*Steven Universe no me pertenece*

*Universo Alternativo. Peridot, una joven prodigio de veinte años, decide irse de su país buscando prosperar, comienza a trabajar en el restaurante 'Crystal Gems' dónde se verá enredada en un triángulo amoroso entre sus dos superiores Lapislázuli y Amatista, quienes, sin decirlo y sin quererlo, lucharán por el amor de esta nueva trabajadora y compañera*

—Para más información busque al final, allí expresaré todo lo que sea necesario expresar.


Sus ojos enfocaron las nubes que se extendían como un campo bajo las alas del avión, desde su ventanilla podía apreciar completamente la inmensidad y la luz del sol volviendo doradas las gotitas de agua condensada que humedecían su reflejo en el vidrio. Pronto comenzó a notar la tierra a lo lejos y divisó el aeropuerto. Apoyó sus dedos en la ventanilla sintiendo la nostalgia de lo que había dejado atrás. Su corazón fue apretado en recuerdos pero no dejó salir ninguna lágrima, ya había tomado una decisión y debía continuar con ello.

Capítulo uno.

Desde que habían decidido abrir el restaurante debía admitir que su vida era algo agitada, entre platillos, órdenes y responsabilidades que simplemente no quería cumplir, claro, aquello no quitaba sus buenos momentos como era el pasar tiempo con sus amigos y comer bien, pero debía admitir que extrañaba esos hermosos momentos de diva donde solo vagueaba, comía y perdía el tiempo en una que otra cosa y no debía prepararse temprano a hacer inventario, aunque claro, ella ya iba tarde en su bicicleta y sabía que Perla la mataría y que alguien más estaba haciendo su trabajo en ese preciso momento. Podía escuchar ya la pelea que se iba a formar por llegar tan tarde, aunque decidió no pensar en eso y disfrutar la hermosa sensación del viento en su cabello lila.

Las calles estaban poco traficadas por la hora, fue rápido llegar desde su residencia hasta el trabajo. Al entrar encontró ya la pizarra con el menú y especiales del día, leyó rápido, estacionó la bicicleta y recogió su largo cabello antes de entrar. Al dar un paso dentro se sintió observada, todos la miraban algo molestos, sobre todo Perla, quien enrojecida y furiosa estuvo lista para empezar la discusión.

—No hables, P—Dijo con un tono despreocupado—Sé que llegué tarde, pero ya estoy aquí.

Avanzó un poco más, saludó a Garnet, la encargada del bar del restaurante, ignoró a Perla discutiendo histérica y pasó entre Gialla y Blu, primas de Perla, pero que parecían trillizas pues eran CASI exactamente iguales, el casi era porque Gialla era rubia, Blu tenía su cabello celeste y Perla de color melocotón, por lo demás, se parecían casi siendo la misma cosa.

Blu no dijo nada, solo entregó las hojas con el inventario y Amatista agradeció, en el fondo sentía mucho agrado de que hubiese sido ésta quien hizo el inventario, puesto que si fuese Perla, le habría roto el papel en la cara. Observó entonces a Lapislázuli, sentada en una de las mesas con su rostro algo amargado, jugaba con un mechón azul oscuro de su cabello mientras mordía un lápiz con descontento, no le dijo nada, solo la saludó, quizás por costumbre o por modales, ésta respondió igual y sin ánimos, debía admitir que no tenía cierto agrado hacia ella.

—Ya vamos a abrir—Comentó Lázuli, levantándose—Deberías llegar más temprano.

Giró los ojos mientras pasaba a la cocina, verla le amargaba un poco la vida. Al entrar se encontró Jasper, quien terminaba de organizar las cosas antes del caos total que era el abrir el restaurante.

—Por fin llegas, enana—Dijo Jasper, recogiendo su largo cabello beige—Estamos a punto de abrir.

—Ya, ya—Sonrió Amatista, amarrando su cabello en una cola—Sabes que lo bueno se hace esperar.

—Bien, entonces ¿Cuál será la meta hoy?—Los labios gruesos de Jasper se curvaron en una sonrisa confiada mientras ésta se colocaba el gorro de la cocina—¿Quién reciba las felicitaciones primero o quien haga más platos?

—Obviamente—Contestó, impulsándose para sentarse en uno de los mesones y quitarle el gorro—Que las dos.

—Je... me agrada.


