Advertencia: Un prusiano depresivo. Si. Lo que leíste.
Hetalia no es mío y creo que eso es obvio.

¿Han comido helado de zanahoria? Porque a mí me gustaría.


Razones.
LadyInfierno.

Hay veces, en las que piensa que sólo debió morirse y ya.

Como Germania, como Roma, como el viejo Fritz… ¿Qué lo mantenía vivo?, ¿Por qué maldita razón estaba condenado a ser un recuerdo viviente que todos intentan olvidar, aún en su presencia?

"¡Hey, señorito! ¡Agradece que el asombroso yo se toma la molestia de llamarte! Kesesese~"

Sonrisas enormes y risas falsas. No sabe por qué sigue intentando si el resultado siempre es el mismo. No es idiota como para no notar que la gente se pone incómoda cuando trata de hablar con ellos, sin idea de cómo mandarlo al infierno o decirle que sus asuntos no le importan.

Eso, o se lo escupen directo a la cara.

"Ungarn! ¡Hace tiempo que no hablamos~!"

"No estoy para tus estupideces, prusiano."

No importa como lo diga, como pida en silencio esa poca atención. Porque todo el mundo lo ve como el sujeto egocéntrico y eternamente feliz.

"Ya no tiene un país del cuál ocuparse."

"Sólo piensa en sí mismo, siempre lo ha hecho…"

Siempre buscando atención, de una u otra forma. Siempre sin lograrlo.

Y se siente tan, pero tan patético cuando admite para sí mismo que no tiene amigos. Francia y España son algo así, pero él no es indispensable en el grupo. Y lo sabe. Hungría y Austria… tiene su historia con ellos, a pesar de que no le odian, sabe que no les hace falta. Su hermano de vez en cuando le reprocha el hecho de seguir viviendo con él, pero lo necesita. Necesita ese contacto humano para no volverse loco.

Y sabe, maldita sea, SABE que no tiene a nadie, que dejó de importar para el mundo y que ninguno se preocuparía de más con su desaparición o algo. Lo único que no sabe y tampoco entiende, es si se lo merece. Como países, todos han hecho cosas horribles, pero todos tienen algo que llamar suyo aún

Él ya no tiene nada.

Ni territorio, ni bandera, ni nacionalidad ni nombre. Empieza a dudar si conserva su alma o si nunca tuvo una para empezar.

Sacude la cabeza y mira los papeles entre sus manos. 'Las 101 razones por las que Prusia debería volver a ser un país.'

Suspira.

Dibuja su ensayada sonrisa y se levanta, abriendo de par en par la puerta de la sala de reuniones y haciendo que todos giren a mirarlo. Las protestas no se hacen esperar y él hace como que las ignora, como siempre. Comienza con sus asombrosos argumentos, rogando en su interior que por fin lo dejen irse junto a todos esos imperios caídos.

Él ya no encuentra razones para seguir existiendo.


Ahí está. Corto. Dramático, mártir, y depresivo prusiano. No sé, siento que eso del ya-no-soy-país-pero-no-me-afecta tiene un límite, y la inmortalidad no trae mucha paz interior… no que yo lo sea, pero me lo imagino, jum.(?)

Me gusta jugar con los personajes y hacerlos sufrir, y por esto no he podido actualizar la única historia de humor que he escrito y que creo que escribiré. Pero al menos puedo decir, que la escritura no está olvidada. c:

Aclaraciones, dudas, sugerencias y opiniones, en la cajita de abajo.