Nada me pertenece.

Eso cambia las cosas.

—Bella, no quiero que me acompañes — lo dijo de forma lenta y sin apartar la mirada de mi, probablemente queriéndose asegurar que entendiera el mensaje.

Analice cada palabra, buscándole un sentido y estudie su tono buscando alguna falla o debilidad que me demostrara lo contrario. Nada. Lo que decía no tenia sentido para mí. Y no se escuchaba otra cosa que seguridad en su voz.

Como podía ser que hace tan solo unos días me declaraba su amor con locura, una y otra vez y ahora…

Y fue ahí cuando entendí el mensaje.

— ¿Tú... no... Me quieres? — Intente que sonara como una afirmación ya que no era una pregunta que requería su respuesta. Yo lo sabía. Siempre lo supe. No me quiere, nunca me quiso.

—No. - lo dijo firme y de una forma tan natural que era imposible no creerle. Además su fachada despreocupada, apoyado en el árbol, luciendo… ¿aburrido? Solo vi ese frio y desprecio en sus ojos cuando nos conocimos, asique ahora como en aquel momento…

Me desprecia.

—Bien, eso cambia las cosas —

Oh, si… eso cambiaba todo. Despreciaba mis palabras, las promesas, el tiempo juntos, mi vida – la que puse en juego por el. -, me despreciaba a mi, a nuestro amor, mi amor.

Miro entre los arboles, buscando algo. ¿Alguna estúpida escusa más para echarme en cara?

—En cierto modo, te he querido, por supuesto, pero lo que pasó la otra noche me hizo darme cuenta de que necesito un cambio. – ¿sangre nueva con la cual torturarte u otra tonta de la cual reírte? - Porque me he cansado de intentar ser lo que no soy. – Un monstruo, una basura! - No soy humano. – No, y esa va a ser mi perdición. - He permitido que esto llegara demasiado lejos y lo lamento mucho. –

Si, su engaño llego demasiado lejos pero mi odio también. Saber lo que sentí, lo que duele y se que ambas cosas siempre van a estar en mi, mientras el perfecto vampiro inmortal sigue burlándose de mi y otras tantas personas sin poder hacer nada con al respecto.

Esto no se va a quedar así.

—No — Me dije a mi misma. La estúpida Bella acababa de morir. No necesito colmillos ni superfuerza para matarme, solo palabras. No podía permitir que siguiera con esto, no podía permitirle matar la poca cordura que quedaba en mí. — No lo hagas. – le advertí.

Me observo como si fuese un juego de ajedrez, pensando cual seria el mejor movimiento para derribarme. Y lo encontró.

—No me convienes, Bella.

Ok, esa no era una estúpida escusa, era simplemente… la verdad. No le convenía, era una simple y aburrida mortal de un pueblucho. El podía tener a quien quisiera ¿Por qué iba a ser yo? Pero no pudo jugar con otra, engañar a otra… tenia que ser a mi ¿verdad?

Me juro amor eterno una y otra vez, solo para reírse en mi cara todas esas veces. Amor, por favor!. Eran las palabras mágicas para tenerme a sus pies y burlarse de mí un rato, un buen rato. Pero ya ni siquiera le servía para eso, y para lo que le podría llegar a interesar a cualquier adolescente normal para el podría costar un asesinato, no es que le importara mi vida ni mucho menos, no me hacia falsas ilusiones, tan solo seria un problema, mas de lo que ya lo soy.

Nunca hubo amor de su parte. Solo curiosidad. Le resultaba un interesante, especial. Mi mente era un misterio según decía. Se canso de utilizarme como experimento Mi mente ya no era un misterio, solo vacio y absurdo silencio para el.

Iba a decirle todo lo que pensaba, echarle en cara cada palabra suya. Quería que supiese que no me engaño, no ahora al menos, en el final. Pero solo serviría para que siga divirtiéndose a costa mía, se regocijaría sabiendo que su traición me duele aun mas de lo que el piensa.

—Si es eso lo que quieres. – escupí las palabras como si fuesen veneno.

¡Asintió sin siquiera mirarme a los ojos el muy cobarde!

—Me gustaría pedirte un favor, a pesar de todo, si no es demasiado — dijo.

