Canción de cuna para un ángel caído

En una noche de luna llena, la monarca del Reino de los ángeles de gracia y amabilidad de cabellos blancos con un mechón de su fleco negro azabache con alas blancas cual nieve; salió al balcón de su habitación admirando la luna con una mirada triste y melancólica, recordando el día que su vida se hizo gris, empezó a cantar una melodía que representaba aquel día.

Este destino ha sido tan cruel, como puede echarte de aquí. No se cómo fue y te castigue, la culpa me mata sin ver.

Más en esta noche te vengo a cantar y te vengo a acompañar con esta canción y con mi amor te quiero acunar al dormir…

Sus recuerdos antes de aquel día empezaron a llegar. El día de su coronación, el momento en que su hermano mayor le cedió el trono, aun por la ley regente del primogénito, por el bienestar de su pueblo.

Todos los ángeles se alegraban de tenerla como su reina, para ella lo mejor fue tener a su hermano como su consejero, para que nunca se sintiera sola y sin apoyo alguno.

Hubo un ángel precioso cual sol, miro a su reino y pensó: Seguro que no hay un ángel tan bello y querido como siempre he sido yo…

Ella era feliz por el amor y alegría que sus súbitos le daban, como todos los días junto a su inseparable hermano mayor visitaban varios lugares del reino, ella no notaba que algunos ángeles miraban a su hermano con ira y desprecio, razón por el cual le cedió el trono a su hermana, fue el simple hecho de nacer con alas de color negro al igual que su cabello azabache y los ojos de color rojos. Que, al contrario de él, su hermana tenía sus alas cual nieve, ojos marrones y cabellos completamente blancos.

Su gloria y su luz eran abismales igual que su sombra al pasar, no vio que su hermano caía sin más en la noche y en la negra oscuridad…

Al paso del tiempo amaba el hecho se haberse convertido en la gobernante del reino de los ángeles, pero logro ver que su hermano parecía distanciarse de ella y evitaba todo contacto con otros ángeles, pero creía que solo necesitaba su espacio así que lo ignoro.

El hermano mayor se sentía solo y triste por no tener amigo alguno en lo se suponía que era su hogar, lo único que lo reconfortaba de las miradas de odio y palabras; era que cuando nadie estaba despierto podía bajar al reino de los humanos, en el cual había entablado una amistad con un shinigami que nunca lo juzgaba por su apariencia en especial sus alas. Para un ángel sus alas lo son todo.

Pronto el ángel noto que a su hermano la espalda le daban sin más y tampoco ella lo quiso ayudar hundiendo a su hermano en su infelicidad…

¿Hermano te ocurre algo? Le pregunta la menor desde el marco de la puerta de la habitación, al ver que este se abrazaba así mismo con sus negras alas

-Nada

- ¡Tú no nunca actúas así, por favor dime que te pasa!

El mayor más que enojado estaba triste y solo le grito:

- ¡Déjame en paz, aunque te lo diga tu no entenderías! ¡Así que vete de mi cuarto!

- ¡No me iré hasta que me digas lo que te entristece! Se sentía sorprendida, nunca en su larga vida él le había levantado la voz ni aun cuando lo molestaba de niños.

- ¡Lárgate!

- ¡No lo haré!

El mayor de manera rápida la empujo y azoto la puerta de la alcoba dejando a su hermana impresionada para cambiar su expresión a una triste, jamás había dejado un problema entre ellos sin terminar, se decidió por alejarse de la puerta e irse a su recamara no sin antes decir:

"No importa cuál sea el problema que te aflige siempre estaré aquí para apoyarte y no dejarte solo".

Mas tal es la luz tan dulce y tan bella que la hacen a una cegar, y es que esta idiota no pudo para a su hermano que se destruía sin más…

Esa noche el de alas negras decidió que dejaría el reino y viviría en la de los humanos, no soportaba más el odio del resto de los habitantes, por lo que tomo solo lo más importante un diario que escondía entre la cama y la pared junto a dos rosas morada casi negra y una blanca.

