Re-subido: 25/08/17
•Los personajes de Naruto no son míos, pertenecen a Masashi Kishimoto, si lo fueran, Sasori jamás hubiera muerto. Nada de lo publicado aquí se hace con fines de lucro, mera e insana diversión•
Aclaración: Esta historia es mía, aunque los personajes no lo sean, está prohibido atribuirse este fic o subirlo a otro lugar, adaptarlo, traducirlo, sin mi autorización (no tengo problema de darles permiso si me lo preguntan antes, de verdad, mientras pongan mi nombre), espero la disfruten. [Comencé a editar los capítulos en Agosto del 2017 (Historia suspendida en el 2013) la nostalgia fue más que mi ingratitud, de la cual me disculpo millones, pero adoro los comentarios que me dejasteis antes y por esto, y por muchas chicas que hablaron conmigo, por facebook, mp o correo, terminaré este fic y corregiré la ortografía –ahora que soy más consiente de ellas, lamento que hayan tenido que leerlo en mi horrografíca niñez- aunque me tarde la vida entera y… me permito decir que nunca perdí la fe en esta pareja, estoy realmente feliz que seamos definitivamente oficiales, con hija y todo, felicidades a todas las que seguimos esta intensa historia pues también nos merecíamos la felicidad de ser cannon jajaja, gracias y disculpas nuevamente, l s adoro a tod s]
- Para saber mejor las fechas de actualización pueden buscarme por el mismo nombre en Facebook: Sakumi Miyazaki.
Pareja(s): Sasu-Saku
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Capítulo 1: Impulsos involuntarios.
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El choque de sus armas se manifestó en una pequeña ráfaga de chakra que se expandió a su alrededor como una fugaz destello de energía, enjaulando un enérgico sonido y un centelleo que afilo hasta sus propios sentidos, ambos, en una puesta en común que hace años no lograban, no quisieron saber lo que había a su alrededor, ni lo que sucedía, probablemente, ni siquiera lo que sentían.
Sus ojos denotaban rabia e ira en partes equipares, no solo el uno por otro, sino por la situación en la que estaban envueltos; gruñeron internamente, como bestias enclaustradas en cárceles imaginarias; esta era una batalla retardada por las circunstancias, una y otra vez, ambos lo sabían, pero aun así, ahora, sus aspiraciones y sus sentimientos no rememoraban lo mismo, ya no esperaban la simple revancha, era la vida o la muerte.
-Idiota
Pero había uno de los dos bandos que no estaba del mejor ánimo, estaban en su camino, se interponían, como siempre, en sus objetivos, y precisamente el jinchūriki estaba interviniendo en los planes del último poseedor del Sharingan, otra vez, el azabache no podía explicar lo jodidamente hastiado que estaba de perder el tiempo ahí, y de todos los personajes que se encontraban tratando de impedir lo inevitable. Los destajos de atención que pudo brindarle alguna vez a ese lazo que los unía estaban completamente desmembrados, quemados y desgarrados, hundidos hasta las cenizas de su pasado.
-Bastardo
Sus palabras traspasaron el viento, Sasuke, infinitamente cabreado, estaba a punto de perder la poca paciencia que estaba teniendo en esos instante con el rubio que tenía delante suyo, sus ojos rojos le calaban los huesos, pero no había porqué demostrarlo, eso se clavaba solo en el fondo de su agitado corazón.
El hijo de Minato en una situación símil, el hecho de que la persona que tenía delante suyo hubiera sido su mejor amigo, ahora, era más que irrelevante, obviamente la palabra "antes" estaba bien puesta, ahora ese ser lleno de odio que estaba peleando con él no era su amigo, no, ya no lo era; hace mucho tiempo había dejado de ser algo para él; al menos seguía repitiéndoselo hasta el hastió, para que su cerebro se coordinara con su corazón por cansancio.
-"¿Dónde carajo están los mal nacidos ancianos del consejo?" –Pensó el azabache con cara de repugnancia, sus labios se fruncieron mientras despistaba la atención para mirar por los alrededores.
-¡Sasuke! Mírame cuando… ¡Te estoy hablando! –Volvió a chistar el rubio, atracado de no ser tomado en cuenta.
-Tus estúpidas razones no pueden importarme menos, déjame en paz –Gruñó pasando completamente de él, se había acabado el juego, podía volver después a cortarlo en dos, o tres. Ahora tenía otros planes.
-¡Maldito! ¿Cómo puedes ser así con nosotros? –Chilló entre dientes, incluso después de gruñir en su interior que ya no le importaba, seguía buscando en él vestigios de humanidad- Después de que esta fue la aldea en la que naciste –Soltó con rabia, a sabiendas que era una vuelta en el infinito, una y otra vez, ese desgastado argumento, totalmente inútil.
-Y la aldea que destruyo mi vida también –Susurró simplemente, vibrante y frívolo con toda la carga emocional que tenía esa frase saliendo de sus labios.
-… -No le quedo más que guardar silencio, ante algo que tenía parte de cierto.
Pues esa pelea no era entre ellos…
Era de todos.
-¿¡Danzo!? –Gritó fuera de sí la rubia.
-Si Princesa Tsunade, no pongas esa cara de sorpresa –Dijo el anciano, su presencia había tomado un aura aterradora, una que crecía abismalmente a cada segundo.
-¿Pero... Por qué? –Intentó expresar a media voz.
-Secretos, querida –Susurró fríamente mirándola con el Sharingan destellante en su ojo derecho, una mueca similar a una retorcida sonrisa se cruzó por su rostro.
