K- Ni Miraculous Ladybug ni sus personajes me pertenecen. Historia escrita sin ánimo de lucro.
BRIDGETTE
Bridgette lo notó, pero no se quejó. Félix no se preocupó y siguió. Tampoco se habría preocupado si ella se hubiese quejado. Aún así, todo el dolor que Bridgette estaba sintiendo en ese instante quedaba eclipsado por la felicidad de estar compartiendo con Félix ese momento. Porque era Félix. El chico al que había perseguido durante tantos años estaba ahí, compartiendo cama con ella. Siendo su primera vez, como ella siempre había soñado.
Félix, Félix, Félix…
Sentía sus manos recorrer su cuerpo con ansia, mientras se enterraba aún más en ella. Ella no paraba de repetir ese nombre que tanto le gustaba, el que pertenecía a la persona que más amaba. Pero él no había hecho nada más que soltar leves suspiros roncos. No había pronunciado su nombre en ningún momento. Bridgette era plenamente consciente de ello.
Félix, Félix, Félix…
A medida que el vaivén de sus caderas aumentaba, entre suspiros y gemidos, Bridgette empezó a notar que había algo raro en Félix. En un primer momento, quiso pensar que era culpa de la excitación, del calor del momento, pero después se dio cuenta. A pesar de que Félix la estaba tocando a ella (¡Y de que manera!), a pesar de que era con ella que estaba compartiendo esa tan anhelada primera vez, a pesar de que era Bridgette la que gemía su nombre una y otra vez debajo de su cuerpo, Félix no la estaba mirando a ella. Aquella mirada llena de ¿sentimiento? ¿Pasión? ¿Amor? Bridgette no lo supo identificar, porque nunca nadie la había mirado así, pero sabía que no iba dirigida a ella.
Félix, Félix, Félix…
Y aún así, decidió ignorarlo todo. Bridgette se abandonó a las placenteras sensaciones que Félix le estaba entregando, diciéndose a si misma que así estaba bien. Solo con tener a Félix con ella, en ese preciado momento, era feliz.
Félix, Félix, Félix…
Pero se equivocaba. Y ella misma se dio cuenta de su error cuando, encontrándose en la cúspide del placer, algo salió de los labios de Félix, con tanta fuerza que le atravesó el corazón…
—Ladybug…
En ese momento, Bridgette notó que algo se rompía dentro de ella. Él nunca la amaría por ser ella. Félix nunca la miraría por ser Bridgette. Él nunca la llamaría por su nombre, su verdadero nombre. Bridgette era tan solo una sombra, la sombra de la heroína de París. Y aquello le dolió más de lo que ella habría imaginado nunca.
Fin.
Notas de la autora: De aquí a dos horas sonará mi alarma y sigo sin arrepentirme de nada. Bueno, tal vez un poco. Lo siento, pero lo tenía que sacar de alguna manera.
K.
