Este fanfic participa en el tercer desafío de la página de facebook Es De Fanfics.
Desafío: Desarrollar entre 100 a 500 palabras, una pequeña historia que se base en lo siguiente:
"Lo/a conocí en la calle, le pregunté qué hora era y sólo me apuntó al reloj de la plaza central."
Total de palabras: 376
Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen.
Capítulo único
Casualidad
.
. .
. . .
. . . .
"¡Éste día no podía haber comenzado de peor manera! ¡Odio el día en que tiré mi reloj despertador por la ventana!
Me levanté de la cama, con la rapidez en que un guepardo corre para atrapar su presa y me metí al baño para darme una ducha.
¡El agua estaba helada!
Pero casi no me importó y me duché en menos tiempo de lo que canta un gallo. Me cambié lo más rápido que pude, tomé una tostada que mi madre había hecho, y salí corriendo mientras aún intentaba abrochar de manera correcta mi camisa y comer la tostada que tenía en la boca, siendo mi único desayuno.
En lo que iba ya de camino a la oficina, me regresé al menos tres veces a mi casa por olvidarme la cartera y también arreglarme un poco el cabello y otros pormenores. Y ahora llegaba, un mínimo de quince minutos tarde a mi oficina. ¡Mi jefe me iba a matar!
O eso fue lo que pensé, porque cuando llegué, vi todo aún cerrado y un enorme cartel que decía con letras gigantes: "CERRADO POR FUMIGACIÓN".
Por un lado sentí un alivio enorme y por otro, me sentí furiosa. ¡Podrían haberme avisado!
Aunque... Ahora que lo pienso, no he visto mi celular en todo el día. Entonces lo busqué, y lo busqué y volví a buscarlo, para darme cuenta que lo había dejado debajo de mi almohada.
Entonces, completamente rendida, caminé lentamente de regreso a mi casa. En el camino, un auto me salpicó con una asquerosa agua sucia y uno de mis tacones se rompió. Y mi cabello rosa ahora se veía opaco y sin vida. En un momento dado, llegué al parque, miré al cielo que sin darme cuenta había comenzado a oscurecer y volví mi vista hacia el frente. Vi un muchacho que caminaba hacia el lado contrario y me le acerqué, con algo de vergüenza..."
― ¡Abuela! ¿Cuándo llegas a la parte en que conoces al abuelo?
― Tí, ¿cuándo?
― Ya estaba a punto de llegar.
― ¿Y dónde dijiste que lo conociste?
― Ya voy a eso, ¿dónde me quedé? Ah, sí...
"Lo conocí en la calle, le pregunté qué hora era y sólo me apuntó al reloj de la plaza central."
. . . .
. . .
. .
.
Gracias por leer. Hasta la próxima.
