¡Bueeeenas!

Les presento mi segundo fanfic. Fue un momento de inspiración y espero continuarla si les gusta.

Aclaraciones: Al igual que en mi otro fic "¿Merece la pena?" (en progreso), no es exactamente igual que la historia de Naruto. Aquí, Sakura está con Akatsuki, que tiene una aldea con su nombre. Los demás están en Konoha. Y, en principio, no se conocen (Tal vez lo cambie más adelante).

¡Dejen Reviews para la conti!

LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN.

Hacía un día glorioso en la Aldea de Akatsuki, el sol brillaba con fuerza sobre sus cabezas y no había ni una nube a la vista.

Sakura, la famosa kunoichi y médico de la Aldea, se acercaba pacientemente al lugar dónde el enemigo capturado iba a ser ejecutado delante de todos los civiles. Estas cosas no iban con ella pero teniendo en cuenta su rango en la aldea… Tenía que ir.

¿Cómo se llamaba el capturado?... Arg, no lo recuerdo. ¿Sanosuke, Saso…? Bah, qué más da, en unos minutos estará muerto.

Se movió entre los civiles que se agolpaban emocionados esperando el espectáculo. Qué sádicos… Hizo una mueca de desprecio ante el pensamiento. Se movió entre ellos sin que nadie se quejara, todos sabían quién era, hasta llegar a primera fila. Se colocó un poco antes del lugar exacto de dónde iban a matar al enemigo. Una cosa es tener que verlo por fuerza y otra estar tan cerca como para que te salpicara la sangre. Se desbancó un poco de los civiles, alejándose un par de paso más adelante del pasillo que habían formado para que pasara el preso.

Vio una niña pequeña, de unos cinco años en los hombros de su padre e hizo una mueca de horror al pensar quién demonios llevaría a su hija pequeña a ver semejante espectáculo. Le entraron náuseas.

Y empezó a pensar en su infancia. Ella fue totalmente feliz, alejada del mundo de la guerra, solo se tenía que preocupar de llegar a tiempo para que su padre no la castigara por llegar demasiado tarde. Sonrió ante eso. Ojala siguieran vivos.

Suspiró y movió varias veces la cabeza, intentando alejar los pensamientos tristes. No quería recordar la muerte de sus padres, no quería recordar como Orochimaru le había dicho que habían asesinado a sus padres. "Probablemente, alguien de Konoha", dijo. Jamás supo quién ni cómo. Solo tenía 9 años cuando ocurrió. Recordó cómo Orochimaru se hizo cargo de ella, la entrenó hasta convertirla en alguien fuerte. Muy fuerte. No puedo creer que Orochimaru me obligue a casarme con…

Pero su pensamiento fue interrumpido por el jaleo que se formó un poco más allá. Ya vienen.

Desde lejos pudo ver como se acercaban Sasori y Deidara, cada uno agarrando de un brazo al infeliz que iba a ser ejecutado. La gente lo abucheaba a su paso, feliz. Y le volvieron las náuseas al ver a los civiles. No le puso ver la cara al enemigo, miraba al suelo. Aunque puso intuir… ¿Una sonrisa?

Era alto, fuerte, con el pelo azabache y la piel nívea ahora marcada por varias heridas de haber sido torturado. Levantó la cabeza durante un instante y pudo ver sus ojos azabache y esa extraña sonrisa. Es Uchiha Sasuke. De repente, el nombre le vino a la mente aunque no sabía por qué. Ella nunca había tenido contacto con él.

El tal Uchiha era extraño, no inspiraba pena como los demás presos. Inspiraba miedo, respeto… Incluso, ahora que iba a morir.

Sakura se quedó mirando al suelo. Definitivamente, estas situaciones no van con ella. Suspiró y relajó los hombros. Ojala sea algo rápido y pueda volver a casa.

El enemigo estaba a punto de pasar por delante de ella pero ella solo miraba al suelo.

Sasuke, a pesar de estar a unos pasos de la muerte, solo esperaba su oportunidad. Avanzaba por aquel pasillo humano con una sonrisa irónica en la cara, esperando pacientemente.

En un momento, vio que le faltaban unos pasos para llegar a una pelirrosa que no lo miraba, solo miraba al suelo pero estaba alejada de la multitud y con sus armas en la cintura, lo que significaba que no era una civil. Se sorprendió al ver su expresión, no parecía disfrutar como el resto.

Miró de reojo al pelirrojo que lo sujetaba, él era quién llevaba su preciada katana.

Dos pasos más y… Esta es mi oportunidad. Sasori se resbaló, dejando caer la katana de Sasuke al suelo y estuvo a punto de caer hacia atrás si no fuera porque Deidara detuvo su caída, lo que hizo que ambos y casi todo el público dejara de prestarle atención durante un momento.

