DESCARGO DE RESPONSABILIDAD: Skip Beat! no me pertenece a mí, sino a Nakamura sensei, que se divierte en prolongar nuestra agonía.

Este fic forma parte del Expect the Unexpected Challenge de Skip Beat Discord.

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DE ARDIDES Y PLUMAS

Cuando Ren se detuvo inesperadamente, en medio del concurrido hall de LME, Yashiro también lo hizo siguió su mirada. La muchedumbre seguía moviéndose a su alrededor, rodeándolos, como si ambos fueran una pequeña isla en un mar de gente.

Era Kyoko-chan, por supuesto.

Y como si sintiera la intensidad de su mirada, ella alzó los ojos y los vio. Pero su mirada pasó de largo, resbalándolos, como si fueran transparentes, negándose a reconocerlos —al menos a Ren, y por extensión, también a él— y el vago gesto de saludo de Yashiro murió antes de nacer.

Ren suspiró. Yashiro también suspiró. El uno resignado, el otro confundido.

Iba tan en contra de la naturaleza de Kyoko negarle las cortesías mínimas… Atentaba contra su carácter, su educación, su forma de ser… Era una conducta tan anti-Kyoko, que definitivamente Yashiro sabía que no se trataba solo de aquella terrible discusión en el coche, no. Una discusión, unas palabras airadas a cuenta de un tercero, la declaración explícita de que nadie la culparía por volverse a enamorar del cantante idiota… Todo eso dolía, es cierto, y a Yashiro le había recordado aquellos primeros tiempos en que Ren y Kyoko-chan no se soportaban. Pero lo habían superado. Juntos, habían construido algo parecido a una relación de respetuosa amistad —o de sempai / kohai, como diría Kyoko-chan—, y se necesitaría más de una violenta discusión para quebrarla. Así que necesariamente algo más tenía que haber pasado en los días siguientes, porque de repente, Ren dejó de mencionar su nombre, Kyoko dejó de mencionar a Ren, y cuando Yashiro, pobre incauto, lo hacía, la temperatura descendía drásticamente, casi hasta el punto de congelación.

Solo cuando el borrón rosa desapareció por uno de los pasillos, Ren reanudó su marcha a través del hall hacia los ascensores. Mientras caminaba a su lado, Yashiro fruncía el ceño, pensando en cuánto más drama podría soportar su corazón. Le dolía —casi físicamente— ver cómo sus dos representados se distanciaban, matando una historia de amor que sin dudas hubiera sido épica.

Esto no podía seguir así… Si de él dependiera, hace tiempo que ya los hubiera encerrado en un armario sin dejarlos salir hasta que le hubieran puesto su nombre a su primer hijo, o al menos al segundo… Pero claro, quizás esa fuera una solución demasiado drástica…

Y mientras las puertas del ascensor se cerraban, Yashiro murmuraba entre dientes algo sobre la influencia perniciosa del presidente Takarada en sus empleados.