10 a.m.

Había pasado buen tiempo desde la ultima vez que lo vi, y también había pasaba buen tiempo desde que vi a mi hijo, no me malentiendan había luchado por él pero no podía tenerlo porque mi trabajo era inestable y porque al parecer él-no me gusta decir su nombre-le había pagado a todo abogado capaz de ganar el caso -suspire-mientras giraba otra vez para intentar dormir, lo cual era normal en mi, no era de las que podía dormir tranquila.

Caí en los brazos de Morfeo-o eso creía-

7 p.m.,

Me encontraba caminando por las calles de Forks, no era la primera vez que lo hacía, pero hacía poco había comenzado a tener sueños demasiados recurrentes, en donde aparecía Edward, pero eso no era lo raro del sueño, es que en él se aparecía un niño que yo sabía perfectamente quién era, pero no entendía porque ese niño me pedía que lo salvará, eso era algo que me inquietaba demasiado para mi propio gusto.

Suspiré, era la tercera vez en la semana que estaba caminando por esas mismas calles, y sentí una extraña sensación, giré mi cabeza para la izquierda por acto de inercia.

Entonces lo vi su cabello del color del bronce, su piel blanca y esos ojos verdes que siempre me habían encantado, observé su cuerpo, y me di cuenta que tenía un aspecto desgarbado pero a pesar de eso se notaban sus bien dotados músculos, y para mi mala suerte seguía teniendo ese cuerpo de perdición por el cual la mitad del instituto me había odiado, pero eso fue hace años ahora llevábamos divorciados 4 años aproximadamente, pero en ese preciso momento mi corazón comencé a latir como loco y no pude evitar que el recuerdo de cuando el me pidió ser su novia asaltara mi mente,

Un Edward con menos músculos pero igual de llamativo que siempre se encontraba mirándome desde el capote de su auto, mientras yo pasaba-le sonreí-éramos mejores amigos y él siempre me esperaba a la salida para hacer cualquier cosa que se nos ocurriera.

-hey-salude mientras él me tomaba de la cintura como siempre lo hacia desde que teníamos 10 años.

-hey-respondió el un poco más tímido de lo normal, lo observé intentando descubrir que le pasaba por la cabeza-¿podemos salir hoy en la noche?-preguntó mirando el piso.

-por supuesto-le dije sinceramente y con una sonrisa-siempre estoy libre para ti y lo sabes-amplié mi sonrisa-¿A dónde vamos a ir?-pregunte con la curiosidad palpada en mi rostro.

-Pues…-tartamudeo-pensé en que podríamos a ir a la feria-sonreí a veces podría ser tan dulce.

-¡Si!- grité con emoción el río suavemente-¿A qué hora pasas por mí?-

-A las ocho-dijo, asentí y gire sobre mis talones.

No recuerdo mucho de lo que sucedió durante todo el tiempo que esperaba pero lo que recuerdo fue que llegamos a la feria y entonces disfrutamos cada una de las atracciones pero al llegar a mi casa cerca de media noche, él me tomó del mentón y me beso, era mi primer beso, y no sabía como pero le respondí, el río.

Me miró-Bella ¿quieres ser mi novia?-me pregunto con ojos de cachorro degollado, sonreí y lo abracé.

-si quiero-medio grité, el río y me beso, se bajo del carro y me abrió la puerta del carro.

-te veo dentro de unas horas amor-me dijo mientras depositaba un beso en mi frente, se giro arranco el auto y yo ingresé con una sonrisa de oreja a oreja a mi casa.

El recuerdo se desvaneció, igual que Edward-suspiré-porque había sido tan vivido esta vez, sé que él lo había echo para que yo lo odie, pero no podía creer que quitarme a la persona que yo más amaba-aparte de él, claro esta, pero no se quedaría así-o eso esperaba- yo buscaría mi hijo.

Entonces, como si lo invocará Edward cruzo la pista como viniendo hacia mí,yo lo observé, el levantó su mirada, y yo voltee la cara, sentí su mi rada quemando mi piel, alcé la vista y entonces…nuestras miradas se encontraron, él! me había arrebatado al ser que más quería y no iba a permitir que lo volviera a hacer.

-Devuélvemelo-miré al niño de 4 años que iba agarrado de su mano.

-Nunca-me observó-fuiste tú, la que nos pusiste en peligro-sus ojos eran suaves y con una mezcla de sentimientos que no reconocía.

Lloré -no por favor- dije cuando me di cuenta que se iba-al menos deja me abrazarlo-el asintió, me acerqué y lo abracé-hola pequeño-le dije.

-mami-dijo él y me plantó un beso en la mejilla.

Mi corazón comenzó a latir desbocadamente, mientras que mis ojos, observaban a aquel niño, su cabello broncinaseo, sus ojos marrones igual que los míos-era lo único en lo que se me parecía- sus pómulos y hasta su pequeño cuerpo se parecía a Edward.

-¿Cómo sabes que soy yo?-le pregunté a ese niño que tenía de nombre Ángel.

-Porque encontré fotos tuyas en el sótano-alcé la mirada, Edward aún conservaba esas fotos.

Su mirada se volvió vacía-deja a mi hijo-me gritó

Me acerque a él con pasos decididos, no era la primera vez que lo hacía y no sería la ultima-también es mío-no esperé respuesta, gire por sobre mis talones y me fui.

Escuche a su hijo grita-mami!, mami!-mientras caminaba detuve el paso me giré y lo vi corriendo hacía mí-por favor no me dejes-dijo derramando un lágrima.

Alcé la mirada y lo vi observándome, se acercó rápidamente, me tomó del mentón acerco sus labios y dijo- por favor no nos dejes-sonreí mientras concluía el beso.

Al fin él me había aceptado para que fuera parte de su vida y no iba a permitir que nadie lo cambiara, sé que suena raro decirlo pero a pesar de 4 años separados aún lo amaba.

Nos separamos a causa del oxigeno, entonces el me miró-¿quieres empezar una nueva vida conmigo?-reí-

-Siempre lo quise-él sonrió, giro su cabeza a Ángel y le susurro algo al oído, sus ojos brillaron de emoción-

-Bienvenida a la familia mami-me dijo a lo que yo solo puede abrazar a mis dos hombres favoritos.

FIN