Disclaimer: Sasuke y Naruto le pertenecen al cabrón de Masashi Kishimoto :).
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Nuestra historia comienza la noche de un viernes, cuando Naruto —aburrido como él puede estarlo— entra a la casa de Sasuke, silencioso. Se desparrama por el sofá y coge el control para ver televisión.
Pasa una hora, y el Uchiha no se da cuenta que tiene un intruso desvergonzado en su hogar, quien, además, está trajinando toda la cocina en busca de comida.
Un ensordecedor ruido indica que Naruto rompió una ventana, y él maldijo entre murmullos que decían que de dónde había aparecido la maldita ventana, o de cómo diablos una ventana puede estar tan limpia.
Con el pie apartó los vidrios disimuladamente, ocultándolos debajo del tapete. Abre el refrigerador, y la agradable frescura hace que Naruto se quede un buen rato intentado caber dentro del electrodoméstico.
Sasuke se despertó extrañado, pensando en el ruido que creyó escuchar en sueños. Se incorporó en la cama, estirando el brazo para coger el vaso con leche.
Rayos, ahora Sasuke tendría que ir a la cocina por leche. Donde está Naruto.
Baja las escaleras con lentitud, frotándose los ojos. Pero ya no es necesario cuando ve la luz que ilumina la sala de estar. Escucha ajetreo y una cuantas maldiciones. Frunció el ceño, buscando las palabras exactas para que Naruto no se apareciera jamás en su casa sin su consentimiento.
Naruto, en cambio, no se percató del ruido de pasos. Desesperado, estuvo buscando el trapeador para limpiar el desastre que había dejado por culpa de las estúpidas botellas de Sasuke. ¿Cómo le podía gustar tanto la leche, por Dios?
—Mira, Naruto, la próxima vez que… —y la escena que presenció hizo que todo amago de hablar se fuera al mismísimo agujero negro de su… boca.
—¡Ah, Sasuke! No te preocupes, que ya me iba —se rascó la nuca, riendo nerviosamente.
El Uchiha entró a la cocina, mirando toda la sustancia blanca desparramada por el suelo, sin oportunidad de recuperarse. Se pasó la mano izquierda por la frente, incrédulo de lo sucedido. No atendió a lo que Naruto decía, ¡su leche, su leche amada estaba ahí, tirada, víctima de un cruel homicidio!
—… y entonces regreso mañana con las cajas y cajas y…
—Naruto… ¿qué hiciste, Naruto? ¡¿Qué hiciste?! —susurró, agachándose hasta tocar con los dedos el líquido.
—¿Cómo que qué hice? ¡Está claro! —respondió hastiado por el dramatismo de Sasuke—, no sé cómo, pero la cuestión es que se me cayeron todas esas tontas botellas de leche.
—¿Tontas? ¿Llamas tontas a mis…? ¡No, es que vas a ver!
Sasuke se levantó bruscamente, mirando a Naruto con aquella expresión que si fuera rayo láser, te mueres en un segundo. Dio los cinco pasos que lo separaban del rubio, hasta quedar a su misma altura.
—Vas a ver lo que sucede cuando… cuando le haces 'eso' a mis botellas… —y dicho esto, lo tomó del brazo, jalando y llevándolo hacia el piso superior.
—¿Qué mierd…? ¡Sasuke, suéltame! ¡Argh, me duele, teme! —Naruto estaba que se caía por los escalones.
—Y lo que te va a suceder, te dolerá más… supongo —miró con una extraña sonrisa hacia atrás, ante el asombrado rostro de Naruto.
—¿De qué me hablas? No te atrevas a…
—Haré que devuelvas todos los litros de leche que botaste, Naruto. Absolutamente todos —abrió la puerta y tiró más fuerte del brazo. Y Naruto… bueno, él sólo se sonrojó—. Prepárate a ser ordeñado.
—¿No puedo decir nada a mi favor para que me dejes en paz?
—No.
—Bueeeno…
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¿Por qué tengo la necesidad de escribir así a Sasuke? xD, claro, nunca lo puedo hacer normal, ¿cierto? xD. Omg, Naruto, como quisiera estar en tu lugar, o estar por ahí escondida como una maldita voyerista xD.
En fin, espero que les haya gustado ^^. ¡Gracias por leer!
