La Apuesta
Hola! No me odien! :( Se que he andado muy desaparecida, pero mi vida de repente dio un tremendo giro! Y si, en lugar de actualizar mis otras historias vengo con una nueva, pero esta solo será de dos capítulos, para que no piensen que ya me olvide de esto, o que lo dejaré... No! Pensaba que solo sería un One-Shot, pero me dí cuenta que estaría muy largo, y decidí partirlo en dos. Esta historia es muy especial para mí, porque es algo que me sucedió hace poco, la adapte, pero en realidad en muchos aspectos es una historia basada en hechos reales (?) En mi vida... Así que antes de que les deje mi testamento, les dejo la historia, con todo mi cariño! Un Taiora!
Y bueno, ya saben n.n ningún personaje de Digimon me pertenece, solo los tomo prestados, en este caso para escribirles un pedacito de mi vida.
Primera parte.
Tocó su estómago con ambas manos y las dejo allí mientras soltaba una fuerte carcajada. Definitivamente, si seguía así terminaría ahogándose, pero no podía contenerse. Davis y Tai en serio tenían un sano, pero excelente sentido del humor, que, mezclado con los comentarios sarcásticos de Matt, hacían una combinación perfecta, al menos para ella.
Se encontraban en una pequeña reunión en casa de Izzy, tenían un tiempo sin estar todos juntos y aprovecharon que se encontraban en temporada de vacaciones.
– Sora – miró a la chica castaña que se encontraba a su lado con las mejillas sonrojadas, lo que sospechaba era producto de la risa.
– Unos minutos más – pidió al entender su mirada. Le había dicho a Mimi que su madre le había pedido no regresar tan tarde a casa, y estaba muy claro que su amiga no quería que tuviera problemas con Toshiko.
Luego de un momento de vacilación asintió levemente y se inclinó hacia ella – Solo evita sonrojarte tanto cuando lo miras.
La pelirroja se congeló al instante, su mirada se dirigió en automático hacia Tai que se encontraba enfrascado en una conversación con TK y Kari, miro rápidamente a los demás, cada uno se encontraba charlando o bien, disfrutando de las botanas repartidas frente a ellos.
Estaba segura que si sus mejillas habían estado levemente sonrojadas por las risas, en ese momento habían aumentado su color al máximo rojo. Llevó una fulminante mirada a Mimi que estaba jugueteando con un vaso en su mano y hacía un notable esfuerzo por no reír.
Se relajó en su asiento, al parecer nadie había escuchado el comentario de la castaña salvo ella. Volvió su vista a Tai. No creía sonrojarse al mirarlo, pero por si acaso decidió mirar hacia otro lado. Si, le era apuesto, le gustaba, pero eso era algo que solo su mejor amiga sabía, además, la castaña le ayudaba mucho a que eso no fuera un problema, porque cuando de chicos se trataba, nadie mejor que su fiel y leal amiga, Mimi Tachikawa.
– ¿Verdad que si Sora?
Abruptamente salió de sus pensamientos y miro al frente, ¿En qué momento habían dejado todos de hablar? Solo se había desconectado unos cuantos segundos estaba segura de ello, pero al mirar las burlonas caras de sus amigos se dio cuenta, de que tal vez fue más que unos cuantos segundos.
– Lo siento, estaba algo distraída.
Davis sonrió – Descuida, Tai y yo estábamos hablando del máximo de goles que hemos metido en nuestros partidos – la simple mención del nombre del moreno la hacía sentir una calidez extraña, pero muy confortante – Tai dice que su máximo han sido seis goles, pero este sábado jugaremos con uno de nuestros mejores contrincantes, y tú sabes muy bien porque lo digo.
Lo sabía. Tal vez ya ni siquiera practicaba el fútbol, pero era un deporte que al menos permanecería por siempre en su corazón. Sabía lo suficiente de este mismo para opinar. Obviamente a ella nunca le tocó jugar un partido contra este equipo, pero había visto suficiente para saber que era un excelente equipo.
Davis continuó – Tai dice que al menos está seguro de poder lograr cuatro goles él solo.
– ¿Cuatro? – repitió algo confusa la pelirroja.
Todos allí, incluso Joe y Cody que habían estado un poco desconectados de la conversación voltearon a mirarla.
