Disclaimer: Nada de lo que puedan reconocer me pertenece.

Título: Efecto mariposa.

Autora: Zayde.

Resumen: La misión de Harry Potter es sencilla: 'Eliminar a Tom Riddle antes de que se convierta en Lord Voldemort'. Pero cuando Harry Potter esta por el medio, las cosas tienden a complicarse.

Parejas: Harry/Tom. (Es el propósito mismo de está historia.)

Advertencias: Slash, Time Travel...

Soy un gran fan de Harry/Tom, Harry/Voldemort, y la verdad tenía que escribir mi propia versión. Además es mi primer fic Romance. Y necesitaba escribir esto para quitármelo de la cabeza y seguir con las otras historia.

No te va, no lo leas. Lo lees, te va, dejas un review.

Gracias.


1. La Misión.

11 de Septiembre del 2003.

Cuartel General de la Resistencia.

Denver. Estados Unidos.

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La sala era minúscula, oscura y húmeda. Iluminada por dos velas medio consumidas y, con más gente que oxigeno.

Aunque en verdad sólo había tres personas.

Esperando a una cuarta.

Abigail Jamison desvía por decimoquinta vez su mirada hacía el reloj cuando la puerta se abre.

Antes incluso de que el recién llegado ponga un pie en la sala puede sentir sus ojos sobre ella, estudiándola, comprobando que en verdad es quien dice ser (dicen que con él no valen ni multijugos ni glamoures, que te lee directamente el alma). El aire por fin escapa de sus labios cuando la mirada la abandona para estudiar al resto de sus acompañantes.

Finalmente entra, cierra la puerta pero se queda justo al lado, como preparado para salir corriendo en cualquier momento.

Un poco paranoico, se dice Abigail, claro que probablemente fuese eso lo que le había mantenido vivo hasta ese septiembre (dicen que ha luchado desde los primeros días, que es el último de la resistencia británica).

Finalmente Abigail recoge el valor para mirar al héroe del que todo el mundo conoce el nombre pero que nadie se atreve a pronunciar ni en susurros por temor de hacerlo mortal y de que la leyenda acabe.

Lo primero que ve son unas deportivas muggles algo deshilachadas y unos pantalones vaqueros que en algún momento del pasado debieron ser azul oscuro. Lo siguiente es una camisa negra bajo una chaqueta que aparenta simple cuero pero que probablemente es piel de dragón. Y, al fin, el rostro.

A primera vista llama su atención el salvaje cabello negro azabache que, a pesar de estar atado, no deja de tener algunos mechones rebeldes cayendo libremente sobre los ojos; lo siguiente es el rostro en sí, ligeramente tostado por el sol, anguloso, aristocrático. Y, lo último, cuando finalmente se digna a volver abrirlos, los ojos.

¡Y Merlín que ojos!

Verdes, pero no un verde cualquiera, ni tan siquiera un verde mar o un verde selva amazona, verde esmeralda. Abigail puede sentir su respiración entrecortarse solo de ver esos ojos, ojos de los que corren tantas leyendas como de aquel que los luce (se dice que sus ojos han adquirido el color del Avada Kedavra, de tantas veces que su portador se ha enfrentado a ella… y sobrevivido).

Y entonces una media sonrisa se dibuja en aquel rostro perfecto, y si es posible sus ojos adquieren un tono aún más brillante, y, al fin, habla.

"Hey Bert, ¿a cuánto suben mis intereses?"

Abigail siente su corazón acelerarse ante el simple tono de su voz, suave y aún así ligeramente hosca, como por falta de uso.

A su lado un gruñido la hace sobresaltarse. Gulbertork, uno de los pocos goblins que sigue teniendo contacto directo con los magos mira al moreno con el cejo fruncido (y sabes que más dicen, que la alianza con los goblins, esa que les ha puesto de nuestro lado, también, cosa suya).

"Es Gulbertork, Harrison. Y tus intereses, bueno, hace tiempo que nuestros números se han quedado cortos para poder calcularlos, digamos que los hijos de los hijos de los hijos de tus hijos nos seguirán debiendo una fortuna."

Una ligera risa escapa de los labios del joven en la puerta haciendo que un escalofrío recorra el cuerpo de Abigail.

"Es Harry, Bert. Y eso será si alguna vez tengo hijos."

Una ligera aclaración de garganta interrumpe la ligera batalla verbal de mago y goblin, sobresaltando a Abigail una vez más.

Joshep Fiennes, estratega oficial de la Resistencia, ha sido quien ha decido interrumpir, antes de que goblin y mago decidan volver a jugarse las deudas en una partida de póker (en la que el ganador, por supuesto, sería acusado de tramposo).

"Señores, por favor, al tema."

Gulbertork se limita a lanzarle una mirada fría a Fiennes, mientras que Harrison rueda los ojos y murmura algo que suena terriblemente a 'aguafiestas', pero Joshep ignora a ambos y se centra en el motivo de la reunión.