Habían abierto el restaurante, los clientes comenzaron a llegar y ella se había instalado en caja, no porque fuese su puesto pero la encargada de ello había faltado por un resfriado. A decir verdad detestaba estar en caja facturando pero aquello le había tocado aunque insistiera que lo hiciera Perla o Gialla, que según ella, estaban más aptas para el trato al público.

Exhaló mientras pasaba la tarjeta por el punto, escuchó el telefono sonar y atendió un poco apurada diciendo:

—Muy buenos días, está comunicado con el restaurante Crystal Gems ¿En qué podemos servirle?—Habló intentando sonar lo más cordial posible. Escuchó la petición mientras el recibo salía—El menú especial de en el área de repostería consta de gatogalletas y leones lamedores. Sí, dos de cada uno, está bien, deme su dirección—Anotó en una libreta la dirección y luego contestó—En quince minutos estará recibiendo su pedido.

Colgó el teléfono y agarró aire, profundo aire en sus pulmones antes de llamar a Blu, quién estaba más cerca y entregó la orden. Cinco minutos después tenía a Perla a un lado con la cava con las dos galletas heladas.

—Lapislázuli, dame la caja—Dijo ésta, colocando la cava en la barra de facturación—La delivering fue despedida ayer ¿No recuerdas? Ve tú a entregar el pedido.

—¿Qué?—Abrió bien sus ojos—Es un abuso moverme dos veces de puesto hoy.

—No creas que eres la única sufriendo, debido a nuestra falta de personal solo Gialla está de mesera y Blu se ha tenido que ir a limpiar. Vete ahora, agarra la bicicleta de Amatista puesto que no tienes licencia de conducir y pedalea lo más rápido.

Giró los ojos con fastidio mientras se levantaba y agarraba la caja. Caminó hacia afuera mientras desajustaba el cuello de su uniforme y agarraba la gorra con el nombre del restaurante. Salió por la puerta y ubicó la bicicleta de Amatista, algo informal para el trabajo. Colocó la cava, ajustándola para que no se cayera, se montó y quitó el seguro antes de arrancar rápido, pedaleando lo más rápido que daban sus piernas.

A decir verdad, Amatista no era de su agrado del todo, era irresponsable, se hacía la graciosa, llegaba tarde, siempre contaba malos chistes y tomaba todo a la ligera ¿Cómo podría alguien así seguir vivo? No tenía ni la más mínima idea pero allí estaba, llegando cuando se le venía en gana al trabajo y entrando con el rostro bien lavado, despreocupada como si nada sucediera, sintió que no podía ser más irritante, pero tenía que admitir que sus gustos por las bicis no era nada malo, puesto que esa bicicleta que ahora conducía, sin su permiso, era genial, iba rápido, se sentía ligera y de fácil maniobrar. Con ella esquivó carros, se tragó algunas rojas, cruzó atajos a mucha velocidad hasta llegar a su destino.

Se bajó con la caja en sus manos y tocó el timbre ensayando una sonrisa amigable, aunque ésta no salía. La puerta fue abierta.

—Muy buenos días—Saludó—Del restaurante...

—Ah, sí, dame las gatogalletas y leones lamedores—Aquél muchacho sacó unos billetes y pagó los helados y dio la propina—Gracias lindura.

—Gracias a ti.

Lapislázuli se dio la vuelta sintiendo su sangre arder en sus venas mientras regresaba hacia la bicicleta, creía que si alguien más le dijese 'lindura' le partiría la boca, pero se contuvo creyendo que sufriría mucho ese día con los clientes. Emprendió el viaje de regreso sintiendo el viento en su cabello y la libertad en su cuero, decidió desviarse un poco antes de regresar al restaurante. Pasó cercano a la playa observando el brillo del agua con el sol del día y el olor a sal en su nariz, inhaló profundo pedaleando más lento y sonriendo mientras todas sus quejas y malos ratos se despejaban.

Al llegar al restaurante, con una sonrisa hermosa dibujada en su rostro, fue recibida por más pedidos apurados por parte de Perla. No podía quejarse de aquello, aceptó, tomó las cajas y se fue en la bicicleta. Debía admitir que ser delivering no era malo, además de poder andar por toda la ciudad recibía propinas, algunas muy buenas.

