Bueno, este es mi primer One-shot. Para ser sincera lo escribí con un poco de apuro, tal vez por eso hayan algunos errores. Aún así me gustaría que quien lo lea me ayude a notarlos y a corregirlos, estaría muy agradecida. También agradecería mucho si alguien puede explicarme un poco como utilizar fanfiction, pues soy nueva y no se bien como funciona. :P


Los personajes de NARUTO no me pertenecen, su historia tampoco. Pertenecen a Masashi Kishimoto-sensei. :D


Te amo

Allí estaba el, nuevamente en la misma situación. Dejando una vez más su aldea, con ella viendo su partida, también estaban su maestro y su único mejor amigo, pero su presencia era la que hacía que recuerde la noche en que abandono su aldea, la noche que se dejó cegar por la venganza y opto por un camino oscuro que le separo de los pocos lazos que había podido formar luego de lo que había hecho su hermano.

Podía recordar perfectamente aquella noche. Porque ella estaba presente, porque solo ella pudo descifrar sus pensamientos y sus planes, y solo ella estuvo allí, en ese camino, esperándolo para intentar, sin conseguirlo, evitar que partiera.

El jamás espero que eso ocurriese, pues, todavía no había cortado en su totalidad los lazos que le unían a su equipo y por ello se le hacía difícil abandonar su aldea. Pero cuando la vio a ella allí, descubrió que iba a ser casi imposible para el poder escapar de sus sentimientos y emociones y poder dirigirse a cumplir su objetivo. Justo en ese instante se dio cuenta de por qué ella era una molestia, porque era tan odiosa para él. Y no, no era porque siempre le seguía, ni porque podía molestarle al punto de ser hostigosa. No. No era eso. Era algo más, algo distinto, pero a la vez, bastante similar. Descubrió que la única razón por la que se molestaba tanto con ella, era porque no podía dejar de sentir más la necesidad de tenerla cerca, porque ella no dejaba de aparecer en sus pensamientos, así ya no estuviese con él, porque ella se había vuelto parte vital de su mundo. Pero no podía quedarse en la aldea por ella, ni tampoco llevarla con el cómo le pedía. Eso hubiese sido demasiado egoísta.

Jamás podría quedarse allí, a sabiendas que aun debía vengar a su clan. No quería involucrar a nadie más, su orgullo no le permitía aceptar ayuda de alguien ajeno a la situación, no quería involucrar a nadie, mucho menos a ella, no quería que le pasara nada, no podría seguir con su vida si ella fuese lastimada por su culpa. Aunque eso era lo que pasaba en ese momento cuando dejaba la aldea, ¿no? Ella sufría por su culpa, un dolor incluso peor que el físico. Pues él estaba rechazando de la forma más fría posible sus sentimientos y ella estaba llorando. Esas lágrimas cada vez hacían más difícil su partida, si no hacía algo, no podría dejarla y todo su plan de venganza se iría al traste. El juro vengar a su clan y eso haría, aunque tuviese que luchar contra ese sentimiento que no lo dejaba en paz. La golpeo para que durmiese y no tuviera que sufrir el verlo partir. Aunque el sí que tendría que sufrir, pues el tenerla en sus brazos por un momento hacia que no quisiera soltarla nunca, pero debía hacerlo. Así que con toda la fuerza de voluntad que tenía y ese deseo oscuro que lo movía, la coloco en la banca. Sus labios. De repente fue lo único que vio y, por primera y posiblemente ultima vez, se dejó llevar por sus deseos y unió los suyos con los de ella en un roce tan ligero que a duras penas pudo sentirla, pero eso le bastaba para calmar sus ansias. O al menos para engañarse a sí mismo, creyendo eso.

