Hola!!!! bueno aquí les dejo este fic... esta basado en las ideas que me dió una amiga, en realidad hablábamos de cosas triviales y salió el tema de la historia, y se me ocurrió pasarlo a fanfic con Hermione Granger y Draco Malfoy :) ... tenían que ser ellos, porque se ajustaba a la idea que tengo del fic, y a que esta pareja me esta gustando bastante jajaja aunque sea imposible lo se lo sé, según Rowling esto en el mundo Potteriano sería impensable, pero bueno somos fanáticos y tenemos imaginación.

Aclaración de puntos:

1.- La historia se desarrolla en el mundo mágico, están muchos elementos que Rowling describe en el.

2.- Los personajes, ideas del mundo mágico, etc, son de la genial cabeza de J.K.Rowling, de eso no hay duda!!! pero si las historias personales de los personajes están inventadas por mi, osea ¿creo que son "Ooc"¿o no? aun no entiendo bien la "jerga" de fanfic, pero supongo que eso es. Por lo tanto si odian los "Ooc" no lean este fic porque no necesito que comenten que mi historia sufre de síndrome de "out of character" , y no lo digo con afán "violento", si no como una mera declaración de principios, bueno o quizás no es tanto, mejor lean el primer capitulo xD jaja porque obviamente Hermione es inteligente, exitosa y no es la "típica" Hermione que he leído en varias historias que se preocupa de si los tacos miden 5 o 7 centímetros (no tengo nada en contra de los que la describen así pero aclaro que este NO es el caso)... y Draco... bueno... Draco es un caso aparte xD jaja, sigue siendo un Malfoy así que no es necesario entrar en descripciones.

3.- Si tienen dudas, comentarios etc etc dejen reviews, porque o si no, no tengo idea si es que alguien lee la historia, y me sentiría algo estúpida escribiendo cosas y publicándolas aquí siendo que nadie las lee xD jaja y ahórrenme el sentirme estupida (que por cierto ha sido bastante frecuente este ultimo tiempo ¬¬)

Sin más que decir

los dejo con el primer capitulo

titulado

"El ascenso"

El despertador de su mesita de noche comenzó a sonar repetidamente, si bien sabía que había métodos menos ortodoxos de despertar que con "ruido molesto", se reconocía que ninguna de las maneras mágicas se acomodaba mejor a su cuerpo que aquel artefacto muggle; una fina mano lo alcanzó a tientas y lo apagó, la dueña de aquel brazo comenzó a desperezarse aún entre las sabanas de su cama, se volteó y miró el reloj, las 7 de la mañana; se levantó de un salto de su cama y se dispuso a tomar una buena ducha para comenzar su día.

Sabía que era una mañana importante, acaba de terminar de cerrar hacía pocos días un trato importante en la Agencia de Publicidad y Eventos Mágicos mas importantes de Londres, Hermione Granger sabía que como miembra de dicha Agencia, el haber cerrado ese importante contrato le valdría el esperado asenso que quería., de por fin poder tener un proyecto sola a su cargo. Si bien nunca esperó terminar trabajando en un lugar como tal, Hermione se sentía satisfecha con lo que había logrado con su vida hasta entonces, en Hogwarts había conocido a sus mejores amigos, sin embargo, en cuarto año, debido al trabajo de sus padres, tubo que trasladarse a vivir a Francia, por lo que fue muy bien bienvenida en la Academia de Magia Beauxbatons, había salido como la mejor alumna de su generación en dicha academia y había decidido volver a Inglaterra para realizar cursos de Relaciones Mágicas Internacionales, ahí conoció al Señor Terrence, un importante y millonario mago que le ofreció un puesto como Publicista en Jefe de su agencia de Eventos y Publicidad Mágica Sede en Londres, lugar en el que ya llevaba trabajando varios años, haciéndose prontamente conocida en los círculos importantes como una mujer que conseguía lo que quería y de un gran desplante, trabajar bajo la mano de Hermione Granger, sin que ella se lo propusiera, y más aun, sin que ella lo advirtiera aún, se había transformado en un sinónimo de éxito.

Luego de salir de la ducha se vistió sin poner mucha atención a lo que estaba poniéndose, se detuvo un momento frente al espejo; ya ni rastros de la Hermione Granger niña, ya era una mujer de 25 años, y con las cosas muy claras; había crecido convirtiéndose en una esbelta mujer, su cabello castaño, aunque continuaba sin dejarse dominar mucho por su dueña, lo llevaba hasta media espalda, sus dientes habían dejado de parecer demasiado grandes para su cara, si bien Hermione sabía que no era una chica perfecta, le agradaba la imagen que le devolvía el espejo, una sonrisa se dibujó en su rostro en un minuto de contemplación.