-Tú… -Pretendió decir pero el sujeto desapareció ante sus ojos.
Shizune totalmente en shock tuvo que retomar la poca cordura que aún le quedaba para curar el brazo de una descolocada Hokage, la cual seguía manteniendo la vista puesta en el lugar donde segundos antes estaba el sujeto que le había quitado el aliento, agitó la cabeza. Habían pasado la barrera de lo cuerdo hace muchísimo tiempo, pero definitivamente…
-Esto ya se salió de control –Murmuró a la pelinegra la cual solo aparto la mirada.
-Vamos Sakura-san, no es necesario, ya estoy mejor –Señaló el chico de cejas pobladas con una mueca de dolor- No te extralimites.
-¡Da igual! –Gritó encolerizada, dejándolo rápidamente mudo, mientras cerraba sus ojos sintiendo el chakra de la chica pasar por su pierna.
Llevaba más de 15 minutos tratando de cerrar por completo la herida que tenía Lee, un jutsu destruyo casi por completo la pierna del admirador más ferviente de Maito Gai, pero como buena ninja-médico que era, había podido reconstruir el hueso de su pierna casi por completo, pero aún no era lo suficientemente perfecto como para que el chico no se desangrara apenas dejara de tocarlo, no lo suficiente para volver a pelear. El descaso no se escuchaba hace mucho tiempo en ese lugar, todos lo tenían claro.
-Sakura –Susurró una voz algo agitada y temblorosa tras ella, la chica volteó- Ayuda-me
-¿Q-que sucede Gai-sensei? -Musitó la peli-rosa preocupada, sin dejar de hacer su trabajo, mientras lo miraba de entre ojo.
-No… no soy yo… es a TenTen por favor –Dijo suplicante, sujetaba su hombro derecho con fuerza, como si al soltarlo este fuese a caerse- Te lo ruego, debe ser rápido.
-Pero… –Miró a Lee, su trabajo de reconstrucción de tejidos había sido lo suficientemente bueno como para, finalmente, detener la hemorragia, pero obviamente no para volver a la batalla.
-Tranquila Sakura-san yo ya estoy bien… –Sonrió débilmente pero la preocupación inundaba cada detalle de su rostro, se levantó con dificultad del suelo- Estoy casi como nuevo gracias a ti…pero por favor, ayuda a TenTen.
-Está bien –Se levantó e indico con la cabeza a Gai para que le enseñara a donde ir.
-Gracias –Con preocupación forjo una media sonrisa, para luego girar al escenario tras él.
El dolor no tenía cabida en esos momentos, sin importar cuan destrozado estuviese, debía volver a la batalla.
Y él lo sabía.
-¡Sasuke joder! –Gritó enraizado el chico oji-azul intentando darle alcance y posicionarse delante de él.
-Cállate maldición –Respondió hirviendo de rabia al sentir que él rubio no lo dejaba avanzar hacia su objetivo- Muévete…
-¡No! Es la última vez Sasuke, estas cometiendo el peor error de tu vida –Sus ojos se entrecerraron angustiado de saber que sus intentos seguían siendo invalidados, lo sabía, lo notaba segundo tras segundo.
-¿Qué vida? ¡¿Cuál es la vida de la que estás hablando?! –Rugió alterado, con un brazo cargado de chakra lo tomo del cuello y lo lanzo lejos de él dejando un rastro de polvo a su paso, el Uzumaki ni siquiera pudo prever la velocidad de ese ataque, impactando directamente contra el suelo.
-Uchiha Sasuke –Susurró una voz cerca de él, cargada de burla y repulsión.
El Uchiha menor volteó y miró al hombre que tenía cerca, y sonrió, aireado y rabioso, con furia sus ojos se entrecerraron filosos, ahí, ese tipo, el que comenzó todo esto, y el que lo iba a terminar, volvió a ampliar su sonrisa, sádico; casi como si hubieran traído a su presa justo delante de sus narices para ahorrarle el trabajo de buscarlo, de perseguirlo como un gato a un asqueroso ratón.
-Vaya, no parezco caerte muy bien ¿No? –Murmuró irónico alzando una de sus manos en gesto falsamente modesto.
-Hmp ¿Que pregunta estúpida es esa? –Emitió con voz agria desenvainado su Katana- Te mataré aquí y ahora.
El anciano sonrió, no podía esperar otra cosa de aquel mocoso, era como si cada bocado de aire que respiraba estuviera cargado de su insensatez, activó su Sharingan sin siquiera mover un musculo; Sasuke abrió los ojos, sorprendido, y ¿extrañado?, no estaba preparado para ver eso, Danzo sonrió, mordaz por la cara deformada del chico que tenía delante de él, como cumpliendo su objetivo de envenenar a su cazador.
-¿Sorprendido?
-¿Por q… -Intentó decir con la boca seca de la impresión.
-Eso no importa –Dijo lanzándole una ráfaga de shuriken impregnados de chakra, ninguna conversación era realmente necesaria en esos momentos.
Sasuke los esquivó saltando hacia un costado, pero a duras penas, la sorpresa estaba comiéndose los pocos nervios que aún tenía en el cuerpo, decidió que lo más sano era no buscar más respuestas a un sin sentido. Ahora tenía que matarlo, destrozarlo en miles de pedazos, eliminarlo del mapa para siempre, igual como por su mano había perecido su clan.
-Naruto –Susurró con suavidad, mientras llegaba de un salto a su lado, su rostro estaba completamente sudoroso y sucio.
-Sakura-chan –Dijo el chico mirándola preocupado –Él no…
-No importa –Acumuló el poco chakra que le quedaba para poder acomodar la costilla que el rubio tenía rota, poniéndose de rodillas al lado de este, ignorando todo lo demás. Cumpliendo su misión.
