Disclaimer: Obviamente Peter Pan no me pertenece a mi sino a James Matthew Barrie.


Excepción.

En los cuentos las hadas son humildes, generosas y son conocidas por hacer todo lo que puedan por hacer felices a las personas que aman. Y ella, a pesar de no ser amante de los cuentos, creía en eso ya que ella misma dedicaba su vida para hacer feliz la de Peter.

Campanita creía en eso, pero un día llegó Wendy — divertida, hermosa, aventurera, atenta —, y de repente no estaba tan segura como solía estarlo, no porque ya no quisiera ver a su amigo feliz; sino el hecho que ella no podía aceptar el hecho de que la causante no fuera ella.

Dudaba más de sí misma cada día que pasaba, aún si los días no importaban allí, porque quería que ella se fuera, lo más lejos posible donde él no pudiera encontrarla, aún sabiendo que eso destruiría a Peter, no totalmente pero sí una parte que quizás el no sabía aún que poseía, pero si de algo estaba segura era de que si esa parte de rompía también lo harían sus esperanzas de que Peter la amara como ella lo ama, las que ya eran muy pocas antes de que Wendy llegara.

Resignada a que ya nada se podría hacer, y que de cualquier forma Peter era sólo un niño y jamás de correspondería, incluso si la niña y sus hermanos jamás hubieran ido con él a Nunca Jamás.

A pesar de todo, ninguna de sus anteriores reflexiones, ni las tristes miradas de los Niños Perdidos evitaron que ella se alegrara de la manera en que lo hizo cuando supo la niña se iría de regreso a su hogar, y sabe que está mal y debería avergonzarse por sentirse tan feliz en un momento así, pero no puede evitarlo pero… después de todo siempre hay excepciones a la regla y ella no está tan… disconforme con ser esa excepción siempre y cuando pueda seguir siendo la única causa de la felicidad de Peter.