Esclavitud

No puede siquiera mirarlo a los ojos. Agacha la vista tan voluntaria como involuntariamente, sin entender aún lo que se lo impide.

Si, mi Señor.

Al darse la vuelta lo comprende. Siempre lo ve de espaldas, frío, imponente, omnipotente, emanando poder. Nunca ha podido negarse ese placer, el admirarle, el contemplarle frente a ella.

Ahora retírate.

Sí, mi Señor.

"Mi Señor", siempre lo será y siempre lo fue para ella, lo siente, lo vive, lo ve. Nunca ha comprendido por qué no lo supo desde que tenía conciencia: por qué no dijo su nombre apenas pudo hablar; sospecha que sí.

Se levanta con las rodillas doloridas por el apoyo y el cansancio de tener que quedarse tanto de rodillas ante Él. Es un deleite, un éxtasis que adora y acaricia cada noche en la que no puede dormir.

"Mi Señor", las palabras hacen eco en su mente más que en la lúgubre y oscura sala en la que fueron pronunciadas; suena a …sumisión, servidumbre, humillación, debilidad, veneración y…suena a esclavitud.

Sonrie mientras siente que la fina capa de terciopelo negro cosquillea sus tobillos al volverse hacia la salida. Esclavitud; es una esclava, siempre lo ha sido, pero no con la clase de esclavitud que encadena y retiene en contra de la voluntad, es la clase de esclavitud por la que se entrega completamente y por la que está dispuesta a dar la vida.

"Esclavitud", piensa de nuevo y sonrie con esa sonrisa oscura; ella diría "Placer".

Es es una esclava para Él, dispuesta a obedecerlo en todo; es una esclava de sus pedidos y sus deseos, y se siente tan esclava como se siente noble para todos los demás; una ambivalencia, esclava y noble.

Suspira caminando, sintiéndose satisfecha de ser esclava.

No hay mejor que ser la esclava del Poder.