Vengo con algo nuevo, avisando que soy nueva, no tengo beta y no espero grandes cosas. Desde ya, nada es mío, solo la idea y la historia (ni siquiera los títulos, todos son canciones). Espero les guste, cualquier comentario, es bienvenido, y es que aun estoy aprendiendo.

El titulo de este fic esta ultra basado en la canción de Amy Winehouse, You Know I'm Not Good, mil recomendada.

Aclaración: La historia que viene es siguiendo las Reliquias de La Muerte. Es mega, ultra, re-gay. Gracias, gracias.

¿Genero? No tengo idea, diría algo crack, porque no creo encaje en nada más.

Gracias por leer.

You Know I'm Not Good

Capitulo 1: Come As You Are

-Come As You Are, As You Were, As I Want You To Be, As A Friend, As A Friend, As An Old Enemy, Take Your Time, Hurry Up, The Choice Is Your, Don´T Be Late, Take A Rest As A Friend As An Old Memoria- Nirvana

Harry miro la carta que tenía en las manos. Años atrás, también le había llegado una carta por lechuza, con membrete en el dorso, desde un colegio de magia y hechicería, cuando ni siquiera sabía que existiera la magia. La carta que tenia ahora en la mano, era bastante parecida, pero su génesis era completamente distinta.

Hacia un año, ya terminado Hogwarts, luego de haber acabado con Voldemort, en el momento en que se encontró con dieciocho años y un diploma de Mago con educación básica, fue cuando todas las dudas de que hago ahora con mi vida se le vinieron encima. Jamás se había planteado que hacer cuando fuera mayor. O cuando terminara el colegio. Tenía una novia, una bóveda llena de galeones y toda la expectativa del mundo mágico, que insistía en seguirle la pista en las cosas tan absurdas, como en cuál era su marca de zapatos preferida.

(No tenia, seguía siendo un chico sencillo, pero si insistían en preguntar, tenía que reconocer que siempre se había sentido cómodo con las clásicas Converse, o con ese modelo al menos).

Y fue en ahí, cuando lo decidió. No se sentía preparado para entrar a la Academia de Aurores, ni para formar un hogar, mucho menos para comenzar a trabajar, quería ser un chiquillo y descubrir cosas nuevas, después de todo, había pasado toda su adolescencia intentando matar a un megalómano genocida. Ahora era el momento, su momento.

Reunió a lo más parecido que tenia por familia, eh hizo el anuncio como quien anuncia que pasara el fin de semana fuera.

-Me voy a recorrer el mundo- dijo en medio de un brindis. Para su amarga sorpresa, hubo mucha indiferencia eh incredulidad en su anuncio.

Pero aun así, lo hizo. Ron y Hermione quisieron acompañarlo, pero Harry fue insistente, quería ir solo. Ginny ni siquiera lo intento, aun le quedaba un año en Hogwarts y había quedado fichada como posible jugadora profesional de quidditch, debía quedarse y seguir exhibiendo su talento tanto como le fuese posible, con un poco de suerte, podría quedar en algún buen equipo de ligas menores.

-¿Seguimos siendo novios?- le pregunto la pelirroja a la luz de la luna, la misma noche de su anuncio. Harry había estado bastante complacido que fuese una de las pocas que se lo tomara en serio.

-Ya me lo dirás tú cuando vuelva - respondió Harry sonriendo. Sabía que era una chica demasiado guapa como para esperar que se quedara guardándole fidelidad y devoción, sentía que lo más correcto era dejar la relación en pausa.

-Escríbeme - fue la única replica de la chica.

Partió sin rumbo fijo, con boletos de avión muggle hacia Francia, Paris, solo movido por la curiosidad a la famosa Torre Eiffel.

Y así, en los meses venideros, Harry Potter no solo se conformo con la vieja Europa, sino que sus deseos de ir más allá, lo llevaron a Asia, a la India, se devolvió a África y ni cuenta se dio cuando llego a Australia. América del norte y del sur fue cosa de tiempo y de un piloto comercial, en un bar de aeropuerto, que le comento algo de las -Mejores retaguardias del mundo- Harry se fue esa misma tarde, con ese mismo piloto comercial de compañero de butaca.

Lo que todos pensaron seria unas vacaciones de un par de semanas, termino siendo un viaje de más de diez meses.

Cuando regreso, tenía el cabello largo, una cicatriz nueva en la mejilla, ropa colorida, la piel muy morena y un tatuaje en el pecho. Además de kilos y kilos de equipaje empequeñecido y una nueva meta en la vida.

-Quiero ser sanador - dijo, después de contar donde, cuando y como se había hecho el tatuaje del pecho.

-¿Sanador? pero Harry, ¿Qué paso con eso de ser Auror?

