Disclaimer: El mundo de Owari no Seraph, su trama y personajes no me pertenecen; la idea original y las ilustraciones pertenecen a: Takaya Kagami, Daisuke Furuya y Yamato Yamamoto.
Notas de Autora: Esto es un regalo para los fans del Yuumitsu, salidos del armario o que aún no se han atrevido, así como los no tan fans pero igual lo leen (?) Jeje, este primer drabble es el más sencillo, prometo que mejoraré con los demás.
Dedicatoria: Shadechu Nigthray
Prompt: 001 Inicio ["Tabla Básica" 30 vicios]
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El primer encuentro de ambos fue, huh.. enigmático y peculiar, dejando de lado el excéntrico reencuentro de Shinoa y Mitsuba, donde no pasó un segundo para que ambas invocaran sus armas y comenzaran una confrontación que terminó con Guren tomándolas del cuello y los otros tres chicos con la boca abierta; nadie espera que una vez hubiesen salido de las murallas, y fueran presentados como compañeros de escuadrón, Mitsuba lanzara una potente patada lateral a Yuichiro, la cual detuvo sin inmutarse. Esta chica es terrible, pensó Yu, mientras las miradas de ambos chocaban impregnadas de dureza.
Y el suceso tan sólo fue la primera impresión. Conforme transcurrían las horas como equipo, un aura enrarecida ondulaba en torno a los miembros del escuadrón y era fácilmente palpable con las yemas de los dedos, sin embargo, estalló cuando en medio de un momento de decisión, Mitsuba negó con ahínco el caer en una trampa tan obvia tendida por los vampiros.
—¡¿Cómo se puede llamar escuadrón exterminador de vampiros si ni siquiera podemos salvar a una niña?!.
—¡Cállate!—Sangu le sostenía por la muñeca, con más desesperación de la que hubiese querido, el agarre temblaba con vehemencia por la fuerza ejercida, ninguno de los dos cedería. Tenían sus razones, pero aún ninguno comprendía el mundo del otro; uno teñido de negro, más alta jerarquía de arrepentimiento manchado de carmesí, siempre tatuado ardiente el momento que por un descuido de Mitsuba al romper la formación, fue atacada por un jinete del apocalipsis y su líder pagó con la vida el precio de su imprudencia; el otro, nublado por la pérdida de sus familiares, siempre revestido de blanco impoluto, reflejo del lugar donde la sangre cálida y espesa se deslizó sobre cuellos inocentes. Aún no eran conscientes... aún una gruesa capa de hielo los recubría, y por eso, con un movimiento brusco, Yuichiro se soltó del agarre de la joven y se lanzó sin miramientos contra la bestia.
Por un instante percibió la historia repetirse de nuevo, Mitsuba abrió los ojos estupefacta, pero reaccionando casi de inmediato, corrió tras Yu, para evitar que otra catástrofe se sumara a su punzantes memorias. Y en medio de la adrenalina que palpitaba en las venas, cuando vio de soslayo un par de vampiros descender, cuando vio al pelinegro defenderse con su arma, cuando ella dio el golpe final al jinete, y mientras trataba de cubrir lo más posible su piel de la lluvia de sangre, admitió que Yuichiro y ella se parecían más de lo que hubiese querido.
Y horas después, mientras lo observaba a unos metros de distancia consolar a la pequeña con una sonrisa reconfortante, Mitsuba entrecerró los ojos sintiendo un suave aleteo dentro de si, como una especie de comprensión y sentimiento profuso de una tenue admiración mutable; tal vez había errado con su primera impresión sobre él, Yu era distinto a muchos... Apretó la mandíbula, mientras inhalaba por la nariz con lentitud.
Aún no era momento. Pero fue el inicio de algo grato y cálido, un rayo de sol en medio de aquel mundo destruido.
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