Disclaimer: Ouran Host Club no me pertenece, es de su respectivo autor.


DESPERTARES


—"Estúpido Tamaki"

Fruncía el ceño una y otra vez mientras se lo veía tomar notas como comúnmente él lo hacía, los demás miembros del club se veían sorprendidos y ninguno sabía que era lo que le sucedía a okaa-san esa mañana porque cada vez que alzaba la mirada de los lentes brillosos, sus ojos furiosos se topaban con cada uno de ellos haciéndolos congelar en ese momento.

—Tamaki-sempai ¿sabe qué es lo que le sucede? —Haruhi señaló al segundo en mando del club, aunque entre las sombras siempre será el primero. Tamaki sonrió contento en ese momento.

—Ah, Kyoya se encuentra enojado porque papá le ganó en una apuesta.

—¿Apuesta? —Haruhi alzó una ceja, y Tamaki sonrió contento en ese momento, asintiendo cada que podía.

—Eh Señor, y que clase de apuesta fue esa —ambos gemelos hablaron al mismo tiempo, mosqueados ante la idea de que hubo una apuesta dentro de las paredes del club y ellos no se habían enterado de nada, siendo ellos los que siempre hacían eso.

Tamaki prestó su aire misterioso, mientras unos ligeros brillos aparecían cerca de su persona dando la magnificencia que él ya tenía, quiso abrir la boca pero un jarrón caro y de buen lienzo se estampó en su cara haciendo que el intento fallara.

—¡Kyoya!, esa no es manera de tratar a tu rey —se quejó, con el rostro enrojecido y las lágrimas asomando en sus ojos, Kyouya se giró molesto y subió sus lentes.

Porque simplemente Tamaki era un idiota y no podía hacer nada con eso, ya lo sabía desde el primer día en que lo conocía y trató de ser su "amigo", simplemente era así. Pero eso no quita que el muy tonto haya parado en su casa en la mañana tratando de despertarlo para contarle una gran idea para el club, y todo su cuerpo pesado no sentía aún el aire fresco en la mañana y solo abrió los ojos cuando sintió algo ajeno en su persona y un aroma que conocía pero sabía perfectamente que él no tenía.

No contó con que su rubio amigo lo despertara con un beso en la boca y el "buenos días" tan alegre en la mañana.

Tamaki había sonreído diciendo que ya había encontrado un nuevo método para despertarlo, sin que "el demonio de sangre fría" saliera cada vez que se encontraba. Y Kyoya ya había olvidado cuando fue la última vez que se encontró tan frustrado y alegre al mismo tiempo, era una suerte que su hermana no haya visto nada de eso.

—¡Kyoya, te estoy hablando!

Tamaki era un idiota, su idiota que lo levanta en las mañanas.


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