– ¿Te parecen pocos? – comentó Tai mirándola fijamente.
– Me parecen muchos – ante las risitas que brotaron de repente decidió que era mejor decir algo más – Tai, tú también sabes cómo juegan, son algo más que un equipo excelente, no dudo que puedan ganarles, pero una sola persona anotar cuatro goles… suena algo difícil – añadió.
– No para mí – sonrió el moreno, y Sora alcanzó a notar algo más en esa sonrisa, pero sobre todo en sus ojos, algo, se atrevía a decir… ¿Malicioso? Fue tan rápido como un parpadeo, pero decidió ignorarlo.
Antes de que pudiera decir algo más Mimi se levantó – Hora de irnos – miró a la pelirroja que en seguida la imitó y se puso de pie seguida de Matt.
Tai también se levantó – Me voy con ustedes.
Al parecer todos decidieron irse con ellos.
Comenzaron a separarse en el camino cuando cada quien tuvo que tomar una dirección distinta a sus hogares, Joe, Matt, Mimi, Cody y Yoley, siguieron su camino hacia el centro, mientras que TK ofreció a acompañar a Kari a su casa puesto que Tai acompañaría a Sora. Davis se quedaría esa noche con Ken.
– Así que – comenzó Tai cuando se quedaron solos – Mi mejor amiga duda de mis grandes habilidades como futbolista.
Sora sonrió – No dudo de ellas, creo más bien que soy realista.
– Hieres en lo más profundo de mí – tocó su pecho con su mano derecha fingiendo una mueca de dolor.
– Eres mi mejor amigo, y entre amigos no debe haber mentiras – dejó escapar una risa cuando el moreno hizo un puchero. Se veía realmente adorable, y amaba cuando se veía adorable, amaba cuando se veía feliz, chistoso, incluso, cuando se veía enojado. Dejo de sonreír de inmediato, debía dejar de pensar así acerca del moreno, debía al menos intentarlo, incluso sonaba patético. Enamorada de su mejor amigo…
– ¿Estas bien? – parpadeó hacia el castaño – De repente parecías un poco perdida.
– Lo siento… es solo que… –
– Estas un poco distraída – terminó él por ella, repitiendo sus palabras de hacía un rato en casa de Izzy – ¿Pasa algo malo? Sabes que puedes contarme cualquier cosa.
Se sonrojó, no podía verse a sí misma pero sabía que sus mejillas estaban llenas de un color delator. Y todo por él. Sabía que podía confiar en él, lo había hecho por años, desde que se conocieron a los seis en su primer curso, desde que descubrió que no podría encontrar jamás a ningún otro amigo como él en el mundo, cuando a los dieciséis él había tenido su primera novia oficial y ella había descubierto el que ahora consideraba su mayor secreto en el mundo… estaba enamorada de su mejor amigo.
Las pláticas por horas, las risas, las bromas, los momentos difíciles que habían atravesado, los momentos felices, los más importantes, y todo lo habían vivido juntos. No imaginaba una vida sin él. No podía.
Le regalo la mejor sonrisa que pudo sacar en ese momento – Tal vez sea el estrés acumulado que viví las últimas semanas con los proyectos y los exámenes, eso es todo – finalizó mirándolo.
Él caminaba con las manos en los bolsillos y parecía como si estuviera analizándola, tenía la mirada fija en sus ojos. "No te ruborices más…. Por favor", estaba segura Tai terminaría notándolo, y eso era algo que le traería preguntas que sabía, no iba a estar muy a gusto de contestar. Estaba muy feliz de que Tai fuera ese gran amigo para ella, pero en momentos como ese, detestaba la conociera tanto.
Frunció el ceño – ¿Estas segura de que solo es eso?, ¿Segura, segura, segura? – inclinó levemente su cabeza para poder tener una mejor vista de su cara.
La pelirroja asintió – Completamente.
– Eso es genial, puesto que quiero que estés completamente bien y feliz para poder ir a festejar juntos cuando haya anotado mis cuatro goles.
Sora arqueó una ceja – Parece que estas muy seguro – podía ver en sus ojos algo extraño, además del hecho del rápido y eficiente cambio de tema que acababa de hacer.
– Y tú pareces que sigues sin confiar en mi – se detuvo de repente aún con sus manos en los bolsillos.