- ¡Hermione Jane Granger¿Bajarás a desayunar o esperas que contrate un elfo domestico especialmente para que te lleve el desayuno a tu dormitorio?- se escuchó la voz que provenía desde no muy lejos.

- ¡Ya bajo Ginevra! – le gritó la chica desde su dormitorio.

- ¡Te he dicho que no me llames así!- respondió la chica con evidente enojo en su voz.

Ginny y Hermione vivían juntas desde hacía 5 años, desde que Hermione se había asentado definitivamente en Londres, eran las mejores amigas, Ginny era cazadora en las Arpías de Holyhead, y pensaba, prontamente abrir una tienda de quidditch en el callejón Diagon, si es que todo salía como se lo proponía, que en el caso particular de Ginny, si ella así lo quería, así sería.

- Buenos días Ginny- le dijo Hermione sentándose en su mesa mientras Ginny, de espaldas a ella preparaba unos huevos al momento en que una tetera servía por si sola agua a unos tazones en el mesón.

- Buenos di... ¡HERMIONE!- dijo la pelirroja dejando los huevos al momento que la miraba con cara de "no otra vez".

- ¿Qué? – dijo despreocupadamente la castaña mientras untaba mantequilla para servirse un panecillo.

- ¿Es que no puedes siquiera hoy preocuparte que es TU GRAN DÍA de vestirte como si no fuera un troll de las cavernas el que escoge tu vestuario?

Hermione miró ofendida a su amiga por el último comentario, y miró su ropa en un intento de ademán de defensa.

- Pero que... ¿qué...

- Pero nada- le dijo Ginny al momento que le arrebata el pan que tenía a punto de echárselo a la boca mientras la agarraba de la muñeca y subían escaleras hacia el dormitorio de la castaña.

- ¿Y bien?- preguntó Hermione evidentemente molesta, y pensando aun en el pan del desayuno.

- y bien nada- decía Ginny mientras incursionaba el ropero de Hermione, al parecer, en búsqueda de una tenida mas apropiada para "el gran día".

- Es solo un día normal de trabajo Ginny, a lo mejor ni siquiera me hacienden a mi sub sector particular.

Ginny soltó un bufido de incredulidad por el comentario de su amiga mientras seguía revisando cajones y sacando prendas de ropa.

- Tiene 5 minutos para ponerse ¡esto!- dijo Ginny señalando el conjunto que llevaba en sus manos- y no más, señorita Granger.

- Si "experta en modas Ginny Weasley"- respondió Hermione mirándola con cara de pocos amigos a la pelirroja al minuto que tomaba la ropa y se metía al baño.

Al salir y ver la cara de triunfo sobre el rostro de su amiga, supo que ahora podría comerse su pan tranquila.

Luego de un desayuno bastante agradable, Hermione tomó sus cosas y partió rumbo a la agencia.

¿Almorzaremos juntas hoy?- preguntó Hermione antes de salir de la casa

- Es un hecho- respondió su amiga- ¿te veo en el callejón Diagon a la 1 de la tarde?

- ¿En el Gnomenregien?- preguntó nuevamente la castaña a su amiga, aludiendo al Restaurant alemán favorito de ambas, cuyo nombre significaba "danza de gnomos", que se encontraba en el segundo piso de un edificio en el callejón Diagon

- Te veo allá

Hermione se apareció en unos de los Halls de bienvenidas del Edificio Ramsay, lugar centro donde se desarrollaban todos los importantes negocios del Señor Albert Terrence, el dueño y señor de todo ese "imperio" en el mundo mágico, Hermione lo conocía bastante bien, había logrado desarrollar una gran amistad con él, sin embargo en los últimos dos años se había dedicado a ampliar sus negocios fuera de Inglaterra, por lo que pasaba muy poco tiempo en su país natal, así que había optado por dejar a cargo al, "cerebro de hormiga"(segun Ginny), de su hijo mayor Robert Terrence, aunque si bien no tenía para nada "cerebro de negocios" como su padre, Hermione sabía que era un tipo bueno, por lo que ella procuraba "guiarlo", para que de alguna forma no fuera el culpable de lanzar por la borda todo el imperio que su padre, la chica sabía muy bien, había logrado solo con mucho esfuerzo y perseverancia, de ahí que admirara tanto al Señor Terrence y aceptara trabajar para él, de alguna forma Hermione lo tenía de modelo a seguir.

- Buen día Señorita Granger – la saludó el conserje del lugar, un hombre bastante viejo pero muy atento a su trabajo y a las personas que lo rodeaban.

- Buen día para ti también Thomas- respondió alegremente la muchacha.

- El Señor Terrence está acá, acaba de llegar unos momentos antes que usted.

