Capitulo uno

Decepción

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Taichi Yagami se encontraba a unos pocos metros de Sora, su supuesta novia, ¿Supuesta? Bueno, si, aunque ahora mismo el castaño besaba a Mimi, la mejora amiga de ambos; la Takenouchi era su novia oficial.

Por un momento Sora creyó que tal vez era su culpa. Si se ponía a pensar y a recordar, ella no solía salir mucho con Tai, casi siempre estaba ocupada con otras cosas que consideraba un poco más importante, como sus estudios, o su trabajo en la florería con su madre, y ni siquiera habían llegado a mucho como pareja, no más que algún beso apasionado y un roce tímido -de parte de la pelirroja-. ¿Y si Taichi se había cansado de ella? Al parecer había decidido buscarse a alguien un poco más devertida, no tan tímida, alguien como la Tachikawa.

Y Mimi recién volvía de los Estados Unidos, a pesar de que hablaban seguido, la pelirroja había decidido ocultarle la relación que mantenía con Taichi, aunque solo fuese por qué era bastante reciente -casi dos meses- y también quería contárselo en persona. Se suponía que eran mejores amigas.

La escena que estaba presenciando le abofeteo la cara y ella regresó a la realidad, para encontrarse con los ojos color miel de la que se hacía llamar su amiga.

— Sora —llamó ella, soltando al fin los labios del moreno, el cual tenía una mirada de asombro, parecía que ni siquiera se había dado cuenta de que su novia estaba ahí.

Yamato Ishida se acercó a la nombrada y se puso a su lado, mirando con un dejo de decepción a su mejor amigos.

Decepción.

No había rastro de otra cosa que no sea decepción. Sora miró a sus compañeros.

La misma mirada en todos. Ninguno estaba sorprendido. No era como si los sorprendiera esa muestra de afecto entre los castaños.

La Yagami menor se acercó a ella y la tomó de la mano, tirándola para, supuso la Takenouchi, sacarla de esa situación bastante incomoda -para ella y para todos-

Hikari, Takeru, Yamato... Miyako, Ken, Joe, Daisuke, Koushiro y hasta Cody... todos.

¡Ellos lo sabían!

Sora se sintió más estúpida que nunca y soltó de un tirón la mano de la castaña, casi como quemara, y los volteó a ver.

Sus ojos, esos que siempre tenían unas pizca de alegría, estaban humedecidos y se insultó mentalmente por ser tan débil y demostrar sus sentimientos tan fácilmente, pero a pesar de todo, ella no lloró.

Cerró los puños y se mordió el labio fuertemente, casi hasta hacerlo sangrar. Con la frente bien en alto caminó hasta la salida de aquel aeropuerto.

Dolió, si, no lo podía negar. Vamos, eran su mejor amiga y su novio. Besándose en sus narices, como si no le importara que ella se enterará de esa forma tan cruel.

Pero obviamente Sora era mucho más que eso, no lo demostraría. No iban a enterarse del dolor que le causaba, o al menos iba a tratar de que no lo hicieran.

Pudo oír la voz de Miyako llamándola pero la ignoro mientras trataba de que esas lagrimas que se había aguantado delante de todos no se liberasen.

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Desde ese día Sora Takenouchi cambió.

La pelirroja no hablaba, ni con su madre, había ignorado los llamados de todos los que estuvieron presentes ese fatídico día, y ni siquiera había ido a visitar a Biyomon.

Traicionada, humillada, usada. Así se sentía.

Toshiko estaba preocupadísima por su hija. Se había dado cuenta de que Sora apenas comía, dormía poco y al parecer se había desconectado de todo y todos. Lo único que recibía de su parte eran monosílabos indicándole apenas de que estaba bien.

Y se dio cuenta de algo que la asusto muchísimo más que todo lo anterior.

El brillo que Sora tenía en los ojos, ese brillo que tanto representaba a la portadora del emblema del Amor, había desaparecido completamente.

...

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Luego de una semana de estar prácticamente encerrada en su cuarto, la pelirroja decidió volver a la escuela. La primera que llego -corriendo- a su encuentro fue Hikari, luego Miyako, quien la abrazó efusivamente mientras ella cambiaba su calzado.

Yamato y Koushiro también se acercaron a la chica pero se detuvieron al ver la escena, con los ojos abiertos como platos.

Sora seguía guardando sus cosas mientras Miyako la abrazaba y Hikari le agarraba de los hombros. pero ella hacía como si no estuviesen, parecía que no las veía.

— Sora... —Susurró las castaña zamarreándola por los hombros— ¡Por favor! ¡Ya pasó una semana! — No sigas con esto... —La portadora de la Luz soltó unas lagrimas gruesas pero eso no logró llamar la atención de la chica-

— Yagami-san —La nombrada abrió los ojos entre sorprendida y asustada. Sora nunca la había llamado así, ni a ella ni a nadie, ella no era así.—Por favor deténgase... —Hikari iba a contestar pero el nudo que se había formado en su garganta no se lo permitió, dejando que la pelirroja siguiera su camino.

Hikari cayó rendida al suelo cuando Sora se alejo, Miyako la abrazó mientras ambas lloraban.

— Tranquila Hikari-chan —Dijo la pelilila mientras le limpiaba las lagrimas a la castaña— Todo se arreglará, lo prometo. ¡Vamos a arreglar todo eso! Lo haremos porque...¡Lo haremos porque somos amigas, Hikari-chan!

— Miya-chan...Ella ya no es nuestra Sora...