-Ahh –Cerró los ojos sintiendo el chakra deslizarse por sus huesos, sonrió sutilmente para su compañera- Gracias Sakura-chan…
-Uhmm –Emitió sin ganas, mientras el sudor lentamente caía por su frente hasta su mentón.
Después de curar lo mejor que podía gracias a su condición a Naruto, ladeo la cabeza levemente, a una distancia más que prudente, Sasuke y el anciano del consejo peleaban, no podía distinguir claramente sus movimientos, su vista estaba nublada, sus ojos no podían enfocar lo suficientemente bien para ver los rápidos movimientos de ambos. Pero claramente había uno que tenía más ventaja sobre otro, no era tonta. No necesitaba verlo más claro para saberlo.
...Lo mataran…
… Va a morir…
… Él es más rápido…
…Más fuerte….
…Sasuke-kun va…
-"¡Cállate!" –Le gritó mentalmente a su Inner, puso sus manos sobre sus oídos intentando acallar sus pensamientos.
-¿Sakura-chan? –Dijo extrañado el rubio con la vista fija en ella, este miro uno segundos la pelea para luego volver su vista sobre su rostro, sin ápice de angustia.
Esta lo miró, él no estaba preocupado por Sasuke, él ya lo había dado por perdido, pudo notarlo en la tristeza que se acumulaba en cada uno de los tonos que cubrían sus ojos, su rostro, su alma. Probablemente una parte de él lo odiaba, o tal vez no, igual como debería hacerlo ella, pero no, ella seguía…
-No pasa nada Naruto –Susurró recuperando la cordura durante unos segundos.
-Pero…-Intentó comprenderla.
-Vete –Le ordeno secamente, entrecerrando los ojos, con seriedad.
-¿Qué? –Dijo dudoso.
-Vamos, no seas tonto, vete, los demás Akatsuki y sus aliados están en Konoha aun, la mayoría de los ninjas de la aldea están heridos y no pueden pelear bi… -Antes de terminar el Uzumaki se había levantado de donde estaba, el chakra del kyubi era mucho más efectivo que cualquier cosa que ella pudiera hacer por su amigo.
-¡Claro! Aún tenemos el agua hasta el cuello –Respiro profundo, inflando su pecho para darse ánimo, mientras intentaba no volver a desviarse donde el Uchiha- Sakura-chan descansa un poco, pero aléjate de aquí, esta pelea no va ser una más, no conviene estar cerca –Le recomendó mirándola con los ojos entrecerrados.
-Sí, pero vete…
-Está bien, pero muévete de esta zona rápido –Indicó mientras desaparecía del lugar en una nebulosa de humo.
Sakura cerró los ojos durante un segundo para recuperar su alma, sintió una explosión, giro la cabeza rápidamente, observo a Sasuke con un Chidori en su mano derecha, y a Danzo con una bola de chakra en una mano, de un extraño color morado, como un inmenso hoyo negro que se tragaría todo a su paso.
-Sasuke-kun por favor –Masculló irónico el veterano- No me hagas matar al último Uchiha.
-¡Cállate! –Gruñó apretando los dientes con tanta fuerza que los escuchaba crujir.
El chidori impacto en el hombro del hombre, creando un hueco en el mismo que le destrozo el tejido y el hueso, Danzo apretó los dientes para no gritar, incluso ante el dolor que hizo que la sangre subiera de golpe a su boca por el efecto de la electricidad, no le daría el gusto de verlo sufrir. La bola de chakra que tenía en su mano desapareció por el impacto y su cuerpo se desplomó sobre el suelo, Sasuke sonrió orgulloso ante su logro.
Aunque su alegría no duro demasiado, apenas pudo darse cuenta su ceño se frunció profundamente del disgusto, tuvo que girar con rapidez mientras sacaba su katana para detener el ataque que se aproximó tras sus espaldas, el shinobi sin un ápice del anterior ataque volvió a la carga contra él.
-¿Estas muy distraído para ver las sustituciones Sasuke-kun? –Cuestionó sonriendo con satisfacción, mientras se alejaba del peli-azabache con un salto ante el rechazo de su ataque.
….Va a morir, te lo digo…
…Es fuerte pero no lo suficiente…
¡Sakura!
-Yo… no... no debo hacer nada por él… es mi enemigo –Balbució despacio y muy bajo sin moverse, convenciéndose a si misma.
…Pero es Sasuke-kun…
-No importa él… él me odia… igual como odia a toda esta aldea… solo quiere su venganza –Siseó lo que quería creer que era la verdad, para que fuese más fácil de aceptar.
…Pero… ¿Neji-kun?
Sakura volteó la cabeza, a su lado se encontraba el peli-castaño vestido con su ropa de Anbu pero sin su máscara, ella sabía de sobra las capacidades del Hyuga, las cuales lo habían llevado muy lejos en poco tiempo, aun así su presencia ahí la sorprendió. Él la miraba fijamente con el rostro agobiado y cansado, como queriendo decirle algo sin abrir la boca, desvió su mirada hacia la pelea que se llevaba a cabo más adelante, un destello de ira cruzo sus ojos, Sakura lo notó. Apretó la empuñadura de su Katana con impaciencia.
-¿Qué haces aquí Neji-kun? –Susurró la peli-rosa acercándose.
-La raíz Anbu me envió –Dijo simplemente sin mirarla, concentrado en su objetivo.
-¿Para qué? –Preguntó levemente, con miedo, era una pregunta estúpida, todos sabían para qué estaba ahí.