Caminar lejos de ella fue lo más tortuoso que haya tenido que hacer, además de tener que actuar frio y serio mientras sentía su corazón palpitar fuerte por las palabras de la única mujer que pudo tener un lugar en su corazón después de su madre. Pero, nuevamente, su hermano, su pasado, el rencor, la ira, el odio seguían siendo más fuertes. Y la abandono. A ella y también a su equipo y a su aldea. Sabía que tal vez nunca podría volver. Sabía que de seguro sentiría deseos de verla otra vez, pero estaba seguro de que si eso sucedía, no sería un encuentro amistoso, mucho menos romántico. Sería probablemente una batalla en la que tendría que seguir siendo tan gélido como siempre. Y así sucedió. Se encontró con su equipo repetidas ocasiones, en las que siempre tuvo que ser como una marioneta, inexpresivo, frio y calculador. Pensó que si le quitaba la vida, todo terminaría y ya no sería atormentado por ese sentimiento que no desaparecía ni con el odio creciente, ni con el tiempo, n con el espacio, ni con nada. Pero no fue capaz. Parecía que iba a hacerlo, pero cuando él lo detuvo, se dio cuenta de que su aparición no hubiese sido necesaria, porque jamás habría podido lastimarla. Y cuando ella intento hacer lo mismo con él, vio que tampoco ella había podido eliminar aquel molesto sentimiento. Ambos estaban atascados... Eran enemigos, pero no podían herirse. ¿Por qué era esto tan molesto? ¿Por qué no podía simplemente deshacerse de su maldito corazón y de ella? Fácil, lo sabía. El NO quería que eso sucediera. No podía. No podía hacer nada contra ella aunque intentase mostrar lo contrario. La llevo en su mente todos esos años, y jamás la olvidaría. Aunque tuviese que morir pensando que tal vez algún día ella lo odiaría y ya no habría más aquel sentimiento.

Pero no. Ella jamás dejo de sentir eso por él. Ella siempre sintió su corazón latir fuerte por él. Ella siempre siguió amándolo. Aunque él no lo merecía. No merecía ese sentimiento hacia él, no merecía que una mujer tan fuerte, valiente, inteligente y hermosa lo amara y aún más, que sufriera por él. Pero jamás dejo de hacerlo. Y, ahora él se lo agradece profundamente. En la guerra si no hubiese estado ella, junto con su amigo y su sensei, no habría tenido el valor de seguir luchando, no hubiese tenido el valor de cambiar y menos aún, pedir perdón. Él era muy orgulloso, jamás se hubiera disculpado si ella no hubiese mostrado preocupación por el, a pesar de como actuó hasta ese momento. Y se hubiese arrepentido de haberlo dicho de no haber visto las lágrimas de felicidad en sus mejillas. Esas lágrimas, que alguna vez eran de desesperación, agonía y dolor, ahora se habían vuelto más alegres, más gratas, por tan solo un par de palabras que salieron de su boca. Definitivamente, ella era su mundo y esta vez, no cometería otro error, no la decepcionaría más, no dejaría que sufriera más por él.

Pero eso tendría que esperar, ahora debía partir una vez más. Para comprender sus faltas y corregir las que pudiera. Las que no, tendría que dejarlas en el pasado y aprender de ellas. Mientras se alejaba de su aldea, pensando en ello, pensando en ella, en Sakura, decidió que al volver, jamás se alejaría de ella. Nunca más. La necesitaba y ya había estado demasiado sin su presencia, su calidez su exquisito aroma. Su hermoso cabello, su suave tez, sus hermosos orbes. Su perfección absoluta. Eran su necesidad, pero lo que más añoraba era su amor. No quería que sufriera más y cuando volviera, le daría todo lo que ella alguna vez le dio, no permitiría que ella sufriera más. Nunca más. Tal vez Naruto fue una gran influencia en él y le ayudo mucho a volver a sus cabales y a razonar sus acciones, pero Sakura, ella era su razón de vivir. Tal vez jamás lo demostró, era orgulloso, siempre se lo repetía, pero también se repetía siempre que no la dejaría jamás escapar de su mente ni de su corazón, y ahora, que había podido arreglar las cosas a pesar de sus terribles acciones, no la dejaría escapar de su lado. Pues sabía lo que sentía, ahora lo entendía perfectamente. Si, antes conocía que sentía algo muy fuerte por ella. Pero ahora sabía bien como definir a aquel sentimiento tan cálido y doloroso al mismo tiempo. Sabía lo que sentía. La amaba. Se lo diría cuando regresara. Le diría "te amo" y permanecería por siempre a su lado.

Te amo Sakura. Gracias por todo.