Disclaimer: PJO y sus respectivas secuelas no son mías, le pertenecen a Zeus, ok no… son de Rick Riordan
Tiempo: Hipotético inicio de guerra Romanos/Griegos *antes de que The house of hades me arruine la historia xD*
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-o-_-o-
Cautiva
Capitulo 1: Curiosidad
"Porque desgraciadamente la curiosidad no siempre mata al gato"
La diferencia entre Roma y Grecia era demasiado grande como dejarla pasar por alto.
En la guerra, se notó que esa diferencia era más grande de lo que algunos imaginaban. Los estilos de pelea, las armas, las cabañas, la organización, todo. A excepción de una sola cosa:
La cabaña de Apolo.
Si bien, en el campamento Júpiter no se dividían a los campistas por sus padres divinos, cuando Octavian se semi escapo del campo de batalla para tomar un respiro no pudo contener su curiosidad de entrar a la dichosa vivienda de sus medios hermanos, porque a él le doliera lo que le doliera, Apolo fue el único olímpico de los 12 grandes, que no cambio en lo absoluto.
Se aseguró de que nadie le estuviese mirando y con un sigilo digno de un romano, logró infiltrarse a la pequeña casita. Por fuera no era extraordinario, era una cabaña blanca decorada con escarcha dorada en los bordes, tenía un gran sol de cobre en la entrada y sobre una de las ventanas reposaba un enorme mural con pinturas y dibujos pertenecientes a los dueños de la cabaña. Y aun sin haber saciado su curiosidad Octavian decidió entrar.
En frente suyo se extendían 20 literas en color oro, cada una con sus respectivos muebles. A su izquierda justo a un lado de la entrada había una enorme sección de instrumentos musicales forjados en lo que los griegos llamaban bronce celestial y a su derecha muchos tripies, godetes y otros materiales artísticos ordenados perfectamente en un gran estante. Todo el lugar estaba adornado con dibujos y pinturas dignas de un museo, el simple techo había sido reemplazado por un enorme paisaje de un cielo azul con esponjosas nubes y a lo lejos un coche de oro que arrastraba un hilo dorado que llevaba encima a un hombre muy bien parecido, rubio y sonriente: Apolo.
Y con esto Octavian llegó a la sorprendente conclusión de que los griegos tenían demasiado tiempo libre.
Pero hubo algo que lo sorprendió aun más. Al fondo, justo en la última litera estaba una chica sentada dibujando un cuadro a carboncillo. Se acerco lentamente a ella, tratando de lo hacer ningún ruido. La chica le daba la espalda, por lo cual él tenía una perspectiva perfecta de su cabello, enmarañados rizos pelirrojos. Tenía puesta una armadura, pero por alguna razón no estaba peleando por el dichoso campamento.
Antes de atacarla, tomo la oportunidad de observar el cuadro, una obscura escena donde dos personas- que fácilmente al chico lo distinguió como Jackson- abrazadas la una a la otra caían por un horrible y tétrico abismo.
-Apolo, por favor, escúchame y has que mis visiones sobre Percy y Annabeth no sean reales- susurró la chica mientras juntaba sus manos y soltaba un par de sollozos- no podría soportar que tuvieran ese horrible final.
-¿Visiones?- repitió el rubio incrédulo, durante todo ese tiempo no había pensado en que obviamente, ese campamento también debería tener un predicador como él. Pero aparentemente era bastante diferentes, el rompía peluches como tributo para que a su mente llegaran letras, frases, colores. Esta chica, tenía visiones los suficientemente claras para poder plasmarlas, y al parecer no tenía que sacrificar cosas para ello.
La chica exaltada se levantó de la cama e instintivamente sacó su daga y actuó una pose de pelea.
-¿Quién eres tú y con qué derecho has entrado a esta cabaña?- exclamó ella.
Sus ojos eran verdes, pero tenían un brillo neón bastante escalofriante, había pecas por toda su nariz y parte de sus mejillas y su piel estaba pálida. Definitivamente no era una hija de Apolo.
El ojiazul levantó su espada y su escudo y con su voz más grave dijo:
-Mi nombre es Octavian McMillan, hijo de Apolo y Augur único del Campamento Júpiter.