Sasuke no desaprovechó ese golpe de suerte e hizo lo primero que se le ocurrió. Llevaba las manos con grilletes pero la cadena que las unía era lo suficientemente amplia como para que, en un momento dado, recogiera su katana del suelo y tirara fuertemente del brazo de la distraída pelirrosa, que estaba con el ceño fruncido mirando a Sasori y Deidara. Pegó un fuerte tirón y la sujetó a la altura de los hombros con un brazo, mientras que con la otra le colocó la katana en el cuello.

A Sakura se le cortó la respiración en el momento que sintió que tiraban de ella. No se esperaba esto. Mierda, soy gilipollas. No podía creer que tuviera tan mala suerte como para que ese idiota la cogiera a ella entre tanta gente.

Todos se alarmaron pero fueron demasiado lentos para Sasuke. Cuando ellos ya estaban dispuestos a hacer algo, Sasuke ya se encontraba en un tejado, tirando de la pelirrosa que se negaba a moverse en silencio para alejarse de aquella plaza.

-¡¿Cómo coño podéis haber sido tan estúpidos?! – Orochimaru hablaba enfurecido. Gritaba al rubio y al pelirrojo fuera de sí. No podía creer que hubieran perdido a Sasuke y… A Sakura.

-No saldrá vivo de aquí, Orochimaru. – Habló Sasori, todo lo sereno que podía.

-Más os vale. O si no, los ejecutados seréis vosotros. – Contestó la serpiente. Tragaron duro. Sabían que no temblaría en hacerlo.

Un poco más allá, Sasuke seguía tirando de Sakura para que se moviera hasta que ambos se pararon en un tejado. SE miraban el uno al otro pero no decían nada. Sasuke parecía tratar de recordar algo.

-Ese pelo… Esos ojos… - Murmuraba mirando a la pelirrosa, que lo miraba con una ceja alzada. – Tú eres Haruno Sakura. La kunoichi esa de tanta fama. – Terminó sonriendo por su logro. Un hilo de sangre salió de su boca.

-Así es. – Le confirmó Sakura.

-Vaya, qué suerte he tenido. Como nunca te había visto en las celdas, pensaba que no estabas por aquí.

¿Por qué ese sujeto sonreía de esa manera? Además, ¿qué importaba quién fuera ella? ¿No se daba cuenta de en qué situación se encontraba?

-¿Por qué has parado aquí? ¿No te das cuenta que lo que tendrías que hacer es correr hasta dejar atrás el territorio de los Akaktusi si quieres vivir? – Preguntó intrigada.

-¿Ya tequieres librar de mí? – La contradijo Sasuke alzando una ceja. Ésta no contestó y desvió la mirada. – Lo siento pero me acompañarás un tiempo, Sakurita. No haber estado distraída. – Le dijo burlándose de ella.

-¿Cómo? – Preguntó incrédula. – Pero, ¿para qué me quieres? ¡Lo que tienes que hacer es huir! ¡Yo no te voy a ayudar, es más, te entorpeceré!

-¿Huir? ¿Sin que nadie me vea? Eso no tiene gracia, Sakurita. Además, no me puedo ir con esto. – dijo levantando ambas manos, refiriéndose a los grilletes. – Necesito las llaves.

Sakura bufó impaciente.

-¿Y cómo piensas conseguirlas?

-Ahí es dónde entras tú. – Dijo Sasuke con una expresión de burla.

-Ya te he dicho que no pienso ayudarte. – Dijo la pelirrosa cruzándose de brazos.

-No hace falta. Tengo entendido que en esta aldea te aprecian mucho. Creo que me las darán a cambio de tu vida. – A Sakura se le heló la sangre. No dijo nada. Sasuke al ver su expresión, continuó con una sonrisa. – No voy a matarte, pequeña, pero ellos deben creer que sí. Y, ahora, vamos, que nos van a pillar antes de tiempo.

Deambularon un poco más por los tejados, con el azabache agarrando a la pelirrosa del antebrazo y tirando de ella para que se moviera a su velocidad. Bajaron de un salto a un callejón oscuro. Toda la aldea estaba buscándolos.

-No vas a salir de aquí con vida, Sasuke. – Dijo Sakura. Pero Sasuke notó que no era una amenaza, era más bien un consejo para que huyera, la notaba triste. Sonrió con suficiencia pero no contestó.

Tiró de ella avanzando por el callejón pero se detuvo a ver guardias con el símbolo de Akatsuki buscándolos por la calle perpendicular al callejón donde estaban. Sintió un poco de pánico y cubrió a la pelirrosa con su cuerpo arrinconándola contra la pared. Tapándolo en su mayoría, no sin antes pasar sus cadenas por la cabeza de la pelirrosa.

