La brisa era fresca y muy relajante, esta movía los cabellos de los individuos que se encontraban con la caña de pescar en mano.

Intentando atrapar algo, que luego iban a liberar.

Esta invitación surgió cuando Marinette vio en el camarote de Luka una caña de pescar, preguntándole si hacia ese hobbie. Al responder afirmativamente, la invito y luego de un momento de vacilación. Ella aceptó.

Y ahora los dos chicos estaban pescando. Al rato, Luka miraba de reojo a Marinette, esbozando una sonrisa divertida. Después de todo, el joven había atrapado tres peces y la chica -todavía- ni uno.

—Hay muchos peces en el agua —espetó— ¿Por qué no puedo atrapar ni uno?

—Quizás te haga falta una carnada —al decir eso, tomo la caña de pescar de la muchacha y enrolló el carrete de pesca para poner un gusano en el anzuelo— Listo.

Y lo tiró al río.

—Si el pez no ha sido atrapado hasta ahora, tal vez debas cambiar tu estrategia —repuso— Y mucho más, si tu solo quieres atrapar uno en especial —con los ojos entrecerrados.

—Yo no... —pero luego se detuvo al ver su mirada azulada fija en los de ella (¡Ya no hablaban de peces!)

Antes de que pudiera decir algo, sintió como la caña de pesca era tironeado ¡Un pez! ¡Un pez!

—Luka, Luka —comenzó a llamar.

De inmediato, el susodicho, se puso detrás de ella y la ayudo a atrapar el pez.

—Creo que es grande... —repuso al ver la fuerza que tenía que implementar.

Sin embargo cuando el pez salió del agua, se dio cuenta que era lo contrario. Era una miniatura.

—Muy bien hecho, Marinette —dijo sin un rastro de burla— Atrapaste tu primer pez.

Ella sonrió y viendo con dulzura su captura. Lo libero del anzuelo y lo dejo de nuevo en el agua, apoyó sus brazos en el barrote y se quedó mirando el río.

—¿Aun quieres capturar ese pez?

Esa pregunta hecha por Luka, hizo que lo mirara viendo su mirada profunda, que ocasiono que sus mejillas se calentaran. ¡Estaba segura, se refería a Adrien!

—Eh... yo...

¡No sabía que decir!

—¿Aun si hay muchos peces en el agua...? —Añadió— Y me capturaste...

Marinette desvío la mirada, nerviosa, no podía seguir mirando a Luka. ¡No sabía que decir! ¡No sabía que decir! ¡Su cara quemaba! vio las turbulentas aguas debajo suyo y se percató de que su cabeza estaba de la misma manera.