-Hermione, pase toda mi juventud persiguiendo a un tipo malo, no quiero hacer eso por el resto de mi vida.

-Bueno, volviste, no eres hippie, ni vegetariano. No es mala idea que seas Sanador, es algo nuevo- Sentención Ron. Y fue el fin del tema.

Esa misma semana, Harry Potter presento todos sus EXTASIS en la Academia de Salud Mágica del Reino Unido, la que solo tardo un par de días en responder que estaba preseleccionado. Si hubo algo de influencias por el nombre, nunca se supo, aun que Hermione siempre lo pensó, pero -Se lo merece, los salvo a todos- fue su auto excusa para no comentar nada cuando Harry conto lo de su preselección.

Sin embargo, la preselección era apenas el comienzo. En el mes que le seguido, tuvo que dar entrevistas y pruebas de todo tipo. Escritas, orales y por correspondencia.

Y todo ese esfuerzo, ahora tenía respuesta, en forma de carta. El membrete con el emblema de la academia estaba impreso en tinta de colores sobre el dorso del sobre. Harry lo miro fijo un momento, era igual al que usaban los muggles para simbolizar la salud, pero no habían alas, sino un halo, lo que seguramente representaba la magia, no estaba seguro. Harry paso los dedos sobre él, podía sentir los relieves.

-¡Ábrela ya!- rezongo Ron desde el otro lado de la mesa. Estaban en el piso de Harry, un departamento en pleno Londres Muggle, sin muebles, que había alquilado solo porque la idea de quedarse en Grimmauld Place le pareció horrorosa. Tampoco quería quedarse en la Madriguera, vivir en el mismo Londres era demasiado cómodo para siquiera pensar en alejarse al campo.

Rasgo el papel del sobre, la carta que venía dentro era gruesa. Quizás los argumentos para no aceptarlo eran muchos. Desdoblo el papel, dio un suspiro dramático y comenzó a leer en voz alta.

-Estimado Señor Potter, la Academia de Salud Mágica, se complace en informarle, que luego de un arduo proceso de selección, ha sido usted aceptado en el Plan Común para Sanador General... ha sido, aceptado -Harry levanto la vista, y miro a Ron atentamente- Eh sido aceptado - susurro - ¡Eh sido ACEPTADO, Ron!

Ron estallo en felicitaciones, rodeo la mesa y se avanzo sobre su amigo.

La celebración duro hasta pasadas las cinco de la madrugada. Hermione había llegado al poco rato, con una botella de Champaña - yo sabía que quedarías Harry- fue su primera frase. La botella significo una descorchada gloriosa, gritos y felicidades. Hubieron visitas a la licorería del primer piso y visitas inesperadas, como George, Angelina y Ginny. Neville llego después y mucho después llego Luna, con traje de noche y todo -Estaba en un coctel de la empresa donde estoy trabajando- fue su explicación.

Harry bebió, rio y grito, y al amanecer despertó con Ginny por todas partes y una resaca de aquellas.

Después no hubo mucho tiempo para celebrar, entraba a clases en tres semanas, debía comprar un arsenal de libros, una túnica de Aprendiz de Sanador y mandarla a bordar, con su nombre y el escudo de la Academia. Debía ver la situación de su piso y la posibilidad de quedarse en los dormitorios de la academia. Y un sin fin de detalles, algunos hasta absurdos, como el asunto del maletín.

-Todos los Sanadores tiene un maletín Harry - dijo Ron en tono muy serio.

-Cuando logran titularse de Sanadores, Ron, yo aun ni siquiera se poner una inyección -rebatió Harry.

-¿Una inyección?

-Olvídalo, lo de la inyección y lo del maletín.

-Apuesto a que todos llegaran con su maletín, y serás el pelmazo sin maletín de la academia Harry.

-Ron, en la lista de cosas que debo llevar no sale nada de un maletín.

-Ya te digo, serás el pelmazo.

Cuando quedaban dos días para el inicio del año académico, Harry se movió a lo que sería su piso durante los tres años que duraba la carrera, cuatro si quería especializarse en alguna área, como Maldiciones u Ortopedia Mágica.

Llego hasta la academia con las indicaciones que le había dado Hermione. Se encontró con un chico que extendió la mano y dijo -tarjeta- Harry supuso que era la que había venido en el sobre, donde salía un numero y una letra en grande.

-Tu habitación es la veinticuatro, está en el segundo piso del edificio A. Tienes un compañero de piso, que será fijo, mientras no se retire de la academia o no se presenten problemas entre ustedes, cualquier reclamo, vienes a mí. Puedes estar tranquilo, yo soy de segundo y dudo que a estas alturas me retire. Mi habitación es la cuarenta y tres, del edificio C, por cualquier cosa. O me buscas en la academia ¿Dudas? - Harry pestaño un par de veces, el chico que tenía en frente había hablado extraordinariamente lento, sin pausas ni cambios en el tono de voz, como una grabadora. Era increíble.

