Muy bien, luego de siglos me aparezco por acá. A la final siento que termino escribiendo fics cuando me inspiro nada más. En este me ayudó mi compadre Eley, a quien debo agradecer por leer mis ataques a mitad de la noche.
En fin, esto va dedicado a mi querido husbando Nyo Koroiku, esta es la primera parte del regalo de aniversario. Ains.
La imagen no es mía, fue realizada por member_ ?id=6857012
Kagerou Days/Daze no me pertenece, así como ninguno de sus personajes.
[Excepto Haruka/Konoha, okno.]
Llegué tarde a clases, pero logré salvarme de que un coche de helados me llevara por delante, literalmente. Estaba muy distraído y no podía dejar de sonreír, debido a que había estado esperando que este viernes llegara desde hace mucho. Era una buena tarde, el sol resplandecía de tal manera que los rayos traspasaban las ventanas e iluminaban el salón, como faltaba poco para atardecer, el mismo se veía con una tonalidad naranja.
Era el cumpleaños de Shintaro. Ayano y Takane nos acompañaban en el salón, a pesar de que él se había pasado toda la tarde discutiendo con la segunda.
— ¿Qué quieres decir con eso? Mejor cállate, Takane.
Las palabras del chico sonaban extremadamente secas, tanto que la nombrada se levantó de pronto, aunque no entendí muy bien por qué. Sonreí con torpeza, mientras la chica de bufanda roja a mi lado reía un poco, tal vez intentaba destensar el ambiente también.
— ¿Cómo me has llamado, enano?
Frunció el ceño tomando una posición amenazante, Takane a veces se deja llevar por lo que dice Shintaro, pero, yo sé muy bien que se han hecho buenos amigos.
— ¿A qué con esa actitud? Tú eres más baja que yo, idiota.
Inclinó una ceja, tal vez con ironía, mientras yo intentaba que dejaran de pelear. Todo siguió de la misma manera hasta que Ayano y yo fuimos por el pastel, al entrar al salón, el cumpleañero se mostró bastante confundido, haciendo una mueca al principio y luego relajando su expresión. Para ser sincero, este tipo de eventos me emocionan mucho, especialmente porque puedo pasar tiempo con las personas especiales para mí.
Después de que mi compañera de clases llenara la mejilla de Shintaro de nevado con una sonrisa pícara, este refunfuñó mientras Ayano le limpiaba. Ellos dos siempre me dieron la impresión de ser realmente cercanos. No me di cuenta del momento en el cual perdí mi vista en ambos, hasta que la más baja la notó y me sonrió con calidez, como respuesta, sonreí de la misma manera tal y como si fuera inercia.
Se hizo momento de entregar los regalos. Con entusiasmo, esperé a que las chicas entregaran los suyos. La muchacha de calmada y amable apariencia le entregó una bufanda roja, casi idéntica a la que ella solía usar, mientras la de coletas, mi mejor amiga, le pasó algunos CD's que parecían ser algún juego bastante divertido, ya que se extendieron hablando sobre él.
Para cuando llegó mi turno me movilicé rápidamente para buscar en mi bolso, el cual casi se cayó por un descuido. Takane se ofreció a ayudarme para sostenerlo mientras lograba sacar el dibujo que le había hecho a quien, justo ese día cumplía la misma edad que yo.
— Ooh, Haruka, está de verdad hermoso…
Comentó la menor al verlo, demostrando sorpresa ante la imagen. Sentí un latido apresurado en mi pecho, podía sonar raro pero siempre me emocionó el que halagaran mi arte.
— Déjame ver… Espera ¡¿Esa soy yo?!
La alteración en la voz de la chica fue notable, aunque dio un suspiro una vez terminó de observar.
— Somos todos… Está muy lindo, aunque sueles dibujar así siempre.
Expresó regresando a la normalidad.
En el dibujo estábamos los cuatro, en ese mismo salón. Me había esforzado mucho en hacerlo, incluso utilicé los mejores colores que tenía. Uhm, solo quería que fuera a agradarle a quien se lo había hecho.
— Uh… Gracias, Haruka.
Fue su respuesta, luego de observarlo por un rato y tomarlo con cuidado. Me alegré mucho más, asintiendo como si no pudiera evitar hacerlo.