- Oh...- fue lo único que pudo articular Hermione, quien luego de dedicarle una sonrisa al hombre se dirigió al ascensor para ir a su piso.

Al momento que se subía al ascensor alguien entra tras ella y le toma delicadamente el brazo.

- Hermione... –le dijo un muchacho bastante guapo.

- Matthew- respondió la chica con un evidente tono de incomodidad en su voz.

- ¿Como has estado¿No me llamaste más desde...

- Si... lo siento, he estado... algo ocupada... – dijo Hermione interrumpiéndolo antes que terminara la embarazosa frase de "no me llamaste desde que tuvimos una cita y tu rehusaste besarme"

- Pues cuando tengas un tiempo...- le dijo el chico intentando captar su mirada, pero por lo visto Hermione creía que en ese momento era muy interesante el marcador del ascensor.

- "Piso 9, piso 9 piso 9"- se repetía la chica a si misma

- Bueno adiós- dijo Matthew al momento de bajar en el 6 piso.

- Adiós- respondió una aliviada Hermione.

Se sintió bastante mal, sabía que no había tomado una actitud muy amigable, pero es que no quería darle esperanzas a Matthew de algo que ella sabía que nunca pasaría, si era guapo, y buena persona... pero no era lo que la castaña andaba buscando, y no quería comprometerse con un hombre que no le interesaba más que como amigo, por eso no quiso darle un beso luego de aquella cita... la chica la recordaba bien, había salido solo por dejar de ver la cara de Ginny y escuchar sus sermones de "¡Hace siglos que no sales con alguien en serio!", y en el fondo Hermione sabía que la pelirroja tenía razón, pero es que simplemente ella prefería priorizar su trabajo, el amor y esas cosas estarían para después, además sentía que aún no encontraba a alguien especial...

El sonido del ascensor indicando que ya se encontraba en el noveno piso la sacó de sus pensamientos. La chica esbozó una leve sonrisa, se acomodó su chaqueta al momento que se erguía un poco.

- "Bien Hermione... este será tu día"- se dijo a si misma saliendo del ascensor para encontrarse con la recepcionista de la agencia que se hallaba enfrascada en un número de la edición de la revista "Corazón de Bruja".

- Buen día Aubrey- le dijo Hermione a la bruja.

- Buen día Hermione- le respondió la bruja sin quitar la vista de la revista- el Señor Terrence está acá y quiere que vayas a su oficina inmediatamente.

Hermione se dirigió a la oficina de su Jefe, y tocó la puerta.

- Adelante- señaló una voz bastante ronca, "y cansada" pensó Hermione.

- Buenos días señor Terrence- saludó la muchacha alegremente- me alegra que haya vuelto tan pronto.

- Buenos días Hermione- la saludó el viejo al momento que se acercaba a ella- y creo haberte dicho que comenzaras a llamarme por mi nombre...

La chica se sonrojó un poco por el comentario.

- Vamos siéntate- continuó el señor, sentándose frente a Hermione en el escritorio- Debo decir que estoy impresionado Hermione- continuó el viejo- sin duda que hayas convencido a esos cabezas duras del ministerio que somos la opción mas segura para organizar los próximos mundiales de quidditch es una hazaña que ni yo mismo creí lograr... – Hermione sonrió radiante- Y espero que no quedan dudas que este merece que te ascienda a Jefa de Proyectos, tu nueva oficina ya esta dispuesta, y tu proyecto esta asignado personalmente por mi.

- Señor Terrence... yo... no se que decir- Hermione estaba en su gloria, al fin podría ella por si sola organizar su propio grupo de gente trabajando bajo su tutela en los proyectos de publicidad y eventos mágicos programados.

- No tienes porque decir nada, soy yo el que esta agradecido muchacha, a las 3 de la tarde nos reuniremos tú, yo y el resto del equipo en la sala de conferencias para anunciar tu ascenso y presentarte tu nuevo trabajo a desarrollar, que por cierto es bastante interesante...

- Muchas gracias señor... muchas gracias- decía Hermione al momento que se levantaba de su asiento.

Albert Terrence le respondió con una afable sonrisa al momento que tomaba su pluma y algunos pergaminos y comenzaba a firmarlos.

Hermione salió de la oficina y se sintió maravillosamente dichosa, sus compañeros de oficina (quienes suponían lo del ascenso) le sonreían amables, pues sabían que sin Hermione en la agencia las cosas serían bastante más difíciles para todos. La muchacha se paró en frente de una puerta de roble que tenía una placa dorada puesta en ella.

- "Hermione Granger – Jefa de Proyectos"- leyó.