-Edificio A - dijo Harry intentando retener toda la información.

-Es verdad, no tienes idead donde está. Lo siento, ven conmigo.

El chico era John Curre, o eso decía la chapita que le colgaba del pecho. Era uno de los tantos que se inscribían como guías para los chicos de primero, tenía una camiseta celeste, con estampado en letras grandes "Soy Guía".

Harry miro la entrada. Había una enorme pared de ladrillo color princesa, con una placa que rezaba simple y sombría "Academia de Salud Mágica", estaba su escudo y nada más. La puerta era gigantesca, alta y de madera, con marcos blancos, muy pulcro y sencillo.

Atravesando la entrada, donde un guardia de túnica le sonrió, había un enorme edificio de varias plantas, también de ladrillo color princesa. Harry lo conocía, era la Academia misma, donde había tenido que ir a varias entrevistas. Sabía que tenía un hall de entrada gigantesco, y que en el primer piso solo habían oficinas administrativas y el comedor. Sabía que el segundo piso estaban los salones de presentaciones y que recién en el tercero comenzaban las salas de clases y los laboratorios. Todo el subterráneo correspondía a una magnifica biblioteca.

-Este es el edificio de la Academia, todos lo llaman así, la Academia. Si lo bordeas por aquí, llegas a las canchas de deportes- rezaba John, cual grabadora, sin el más mínimo cambio en el tono de voz - Hay de todo, deportes mágicos y deportes muggles, ya sabes, la inclusión y todo eso. Además los muggles tiene deportes muy interesantes, como tenis ¿Conoces el tenis?- Harry asintió- bien, también hay canchas, por si te interesa.

John siguió caminado y dando datos, como donde estaban los paneles informativos, y las oficinas de conserjes y guardias y los patios interiores de recreación.

-Y pasando esta arboleda, están los dormitorios, que están divididos en dos. Estos son los primeros, donde estás tú, son tres edificios de ocho pisos, tienen letras. En cada piso hay veinte habitaciones, y en cada habitación deberían haber dos estudiantes. Pero a veces por cosas administrativas uno queda solo, o es que tiene dinero y paga el doble, ya sabes. Cada habitación tiene su baño.

Harry miro maravillado, como los tres edificios, también de ladrillo princesa y marcos blancos, formaban un arco recto. Justo en medio había una plaza, que bien podría salir de portada en cualquier revista de arquitectura o decoración.

-¿Hay cocina o comedor?- le pregunto a John.

-Sí, cada edificio tiene una en el primer piso. Pero en el comedor de la Academia, dan desayuno, almuerzo y cena todos los días del año, incluso los domingos - John se volteo a Harry- y la lavandería está detrás del edificio B, es una casa pequeña, una lavandería muggle, ya sabes, hay muchos hijos de muggles y los hechizos de limpieza no siempre salen bien, esto no es como Hogwarts, nadie sacara tu ropa sucia o limpiara tu cuarto - John le extendió la mano, sin hacer pausa en su discurso- me voy, por si llego otro chico nuevo, un gusto- Harry le apretó la mano, pero John no la soltó enseguida, en su lugar se le quedo mirando, con el seño fruncido - ¿Tú no eres..?

-Soy James... Dean, gracias por todo, adiós.

Harry huyo antes que John reaccionara. No volteo en ningún momento a ver si el chico se había ido. Agradeció llegar al recibidor del primer edificio sin cruzarse con nadie.

Era diametralmente distinto a Hogwarts. Todo el diseño era igual a cualquier edificio de departamentos muggles, la diferencia estaba en que aquí, las puertas eran extremadamente próximas entre sí.

Llego a la suya, y lo primero que noto, es que no tenia picaporte. Toco la hoja de madera, pasando los dedos por el numero de bronce, que dejaba claro que era su habitación, la veinticuatro, como decía su carta, la tarjeta y como había dicho John. Empujo sin mucha convicción la puerta, y esta se abrió sin mayores problemas. Dentro, había una amplia habitación, con una cama a cada lado, justo como si en medio hubiese un espejo reflejando el otro lado, igual hasta el los mínimos detalles, el lado izquierdo del derecho. Había una ventana y una puerta que seguramente llevaba a un baño en el fondo. Harry retrocedió unos cuantos pasos y observo fijamente la separación que habían entre las puertas del pasillo - Magia- susurro antes de entrar en su habitación, cerrando la puerta detrás de sí.

No había nadie dentro, ninguna de las dos camas estaba hecha, y ambas repisas estaban vacías.

