faltan para conseguirlas todas?"

- "Muy graciosa Akane, Kaori aceptó su derrota cuando perdió en la carrera."

- "Sí, pues parece que te ha gustado volver a verla."

- "Es guapa sí… eso puede alegrarme. No está mal tener prometidas guapas de vez en cuando."

- "Eres un idiota."

- "Chicos, por favor, ¿no os cansáis de esto? Por 1000 yenes os ayudo a mejorar esta relación" – comentó Nabiki a la pareja mientras levantaba el dedo índice y hacía una pequeña mueca.

- "No, gracias" – gruñió Akane – "Ranma, si prefieres que no hablemos más a partir de ahora por mi bien, así nos aseguraremos de que no vamos a discutir más."

- "Akane, si no fueras tan celosa no discutiríais tanto" – sonrió Kasumi ante la atenta mirada de todos, que tenían la boca abierta ante la intervención de la mayor de las hermanas – "¿qué pasa? Alguien tenía que decírselo."

- "Ves Akane, yo tenía razón, siempre es tu culpa" – dijo Ranma mientras alzaba su mano y hacía el símbolo de la victoria.

- "Ranma, también ayudaría que tu supieras mantener esa bocaza tuya cerrada."

- "Sí Kasumi" – susurró el joven Saotome cabizbajo y sumiso, mientras Akane le sacaba la lengua de lejos.

Todos empezaron a avanzar en busca del hotel donde tenían que hospedarse. "Va a ser un fin de semana muy largo", pensaron los padres de la pareja.