¿Estará molesto? Raramente el moreno se enojaba con ella, pero sería algo muy tonto si estaba enojado por el tema de los goles, era algo muy trivial para darle tanta importancia, aun así lo imitó y se detuvo.
Estaba a punto de preguntarle que sucedía pero el moreno dio un paso hacia ella y sonrió – Quiero hacer esto algo más emocionante.
Frunció el ceño, estaba completamente perdida, ¿Acaso se había distraído tanto de nuevo? No comprendía ni una sola palabra de lo que el moreno acababa de decirle.
– Mira – comenzó luego de una pausa que ella sintió eterna – Eh… quiero apostar algo contigo – llevó su castaña mirada hacia el verde césped que estaba a sus pies, y si sus ojos no estaban jugando con ella… ¿Tai acababa de sonrojarse? – Podemos mantenerlo oculto de todos, sería algo solo entre tú y yo, algo de lo que nadie tiene que enterarse jamás si no quieres.
Lo que sintió dentro de ella fue completamente nuevo, podía sentir su pulso acelerándose, casi estaba segura que podía escuchar sus propios latidos, si esto era un sueño, esperaba al menos tener la oportunidad de escuchar todo lo que Tai tenía que decirle en ese momento. Sus nervios comenzaron a salir, empezaba a comprender, no quería hacerse alguna falsa o tonta ilusión. Esto no era un sueño, de verdad estaba sucediendo. No le estaba pidiendo apostar la mejor computadora del mundo, o el celular más vendido, no. Era algo mucho más… especial.
– Apuesto contigo que puedo lograr esos cuatro goles yo mismo. Si pierdo te daré lo que quieras, el boleto a cualquier concierto que desees, el CD que me pidas, lo que sea.
Tomó una buena bocanada de aire lo más discreta que pudo – ¿Y si ganas?
Estaba completamente pérdida de nuevo, si le hubieran preguntado cuanto tardó el moreno en responderle, no hubiera tenido ni la más mínima idea. ¿Segundos, minutos, horas? Realmente no importaba, mucho menos, cuando lo vio abrir los labios para responder.
– Si yo gano, me darás un beso.
Bien, definitivo, acababa de decirlo, no estaba imaginando cosas ni nada por el estilo, Tai Yagami acababa de pedirle una apuesta.
– Claro que si no quieres, podemos dar por hecho que nunca dije nada, que esta apuesta jamás existió – añadió casi inmediatamente.
Jamás. Era una palabra que en ese momento significaba una gran cantidad de cosas, como que Tai jamás le hablo de una apuesta, jamás le ofreció a ella darle cualquier cosa que deseara si él perdía, y jamás le pidió un beso en caso de verse ganador. Pero también era una palabra que desato un sinfín de emociones dentro de ella. Las típicas mariposas en el estómago no eran nada comparado con lo que ella sentía en ese preciso momento, era algo que no alcanzaba a describir, algo así como adrenalina, pero vaya que hermosa adrenalina.
– Bien – levantó su mano y la acercó al moreno – acepto – realmente le estaba funcionando el actuar, como si no pasara nada, como si de un juego se tratara, pero por dentro, estaba segura era un remolino de emociones, chocando una contra otra.
Si no hubiera estado tan nerviosa habría jurado que casi pudo ver relajarse cada centímetro del cuerpo del moreno – Trato cerrado – tomó su mano y la apretó ligeramente.
Si el simple contacto de la piel de sus manos pasaba esa corriente por todo su cuerpo, no se imaginaba lo que un beso provocaría en ella. Solo esperaba que si sus piernas iban a perder todo el equilibrio, lo hicieran cuando ya no estuviera frente al castaño.
Soltó su mano, más sus ojos no se despegaron de los de ella, y menos al volver a hablar – Esta es una apuesta formal y cerrada. Solo tú y yo.
Continuará...
Y bueno, este capítulo lo dejo hasta aquí porque no quiero aburrirlos, creanme que lo escribí con mucho cariño para ustedes, también para compartirles algo de lo que me sucedió en este tiempo que anduve algo desaparecida. Mi idea por el momento es terminar la historia en el siguiente capítulo =D El cual no tarda mucho ;) lo prometo! Ah y también mis otras historias :3
Espero que les haya gustado 3 Los quiero!
Faty Takenouchii 3