-Hay que acabar con la cepa del problema –La miró unos breves momentos, fue ahí que la Haruno notó que su Byakugan estaba activado- Tengo que matar a Danzo, ahora que esta distraído con Uchiha.
-Pero...Pero él no…
El castaño paso de ella olímpicamente, ignorando cualquier razón que esta quisiera darle; con sigilo se acercó lentamente al lugar donde se disputaban su objetivo y el Uchiha menos, empuño con firmeza su katana, posicionándose correctamente para luego desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Neji volvió a materializarse en la espalda de Danzo, el filo de su arma rozo estrechamente su cuello, cuando el azabache pudo recapacitar a la intervención sus ojos destellaron bajo el odio ante tal osadía.
-Hyuga no te metas en esto –Farfulló encolerizado, su Sharingan estaba dispuesto a hacerlo sufrir las mil penas del infierno.
-No tienes derecho a opinar Uchiha Sasuke –Articuló sin desviar la atención de su presa, la cual estaba inmóvil, como si no existiera en esa breve conversación.
Cuando por fin se dispuso terminar de hacer su trabajo, cortando el cuello del hombre que tenía entre su cuero y su katana, apenas al tocarlo se deshizo en una espesa nube de humo blanco. Neji frunció el ceño irritado al perder su oportunidad, trato de focalizar la mirada y encontrar al anciano, pero aunque podía ver a kilómetros de distancia ya no podía distinguir su rastro.
Sasuke hizo lo suyo, con el Sharingan fulgurando extasiado visualizo todo el entorno sin poder hallar nada, solamente al oji-blanco que tenía casi enfrente suyo con la misma inútil percepción de su alrededor; las ganas de desquitar su frustración contra él incrementaron sustancialmente al pasar de los segundos, la niebla seguía rodeándolos, como si hubieran detonado una bomba de humo inacabable.
Estaba totalmente colérico, tenía que terminar todo esto…
Ahora.
-¡Sasuke-kun!
Bajo el llamado de su nombre el Uchiha de inmediato desvió la mirada en su dirección, sabía perfectamente bien que la peli-rosa estaba cerca, la había visto llegar a socorrer al Uzumaki. Frunció el ceño irritado ¿Qué demonios pensaba viniendo hacia él?, trato con todas sus fuerzas ignorarla pero el chakra de la Haruno terminaba de aproximarse demasiado a él, ¿Intentaría atacarlo? ¿Matarlo mientras lo cubría la neblina?
Pero fue durante un segundo muy breve, que un repentino dolor de cabeza lo hizo cerrar los ojos de golpe, un intenso zumbido en los oídos lo descolocó, sintió la sangre correr por sus mejillas proveniente de sus ojos, se llevó la mano derecha a los mismos con sorpresa; antes de poder recuperarse y subir la guardia fue empujado con fuerza desestabilizándolo y sacándolo de su posición, como sí una roca lo hubiese atropellado. Su cuerpo golpeo el suelo pesadamente, sin entender qué demonios pasaba; cuando por fin pudo enfocar correctamente vio a la peli-rosa a su lado en la tierra, agitada y pálida, tomándolo del antebrazo derecho, ella lo soltó de golpe apenas lo vio recuperar el sentido.
-¿Qué demonios crees que estás haciendo? ¡No seas una mol… –Su intentó de reproche fue silenciado por una queja aún más alta y colérica.
-¡Niñata! –Rezongó como una bestia a la que le quitaron su presa, lleno de ira.
Danzo tenía perfectamente calculado el ataque iba a terminar silenciosamente incrustado en el corazón del ojinegro, la niebla que había creado gracias a la ilusión de su Sharingan era tan perfecta que ni siquiera un Hyuga ni un Uchiha juntos podían ver a través de ella, pero no, todo se había ido a la basura por la maldita peli-rosa que no fue afectada por su genjutsu, la misma que empujo en el momento exacto al azabache salvándole la vida. ¿Cómo no había previsto ese pequeño, maldito, detalle?
Neji Hyuga ya había sido enviado a unos cuantos metros de distancia con fracturas múltiples en las costillas, y probablemente las piernas, apenas tuvo la oportunidad de dejarlo fuera del área para solo preocuparse del último Uchiha. Pero no la había visto a ella… o quizá sí, pero le fue tan insignificante que jamás pensó que arriesgaría su cuello involucrándose hasta ese punto. Esa pequeña escoria había arruinado todo su perfecto plan.
-Pero… ¿Cómo? –El azabache ni por instante podía haber sido consiente que Danzo estaba tan cerca de él, estaba completamente seguro de haber visto el perímetro y no haber localizado ni un rastro de su chakra, no caía en su cabeza el hecho de que la oji-jade pudiera ver algo que el no.
-¡Maldita mocosa! ¡Pagaras caro tu imprudencia! –Vociferó el anciano mientras se acercaba a paso firma a esta.
Lo más rápido que pudo Sakura se levantó del suelo, intentando mantener su corazón en el mismo lugar que había sido creado, sus piernas temblaron. A su lado Sasuke se incorporó en un rápido movimiento, pero aún no podía distinguir por complejo más allá de la figura de la Haruno, unos 20 centímetros lejos de ella solo observaba una espesa neblina. Un quejido mínimo capto de nuevo su atención, entrecerró los ojos intentando enfocar.