— No fue nada, más bien gracias por los halagos…
— Entonces ¿ya debemos irnos, no? El sol está por ocultarse y no quiero llegar tarde a casa.
Cortó mi oración el mismo cumpleañero al instante. Las otras dos asintieron y empezaron a recoger sus cosas. Me apenaba que tuviéramos que irnos tan de pronto, aun así, al menos al regresar el próximo lunes podríamos vernos y pasar un rato juntos de nuevo. Ese pensamiento siempre me entusiasmaba, así que comencé a recoger mis cosas también.
Nosotros nos íbamos los cuatro ya que solíamos pasar el mismo puente para llegar a casa, pero ese día Ayano pareció apurarse de repente y luego de una disculpa, reverenció y salió con rapidez del salón, mencionando algo sobre la comida o por lo menos eso fue lo que escuché. Vaya, aquella frase me había causado algo de hambre, así que sobé mi estómago al verle marcharse mientras me despedía.
— Si van a tardarse tanto yo me iré adelantando.
Habló Takane acomodándose los cacos, pareciendo tararear lo que escuchaba. Como yo ya había terminado, me dispuse a seguirla de inmediato, mas sentí un jalón que me detuvo.
— Hey… Haruka, ¿puedes quedarte unos minutos más? Necesito un favor.
Casi susurró Shintaro, con una mirada seria, casi tan seria como su expresión de siempre. Sentí mucha curiosidad, y al notar que nuestra amiga se adelantaba saliendo del salón en verdad, exclamé un "¡Ya vamos!" volteando hasta el moreno unos segundos después.
— Claro… ¿Qué sucede?
Ladeé el rostro con interés, percibiendo la desaparición de calor por los rayos de sol que descendían en el aula de clases. Ya no faltaba poco para que anocheciera.
— Pues… En serio me ha gustado mucho, tu regalo, pero, ¿podrías darme otro?
Llevó ambas manos a sus bolsillos, desviando la vista por un momento hasta la ventana. Por alguna razón, mi corazón palpitó con más fuerza por ese simple comentario.
— ¿Shintaro quiere otro dibujo? No tengo problema, ¿de qué lo querría?
Coloqué la silla en donde me sentaba en su lugar, mientras llevaba el resto del pastel en mis manos. Al parecer, Shintaro no gustaba mucho de los dulces y por eso, todos habíamos quedado en que podía llevarme el resto a casa. Además, claro, de los pedazos que había tomado Ayano para sus hermanos y él para su hermana, Momo-chan.
— No se trata de un dibujo, es más, me gustaría tener ese regalo ahora mismo ¿estás de acuerdo?
No había logrado comprender de qué se trataba. Fue entonces cuando sentí mucho más interés, pestañeé y me pregunté de qué se trataría ¿querría llevarse el pastel él a la final? No iba a negárselo, era suyo después de todo. Si era posible entregarle aquel regalo en ese mismo instante no habría problema con ello. Sin embargo, me resultaba extraño que no lo hubiese pedido antes, ya que él no parecía gustar de salir tarde de clases y a este paso, probablemente Takane se molestaría por hacerla esperar tanto. Ella puede ser impaciente, pero sé que es del tipo de personas que no se iría sin decir nada, así que estaba seguro de que ella estaría en la puerta del colegio escuchando música, esperando por nosotros. Si pasaba demasiado se regresaría a buscarnos incluso.
— Ah… claro, me gustaría darle el regalo que pide Shintaro ahora.
Asentí con una sonrisa, esperando alguna indicación.
— Entonces necesito que cierres los ojos.
— ¿C-cerrar los ojos? ¿Por qué? Si Shintaro quiere llevarse el pastel puede pedírmelo…
— Creo que sabes que no me gustan los dulces, bueno… No 'esos' al menos.
Señaló el pastel, manteniéndose en la misma posición.
"¿Esos?" ¿A qué se refería? Como fuera el caso, no lograba entender nada de lo que me decía, así que solo intenté obedecer.
— Uhm… Está bien… Cerraré los ojos si Shintaro quiere~
Y eso mismo hice, aunque una vez quedé a oscuras sosteniendo el pastel, pude sentir que él se acercaba. Se acercaba más. Tanto que llegó a tocar mi rostro con sus manos y antes de darme cuenta, besar mis labios presionándoles contra los suyos.
