Una breve historia sobre lo que podría haber pasado si hubiese sido Gale el que fuese a los Juegos. Espero que os guste.

Disclaimer: El escabroso mundo de los Juegos del Hambre no me pertenece, solo me entretengo haciendo sufrir a sus personajes.


Para ser honestos, le sorprende salir elegido. A pesar de ser probablemente el chico con más papeletas en esa urna, estaba convencido de que iba a librarse. Desde que tiene doce años ha repetido en su cabeza la misma frase una y otra vez "No seré yo, no seré yo, no seré yo..." Hasta aquel momento había funcionado.

El viaje en tren resulta sádico hasta para el Capitolio, vivir como reyes mientras avanzan al matadero. En realidad intenta no pensar demasiado en eso, prefiere centrarse en la última frase que Katniss le dijo: "Tienes que volver". No le había dicho que lo intentase o que tenía posibilidades de ganar, había sido una afirmación. Le da mil vueltas a todo lo que podría significar: tiene que volver porque ella no quiere cuidar sola de sus dos familias, tiene que volver porque es su mejor amigo, tiene que volver porque ella también siente algo más...

Al elevarse la cápsula que le descubre un bosque increíblemente similar al suyo piensa que es una casualidad y los pulmones se le llenan con tanta confianza que le cuesta recordar que puede morir en cualquier segundo. Cuando ve la cuerda y el arco justo frente a él se da cuenta de todo lo que saben en el capitolio de él y probablemente también de Katniss.

Cuando gana no se sorprende.

Volver al distrito es raro, no tiene otra palabra para definirlo. Es imposible que siga siendo la misma persona que fue antes de marcharse. Ahora es un asesino glorificado que no puede dormir sin licor blanco, pero cuando se mira al espejo el chico que era antes de los Juegos le devuelve la mirada.

Otras cosas no cambian. Katniss no ha cambiado y tampoco lo han hecho sus sentimientos por ella.

Durante meses todo sigue igual entre ellos y en cierto modo lo agradece: la normalidad, la rutina, conseguir que sonría solo para él. Es ella la que toma la iniciativa, un día cualquiera, cuando se queda mirando con el ceño fruncido la trampa que tiene entre las manos Katniss le besa. Sólo se rozan los labios unos segundos y después sigue caminando. Como si nada hubiera pasado, con la cuerda aún entre los dedos.

La carta del Capitolio dice que es una fiesta en su honor y que el tren le recogerá en dos días. Haymitch no tiene el valor para explicarle las consecuencias reales de ser un vencedor, pero antes de volver a desmayarse le hace jurar que hará todo lo que le digan. En la fiesta, el muy idiota se relaja, se emborracha y sin saber cómo termina en una habitación con un hombre semidesnudo al que para con un derechazo en la mandíbula.

Es de vuelta en el Doce cuando comprende las consecuencias de sus actos. Las piezas sueltas en su cabeza se conectan tan rápido que casi puede oírlas encajar.

La versión oficial es que se la encontraron con un pavo de camino al Quemadero. Pero él sabe la verdad. Sabe que las veinticinco marcas de látigo en su espalda se las ha dado él.

La siguiente vez que le envían al Capitolio hace exactamente lo que le dicen.

Intenta no pensar demasiado en ello y con algo más de licor consigue volver a dormir.

Con el tiempo Katniss y él vuelven a besarse y antes de hacer el amor Gale besa su espalda hasta que se le empañan los ojos.


Tenía pensado escribir algo más en esta historia pero ese final me parecía más natural. Es posible que escriba algún capítulo más siguiendo esta premisa, tal vez centrándome en alguna escena o reflejando más aspectos de la vida de Gale como Vencedor.

¿Me contáis qué os ha parecido?