-Me hiciste perder una gran oportunidad, te enseñaré a no meterte donde no te llaman… nunca más –Sonrió con superficialidad mientras apretaba aún más su cuello entre sus dedos –Nakiroi Do Me... Ne Dokuro… Lai Mina Kiru… Yoku Nari
Sus palabras resonaban intervenidas con pequeñas pausas, la peli-rosa no pudo intentar zafarse ante la fuerza de su agarre, se sentía adormecida, como si le hubiesen puesto una dosis de anestesia, sus ojos enfocaron al anciano que parecía poseído por alguna especie de aura rojiza. Pero él tenía claro lo que hacía, ese jutsu prohibido era lo suficientemente fuerte como para matar a alguien, pero aún más útil para provoca un cierre complejo de los canales de chakra, de los sentidos, de la fisiología: inutilizando a alguien como persona… como ninja.
…Por lo menos ayudamos a Sasuke-kun una vez…
-"Sí… creo que zanjaremos la deuda por todas las veces que él nos salvó la vida… antes" –Pensó cerrando los ojos, intentando reconfortarse ante la idea- Siento haber sido una molestia… –Musitó a media voz, entre la inminente fuerza que rodeaba su cuello, dos lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
-Ayako no dama –Sonrió tétricamente antes de nombrar la última palabra del jutsu que había creado, el aura de chakra que lo rodeaba se tornó aún más oscura–Fidari…
Por primera vez en su vida, Sakura espero con el corazón tranquilo el ataque que se avecinaba, dispuesta totalmente a desaparecer, a darse por vencida. El recuerdo del examen Chunnin cruzo su cabeza por un breve instante, como diciéndole que estaba haciendo lo correcto… que estaría bien.
Pero el dolor que esperase la atravesara jamás llego… en un breve instante, como en cámara lenta, su cuello se desligaba de los grumosos dedos de su atacante, mientras su cuerpo caía lentamente, abrió los ojos sin entender lo que sucedía, para cuando finalmente vio la realidad, un grito ahogado de dolor volvió la escena a su velocidad real. Su cabeza se azotó contra la tierra, pero lejos de sentir dolor, sus pupilas solo pudieron enfocar el cuerpo delante suyo.
-¡Sasuke! –Salió un grito desgarrador de su garganta, que resonó más allá de la ilusión.
El entidad de Danzo se encontraba atravesado desde adelante por la Katana chirriante de electricidad del Uchiha, entrando por la zona de su corazón y cruzando todo su torso hasta el otro extremo de su cuerpo, haciendo que la sangre burbujeara ante el contacto de la estática contra su carne. Este aún se encontraba apoyado en el peli-azabache, con una sonrisa retorcida inundada de sangre, el cuerpo de Sasuke estaba levemente inclinado sobre él, con la mano del anciano incrustada en el cuello, como si lo hubiese quemado, el vapor seguía saliendo de la unión de sus carnes.
Y fue como una ilusión…
El chakra de Danzo se esfumo en un parpadeo, casi como si jamás hubiese existido, su cuerpo cayó al suelo mientras seguía siendo desgarrado por la katana que terminaba de cortar por completo desde su pecho hasta su hombro izquierdo, dividiendo cacofónicamente la estabilidad de su carne, desplomándose de espaldas sobre un charco de sangre y tierra, completamente abierto, sin vida. Casi en ese mismo instante se podía escuchar el suspiro aliviado de gran parte de la aldea, alzando un grito envestido de felicidad.
Pero en el mismo instante que este termino de inhalar oxígeno, el chakra de Sasuke también se evaporo, como si hubiesen estado conectados, como la espuma en el mar, sin anuncio, sin esperanza. Su cuerpo permaneció estático sosteniendo su arma, sin moverse ni un ápice; cuando la mano del anciano se desprendió de su cuello aún humeante, sus ojos se mantenían abiertos distinguiendo por primera vez la imagen de Konoha: destruida, en llamas, abrazada por el terror y el miedo, inundada de gritos y suplicas.
En sus ónix negros se reflejó el cielo rojizo, que terminaba el día, como queriendo quemarlos, estrecharlos en un manto rojo, ensangrentado. Sus ojos se nublaron lentamente, y para ese momento, Uchiha Sasuke no pudo ver ni sentir nada más. Estrellándose estrepitosamente contra el suelo.
-No, no, no, no por favor –Gimió con los ojos cristalizados- ¡Sasuke!
-¡No! –Esa negación había salido desde el fondo de su corazón, todos lo sabían- Ese demonio no merece atención ¡Déjalo morir! –Clamó encolerizado Shikamaru, desestabilizado completamente, por primera vez –Temari… Temari está muerta por culpa de ¡Él y su maldita ambición! –Sus dientes rechinaron con rabia mirando la escena.
Sakura bajó la cabeza abrumada, mientras Tsunade ladeaba la suya, ambos puntos tenía razón, ambos escenarios la conflictuaban, enfrentándose cara a cara: ella era una médico, su deber era salvar vidas, sea la de quien sea; pero él era un traidor, un asesino y el causante de que Konoha estuviera en ruinas, al menos esa era la percepción de la gran mayoría.
La rubia miró a Sakura, esta estaba con la cabeza baja y los puños apretados sentada en el sillón, completamente exhausta pero de inamovible, el poco chakra que había quedado aún en su cuerpo lo había usado para salvar el hilo maltrecho del cual aún pendía el alma de Sasuke Uchiha. Pero ahora, en una especie de votación, los ninjas que aún estaban de pie se aglomeraron en su oficina tratando de llegar a una resolución.
-Naruto… -Llamó la rubia para saber su opinión, este alzó la cabeza desganado.