En ese momento el pastel estuvo a punto de chocar contra el suelo si no fuera porque apreté mis manos más bien. Se separó de mí y cuando lo hizo, me atreví a abrir los ojos, observando cómo terminaba de acomodar su bolso en su hombro.
— …¿Shintaro…?
Mi boca temblaba, ni siquiera sabía si realmente se había escuchado cuando lo nombré. Él me miró como respuesta, afirmándome que había sido así. El salón se inundó de un silencio absoluto y de un momento a otro, sentí mis mejillas arder ¿por qué Shintaro me había besado? ¿Lo había hecho, verdad? ¿Y por qué me miraba tan detenidamente? ¿E-ese era el otro regalo, verdad?
Él frunció sus labios, rascando su nuca después.
— Gracias, Haruka.
Musitó movilizándose hasta la puerta del salón, sin dejarme tiempo de nada. Le miré, casi como si fuera en cámara lenta.
— Ah… No los acompañaré hoy, me iré por otro lado. Yo mismo lo aviso a Takane.
Y una vez culminó su frase, cerró la puerta del salón. Dejándome… ¿confundido?
Al final, terminé yéndome con Takane hasta casa. Ella estaba de malhumor por hacerla esperar y jaló mis mejillas, seguramente dejándolas más rojas de lo que estaban. Cuando llegué a casa me di cuenta de que mamá y papá no estaban, así que solo pasé a mi habitación luego de dejar el pastel en el refrigerador. Me recosté intentando dormir y lamentablemente, no pude, había pasado tanto tiempo esperando por la reunión, y ahora mi pecho latía con más fuerza que cuando el día había llegado al fin. Di varias vueltas en la cama pensando y pensando.
— Shintaro… fue mi primer beso.
Aunque yo mismo había mencionado aquello, y en un susurro de verdad leve, esas palabras habían sido suficientes para sonrojarme. Escondí el rostro en la cama, sin poder pensar en nada más.
"Fue mi primer beso, mi primer beso, mi primer beso"
En realidad… nunca pensé que el hecho de que él fuera mi primer beso, me gustaría tanto. Estaba feliz, aunque confundido también, no entendía por qué solo me había besado de esa forma e ido después ¿Shintaro gustaba de mí? Uh…
Y así fue mi fin de semana.
No tenía idea de cómo actuar la próxima vez que le viera, por lo que supuse que como fue un regalo de cumpleaños, debería actuar como siempre ¿no? No sabía si decir que me entristecía, pero en ese momento mis pensamientos eran un enredo totalmente complejo y que no daba indicios de recuperación. En cuanto volví al colegio, como siempre, me encontré con Takane. Saludé como de costumbre y llegamos a nuestro salón, donde el profesor Kenjirou no aparecía aún.
— Haruka… voy a echarme una siesta, si ese viejo se digna a aparecer, despiértame para darle su merecido.
Habló mientras se quedaba dormida, reí un tanto y asentí. Ella parecía ser dominante con el profesor y ella con él, ¿era una relación de dominancia? Uhm… Supongo que sería algo así. Saqué mi libreta de dibujos, notando qué bonito se veía el cielo por la ventana. Tal vez habría podido dibujarlo, no obstante, en ese momento no pude evitar terminar dibujando a Shintaro. Miré lo que hacía por un rato y luego me fijé en mi compañera de al lado. En serio me preguntaba si Takane podría ayudarme con eso del beso…
— ¡Buenos días, estudiantes! ¿Qué se siente tener un profesor tan bueno como yo, que les deja tiempo de descansar un rato antes de impartir sus conocimientos?~
Estuve a punto de saltar en mi asiento al ser sorprendido de esa manera por el profesor. Fijé mi atención en él, mientras se acercaba y acomodaba la bata que llevaba, aparentemente más blanca de lo normal.
— Al fin llegas… Creí que te echarías el día…
La chica a mi lado se quitó los audífonos, acomodándose en su asiento con pereza. Supuse que ya no podríamos hablar sobre lo que pasaba por mi mente. En cuanto el profesor empezó a hablar sobre la clase, negué un tanto, intentando concentrarme en lo que nos decía. El resto del día siguió así, hasta que…
— Buenos días, Ayano, enano ~
Takane sonrió de una forma extraña, apoyándose de su asiento un poco más. Yo en cambio, no pude evitar sonreír al verles llegar, aunque igual me puse nervioso.
