Aquí estoy de nuevo con otro fic. Éste es a partir del séptimo libro, pero sin contar con el epílogo. Es slash, Harry/Draco, de modo que si no te gusta el género, no pasa nada y vete tranquilamente. Y si te gusta, bienvenido/a.


Bésame, ¡bésame ya!

1. Cho Chang

Se despertó angustiado. Había dormido demasiado. ¡Qué tarde era! ¿Cómo había sido capaz de quedarse dormido? ¡Estaban en guerra!

Harry corrió al baño, se duchó y se vistió. Salió y se golpeó con el baúl de uno de sus compañeros de habitación. Y entonces, y sólo entonces, se permitió mirar a su alrededor. Todos los habitantes de aquellas camas dormían profundamente. La dura realidad golpeó a Harry con un mazo. Inspiró dos, tres veces. Se frotó las sienes y comenzó a desabrocharse la túnica.

Ya no estaban en guerra, ya no estaba Voldemort, ya no era necesario estar en alerta permanente. Ya no importaba despertarse temprano, ya daba igual llevar la varita a todas partes. Ya no tenía que preocuparse de si le había pasado algo a algún ser querido o si él mismo sobreviviría a un nuevo enfrentamiento. Ya no. Pero Harry continuaba haciéndolo.

Dejó la ropa sobre la cama, pero guardó la varita en el bolsillo. Miró de nuevo a sus compañeros. Todos dormían. Harry suspiró, ¿cuánto tiempo tendría que esperar él para poder dormir bien otra vez? Nadie lo sabía y él menos que nadie.

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Habían pasado dos semanas desde que todo había terminado. Finalmente, había logrado vencer a Voldemort y la guerra había terminado. Al menos en parte, puesto que aún quedaban algunos mortífagos escondidos con ganas de venganza. Pero poco a poco, y gracias a las ayuda conjunta de la Orden y de los aurores, la amenaza que éstos representaban iba remitiendo.

Harry bajó las escaleras camino a la Sala Común. Estaba desierta, tal y como había imaginado que estaría.

Desde que la guerra había llegado a su fin, eran muchas las familias mágicas que se habían ido con sus hijos. Algunos de vacaciones, otros con familiares a otros países… pero todos tenían la misma razón: olvidar cuanto antes todo lo que habían pasado. Harry les comprendía; quizás si él hubiera tenido una familia también ellos habrían hecho lo mismo. Por supuesto, también había muchas familias que se habían quedado. Aquellas que preferían ayudar a reconstruir y sobretodo, aquellas que tenían familiares a los que enterrar.

Harry atravesó el cuadro de la Sra. Gorda y comenzó a caminar en dirección al Gran Comedor. Con un poco de suerte, podría desayunar sin que nadie se le acercase a darle las gracias o a preguntarle si estaba bien.

Dobló la esquina del corredor que llevaba al Gran Comedor y se encontró de frente a Cho Chang. Harry parpadeó un instante y se quedó un poco paralizado. Ya no recordaba cual había sido la última vez que había hablado con la chica que estaba delante de él. Ésta sonrió tristemente.

—Menuda manera de encontrarnos de nuevo, ¿eh?

Harry le dio una sonrisa ladeada y asintió. Ella asintió de vuelta, miró hacia una ventana y suspiró. Luego le dirigió una mirada preocupada.

—Supongo que te lo habrán preguntado mucho últimamente, pero ¿cómo estás?

El Gryffindor se hincó de hombros.

—Bien —dijo con un suspiro y luego añadió—: No todo lo bien que me gustaría ni tan mal como habría creído.

—En resumen, estás bien —Harry asintió. Cho sonrió un poco más alegre—. Eso es bueno.

De repente, se quedaron mirando sin saber que decir. Las preguntas de cortesía estaban hechas. O se despedían o se introducían en temas más serios. Cho fue la que se tiró a la piscina.

—¿Te apetece dar una vuelta o desayunar?

Harry asintió sonriente.

—Ambas estarían bien.

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Un par de horas después, cuando Ron le preguntase dónde había estado, Harry le respondería:

—Charlando con una vieja amiga.