CAPITULO I
Narita, Japón.
Kagome corría por las nevadas calles del centro, directo hacia su trabajo, al cual iba tarde. Vivía a unas cuantas cuadras de la pequeña empresa de construcción en la cual era recepcionista, la ciudad era pequeña, así que para una casi graduada de Todai que volvía a su ciudad natal siguiendo a su novio, era lo mejor a lo que podía aspirar.
Abrió la puerta precipitadamente y su vista se fijó en el reloj mural – ¡Si! – dijo sonriente.
-¡Llegaste, muy bien! – felicitó Sango desde atrás del mesón de recepción.
La azabache se acercó sonriente y se sentó en su lugar de trabajo, junto a su amiga - ¿Pasaste buen fin de semana? – le preguntó al acomodarse el micrófono para contestar llamadas.
El teléfono de la castaña sonó – Algo así – sonrió con picardía Sango y contestó -. Taisho construcciones, ¿en qué puedo ayudarlo? – la chica asintió un par de veces y luego se despidió rápidamente cortando la llamada.
-¿Ocurrió algo? – preguntó Kagome sin despegar su mirada de la planilla que completaba.
-Sí, algo muy bueno para ti – dijo Sango con falso desinterés.
-¿Para mí?, ¿qué? – cuestionó curiosa la azabache, aun que no se despegó de la pantalla.
-Tu amorcito llegó hace cinco minutos – se burló la chica de coleta alta -, esta por entrar a una reunión.
Kagome la vio con una sonrisa radiante – Pero, ¿por qué no me dijo nada?, es muy extraño.
-Amiga, no le des vueltas – la animó Sango, al saber que el novio de su amiga no era precisamente… alentó con su amiga.
La azabache suspiró y se dio ánimos – Tienes razón – se puso de pie -, iré a verlo a su oficina, creo que si me apuro puedo llegar antes que comiencen sus reuniones.
-Bueno… - lo meditó un poco Sango -, fue Kagura quien me dio la información, así que creo que si te das prisa puede que llegues a verlo en su oficina.
-¡Genial! – gritó Kagome -, ¿me cubres? – le dijo a su amiga juntando sus manos a modo de suplica.
Sango rodó los ojos y la hecho con las manos como si fuera gato – Solo ve – corrió su silla al ordenador de la azabache y continuó con la planilla.
Kagome la vio con emoción – Gracias, te debo una – le dijo mientras se marchaba hacia el ascensor.
Subió rápidamente en hasta el quinto piso del edificio y fue directamente a la oficina de su novio, le sorprendió no ver a la secretaria del chico pero no le dio mucha importancia, por lo que solamente entró sin golpear, aun que le hubiese gustado haberlo hecho.
Dentro, encontró a Inuyasha sentado en su cómoda silla sin camisa y sobre él, Kikyo, su secretaria casi desnuda mientras hacían el amor.
-I-inu… - la voz de la chica no tuvo la fuerza suficiente para salir.
El peliplata la vio de reojo y paró de inmediato, sacando sin ningún cuidado a la lacia de él – Kagome, ¿qué demonios haces aquí? – preguntó molesto.
La chica sintió como su cuerpo se congelaba y comenzaba a hiperventilarse - ¿Qué e-es…
-¡Mierda! – gritó el chico descontrolado, abotonando su camisa que había recuperado desde el suelo, mientras Kikyo se vestía con toda la calma del mundo sobre ella.
-No puede ser… - susurró ahora con un poco mas de voz Kagome -. ¿Desde cuándo? – preguntó apretando su falda tuvo negra.
-Eso no tiene importancia – dijo el peliplata terminando de acomodar sus prendas.
La frialdad con la que trataba la situación su "novio" la descompuso - ¿Qué no tiene importancia? – preguntó la azabache comenzando a sentir rabia -. ¿Me estas engañando y dices que no tiene importancia una simple maldita pregunta?
-Kagome, no hagas una escena, estamos en el trabajo – le dijo el chico acercándose a ella.
Kikyo terminó de vestirse y salió de la oficina, no sin antes darle una mirada burlona y llena de prepotencia a la azabache.
Kagome la siguió con la mirada hasta que la chica cerró la puerta tras de ella, una vez solos, su achocolatada mirada se centró en el chico - ¿Y bien?
Inuyasha rodó los ojos y volvió a su asiento – Ya te dije que no hagas una escena, debes…
-Yo no debo nada – lo cortó ella.
Inuyasha se puso serio y apoyó sus codos en el escritorio como todo buen hombre de negocio – Kagome, soy un hombre, tengo… necesidades – dijo tratando de buscar las palabras correctas pero sin encontrarlas de igual modo -, esto no es necesario, ¿te he estado engañando?, si, no importa desde cuando, solo debe importarte que no volverás a presenciarlo – dijo con naturalidad.
-¿No lo volveré a presenciar? – repitió ella -, ¿eso significa que lo seguirás haciendo?, ¿acaso no merezco alguna explicación?, o ¿respeto?
-Soy un hombre, ¿qué mas explicación quieres? – Inuyasha comenzaba a fastidiarse.
-Yo deje mi vida en Tokyo por ti, yo…
-Tu viste que era lo que más te convenía – la cortó ahora el chico -. Llegaste a la empresa de mi familia sabiendo que algún día seria mía, tendrás todo si te mantienes a mi lado.
-¿A costa de qué? – preguntó ella derramando amargas lagrimas de impotencia, no podía creer lo que estaba escuchando -, yo jamás me interese en tu dinero, yo te amo.
-También yo – dijo el peliplata sin emoción -, y nos vemos muy bien juntos, eso es lo que importa.
-¡¿Para quién?!, maldita sea Inuyasha, me engañaste – la chica no lo soportó y cubrió su cara dejándose llevar por la pena.
-Las apariencias lo son todo en mi mundo, Kag – Inuyasha seguía mostrándose serio -, y tu y yo, nos vemos perfectos, vienes de una familia humilde, somos novios desde la escuela, se que eres una buena mujer y será una maravillosa esposa, tendrás una buena vida junto a mí, si te mantienes en silencio.
-Y si decido compartirte – afirmó ella y el asintió -. Sabes que inuyasha – la chica secó sus lagrimas con furia -, ¡vete a la mierda, tú y tu maldita empresa! – le gritó y salió dando un fuerte portazo.
Fuera de la oficina, Kikyo estaba detrás del escritorio con una sarcástica sonrisa en sus labios – Que tengas buen día, Kagome – le dijo con sorna.
La azabache no dijo nada, solo llamó al ascensor que para su fortuna llego en segundos, bajó hasta la recepción, conteniéndose a sí misma.
-¿Kag, que paso? – preguntó Sango al verla llegar con su cara hinchada y enrojecida.
La azabache tomó sus cosas y miró a su amiga derramando un par de lagrimas – Me largo – le dijo caminando hasta la salida y sin voltear.
Ese día, el corazón de la azabache se fracturó, dándole la oportunidad al destino hacer lo suyo y poner las cosas en el curso correcto.
Hola a todos, vengo con esta idea, a mi parecer, fresca y romanticona con tintes de comedia, espero les guste y me den sus opiniones.
Si son amantes de esta maravillosa pareja, las invito a unirse a nuestro grupo de facebook "Circulo mercenario" donde todas y todos amamos a este morenazo.
Tendré las actualizaciones pronto, ya que son capítulos muy cortitos =)
Bueno como siempre, les pido que si leen mi historia o cualquier otra y les gusta, dejen un comentario y nos apoyen, sus rw son nuestra paga.
Un beso, Fran 3