Duérmete Raven te vengo a cantar, duérmete y te arropare.

El viento llevara esta canción los cielos te llevan mi voz, en su interior se respira la paz más llevan mi pena y pesar; Raven te quieren más de lo que crees no pienses en la soledad…

La joven monarca dormía y sin darse cuenta que su hermano salía del castillo dispuesto a irse, no sin antes dejar en su cuarto una carta para ella, el no noto que los guardias lo habían visto salir por lo que pensaron que era el mejor momento para deshacerse de él y que no siguiera haciendo "impuro" el reino.

Al notar que lo seguían acelero su vuelo para escapar, más le pisaban los talones, de sorpresa dos de ellos lo atraparon antes de que logra sumergirse entre las nubes que ocultaba el territorio de los cielos.

Aun luchando por liberarse, lo sujetaban de manera en que ni siquiera lograra mover sus alas, el líder de sus captores imagino el peor de los sufrimientos para un ángel y solo sonrió de manera cínica, se puso detrás del ángel negro tomando ambas alas y con una espada que tenia se las corto sin importar el dolor no solo físico si no también emocional de lo que si no hubiera tenido sus hermosas alas de color negras a unas blancas, talvez habría tenido el amor y alegría que solo a su querida hermana daban.

Los dos guardias lo soltaron viéndolo caer hacia la tierra perdiéndose entre las nubes, regresaron a sus puestos con una mira cómplice entre ellos.

Y perdona por tan ciega estar…

Solo sentía el dolor en donde se suponía que tenía sus alas, logro ver que casi tocaba el suelo esperando su muerte más nunca el impacto llego, solo para ver que su único amigo el shinigami lo tenía agarrado de sus ensangrentadas ropas, este se encontraba trabajando recolectando almas cuando vio que plumas negras caían suavemente, pero estas estaban manchadas de sangre, solo había un ser que conocía que poseía plumas negras, rápido subió a una de las ramas de un árbol cercano para atrapar de la ropa a su herido amigo.

¿¡Por dios que Raven que te paso!?

Él no consiguió respuesta alguna solo vio que le daba la espalda donde el siempre veía sus negras alas ahora solo veía un corte y que parecía demasiado doloroso. El antiguo ángel no espero que dijese algo, con lo último de sus fuerzas tomo la frente del joven shinigami y le borro la memoria, pero solo de su existencia, jamás recordaría cuando y como lo conoció.

Para un ángel el cortarle las alas es convertirlo en un ángel caído en otras palabras: un demonio.

Se alejó del lugar, no quería que su único amigo fuera un renegado, ya que los demonios y shinigamis eran enemigos a muerte, prefirió que lo odiara por ser un demonio, a que sufriera por tener que matarlo.

Los años que pasan ¿dónde quedaran?, si nunca pensaba que sola iba estar que estos inviernos nunca pasaran, te añoro, te quiero, aunque ya no estas…

Ten dulces sueños, mi querer en tu cuna de luz, lunar, no tengas miedo, ni pesar que cuando sueñe volare contigo allí, allí, allí, allí…

Tres siglos pasaron para que lograra controlar a la perfección su nueva naturaleza lo único que lo entristecía era no poder volar más, en una noche de luna llena, encontró a un niño a punto de ser sacrificado, puede que se haya convertido en un ser de oscuridad, pero aun dentro de él había el poco sentimiento de protección que solía antes tener. Irrumpió la habitación y lo cubrió de obscuridad y le ofreció al niño un contrato el cual sin más acepto y como primera orden mato a todos los que lo habían humillado, lo saco y se convirtió en su mayordomo siempre aparentando no tener emociones ni nada parecido y como todo demonio era buen mentiroso y se alegraba en que su amo no le preguntara de su pasado.

Solo esperaba que su pequeña hermana Ciela Michaels lograra haber visto su carta…

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(Canción de donde me inspire, para el fic, solo cambie un poco la letra)