Sakura no tuvo tiempo a reaccionar. Y la besó. Y le gustó.

Al principio, estaba bloqueada, sorprendida, pero después entendió lo que pasaba: Sasuke solo estaban fingiendo que eran amantes para disimular con los guardias. Y, sin saber muy bien por qué lo ayudaba en vez de separarse de él y gritar para que le capturaran, le correspondió el beso, poniéndole puso las manos en la nuca, cosa que sorprendió al pelinegro.

Sasuke llevaba las riendas del beso, era dulce con ella. Le estaba encantando esa pelirrosa. A pesar de que los guardias se habían ido, él continuó con el beso un poco más de lo necesario, no quería alejarse de ella.

Cuando se separaron, él sonrió arrogantemente, haciendo que la pelirrosa bufara de impaciencia, lo que le hizo ampliar su sonrisa.

Unos minutos más tarde, la pelirrosa se encontraba en otra situación aún más increíble. No sabía muy bien como Sasuke se las había arreglado para acabar así.

Estaban justo en la gran puerta de la Aldea, con casi todos los Akaksuki en frente, temblando de rabia: estaban Deidara, Sasori, Orochimaru y… Kisame. Chasqueó la lengua al ver a éste último.

Ella estaba de espaldas a Sasuke, aunque completamente pegada a él. Éste la aprisionaba con su brazo sobre los hombros, inmovilizándola, como cuando la agarró por primera vez y la katana en su el cuello de la pelirrosa.

Sakura tembló un poco al sentir que Sasuke había acercado un poco más el filo de la katana a su cuello. Sasuke lo notó y apoyó la cabeza en su hombro. Acercó su boca al oído de Sakura y le susurró: "No te haré daño". Solo ella lo oyó, los otros ni se dieron cuenta de que le habló.

Extrañamente, Sakura se sintió segura con sus palabras, se sintió más segura de lo que había estado en su vida.

Kisame, al ver que Sasuke se había acercado demasiado a Sakura, apretó los puños. Sasuke se dio cuenta pero no lo entendió.

-Suelta a mi prometida. – Dijo Kisame con ira contenida. ¿Prometida? Se preguntó Sasuke.

Y, en vez de dirigirse a Kisame, sonrió contra el cuello de Sakura, lo que hizo que a ella le recorriera un escalofrío por todo el cuerpo, y le preguntó:

-¿Te vas a casar con el pez este? – Preguntó Sasuke con burla, casi susurrándolo en el cuello de Sakura.

Sakura asintió, insegura de lo que iba a decir.

-Nos casamos pasado mañana. – Hizo una mueca de asco casi imperceptible. Solo Sasuke se dio cuenta, lo que hizo que él sonriera aún más.

-No lo creo, pequeña. Tú te vienes conmigo. – Sakura frunció el ceño, eso no era lo que ella había entendido. Pero no le puso contestar, porque Sasuke empezó a hablar con los Akaktsuki.

-Si me dais la llave de los grilletes, tal vez me piense lo de no acabar con tu prometida, Kisame.

Los Akatsuki temblaban de ira pero tras unos instantes de divagación, Orochimaru le tiró la llave a los pies de Sakura. Sasuke le hizo un gesto para que las recogiera y así lo hizo.

El pelinegro obligó a la pelirrosa a que se diera la vuelta. Estaban demasiado pegados. Su respiración se aceleró un poco.

-Quítamelas, pequeña. – Sakura abrió uno de los grilletesy cuando se disponía a abrir el otro, la detuvo. – Póntelo tú. – Sakura le miró con el ceño fruncido.

-¿Qué? – Preguntó sin creerse lo que le había dicho.

-Ponte tú ese grillete y dame las llaves. – Sakura suspiró de impaciencia pero no tuvo más remedio que hacerlo.

Justo cuando Sakura se iba a dar la vuelta para volver a la posición inicial, Sasuke miró a Kisame con una sonrisa arrogante y la besó de nuevo. Un beso ni corto ni largo pero lo suficiente para hacer rabiar a Kisame. Tanto, que creía que los mataría a ambos. Pero Orochimaru lo detuvo.

No supo cómo demonios Sasuke se las había arreglado de nuevo pero allí estaban. La noche había caído sobre ellos, estaban fuera de los límites de la Aldea de Akatsuki y habían encendido una hoguera.

-Ya has escapado, ¿por qué no me sueltas y nos olvidamos de esto?

La pregunta de Sakura hizo sonreír al pelinegro. No estaba dispuesto a soltarla.

-¿Quién te dice que no te voy a llevar a Konoha para ejecutarte como vosotros íbais hacer conmigo?

Sakura se quedó pensando y tembló. ¿Eso era todo? ¿La iba a ejecutar?

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Graacias.

~NekooUchiha~