¿Qué? Esto es un chiste ¿verdad? Me matas en vida ¿y me queres pedir un favor? Pero aun así…

—Lo que quieras — mentí. Necesitaba escucharlo. Sabía que no lo escucharía otra vez, al menos en un largo tiempo. Tal vez era la necesidad de grabarme su voz para torturarme o la vaga ilusión de…

Se veía… ¿relajado? Asique todavía le gustaba pensar que me tenia bajo su poder…

—No hagas nada desesperado o estúpido — exigió —. ¿Entiendes lo que te digo?

¿No hablar de el? ¿De su familia? ¿De lo peligroso que resultaban? o ¿De cómo fue el que le dio un sentido a mi vida y quien la arruino en un segundo? ¿No quería que me suicidara así Charlie no lo buscaba para culparlo?

Asentí. No iba a hacer nada de eso. No serviría de nada, no quería dañar a su familia, ni a Charlie ni a Renee.Tampoco ganaría nada actuando de forma tan estúpida e infantil. Tengo que hacerlo mejor. Voy a hacerlo mejor.

—Me refiero a Charlie, por supuesto, te necesita y has de cuidarte por él.

Claro, Charlie… como si te importara.

—Lo haré — afirme. Después de todo no estaba mintiendo, no iba a hacer nada estúpido. Iba a pensarlo todo muy bien.

—Te haré una promesa a cambio —dijo—. Te garantizo que no volverás a verme. No regresaré ni volveré a hacerte pasar por todo esto. Podrás retomar tu vida sin que yo interfiera para nada. Será como si nunca hubiese existido.

Mentiroso.

Será como si nunca hubiese existido.

Las palabras resonaban en mi cabeza una y otra vez. Miente! ¡Sabiendo que es una promesa que nunca va a poder cumplir! Nuevamente quería gritarle decirle que dejara de mentir, que solo estaba empeorando las cosas para los dos.

—No te preocupes. Eres humana y tu memoria es un auténtico colador. A ustedes, el tiempo les cura todas las heridas.

No, no esta vez. No en mí. Lo único que se asemeja a un colador en mi es mi corazón, y todo por cortesía suya, y si, también de mi memoria por recordarme sus palabras, sus abrazos, sus besos que son, fueron y serán una mentira.

— ¿Y tus recuerdos? —le pregunté. Necesitaba saber que el no me iba a olvidar, tal vez no recordaría como yo cada pequeña cosa que me dijo o hizo, pero yo me encargaría de recordárselas y que pagara por cada una.

—Bueno. Yo no olvidaré, pero los de mi clase... nos distraemos con suma facilidad. – Otra distracción como yo, tal vez alguna vampira con la que no tenga que tener cuidado para evitar dejar un cadáver.

Sonrió.

Probablemente pensando en su nueva victima y en las diferentes formas de conquistarla para que caiga en su juego.

—Supongo que eso es todo. No te molestaremos más.

¿Molestaremos? No, no, no… por favor no. Alice…

—No. Los demás se han ido. Yo me he quedado para decirte adiós.

— ¿Alice se ha ido? — no podía creerlo, creía que ella… creí en ella. En ellos.

—Ella quería despedirse, pero la convencí de que una ruptura limpia sería mejor para ti.

¿Tampoco le importaba a Alice? Mierda. Todos ellos se burlaron de mí, disfrutaron reírse de la estúpida humana.

Definitivamente tenia que hacer algo. No son los únicos, y con mi suerte tenia que haber alguno dispuesto a beber mi sangre, solo es cuestión de tiempo y paciencia. Iba a tomarme el tiempo necesario para pensar bien todo, tenían la eternidad para recordarme y reírse de mí. Yo iba a encargarme de conseguir mi eternidad para vengarme.

—Adiós, Bella

Adiós Edward… hasta pronto.

Es mi primer fic (o intento de) esta lleno de errores y todo, lo se. Pero me gustaria mucho saber su opinion.

Siempre renegue de la actitud que tomo Bella, entiendo que sino no hay saga… pero al menos un poco de amor propio, no? Asique tenia ganas de cambiar por un segundo por lo menos las cosas.

Espero que les guste.

Saludos.

Cristal.