Un Accidente:

Observó cómo se caía al suelo el vaso de cristal, haciéndose, en un instante, mil añicos regados por el suelo junto con el zumo de naranja. Él se sorprendió por lo torpes que podían ser los niños; sin embargo no dijo nada, decidió ver la reacción de su mujer que estaba a su lado.

-¿Te has hecho daño?- preguntó la morena.

-N-No…- los ojos del pequeño niño que no pasaba la edad de los 5 años comenzaban a lagrimear.

-No llores cariño, fue un accidente a todos nos pasa- y volteando hacia el peliverde le preguntó- ¿verdad Zoro?

-Tsk, lo que ha echo es una estupidez- Este comentario provocó que el niño rompiera en llanto, y también que un brazo fleur apareciera en el hombro del espadachín y comenzara a jalarle la oreja.

-Fufufu tu padre está que miente, una vez a él también le pasó lo mismo que a ti, solo que él ya estaba bien grande para cometer esos accidentes- relató Robin, invitando al pequeño a sentarse en su regazo.

-Oi el mío si fue un accidente- reclamó Zoro.

-Verás después de un tiempo de unirme a la tripu-

-No digas nada mujer- le cortó Zoro

-Fufufu otro día te lo contaré Ryu- dijo Robin dándole un beso en la frente a su pequeño. Mientras unas manos fleur limpiaban el accidente.

-Lo siento- dijo el pequeño pelinegro.

-Las cosas se compran. Ya vete a jugar- exclamó el peliverde, era un poco tosco con su hijo pero si lo quería.

-Sí- Ryu abrazó a su madre y salió de la cocina- Oi tío Luffy ¿Qué estás jugando?

Mientras la arqueóloga terminaba su café, el peliverde la miraba y pensó en lo sucedido, mostró una sonrisa estúpida al pensar como había formado una familia con una mujer espectacular. De repente Robin le miró y le guiñó el ojo, provocando un sonrojo en el espadachín.


-¿Por qué no me dejaste contarle?- preguntó la morena.

-Es muy vergonzoso- contestó Zoro, sentándose en la cama.

Robin no contestó, al parecer se había enfocado en su lectura, lo típico de su morena antes de dormir.

-¿Te vas a echar o piensas mirarme toda la noche?- preguntó Robin con un tono sarcástico.

-Tsk- fue lo único que respondió él y se echó en las piernas de la arqueóloga. Así le gustaba estar cuando ella leía.

-No creo que sea vergonzoso decir que se te cayó un vaso de nervios cuando aún negabas que estabas enamorado de mí- soltó Robin, dejando el libro en la mesita de noche.

-¡Robin!- dijo el kengou.

-Zoro… me has gritado- contestó Robin haciendo un puchero, que terminó siendo algo irresistible para el peliverde.

-Lo siento, amor- le dijo mientras se acercaba a sus labios para luego besarla tiernamente.

DAS ENDE


One-shot que me inspire de la nada xD, espero que les halla gustado sobre esta family.

Dejen sus reviews mis rebeldes x3

Bye Bye