"Tokio ha caído y Sao Pablo no durará mucho más. En Nueva York han tenido que cambiar tres veces de residencia en el último mes y hace dos semanas que no tenemos noticias de nuestra gente de Francia. La Resistencia se derrumba, Harry."

Una vez más los magníficos verde esmeralda desaparecen tras sus párpados al tiempo que levanta la mano derecha y se friega los ojos, con un gesto típico de alguien que en algún momento llevo gafas.

"Hay que reorganizarse."

"No podemos reorganizarnos, Harry, no hay nada que reorganizar." Los ojos de Joshep duros, Abigail desvía la mirada, incapaz de mirar esos brillantes ojos verdes llenos de desesperación. "No podemos seguir luchando."

"¡Pero tampoco podemos dejar de luchar!" Exclama. "No después de lo que nos ha costado llegar hasta aquí." Susurra.

"Yo no he dicho eso. Lo que quiero decir es que ahora, con nuestros recursos, y con el poder que tiene él. No podemos seguir luchando, no hay esperanzas de victoria."

Hay unos minutos de silencio que a Abigail se le hacen eternos, aunque ella conoce el plan.

"¿Y qué sugieres?"

Una leve sonrisa se dibuja en el rostro del estratega, aunque no llega a sus ojos.

"Eliminar a Tom Riddle, antes de que se convierta en Lord Voldemort."

Los ojos verdes vuelven a abrirse de golpe.

"¿Viajar en el tiempo? Eso es altamente ilegal."

"¿Y desde cuándo eso te ha detenido?"

Él vacila un segundo antes de responder.

"Es increíblemente peligroso."

"¿Y desde cuándo eso te ha detenido?" Repite burlón Gulbertork.

"Y sumamente estúpido."

"¿Y desde cuándo eso te ha detenido?" Recita Gulbertork una vez más.

"Te estás perdiendo el punto por completo Bert."

"Es Gulbertork, Harrison."

Es entonces cuando Abigail se da cuenta de que Joshep Fiennes está sonriendo, y sus esperanzas también se levantan.

"Entonces, ¿aceptas?"

Él suspira, pasa la mano con su cabello y se encoge de hombros.

"Tampoco es que pueda elegir, ¿no?"

Nadie responde, aunque tampoco es necesario, todos sabes la respuesta, es la única solución.

"Entonces, señorita Jamison, si le explica el plan."

Abigail se sobresalta una vez más al oír su nombre, pero pronto le está tendiendo al futuro viajante en el tiempo una pequeña caja con un colgante dentro.

Es un colgante sencillo, de esos que están compuestos como por una especie de cordón y el colgante en sí. Y en verdad lo es, de sencillo, quiero decir. Pero el colgante, que representa una espada con una rosa atada, es mucho más.

Es un portkey y más. Porque es un portkey sin destino que llevará al portador a donde este le exija, un logro que le ha costado sangre, sudor y lágrimas a la Resistencia (literalmente). Y es un portkey que viaja en el tiempo, al tiempo que pidas, con una simple gota de tu sangre.

Como Abigail explica.

"Entonces," Dice él. "es como un timeturner pero, ¿de mayor alcance?"

"No." Replica Abigail. "Para nada. Es más como un portkey, si estás en un lugar, no puedes estar en el otro. Si fueses a viajar a un momento del pasado en que existieses ocuparías el lugar de tu otro yo, no existirían dos tú. Pero, dado que tu viaje se remonta casi cuarenta años en el tiempo antes de tu mismo nacimiento, eso no ocurrirá y llegarás igual que en cualquier otro viaje en portkey."

"En otras palabras, cayendo ridículamente al suelo."

Como toda respuesta al comentario del goblin el mago se limita a lanzarle una mirada sucia, aunque luchando una sonrisa.

"Pero," Vuelve a hablar Abigail. "Debes tener en cuenta que una vez cambies el futuro, no podrás volver a él."

"¿No funciona en ambos sentidos?"

"Oh, sí, lo hace, no distingue entre futuro y pasado. Pero el futuro, tal y como lo conoces, ya no existirá. Será un futuro nuevo, con un tú diferente, con una vida completamente distinta, que no será para nada como la tuya."

'Una vida que no será tuya.'

Abigail no lo dice, pero en verdad no cree que sea necesario, es obvio. Ese Harry Potter no sería para nada este Harry Potter, este héroe de guerra, este protagonista de leyendas. Y Abigail lamenta que alguien que tanto ha luchado por conseguir esa paz, esa vida, no pueda llegar a vivirla.

Él suspira, mira el colgante detenidamente y, finalmente lo coloca alrededor de su cuello.

"Eliminar a Tom Riddle antes de que se convierta en Lord Voldemort."

De algún lugar de su chaqueta saca una pequeña daga se corta un poco el dedo y vuelve a guardarla.

"Deseadme suerte."

Y lo siguiente que ve Abigail es Harry Potter y su deliciosa sonrisa desaparecer en un flash de luz.


Acerca del El resto de mi vida, se actualizará la semana próxima, contando que hoy estamos a lunes, como pronto el doce, pero no prometo que sea exactamente entonces.