El final del día llegó. El restaurante cerró y ella se echó en una de las mesas sintiendo sus muslos arderle e insultarle con odio por todo lo recorrido aquella jornada. Se apoyó en la mesa, agotada mientras escuchaba la discusión de Amatista y Jasper por su estúpida competencia de chefs que solo a ellas les importaban. Notó que Perla se sentaba junto a Garnet y Gialla y Blu se acomodaban cerca. Al darse cuenta, todos estaban ahí mientras las puertas se abrían y dejaban entrar a quizás, la fundadora del restaurante: Rose Cuarzo.

Rose entró luciendo sus hermosos rulos rosados y su rostro joven y bello que parecía que el tiempo nunca desgastaría.

—Sé que tuvieron un día duro, hubiese querido estar con ustedes para poder ayudarles...

—No te preocupes—Habló Garnet—Tú has tenido que ir al médico por tu... gastritis ¿Te dijo algo en especial?

El rostro de Rose se iluminó ligeramente, quizás algo de emoción era notorio en ella, Lapislázuli hizo un mohín al notar cierto tono peculiar en Garnet.

—Tengo noticias sobre eso, pero será para ahora—Rose continuó—Hablemos primero sobre la situación de mañana: entrarán dos nuevos empleados, uno de ellos es un... Allegado de Gialla.

Las miradas ahora habían cambiado, Gialla afinó su garganta sin perder su porte, sus manos fueron llevadas hacia su espalda mientras ésta, con toda su elegancia, comunicó:

—Ella llegó hoy al aeropuerto y ya está instalada, mañana podrá iniciar en perfectas condiciones.

—¿Aeropuerto? ¿Es de otro estado?—Cuestionó Amatista, sentada sobre una de las mesas.

—No, de otro país.

—¿Inmigrante?—Habló Lapislázuli con cierto descontento—No es que tenga algo contra los inmigrantes, pero...

—Ah, por favor—Gialla giró sus ojos, escupió sus palabras con cierto fastidio—Tú tienes algo contra todo, contra la vida y el mundo mismo ¡No debes caerte bien ni siquiera!

Apretó sus puños con molestia por el comentario, aunque quizás, lo que menos soportaba eran las risas de Amatista y Jasper que parecían (y de hecho lo hacían) burlarse. Fue a comentar algo cuando Rose habló.

—En cierto punto Gialla tiene razón, Lapis, deberías bajar un poco tu guardia, la chica nueva puede que sea agradable e incluso, que te guste.

Detestó ese comentario, hizo una mueca de fastidio pero sintió su rostro colorarse en ira cuando los estallidos en carcajadas de Amatista rebotaban sobre todo el restaurante como si le hubiesen contando el chiste más gracioso. No la soportaba, definitivamente no.

—¡Sí! ¡Lázuli! ¡Mejor búscate a alguien! ¡Quizás se te quite tu amargura!

Volteó sin poder controlarse, debía responder a aquello o explotaría.

—¡¿Por qué no te la buscas tú?! ¡¿Eh?! ¡Tal vez así se te vaya lo irresponsable!

—¡Uy!—La risa de la cocinera se perdió, ahora se veía molesta—¿Te ofendiste? No es mi problema, yo estoy bien en mi cocina...

—¡Claro! ¡En la cocina! ¡Cerda! ¡Lo único que haces es comer y comer como marrana! ¡Nadie querría a una bocona y tragona enana como tú!

—¡Pues!—Era notorio que la muchacha de cabello lila estaba explotando en molestia también—¡Nadie querría a una amargada como tú! ¡Ni tú misma te quieres! ¡¿Qué te hace pensar qué tú podrías amar y ser amada?! ¡Absolutamente nadie!

Se levantó de su silla, tumbándola al suelo y apoyando sus puños en la mesa, estuvo apunto de golpear a Amatista pero Garnet se atravesó en la escena y con su voz, siempre calma, advirtió.

—Será mejor que detengan esto.

Lapislázuli empujó la mesa hacia adelante, ésta cayó estrepitosamente, caminó hacia sus cosas e ignorando que las demás la estaban llamando, salió por la puerta del restaurante.

Su rostro estaba enrojecido, ella furiosa y su corazón acelerado, sentía que nada ni nadie podría calmar la ira que ahora la dominaba, ni siquiera el fresco viento nocturno que daba con ella, había olvidado incluso que sus piernas le dolían de tanto pedalear y que había dejado las llaves en el restaurante debido a que estaban en el mismo llavero en donde estaban las llaves del cuarto cava donde se guardaban los insumos.

