¡Nuevo fic! ¡Nuevo Mystrade!
Y uno… Largo. Espero no estancarme… Que siempre me pasa. Igualmente, tengo ya escritos cinco capitulillos así que espero que no pase.
Como he dicho, es un Mystrade, pero… No es en lo que me centro únicamente. Así pues… Eventualmente será un Mystrade, de momento es un fic que tendrá varias cosillas :P
Espero que os guste, porqué yo estoy disfrutando muchísimo escribiéndolo :D
Y ya sabéis, los personajes no me pertenecen, no gano nada con esto a parte de reviews, etc.
Y se lo vuelvo a dedicar a toda la gente que apoya la lucha por esta pareja en español… Pero esta vez especialmente a Seasonsleep, que sé que, como yo, le encantan los fics con niños por ahí – y de paso el drama y matar a personajes, pero eso no lo comparto XD
CARES FOR ME
Nochebuena
Ese día el departamento de homicidios de Scotland Yard era un completo caos. Estaban a 24 de diciembre y la mayoría de gente quería irse a casa o a celebrarlo, pero no podían porqué al gran Sherlock Holmes se le había ocurrido irse, otra vez, con pruebas de un caso de asesinato múltiple.
Lestrade, el encargado de ese caso – para variar – echaba humo por las orejas del enfado. Hacías más de 12 horas que éste había desaparecido y parecía que no tenía intenciones de regresar ese día…
- Podéis iros a casa – anunció con voz autoritaria.
- Pero jefe, no podemos irnos hasta… - empezó Donovan.
- Que os marchéis. Es nochebuena, no pienso permitir que por culpa de ese loco egocéntrico os quedéis sin la fiesta.
"La fiesta" era algo que se montaba siempre, cada año, para todo aquel que no tuviera nada mejor que hacer esa noche en un bar cercano. Y, por desgracia, era muy común que los que se dedicaban a eso – a ser policía, sobretodo en homicidios – no consiguieran tener una vida demasiado estable, así que acostumbraban a estar solos en esas fechas. Todos los que aún estaban ahí eran una prueba viviente de ello, hasta él mismo era un claro ejemplo… Divorciado y sin hijos, porqué había sido incapaz de mantener a su mujer lo suficientemente entretenida como para procrear o para que ella no le engañara. Habían pasado dos años y la relación con Carol no era mala, así que tampoco era algo por lo que estar triste. No tener nada mejor que hacer el 24 de diciembre sí que lo era.
No hubo más protestas sobre su orden a parte de la de Donovan, así que fue viendo como la gente recogía sus cosas y salía de la sala de reuniones. Él, en cambio, se quedó un rato, hasta que vio que se había quedado solo, no sólo en la sala, sino en todo Scotland Yard.
No le apetecía ir a la fiesta ni hacer nada, en realidad. Quería llegar a casa, sentarse en su sofá con una cerveza en la mano y encender la tele para tener algo de fondo y olvidar lo silencioso que podía llegar a ser su apartamento…
-oOo-
Con su chándal de estar por casa puesto y con su cerveza preferida y fresca abierta en sus manos, se dejó caer en el sofá. Dio un trago y pensó, como en algunos anuncios cutres, "Esto es vida". No lo era, pero en aquellos momentos pensaba que sí.
Una luz roja atrajo su atención. Tenía un mensaje en su olvidado contestador situado debajo de la mesa de cristal – casi nadie lo llamaba a casa, y mucho menos dejaban mensajes en el contestador -. Tenían que ser sus padres, preguntando como le iba todo y cuando les haría una visita…
Suspirando con pesadez, le dio al botón verde para oír el mensaje.
"Tiene un mensaje nuevo. Piiiiiii.
- Gregory, ha pasado… Dios, no sé como decirlo… Gregory, tienes que venir. Tu hermana… Han tenido un accidente y… No están bien. Por favor, ven cuando puedas… Estamos en el Royal…
Piiiiiii.
Ha escuchado todos sus mensajes nuevos."
-oOo-
Tardo 47 minutos, 47 putos minutos en llegar al hospital y localizar a sus padres – que odió por no llamarlo al móvil antes que a casa y dejar ese maldito mensaje. Lo que se encontró le produjo un escalofrío de terror. Su madre empezó a llorar al verle estando sentada en una de esas horribles e incómodas sillas de plástico, mientras su padre la abrazaba a modo de consuelo y lloraba silenciosamente.
- ¿Qué ha…? – preguntó, sabiendo la respuesta. Su hermana, su marido, su sobrino…
- ¡Oh Gregory! – gritó desconsolada su madre, mientras se cubría el rostro con sus manos y empezaba a llorar todavía más. Greg agachó la vista y cerró los puños con rabia. Una silenciosa lágrima se le escapó al saber que su hermana… Su hermanita… Ya no estaba. O seguramente pronto no lo estaría. Notó, sin esperárselo, como su padre lo abrazaba y, sin poder evitarlo, sin importar lo que pensara el resto de la gente que estaba en esa sala al ver a un hombre "hecho y derecho" abrazando a su padre, le abrazó con todas sus fuerzas y escondió su cara en su pecho, dejando salir toda aquella tristeza y tensión.
-oOo-
Tres horas más tarde, siendo ya desde hacía un par de horas 25 de diciembre – "La peor Navidad de la historia", pensó Greg – apareció un médico para hablar con ellos.
- Señores Lestrade, siento comunicarles que tanto su hija como el marido de ésta han fallecido. – Margaret, su madre, que se había calmado hacía una hora y media ya, empezó a llorar de nuevo.