-Yo… -Miró a Sakura por unos breves instantes, con tristeza, para después cruzarse de brazos y mirar la pared, intentando no ser atropellado por sus sentimientos- Esta vez concuerdo con Shikamaru, él no se lo merece –Susurró con los dientes apretados.
-¡Naruto! –Exclamó Sakura sorprendida.
-Sakura-chan… mira todo este desastre, mira lo que provoco su insensatez –Sus ojos aflojaron levemente rabia y dolor al mismo tiempo- Entiendo que Konoha también tiene culpa pero… –Musitó con sinceridad y sin mirarla aun- Temari, Chouji, Kiba, Shino, Tenten, Gai, Anko, están muertos y muchos de nuestros amigos muy heridos… yo no…
-Pero… él me salvo –Susurró la oji-jade mirando el suelo intentando que eso fuese suficiente, para ella, para los demás.
-¿Y cuántas veces te ha tratado de matar? –Preguntó Kakashi con frialdad.
-Aun así… -Intentó argumentar.
-Sakura… ellos tienen razón –Concluyó la rubia, sin poder mirarla a los ojos.
La chica apretó los dientes y los puños, iracunda, se levantó de golpe, su vista se fijó en su sensei con una inexplicable cantidad de sentimientos en una sola mirada, esta le devolvió la mirada, sorprendida, sus ojos jade se afilaron y miraron a todos los que se encontraban ahí, culpándolos, lo sintieron en cada tono que degradaban sus ojos.
-Me... Me da exactamente igual lo que haya hecho… –Apretó los labios, no podía decir la verdad pero si, algo que también era cierto –Soy una médico y mi deber es sanar a los enfermos usted me lo enseño –Miró con ira a la rubia- Sea a quien sea, siempre que este herido hay que ayudarlo, enemigo o amigo -Tsunade apartó la mirada contrariada- Si usted no lo hace ¡Lo haré yo! No me importa la opinión de ustedes –Su voz por primera vez en la vida sonó como un cuchillo ardiente- Ustedes que saben que todo esto paso por Danzo, por el maldito poder que tenía sobre Konoha, porque nadie jamás dijo nada, nadie pudo decir la verdad, fuimos una aldea hipócrita que acepto el sacrificio de otros sin dar nada a cambio, y yo… yo… no viviré con eso.
Todos los que se encontraban ahí presentes sintieron como si los hubiesen apuñalado, por la única y vaga razón de ser, en parte, culpables, de todo lo que estaba sucediendo y lo sabían, fluía en el aire como un veneno quemándole los pulmones. Había sido como un silencioso secreto, que se infundía en los habitantes de la aldea que vivían pacíficamente, día tras día, a consta del sufrimiento de otros. Ahora se había transformado en un secreto a voces, que se gritaba, resquebrajado, pidiendo explicaciones, pidiendo retribución.
Sakura salió corriendo rápidamente de la torre del Hokage, sus pasos se guiaron casi asfixiados a lo que aún quedaba de hospital, aunque la aldea estaba en ruinas, como siempre el corazón de todo, donde recurrían a pedir auxilio, debía como fuese mantenerse en pie. No le importaba la opinión de los demás, tenía que salvar a Sasuke, fuese como fuese, no por haber estado enamorada de él, sino por las incontables veces en que él la salvo, pero sobre todo, por cumplir con su deber como médico.
Su corazón se negaba a abandonarlo, por rabia, por lealtad a Konoha, por dolor y por miedo, sus sentimientos siempre la traicionaban, el ápice de esperanza que le quedaba era salvarlo, y poder así lograr que él volviera sonreír, sonreír de verdad, porque lo deseaba, si algo deseaba desde el fondo de su corazón, era eso, poder verlo sonreír, que volviese a vivir; apresuro el paso, no tenía chakra y lo sabía, o por lo menos no suficiente para ayudarlo…
Pero debía hacerlo.
-Sakura… -Balbuceó la Godaime al ver su figura perderse en las calles de la aldea.
-Maldición –El portador del Kyubi golpeó la pared con fuerza, frustrado al haber sido atropellado por los sentimientos de su amiga.
Todos ahí querían desaparecer, querían ser ignorantes de la verdad y poder elegir libremente lo que más le distaba su corazón, sin remordimientos. Shikamaru estaba recostado contra uno de los muros de la oficina, intentando acallar las voces que le pedían ayuda, intentando acallar sus sentimientos, a su corazón. La mayoría de sus compañeros estaban heridos en el hospital o muertos, la persona que amaba se había desvanecido delante de sus ojos, como la arena; no podía pensar en nada, incluso si Sakura tenía razón, ya no podía pensar.
-¿Qué hará Tsunade-sama? –Resonó la voz de Hatake, como eco que repetía el pensamiento de todos, después de reflexionar, tenía la voz ronca, y el alma en un hilo. Él también había perdido mucho.
-…–Lanzó un largo suspiro intentando no perder los estribos, dejando su Suspiró –Yo… -Apretó los ojos indecisa.
El sudor caía por su mentón casi como si estuviera bajo el ardiente sol de Suna; llevaba ahí, sola, media hora, intentando hacer lo imposible. Su chakra era tan escaso que apenas podía cerrar pequeñas heridas superficiales con una lentitud desesperante, por mucho que su cerebro iba más rápido que sus manos, nada estaba saliendo como quería, todo se estacaba una y otra vez al topar con la realidad. Furiosa consigo misma comenzó a llorar en silencio, tragándose las ganas de gritar.
