¡Hola! Escrbí esta historia como respuesta al amigo invisible que se celebra en el LJ de adharaphoenix, para Aleganott. ¿Sabías que el 19 de julio es el día internacional del femmslash?
Disclimer: estos personajes no me pertenecen, ¿insinúan que soy un hombre?
Advertencias: este fic contiene femmslash, pruebénlo, es adictivo.
Primeras impresiones
Hanabi odia (y ese "odia" va con letras bien grandes) todo lo fino y delicado. Ella es una Hyuuga hecha y derecha, que sabe lo que se espera de ella, el potencial que tiene y que su hermana jamás llegará a dominar tanto las técnicas del clan como ella. Precisamente porque es fina y delicada, como la porcelana que su padre tiene en la sala de invitados y que no se debe tocar porque es muy fácil que se rompa.
La primera vez que Hanabi vio a Ino, de lejos y con el sol nublándole la vista, inmediatamente pensó que era como su hermana. Rodeada de flores, poniendo mimo y cuidado en regarlas, parecía una de esas rubias tontas, demasiado inocente, debilucha, que han conseguido el título de genin con mucha suerte.
Así que ni se molestó en intentar cruzar unas palabras con ella cada vez que iba a visitar a Hinata, ni siquiera en aprender su nombre. "Porque" piensa "no necesito perder el tiempo con alguien que no sabe ni pegar un puñetazo".
A Hanabi no le gusta reconocer sus errores, que se ha equivocado, que esa primera impresión que tuvo fue falsa. Cuando Ino, delante de una calle llena de peatones y gritando con todo el aire que tenía en sus pulmones, plantó cara al Uchiha por haber dejado tirada una vez más a Sakura, Hanabi admitió que quizá fuera un poco más dura de lo que al principio había creído. Pero lo admitió en voz baja y en secreto.
Cuando Ino regresó de una misión arastrando a sus compañeros, con la piel cubierta de heridas que todavía sangraban y el pergamino colgando de su cuello, apartó la mirada de su cuerpo desmayado por el esfuerzo y se marchó. Admitiendo para sus adentros que quizá fuera valiente, fuerte y persistente. Incluso más que ella.
Cuando Ino, con el pelo cayéndole de forma alborotada y salvaje, arremetió contra Hanabi y la puso contra una pared, Hanabi tuvo que confesar, casi gimiendo por el placer que le provocaba que la mano de Ino bailara por debajo de su camisa, que el hecho de que la persiguiera por toda Konoha era que tenía curiosidad.
Ino ni oyó la respuesta, estaba demasiado ocupada llevándola, sin que ella se enterara, a su habitación.
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