— Ya te dije que tú eres más baja, ¿no deberías estar llamándome 'amo', mal perdedora?
— Cállate.
Ayano se sentó a mi lado, entregándome parte de su bento. Tan gentil como siempre, sonrió y me deseó un buen provecho mientras se disponía a comer. Yo ya había comprado pan de takoyaki, sin embargo, la comida que ella traía siempre resultaba tan deliciosa que no podía negarme a probarla. Deseé un buen provecho e hice igual, tomando los palillos con emoción.
— Haruka, buenos días.
El saludo llegó hasta mis oídos, por lo que asentí de inmediato intentando no actuar extraño, aún no estaba seguro de cómo debía actuar ante él.
— Buenos días, Shintaro…
Levanté mi mirada para encontrarme con la de él, que se había mantenido fija en mí. Luego de murmurar de forma casi imperceptible, me propuse continuar con mi comida, la cual no había probado aún. Y aunque eso hice, seguía sintiendo la mirada ajena sobre mis acciones, o tal vez fue solo mi imaginación, puesto no me atreví a confirmarlo. Al terminar de comer, Ayano y Shintaro se levantaron primero, luego de recoger sus cosas haber hablado un rato. El último, antes de ponerse de pie, pasó un papel hacia donde estaba; era blanco y con líneas azules, seguramente arrancado de su libreta de clases. No me atreví a leerlo hasta que se marcharon, mientras Takane me decía que me diera prisa porque llegaríamos tarde.
Podía distinguirse un "quédate después de clases, yo estaré en mi salón".
Me sentí aún más nervioso, preguntándome qué pasaría ahora. Se había hecho tan notable que Takane me repitió varias veces "¿estás bien?" "cuidado con esa pared" "ESTE ES EL BAÑO DE CHICAS" "HARUKA, LAS ESCALERAS" "CUIDADO" y después de actuar realmente torpe, terminé diciéndole que podía adelantarse dado que buscaría unas cosas. No me sentía bien dándole ese tipo de excusas, pero insistí porque Shintaro parecía querer que nadie más se enterara.
Como acto seguido, caminé hasta el aula donde recibían clases Ayano y él, y una vez abrí la puerta, noté que solo quedaba su persona, ubicada en el que siempre me había parecido su asiento. El cielo se veía tan naranja como el viernes, y yo estaba mucho menos tranquilo que ese día.
— Hola…
Levanté mi mano, mirándole desde mi lugar.
— Hola, Haruka… Yo… creí que no vendrías.
Comentó con una cara bastante inexpresiva. Aunque, percibí como si en realidad estuviese tan poco tranquilo como yo.
— Uhm pero ¿Shintaro quería que viniera, no? Pues aquí estoy.
Cerré la puerta, adentrándome en el salón al mismo tiempo que él se levantaba de su silla. Una vez estuve frente a él, no tan cerca, él mismo dio unos pasos más hasta acortar parte de la distancia.
— Bien… Entonces, cierra los ojos.
Mis ojos se abrieron más de lo normal, sin saber qué responder ¿haría lo mismo de nuevo? Desvié la vista hacia la ventana. No era como si no quisiera que se repitiera, es más, a lo mejor había visitado ese lugar con la esperanza de lo mismo.
— Yo… Yo no los cerraré a menos que me diga para qué quiere que los cierre, uh…
La expresión del muchacho frente a mí, cambió de forma leve. No tardó en levantar una de sus manos y llevarla hasta mi mejilla. Esta vez no desvié mi vista y me fijé en él, dejándome hacer.
— ¿Hace falta que te lo diga? C-cierra los ojos.
Para cuando había terminado de hablar, yo ya los había cerrado. Y tal como me esperé, noté que se impulsó un tanto para besarme. De nuevo sentí que el corazón saldría de mi pecho. Sin embargo, esta vez fue distinto, el contacto no fue tan corto y por si fuera poco, Shintaro comenzó a mover sus labios, haciendo que los mismos hicieran lo mismo por reacción. Sostuve su suéter del uniforme con más fuerza, intentando no quejarme por cosquilleo en mi estómago, quizás lo hice, pero este se tranquilizó una vez nos separamos.
Hice mi esfuerzo por despegarme de él, ya que no había notado que estuve a nada de abrazarme a él.
