Disclaimer: los personajes de Shugo Chara! (excepto tía Alice que me la he inventado sobre la marcha, es que sin ella no habría historia) no me pertenece es de Peach-Pit, si me perteneciera os aseguro que sería Amuto desde el primer capitulo.

Bueno y sin más os dejó el primer capitulo… ¡espero que os guste!

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Misterio en Venecia

Capitulo 1: El viaje a Italia

Era la primera vez que viajaba sola en un avión y la noche anterior casi no había podido dormir. Siempre he tenido cierta tendencia a la claustrofobia y no sabía cómo reaccionaría yo en un vuelo sin la compañía protectora, demasiado protectora tantas veces de papá y mamá, incluso hecho de menos los gritos de mi hermana Ami, pero esto nunca lo admitiría ante nadie al fin y al cabo tengo que mantener mí actitud Cool & Spicy.

Una buena receta para cuando uno sufre miedo a volar es entablar conversación con alguien, y claro, mi plan era hablar con mis charas Ran, Miki, Su y Dia pero por desgracia habían decidido echarse una siesta, así que opté por hablar con quien tenia al lado; aunque no tenga nada que decirle a un desconocido, lo importante es hablar, poner la mete en otro lugar diferente a la cerrada cabina del aeroplano. Así que me puse a charlar con la persona que tenía junto a mí. Resulto ser una viejecita, bastante sorda y además húngara, que no podía entender ni una sola palabra de las palabras que yo decía, y que se quedó dormida después de seis minutos más o menos de oír mi incomprensible discurso sobre el instituto, los exámenes de cuarto de la ESO y las vacaciones de carnaval que me esperaban en Venecia con una tía novelista que vivía sola en un viejo palacete que daba a uno de los cientos de canales de la ciudad. Seguí hablando a nadie un poco más, hasta que me dí cuenta de que la señora había empezado a roncar en húngaro, y fui consciente de que la comunicación era imposible. Luego empecé a mirar por la ventanilla.

Enseguida llegamos al mar, que se extendía bajo nuestros pies, azul, verde, con algunas sombras oscuras que eran el antirreflejo de las pequeñas nubes que atravesábamos. Nos dieron de comer una ensalada, un zumo de naranja y un pastelito de chocolate. Me lo comí todo, incluso el pan con mantequilla que en casa no puedo soportar. Allí dentro todo era diferente. Mire haber como estaban mis charas y si por algún casual se había despertado alguna, pero ni de casualidad, parece que se habían propuesto dejarme pasar este mal rato sola, así que saqué un libro. Me gusta leer, y cuando viajo prefiero libros ligeros y con suspense, que me hagan concentrarme en lo que pasa entre las páginas, y no en el hecho de que estoy a nueve mil pies de altura dentro de un cacharro volador bastante pequeño y sin ninguna posibilidad de bajarme, pero poco antes de llegar a la página treinta y dos noté que el avión comenzaba ya a perder altura. Entonces el pequeño bolsito rojo donde descansaban mis charas se abrió y salieron las cuatro a la vez frotadose los ojitos.

Buenos dias Amu-chan – dijo Ran bostezando.

¿Ya hemos llegado? – preguntó Miki.

Si ya estamos descendiendo – les contesté.

¿A qué no ha sido un viaje tan malo? – preguntó Su inocentemente y con una sonrisa.

¡Que no ha sido tan malo! ¡Me habéis dejado completamente sola! – grité tan fuerte que todo el avión se quedo mirándome como si estuviera loca ya que la señora de mi izquierda seguía roncando a pesar de mis gritos y parecía que estaba hablando sola, pero me dio igual.

No te enfades Amu-chan, nosotras solo hemos pensado que era lo mejor para que se te pase tu miedo a volar – dijo Dia intentando calmar las cosas como siempre.

Es cierto, además teníamos sueño – se defendió Ran.

Bueno… ahora ya da igual, pero tenéis razón el viaje tampoco ha sido tan malo – les dije sonriendo a lo que ellas me respondieron con otra sonrisa y nos pusimos a la vez a mirar por la ventanilla.

El aeropuerto de Venecia está sobre el mar. Había un poco de niebla, y se veían los aviones aparcados de tal manera que parecían estar posados sobre el agua, como gaviotas gigantescas. Esa fue mi primera impresión de Venecia, que todo flotaba sobre el mar, hasta los aviones. No tardaría en recibir otras impresiones de la ciudad, y de la casa de tía Alice, y de todo lo que hizo que aquellas vacaciones de inverno fueran muy, pero que muy peculiares...

El avión se iba acercando a la superficie del agua. Estaba tan cerca que se podían distinguir todos sus colores, aunque matizados por la niebla que nos arropaba: era como si mí llegada a Venecia estuviera ya envuelta por el toque misterioso que siempre da la niebla. Entonces todavía no me imaginaba los misterios que mis días en la ciudad de los canales me iban a deparar, aunque el ambiente que envolvía el aterrizaje podía presagiar cualquier cosa.

El avión tomó tierra por fin. La anciana de mi izquierda solo se despertó cuando el tren de aterrizaje se posó en el suelo seguramente húmedo de la pista; me miró y me sonrió. Su sueño me acabó de enseñar que yo era capaz de volar sin necesidad de hablar con nadie, y que me podía entretener en otras cosas como comer, leer o mirar por la ventanilla. Había superado un reto, aunque esto no había sido nada comparado con todos los misterios que escondía la casa de Alice… y la propia Alice.

Allí estaba ella, en el vestíbulo del aeropuerto del aeropuerto Marco Polo. Rubia, con su cabello recogido atrás con una coleta baja. Su gorro gris le escondía casi todo el pelo y parte de su frente. Parecía que sus grandes ojos castaños salieran directamente de aquel sombrero que tanto le favorecía. Llevaba un abrigo largo de paño inglés en color azul, con los puños y ribetes también en gris. Tenía entonces unos treinta y cinco años, pero aparentaba bastantes menos. Era escritora, y su manera de vestir mostraba su veta artística, nada convencional. Su mirada era directa, nada inquietante, dulce aunque firme. Y su nariz, un poco respingona, se unía directamente a la frente, sin ninguna curvatura. Su boca era lo único en su cara que estaba maquillado.

Me dio un abrazo de bienvenida. Se la veía contenta con mi llegada. O al menos eso me pareció. Mi madre, o sea, su hermana, me había empaquetado para pasar aquellas vacaciones de febrero con ella, que tenía fama en la familia de ser bastante independiente. Cuando mamá la llamó para decírselo, fue un poco reticente a recibirme en su casa durante aquellos días, que coincidían con carnavales, pero algo pasó por su cabeza que la hizo cambiar de idea, y en seguida le pareció estupendo compartir unos días conmigo. Al fin y al cabo, yo no era tan mala compañía excepto cuando sacaba mi actitud terca. Poco después me daría cuenta de que aún era una niña bastante inocente para mi edad. Pero claro, es el tiempo es el que se encarga de irnos borrando parte de nuestra inocencia, bueno… el tiempo y el chico minino que no tardaría en conocer.

CONTINUARÁ…

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Bueno pues espero que os haya gustado, se que ha salido un poco corto pero este era un capitulo mas que nada de presentación, así que dentro de muy, muy poquito subiré el siguiente, principalmente porque ya lo tengo escrito jiji pero que lo suba antes o después dependerá de los reviews que me dejen y claro si les ha gustado XD así que dejen sus opiniones sean malas o buenas, pero que las criticas sean constructivas no hace falta hundirme xP

BesukisS (L)

XxHikaxX