¿No podía hacer más? ¿No podría ayudarlo y terminaría muriendo en ese lugar? ¿En sus manos?, se sentía frustrada, inútil y agobiada, como si le hubiesen puesto el peso del mundo sobre sus hombros y no podía, no sabía llevar esa responsabilidad. Sus lágrimas se deslizaron hasta el torso magullado del azabache, mezclándose con el polvo y la sangre. No mejoraba ni un ápice, apenas y lograba mantener su ritmo cardíaco en el mínimo para declararlo vivo.
-Llorar no soluciona nada –Una voz suave, como un ronroneo la quiso acoger, su respiración levemente agitada la volvió a la realidad, levantado la vista sorprendida.
-…-Sus ojos se nublaron sin poder enfocar bien a la mujer delante de ella, sus manos no se desprendieron del cuerpo del Uchiha a pesar del débil brillo de su chakra- ¿T—Tsunade-shishou?
-Te ayudaré… ya que fui yo quien declaro ese lema, no quiero ser una cobarde de mis dichos más tarde –Sus labios se curvaron en una minúscula sonrisa, orgullosa del esfuerzo de su estudiante.
-Gracias…-Murmuró entre lágrimas, sus manos temblaban sin poder dejar de sonreír de la emoción- Gracias, gracias, gracias Shishou.
-Veamos…
Fueron cerca de dos horas más las que ambas siguieron en ese lugar, medio destruido, que se removía con cada movimiento, apartado del resto de los heridos; intentando ayudar al último de los Uchiha. Tsunade tenía claro que habían muchos otros pacientes, y aunque confiaba en su equipo médico, éticamente estaba ligando más responsabilidad a este sujeto que a ningún otro; mientras lo atendía comprendió lo que sucedía en su organismo… había una profunda quemadura en su cuello, que luego de analizar pudo reconocer. Negó con la cabeza, lo pudo ver en su estado era una especie de castigo… como si el destino se empeñara en truncarle una y otra vez el camino a este sujeto, sin tregua, sin piedad.
Sakura por su lado estaba tan exhausta que no podía analizar ni forzar su cerebro de más, seguía ciegamente cada una de las instrucciones que su maestra le daba, sin comentar nada, sin criticar. Sabía que algo estaba mal, la red de chakra del ojinegro había desaparecido como el agua entre los dedos, pero no podía explicar el porqué, incluso si deseaba indagar más, estaba tan cansada que apenas podía mantener los ojos abiertos.
-Ya basta Sakura –La rubia tomó una de sus manos para detener lo que estaba haciendo, casi inconsciente frente de ella- No podemos hacer más, ya está estable, debes parar.
-Pero aún no…
-No –Apretó su mano entre la suya, intentando hacerla entrar en razón- Escúchame bien, por el momento es todo lo que podemos hacer… después te explicaré lo que haremos con él, ahora ve a descansar, enviare a este chico a una habitación –Afirmó con seriedad logrando que esta la mirara directamente a los ojos.
-Tendrá que poner Anbu para que lo custodie –Siseó casi errante mientras enfocaba la imagen delante suyo.
-No será necesario –Susurró levemente Sakura solo alzo una ceja extrañada- Venga, vete a casa, descansa, es una orden –Decretó mientras la soltaba, esta suspiró exhausta, una enfermera paso a las espaldas de la peli-rosa y la Hokage le hizo una señal para que entrase.
-No…no yo… me quedare aquí –Apretó sus manos detrás de la espalda, inquieta.
-Eso no servirá de nada… no se recuperar más rápido si estás aquí –Le advirtió mientras cruzaba sus brazos delante de su pecho, la enfermera se posiciono a su lado, dándole un saludo formar a la Haruno, que apenas pudo bajar la cabeza.
-L...Lo sé pero de todas maneras –Trató de decir, la rubia comenzó a vendar el cuello del azabache con ayuda de la enfermera, ignorándola- Es mi responsabilidad.
-¿Por qué? –Preguntó en un susurró incrédulo, levantando la cabeza.
-Él está así… esta así por mi culpa –Siseó bajando la cabeza avergonzada.
-Es culpa suya –De repente su tono se volvió sumamente irritado, Sakura lo noto de inmediato, deseo haberse guardado sus réplicas. La oji-ámbar desvió la mirada intentando contenerse.
-Eso ya no importa –Le sonrío un poco intentando calmar el ambiente- Por favor… Shishou
-Haz lo que quieras –Balbuceó amargamente mientras salía de la habitación. En su corazón estaba el dolor profundo de saber que su más querida alumna no se desligaría, probablemente jamás, de ese bastardo sin corazón.
Una vez la Senju desapareció de la habitación, la enfermera relleno un formulario lentamente, mirando de vez en cuando al chico, Sakura noto en sus ojos el deje de ira, en cada trazo que daba silenciosamente con su pluma. Unos minutos después ingresaron otros médicos, probablemente enviados por la rubia, para poner al Uchiha en otra camilla, mucho menos sucia y maltratada que la anterior, para trasladarlo al piso superior.
El ambiente era tan tenso que podría haberse cortado con un cuchillo y hacer figuras con el, nadie menciono ni una sola palabra mientras daban los primeros pasos, de manera apática. La oji-jade respiró profundamente, intentando recuperar energías, y siguió a los médicos con una pesadez inexorable, más alejado de estos vio sus labios articular palabras de odio hacia su, ahora, paciente. No dijo nada, no podía y era entendible…
Konoha ya no era Konoha… sino más bien
escombros…
Ya habían pasado 5 días desde que la calma, en parte, había vuelto a la aldea de la hoja, las personas creían fervientemente en que la victoria podía hacerlos más fuertes, pero muchos estaban tan destrozados, rotos, y heridos, que apenas podían levantar sus cabezas para ver la luz del día, para intentar levantarse. Existía una brecha sin precedentes entre los que quedaron y los que se habían ido, un dolor que crecía con cada minuto, sin tregua, sin compasión; la aldea estaba dividida entre aquellos que creían haber ganado esa batalla… y los que la perdieron.