Entró a su nueva oficina, daba hacia la transitada calle, entraba el sol por una de las ventanas, ya estaban todas sus cosas dispuestas en su oficina, la recorrió con la mirada, un gran escritorio, dos archivadores, una gran repisa con distintos libros, una chimenea "para los polvos flu" pensó la chica, y en las paredes sus diplomas y fotos, se acercó a una de ellas en particular, se distinguía a una Hermione de unos 13 años, con el pelo enmarañado y cara sonriente en medio de dos chicos, unos pelirrojo, que denotaba evidente incomodidad por estar abrazando a la chica del medio y la miraba algo desconfiado, al otro lado un chico de ojos verdes y pelo azabache que sonreía también a la cámara mientras tomaba la mano de su amiga... Hermione se sonrió, eran sus amigos de toda la vida, a pesar de que ella partió a Francia nunca perdió el contacto con ellos, excepto ese ultimo año antes de egresar... pero Voldemort había sido derrotado, y ahora el mundo mágico vivía en paz, Harry era novio de Ginny y Ron se encontraba en la India, especializándose en su carrera como auror. Hacía poco que le había llegado una lechuza trayendo una carta y un pequeño paquetito de su pelirrojo amigo, contándole maravillas de los magos tibetanos, "capaces de volar sin escobas..."

Hermione pasó el resto de la mañana reorganizando su nueva oficina y recibiendo las felicitaciones de su ascenso, que si bien no iba a ser oficial hasta la reunión de la tarde, ya era un hecho. Cuando llegó la hora de almorzar abandonó su oficina para ir a encontrarse con Ginny al "Gnomenreigen". Cuando llegó al vestíbulo del ascensor vio que estaba detenido en el piso 10.

Apretó el botón una vez. Seguía en el piso diez.

Volvió a apretar el botón. EL ascensor parecía detenido indefinidamente. Hermione lanzó un bufido de exasperación y apretó el botón dos veces más con furia, si había algo de lo que carecía Hermione Granger era paciencia.

- Guau, muy inteligente, he oído que solo a la cuarta llamada los ascensores funcionan- dijo una voz.

Solo entones Hermione se percató que no estaba sola en el Hall y que su pequeño ataque de exasperación había sido visto por alguien más. Se volteó tímidamente sonriendo al dueño de aquella voz y no pudo evitar sonreírse más aún. El muchacho era perfecto, muy guapo, alto, de tez muy blanca, su rostro marcado en finas pero masculinas facciones que parecían acentuar unos ojos de un color que Hermione no pudo precisar en ese momento, "algo grises...", pensó. Su cabello, rubio, que caía graciosamente sobre su blanca frente. Iba bastante simple vestido y parecía agradable. Hermione no pudo dejar de sentir que se le hacía familiar, pero el shock de estar ante un desconocido prácticamente perfecto le había nublado un poco la sensatez de pensamiento.

El timbre del ascensor indicó que por fin había llegado al piso nueve, así que la muchacha se dió vuelta rápidamente para entrar, pero una cantidad de considerable de gente se bajó de el sin siquiera prestarle atención, en ese minuto siente como el chico rubio le hace espacio con el brazo para hacerla entrar en el, mientras le sonreía, Hermione devolvió la sonrisa al momento de entrar, el entró tras ella y quedaron situados uno junto a otro. Hermione se sentía algo intimidada, no todos los días te encuentras con un chico guapo que además es amable contigo...

Piso ocho, el ascensor volvió a detenerse y subió más gente en él, por lo que el muchacho rubio quedo situado a un costado por detrás de Hermione.

- "Genial, lo que faltaba, que este maldito ascensor parezca lata de sardinas...".

Comenzó a escuchar como el ascensor tocaba una versión bastante burda de una canción que ella conocía, miró al techo del ascensor como esperando ver al cantante saliendo de él, al momento que por el rabillo del ojo pudo distinguir que el chico rubio no le quitaba los ojos de encima, se sintió bastante nerviosa.

- "Vamos Hermione"- se dijo a si misma- "tranquilízate, piensa en algo, en otra cosa... ¡En la música! si, piensa en la canción"- mientras intentaba pensar en la canción que estaba escuchando, sin querer una frase salió de su boca en voz alta, y miró alrededor muerta de vergüenza, pero todos parecían bastante preocupados por salir luego del ascensor como para prestarle atención a ella, todos, salvó el chico de ojos grises que soltó un bufido en una manera de ocultar su risa. Hermione sintió como su cara adoptaba un color digno de pertenecer al pelo de los Weasley, por lo que cuando el ascensor por fin llegó al ansiado primer piso, lo abandonó rápidamente sin mirar atrás, sin saber que el chico al salir la buscó con la mirada entre el mar de gente que circulaba por el hall principal del edificio, sin encontrarla...