Este es mi primer fanfic de Hetalia, así que estoy un poco nerviosa acerca de cómo haya quedado, pero espero que les guste.
Hetalia no me pertenece, ni sus personajes.
Situaciones obvias vistas por personas ciegas.
Capítulo I
"Donde Liechtenstein se pierde de algo que es perfectamente legible en el ambiente."
— ¡Que indecente! —le había dicho mientras le limpiaba la cara con un pañuelo, como solía hacer cada vez que se ensuciaba. Sin embargo esta vez fue diferente.
El señor Austria y su hermano soltaron al mismo tiempo una exclamación de sorpresa, mientras que se miraban, un segundo antes de evitar mirarse. Por supuesto que esto la confundió, debido a que actuaban como un par de adolescentes enamorados. Pero no podía ser… ¿Su hermano enamorado del señor Austria? ¿Eso era posible?
Desde que lo vio en el supermercado, su hermano lo había evitado como una persona evitaría la lepra –por supuesto, la mente de Liechtenstein evito recordarle que ese también era comportamiento de adolescentes enamorados –. No era que le molestara que su hermano estuviese enamorado, pero no concebía esa idea.
Llego el señor Prusia a molestar al señor Austria –vaya sorpresa– y mientras este trataba de mantener un poco su postura de caballero, su hermano lo miraba de forma extraña. Como una rara mezcla en su mirada entre "No puedo creerlo" y "Cielos, debería de pedir un poco de comida para llevar. Solo para seguir ahorrando".
El día continuo, y su hermano no mencionaba una sola palabra, pero se sonrojaba a ratos y murmuraba "Si las cosas fueran como antes…". Pero ella no relaciono esto con el señor Austria, y se decía a si misma que su hermano solo estaba cansado. Pero había algo más que no terminaba de comprender.
Se preguntó si debería de preguntarle a Hungría. Después de todo ella y el señor Austria habían estado casados, así que si alguien sabía lo que ocurría, debía de ser ella. Pero decidió no molestarla y olvidarse del asunto.
Fueron unas maravillosas 24 horas de amnesia, antes de encontrarse nuevamente con el señor Austria de camino a casa luego de hacer las compras. Debido a que iban en direcciones opuestas, se encontraron de frente en las estrechas aceras de las calles. Su hermano lo miro con un leve sonrojo en las mejillas y aparto la mirada, al igual que el señor Austria. Y ahí estaba de nuevo, una cierta tensión en el ambiente que Liechtenstein no comprendía. No se sabe si por falta de experiencia o por falta de astucia.
Su hermano saludo quedamente al señor Austria, y este se sorprendió muchísimo, pero aun así le devolvió el saludo, y de paso la saludo a ella. Entonces su hermano comenzó a caminar lentamente y con la mirada baja, pero el señor Austria no se movió. Solo se quedó de pie y observo a Suiza pasar a su lado con un cierto deje de tristeza. Cabe decir que Liechtenstein se quedó plantada en su lugar y se olvidó de seguir a Suiza, por lo cual pudo ver perfectamente las expresiones en la cara del señor Austria.
Después de un tiempo, el señor Austria dejo de seguir con la vista a su hermano –algo que ella debería de hacer, aunque con los pies– y suspiro, mientras murmuraba "Con ese sonrojo se ve tan lindo…". Aunque claro, fiel a su carácter, Liechtenstein no vio eso como una muestra de atracción sexual, ni siquiera como una muestra de afecto, sino como un hecho que el señor Austria había notado y que solo había dicho como muestra de sinceridad.
Al notar que su hermano no había reparado en que ella no lo estaba siguiendo, corrió detrás de él, y apenas alcanzo a llegar a su lado justo cuando este le preguntaba que quería de comer. Ella tomo un segundo en tomar aire y otro más en responder, aunque se preguntaba seriamente si su hermano la habría escuchado.
Cuando le llevo una ensalada de huevo y una sopa, ella supo que no había escuchado cuando le había dicho que quería un poco de pollo asado y algo de pescado. Pero no le importo demasiado y reforzó su idea de que sus extraños comportamientos se debían a que estaba cansado.
Más tarde, justo antes de irse a dormir, fue hasta el estudio de su hermano y entro en él, encontrando que este estaba sentado en su escritorio con un lápiz en la mano y recargando la mejilla en la otra.
—Buenas noches, hermano—le dijo ella mientras le sonreía, pero se sorprendió de no escuchar una respuesta y entro más al cuarto, hasta posicionarse justo detrás de su hermano, de forma que podía escuchar los suspiros que este soltaba de vez en cuando.
— ¿Hermano? —volvió a preguntar, y dado que este seguía sin responderle, se inclinó a ver qué era lo que había escrito, o más bien dibujado, en la hoja de papel que tenía en su escritorio y que lo tenía tan ocupado.
Se impactó al ver que su hermano había dibujado muchos corazones y que al lado de estos estaban las letras "R y V" junto a un dibujito de algo que probablemente era el mismo tomado de la mano de un hombre de piel pálida y cabello negro, con un lunar bajo el labio y un rulo sobresaliendo de su peinado.
Decidida a que su hermano se habría aficionado a alguna telenovela, a que el personaje principal era muy parecido a él, y que no tenía nada que ver con el señor Austria, se retiró a su habitación tranquila al pensar que su hermano solo habría estado pensando en alguna telenovela, y adjudicándole a esto último todo comportamiento extraño que hubiese tenido esos días.
El siguiente día la señorita Hungría había ido hasta su casa, y luego de hacerla pasar y de informarle que su hermano había salido por asuntos de trabajo, la húngara se sentó a su lado y procedió a decirle lo que la había llevado hasta ahí en primer lugar.
—Ayer note un poco raro al señor Austria, y lo escuche susurrar el nombre de tu hermano en sueños, ¿Ha ocurrido algo raro entre ellos últimamente?
La liechtensteiniana no noto el tono que utilizo Hungría al hacerle esa pregunta, ni noto la intención oculta detrás de esa pregunta hecha por la fujoshi, así que respondió con tanta sinceridad como era capaz.
—No, no ha pasado nada raro, que yo haya notado.
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Si tuve algún error, siéntanse libres de decírmelo. Si quedo un poco OoC les pido una disculpa.
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