La peli-rosa se removía incomoda en la oficina, a medio reconstruir, de la Godaime, la misma que frente a ella intentaba esquivar la mirada ansiosa de su estudiante a toda costa; había una especie de trato implícito entre ellas, pero para el resto de la aldea, lo que habían hecho no tenía lógica ni razón. Había sido una medida egoísta, que se mezclaba con el amargo trago de la muerte, y ambas tenían claro que debían afrontar esa decisión para siempre.
Aun así, la Haruno no podía dejar de estar preocupada por el estado del último Uchiha, ella misma lo había estado supervisando en los últimos días, podía ver a kilómetros de distancia el paupérrimo estado en que se removían los vestigios del que alguna vez fue su compañero. Pero lejos de eso, había cosas que no podía aclarar con su propio conocimiento, con su lógica. Aunque parte de Konoha se estaba levantando, había alguien de suma importancia para ella que no lo hacía, y no veía muestras de que sucediera de cualquier manera.
-Pero Tsunade-shishou –Hastiada su tono se volvió mucho más impaciente- Dígame ya… por qué… ¿Por qué no despierta? ¿Por qué no siento su chakra? ¿Por qué… por qué Sasuke no mejora? –Indagó con los labios apretados.
-… –La miro detenidamente para luego lanzar un sonoro suspiro, se reclino en su asiento detrás del escritorio con resignación- ¿Ya lo notaste verdad? –Sonrió con un deje de amargura pintando sus labios.
-Sí –Afirmó entrecerrando los ojos- Hace unos días pude darme cuenta de todo esto… –Aparto la mirada hacia un lugar indefinido del despacho- ¿Por qué? Yo… creía que lo habíamos ayudado.
-Y lo hicimos. –Dijo asintiendo con la cabeza.
-¿Entonces? –Volvió a preguntar.
-Uhmm –Cerró los ojos y puso sus manos sobre el escritorio- Nakiroi Do Me... Ne Dokuro… Lai Mina Kiru… Yoku Nari… Ayako no dama –Paro antes de decir la última frase, sus dedos de la mano derecha estaba rodeados de un chakra rojo carmín mientras la peli-rosa, asustada, retrocedió.
-Eso fue lo mismo que… -Farfulló, atónita y asustada, al reconocerlo.
-Exacto –El chakra de sus manos desapareció de golpe- Es un jutsu prohibido que muy pocos saben que existe… -Miró a la chica- ¿Sabes porque está prohibido?
-No… -Admitió atemorizada.
-Este jutsu cierra toda la red de chakra, y no solo eso, la elimina, incluso teniendo la opción de no matar con eso, reduce los sentidos fisiológico, el sentido y percepción también, anulándote –Entrecerró los ojos mientras ponía la cabeza entre sus manos- ¿Qué puedes sacar de eso?
-Sasuke-kun está… –Sus ojos se abrieron aterrados y negó con la cabeza- No…No, no es posible, Tsunade-sama él no…
-Así es… él está muerto en vida –Cerró los ojos manteniendo la calma- No puede usar chakra, no tiene ninguno de sus sentidos ni como persona, ni los que pudo haber desarrollado en su vida como ninja, nada, es como una persona normal en un estado vegetal –Masculló con supuesta irrelevancia- Pero si hay algo de esperanza… –Volvió a abrir los ojos.
-¿Cuál? Tsunade-shishou ¿Aun podemos hacer algo por él? –Se levantó de su asiento poniendo sus manos sobre el escritorio de la Hokage, con el corazón desbocado.
-No, en realidad ya no podemos hacer nada –Sakura la miró confusa ante la contradicción- Pero tú dijiste que el ataque lo recibió en el cuello ¿No? –La chica asistió recordando la escena, sus manos temblaron- Pues eso lo salvo, supongo que Danzo lo hizo midiendo tu altura, Sasuke es más alto que tú –Murmuró examinándola con interés- Este ataque tiene que ser directo en el rostro para que haga el efecto deseado, matar o eliminar todo rastro de energía, supongo que Danzo quería hacer eso, eliminarte como ninja pero no matarte… Eso quiere decir que lo más probable es que Sasuke despierte.
-¡¿De verdad?! –Preguntó sin poder ocultar su felicidad.
-No te alegres tanto –Sakura se encogió apenada, entendía que su comportamiento no era adecuado para la situación- Puede que despierte, pero si lo hace lo más probable es que quiera morir, su orgullo lo empujaría hasta ahí…-Musitó anecdóticamente con tono bajo, como reflexionando sobre algo más allá de la simple información.
-¿Por qué? ¿Qué razón tendría? –Preguntó abriendo los ojos encrespada.
-Por lo que he visto en sus exámenes hasta ahora… –Comenzó con un tono profesional, removiendo unos papeles sobre su escritorio, como si realmente quisiera leer algo nuevo en ellos- La mayoría de sus sentidos se encuentran bien, al igual que sus funciones cerebrales como motoras… obviamente deben comprobarse cuando despierte pero…
-¡Dígamelo de una vez! –Gruñó, alterada bajo el halo de incertidumbre que su sensei acrecentaba en cada segundo.
-Sasuke está ciego –Siseó con seriedad y la mirada inmutable.
-¿Qué?… -Murmuró en un hilo de voz.
Eran sus pecados, haciéndolo pagar.