- ¿Y Thomas? ¿Y el niño? – preguntó el policía, notando la falta de información sobre su sobrino. El médico pareció sorprendido por su pregunta y consultó el expediente que llevaba encima rápidamente. Greg notó como su padre apretaba con fuerzas su mano.
- No tenemos constancia de que fuera ningún niño en el coche.
- Perdonad – dijo mientras se alejaba para salir del hospital. Dentro no podía hacer ninguna llamada.
Salió de allí lo más rápido que pudo subiendo al coche y poniendo la sirena. Iba contra las normas hacerlo si no era por un caso, pero es le importó bien poco. Tampoco le importó que fuera contra las normas de circulación hablar por teléfono mientras se conduce.
En media hora ya estaba delante de la casa de su hermana y, con su llave de repuesto que ella misma le había dado abrió la puerta. Estaba toda la casa a oscuras y silenciosa. Corriendo se dirigió al cuarto de Thomas y se lo encontró vacío, con la cama hecha.
Lo que había pensado cada vez se hacía más real… Thomas no estaba con ellos, Thomas no iba con ellos, Thomas… Tenía que estar en otro lugar.
Sabiendo de la manía de su hermana de anotarlo todo se dirigió al frigorífico y vio allí, colgado en una nota, un mensaje que decía:
"Recoger a Thomas a las 8:30 de casa de Patrik.
Telf: 020 5387 1588"
Con sus manos temblando sacó su móvil y llamó. Pronto alguien le cogió el teléfono, pese la hora que era.
- ¿Diga? – preguntó una voz de mujer, algo distorsionada por el altavoz.
- Hola, verá soy… Soy el hermano de Christine, Greg Lestrade. ¿Está Thomas aquí?
- Sí, sí. Hace horas que esperamos a sus padres pero no han venido. ¿Ha pasado…?
- ¿Puede darme su dirección? – le interrumpió el policía. – Vendré ahora mismo a recogerle.
- Claro, es el…
-oOo-
Con Thomas ya en el coche – no habían preguntado demasiado cuando llegó a esa casa, que estaba a solo dos calles de la de Christine, pidiendo llevarse a Thomas -, y dirigiéndose hacia el hospital, Greg se encontró en una situación donde no sabía qué hacer. Podía decirle a su sobrino de seis años que sus padres habían muerto ahora o… Esperar a llegar al hospital y que se lo dijeran sus abuelos, o que lo deduciera el mismo.
- ¿Les ha pasado algo malo a papá y a mamá? – preguntó el niño, dejando de lado la cuestión que le había atormentado la parte del trayecto que ya habían realizado.
- Sí, Thomas. Les ha pasado… Algo malo. - ¿Se lo decía o no?
- ¿Están… muertos? – preguntó con miedo.
- Sí – respondió el que era su tío. Un hombre que había tenido que decir miles de veces a padres, hijos, abuelos, amigos, amantes, parejas… Que sus seres queridos habían muerto, pero que nunca, nadie, le había preparado para decírselo a su propio sobrino, a alguien de su familia.
Thomas asintió con la cabeza y no dijo nada más. Greg, preocupado, vio como no soltaba ni una lágrima. Lo había visto demasiadas otras veces… El shock.
Poco después llegaron al hospital. Se bajaron del coche y el de pelo gris empezó a caminar, pero se detuvo al notar que su sobrino no lo seguía. Se había quedado parado delante de la puerta cerrada del coche y miraba con preocupación el alto edificio.
- Thomas… ¿Qué pasa? – dijo agachándose frente al niño, haciendo que le mirara.
- Yo… ¿Cómo ha pasado? ¿Qué les ha…?
- Tuvieron un accidente, con el coche. No es algo que se pudie-
- Fue mi culpa – dijo de pronto el niño, serio, mirando otra vez el edificio de cristal.
- Claro que no – respondió Greg, posando su mano en su cabeza, acariciando ese pelo caoba que tanto le recordaba a su hermana. Los ojos, en cambio, eran idénticos a Jack, su padre.
- Sí, sí lo fue… - sollozó el niño, empezando a llorar. – Iban a recogerme… Iban a buscarme… Yo…
- Thomas, no. No lo hagas. – Le abrazó, con cariño y con fuerza. - Sé que hay cosas que no entiendes y que esto no es justo pero… No ha sido culpa tuya. No lo ha sido. Culpa al frío, si quieres, al destino, a esa placa de hielo en la carretera, a Dios, a los árboles, al maldito tiempo de Londres… Pero no te culpes a ti, ni a tus padres. No fue culpa de nadie. Sé que cuesta aceptarlo… Pero es así.
Thomas asintió como pudo dentro de ese fuerte abrazo en respuesta. Greg sabía que no sería la primera vez que esos pensamientos atormentarían al niño… Pero se juró que, en cualquier momento, en cualquier lugar, él estaría ahí para recordarle que aquello solamente había sido un mal chiste del destino…
Fin del capítulo 1.
No tenía ni idea de cómo calificar esta historia… Puede que vaya cambiándolo.
En fin, espero que os haya gustado el capítulo, en nada… Más.
Los capítulos van a tener una extensión variada, os aviso. Como en otros no me voy a preocupar de que sean más o menos igual… Serán como serán XD
PD: Me he dado cuenta de que he hecho todos mis Mystrades desde el punto de vista, principalmente, de Gregory… Intentaré hacer uno, aunque sea corto, desde el de Mycroft :P
Aclaraciones:
*Royal: Royal London Hospital
Riku Lupin