Aminoró su paso, mientras más caminaba más parecía que se despejaba, lenta, muy lentamente. Al llegar a su puerta revisó su bolso y notó la ausencia de su llavero, maldijo todo, su trabajo, a Amatista, al cielo, a la luna, a todo, se sentó en la escalera de entrada buscando comunicarse con alguien para que le llevara las llaves, pero éste se descargó, su única opción era devolverse, no quería, no deseaba ver el rostro de Amatista de nuevo, la odiaba, por ese momento la odiaba.

Miró el cielo encontrándolo cubierto de hermosas estrellas destellando a la distancia, suspiró resignándose del terrible final de día y que dormiría fuera, en la calle, pues no pensaba volver al restaurante. Fue entonces que recordó la noticia que daría Rose y sintió algo de pena por no estar allí para escucharla, debido a que había notado cierta alegría y luz en ésta. Abrazó sus piernas no supo por cuánto tiempo, apoyó su cabeza en sus rodillas empezando a sentir frío y vagó por su mente, perdiéndose.

—Ey, gruñona—Escuchó la voz de Jasper, levantó la mirada y la vio en su moto, no había notado su llegada—Toma.

Atajó sus llaves, agradeció levantándose de las escaleras y sintiendo frías lágrimas bajar por sus mejillas ¿Lloraba? Eso parecía pero no le encontró mucho sentido.

—Vendré por ti temprano—La vio colocarse el casco y que su cabello quedase algo aplastado y pegado a su espalda—Por cierto, Rose está embarazada.


¡Ey! ¡¿Qué tal?! ¡¿Creían no verme con algo nuevo?! ¡Claro que no! ¡He llegado aquí con esta historia romance qué tanto he pensado (Quizás no)!, pero se me ocurrió de la buena y dije "No he hecho nada de romance puramente ¿Por qué no?" y he aquí. Me siento algo feliz en este nuevo proyecto puesto que el romance creo que es mi fuerte (O tal vez no) y este fic será romance de la buena (O tal vez no), debo aclarar algunas cosas importantes:

—Normalmente cuando los temas son de romance siempre lo junto con el drama y amistad. No sé qué grado de comedia habrá pero si puedo decir que muchos sufrirán xD

—Adoro los traumas del pasados que atormenten a los personajes en el presente obligándolos a cambiar a futuro.

—Será una lucha Lapidot y Amedot *Quiero ver el mundo arder*, no se confíen, las vueltas de parejas estarán en un pestañeo y mientras un cap sea puro Lapidot, el próximo puede que sea puro amedot.

—Creo que habrán varios arcos, no sé, realmente escribiré como salga xD Decidí hacer algo diferente y no apuñalarme como he hecho anteriormente hasta encontrar el equilibrio perfecto donde el fic pueda nadar libremente por mis temas clichés (?)

—Tengo planeado que habrá lemon (Varias veces *Nadie saldrá virgen de esta*)

—Amedot y Lapidot no serán las únicas parejas del fic.

—El fic está inspirado en una historia real que le sucedió al amigo de un amigo (Realmente me contaron que a un primo en otro país le sucedió algo parecido y mi inspiración voló).

—El nombre del fic 'Corazón de calabaza' quizás no tenga gran significado por el contenido pero fue que cuando cree más o menos las primeras ideas netas del fic estaba en clase de radiología y el profe dijo "A este signo se le llama corazón de melocotón", quise ponerle "Corazón de melocotón" pero se me hizo muy semejante a "Corazón de Melón", el juego otome adictivo (Desgraciados P.A. me tienen la vida triste), luego el profe dijo "Algunos también lo conocen como corazón de calabaza". Y pos dije "¿Por qué no?" *Yo, prestando atención en clase.

—Finalmente, no sé cómo pueda salir este fic. Si confían en mi, espero que lo sigan y me apoyen.

—Estuve buscando un Beta para que me ayudase pero nadie apareció, así que valí berenjena, ya estoy yo sola en esta ola de shippwars.

—Si no te gusta el lemon, triángulos amorosos, lloriqueos, cantos, cantos con lloriqueos... entonces no lo sigas (olepuedesdarunaoportunidad).

—Realmente iba a ser un fic de criaturas mágicas que se odiaban entre familias y la vaina y me di cuenta que todas las vainas que hago son de universos mágicos y dije "Haré uno humanoversión normal sin hombres lobos, hadas, príncipes, etc"

Terminado esto, gracias por leer y espero vernos en el próximo capítulo, espero que lo hayan disfrutado.

¡Hasta luego!