La pelirroja rodó los ojos asqueada por el tono de superioridad del rubio, el sujeto se las daba de muy importantes cuando en apariencia lucia solo como un nene jugando a los gladiadores, porque seamos sinceros, nadie con un cinturón de peluches podía verse ni importante ni temible. Aun así, ella vaciló un poco antes de decirle su nombre, tenía miedo. Si bien, ningún arma mestiza podía dañarla, ella solo llevaba consigo un puñal y apenas un par de semanas de entrenamiento básico de defensa contra monstruos.
-Mi nombre es…- quedó callada un segundo dándose fuerza a sí misma, era una situación de muerte y debía de ser lo mar fuerte posible, trago saliva y subió su tono de voz y tomó la empuñadura más fuerte y segura- Mi nombre es Rachel Elizabeth Dare, soy el nuevo oráculo de Delfos, la protegida de Apolo.
Octavian era muy desconfiado y muy mañoso, en los siguientes 10 segundos en los que ambos quedaron en total silencio muchas emociones y pensamientos cruzaron su mente. Al principio quedó totalmente desconcertado, ¿Cómo que un oráculo? o peor, ¿Cómo que la protegida de Apolo? Como su padre se atrevía a protegerla, era descabellado el solo pensarlo, pero de allí siguió la curiosidad, ella era un oráculo, tenia predicciones, visiones y respuestas, el ciertamente sabía leer las señales e imágenes que los dioses le mandaban tras sacrificar inocentes animales afelpados pero no tenia las habilidades de un verdadero oráculo (aunque jamás lo admitiera en voz alta).
Pero por último, le vino el ingenio y en cierta parte la ira, su padre les había regalado a los griegos un oráculo, alguien que dijera predicciones o profecías, y a los romanos apenas les echaba una mano con escritos quemados antiguos. Esa chica fuera quien fuese, valía mucho, y sería una gran ventaja para el campamento Júpiter tenerla en su posesión.
El por ahora no sabía nada respecto a ella, tenía una curiosidad enorme por indagar todo lo que tuviese que ver con aquella pelirroja que aseguraba ser nada más que un oráculo protegida de su propio padre. Tenía que hacer algo al respecto…
Lentamente bajó su espada y soltó un chiflido especialmente agudo y esbozó un petulante sonrisa.
Rachel aunque se desconcertó, jamás bajó su daga, aunque por dentro a ella le atravesaba la sensación de que aquello no podía ser buena señal.
Casi de inmediato un chico extrañamente delgado y alto, de cabellos negros y ojos azules atravesó corriendo la puerta de la cabaña mientras bebía algo de una especie de cantimplora que colgaba de su cinturón. Lucia enclenque y sus ojos reflejaban locura, lucía como un TDAH a un nivel impresionante.
-Dakota, tu no volverás a la guerra- ordenó el rubio son su misma mueca de autosatisfacción- tengo una nueva misión para ti.
-Octavian…- el chico reparó por fin en la chica que permanecía inerte con su daga justo a un lado de ellos- ¿Quién es ella?
-La nueva prisionera del campamento Júpiter. Tu eres de los mejores cabalgando pegásos, llévatela y enciérrala en nuestra cárcel especial, los detalles de su encierro los enviare luego.
Rachel jamás aflojo la empuñadura, sus facciones seguían duras y ella seguía en posición de batalla, pero sus ojos adquirieron poco a poco un brillo más normal, un brillo de terror. Porque ella no necesitaba de ser un oráculo para saber que estaba en grandes problemas.
Fin del Primer Capítulo.
Holis!
Mi primer fic de PJO yey!
Este fick será bastante corto, o al menos eso planeo, a los muchísimo *y exagerando* 10 capítulos de aproximadamente esta extensión. Es una pareja muy poco vista en el fandom en español, y como es la única manera de que Octavian me agradara aunque sea un poquito, quise contribuir con ella.
Cualquier sugerencia, opinión o comentario es bien recibida. Ya saben que botón apretar y que me haría muy feliz ;D
Besos y buenos deseos. Y que ojala Grover venga pronto por ustedes…
Kany.