Harry decanto por la de la izquierda, solo por que tenia la puerta del baño a ese lado. Recorrió el lugar un momento, descubriendo que bajo la cama, había un enorme cajón con divisiones. Fue guardando y acomodando sus cosas, respetando en extremo el espacio de su hasta ahora desconocido compañero. Si lo pensaba, no había preguntado si los dormitorios eran mixtos.

Ya estaba oscureciendo cuando decidió bajar y recorrer el lugar, rezando por no encontrarse con John, salió al pasillo, que estaba en penumbras. Vio una sombra al final, pero decidió que era muy pronto como para comenzar a ser persona, así que, agachando la vista, enfilo al contrario de lo que sabía era un estudiante, camino a las escaleras.

Recorrió los jardines y los bordes de todo aquel lugar, que se le antojaba enorme. No se encontró con muchas personas. Tropezó con lo que parecían ser paneles comunicadores, que tenían todo tipo de pegatinas. Desde coloridas invitaciones a fiestas, como anuncios de tipo académico o súper ofertas de compra venta de equipos de música, muggles o mágicos. Habían unos cuantos anuncios que eran claramente bromas o quizás no tan bromas, como aquel que rezaba "Clarisa Simpsons, se la come entera y de lado".

En un panel especialmente grande, en la parte de arriba se podía leer "Calificaciones". Harry descubrió un enorme listado por curso y materias de estudiantes con sus calificaciones finales. Las listas eran enormes, le demoro un par de segundos deducir que no estaba con nombres, sino con iniciales y números. Se fue mirando los títulos de cada nueva lista, donde rezaban distintas materias, como "Anatomía", "Fisiología", "Fisiología Mágica", "Laboratorio Medicinal", entre otros y justo en el medio de todo aquel enredo de calificaciones y códigos, había un pergamino de color oro, donde con letras discretas se podía leer "Este fin de año, tenemos el agrado de felicitar a los mejores estudiantes por Carrera y Nivel", Harry sonrió, una lista de cerebritos. Paso la vista por los nombres, sin leer, pero una serie de letras le llamo la atención. Ahí, donde ponía "Plan Común para Sanador General : Primer Año, Draco Malfoy".

Se quedo mirando el nombre con absoluta impresión ¿Draco Malfoy estaba allí? ¿Por qué nadie había tenido la gentileza de decírselo? ¿o es que nadie lo había sabido? Miro a su alrededor, como esperando que el chico emergiera de entre las sombras de la noche. Volvió su vista al panel iluminado por antorchas mágicas, y se quedo mirando el nombre pasmado.

No tenía la más remota idea que Malfoy estuviese allí, como estudiante. Sus pensamientos rápidamente cayeron en los últimos recuerdos que tenia del rubio. Harry había ido a declarar a favor de Draco y Narcisa. Era a quienes les debía enormes favores, y a quienes podía defender, como a Draco en el asunto de no haber matado a Dumbledor y a Narcisa por haberle mentido directamente a Voldemort con el asunto de si estaba o no vivo. Se los debía. Sin embargo, ninguna de sus declaraciones le prestaba mucha ayuda a Lucius Malfoy, por lo que, este fue condenado a cadena perpetua en Azkaban, que ya no tenía Dementores, sino un intrincado sistema de seguridad mágica, directamente importado de Noruega.

El asunto fue arduamente seguido por los medios. Lucius tuvo que ir a la cárcel, pero Narcisa y Draco quedaron libres, con la condena de ir durante cinco años al ministerio una vez al mes a presentar firma, declaración de actividades y examen de varita, además de la prohibición de dejar el país durante dicho periodo.

Luego de las sentencias, Harry no había sabido mas de Malfoy, quien le había escrito una escueta carta de agradecimiento, "Gracias Potter. Disculpa el asunto de la sala de Requerimientos. Gracias por eso también. M", y eso había sido todo.

Ahora, con su nombre en un panel, que no solo le informaba que sería nuevamente compañero de Malfoy, sino también, le informaba que el tipo era algo así como un cerebrito, es que intento imaginar que seria del chico. La imagen de Draco Malfoy con gafas de marco grueso, pantalones hasta las costillas y la piel llena de granos le hizo gracia, aun que sabía que habían muy pocas probabilidades de que fuese así.

Harry regreso a su habitación, mirando a todas direcciones, como esperando que el rubio se le apareciera de la nada. Hasta donde sabia, era su único conocido ahí. Nadie de su círculo inmediato se había inscrito en aquella academia, que tenía más de ochocientos estudiantes de todo el mundo.

Cuando llego a su habitación, seguía desierta. Al parecer su compañero de piso esperaría hasta el último momento para llegar.