— Buen chico, gracias de nuevo.
Desordenó mi cabello y sin decir más, recogió su bolso y se fue. Dejándome solo de nuevo.
— Uhhhhhmmmmmm….
Ese día Takane también se molestó conmigo. Tampoco le quito razón, ella se quedó esperando por mí un buen tiempo, así que me disculpé durante casi todo el camino a casa.
Ya no sabía qué pensar, no importaba cuánto buscara explicármelo, no comprendía la razón de actuar de Shintaro. Conforme el tiempo pasaba más difícil se hacía sacarlo de mi cabeza y era uhm, no lo sé, solo habían sido dos veces y estaba tan feliz que al siguiente día llegué cantando al colegio. No suelo hacerlo ya que no lo hago bien en realidad, no obstante no pude evitarlo.
—Haruka, nos vemos después de clases~
Por poco cantó también, cuando me lo encontré en el pasillo.
Ese día Ayano invitó a Takane a una salida juntas, me alivié de no dejar a Takane esperando, aunque empezaba cuestionarme si debía contárselo.
Esta vez Shintaro llegó hasta mi salón, se miraba tan normal como todos los días, con aquellas ojeras rodeando sus ojos inferiormente y su cabello algo desarreglado, pero que a mí me parecía bastante bonito. Se sentó a mi lado y me miró por un buen rato, tanto que se me olvidaba que yo hacía lo mismo.
— Uh, cierra los ojos.
— Vale…
No titubeé al responder, incluso si estuve a punto de ello. En cuanto quedé a oscuras otra vez, el contrario me besó de nuevo, dedicándose a jugar con mis labios el triple de tiempo que la vez anterior. Si alguien me hubiese pedido que le describiese con exactitud cómo me estaba sintiendo, jamás lo habría conseguido. Shintaro besaba realmente bien, o al menos así me parecía. Cuando me detuve a pensar en esto, descubrí que no era esencialmente por la forma en que me besaba, sino en que era él quien lo hacía. Suspiré al sentir que se detenía y noté una última presión sobre mi boca, atrapando mis comisuras entre las suyas.
— Uuh, eso es raro.
Confesé a poca distancia, es que en realidad me había parecido así. Además de que solía temblar, esa acción me había causado un fuerte escalofrío sin ninguna duda.
— ¿Raro? ¿No te gusta?
Interrogó el otro chico de cabello oscuro, observándome fijo. No era justo que me mirara así justo cuando mis mejillas estuvieran tan rosadas.
— No es eso, es raro. Pero si Shintaro lo hace está bien, supongo…
— "Si lo hago está bien", no siempre es así. Bueno…
Se levantó de su silla, recogiendo su bolso, como las otras dos veces. Esta vez yo hice lo mismo y antes de que dijera algo como 'gracias' le pedí que camináramos a casa juntos. Incluso después de hacerlo, no tenía muy claro qué era lo que él sentía por mí. Tal vez yo debía decírselo, ¿no?
El resto de la semana, Shintaro me estuvo diciendo que quería hablar conmigo antes de irnos. También empezamos a hablar más y estar más juntos. Aunque me pidió que no le contara a nadie lo que estábamos haciendo.
...Besos, succiones, lamidas, presiones. No solo en mis labios, porque pasaron a mi boca también.
La verdad, me avergüenza un poco recordar todas las veces que me ha besado, pero de alguna forma me han hecho muy feliz, el simple hecho de que él me bese me alegra el día y me hace despertar más temprano de lo habitual.
Me enamoré perdidamente de él.
Sin ser novios, sin saber si seguíamos siendo amigos.
Quisiera contarle a los demás cuánto me gusta Shintaro, o escuchar alguna vez, que yo le gusto… Siempre me dice cosas como "eres tan lindo" "eres muy tierno", pero ¿eso significa que somos pareja?
Hoy, posterior a haberme salvado por segunda vez del coche de helados, decidí preguntárselo directamente.
Con la oportunidad de que estábamos presentando un examen y el profesor me dejó ir más temprano al terminarlo, le deseé todo el éxito a Takane mientras seguía allí y fui hasta el techo del lugar, donde quedamos en encontrarnos luego.
Termino el segundo capítulo y lo subo. Asdasdas.
Espero te guste, husbando -cries-
Muchas gracias a todos por leer también.
