Disclaimer: nada me pertenece.


nOtitAs dE lA aUtOrA: Estoy consciente de la gran responsabilidad que representa iniciar este fic. Uno, porque pretendo que sea largo. Dos, porque en español no hay muchos fics sobre esta pareja (y los libros en general) Tres, porque he decidido que, debido a que estos libros no han sido tan populares en Latinoamérica, me inclinaré más por una versión AU (universo alterno) para que sea más entendible. Aunque tendrá muchos elementos de los libros, claro.

Cuatro, porque cuando me pongo a pensar en Eric Northman, en lugar de escribir, me quedo como idiota viendo al vacío con la boca abierta… Igual, haré el esfuerzo para no distraerme tanto.

gRacIaS


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Capítulo I

"NUEVA VIDA"

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Cuando vi el lugar creí que me había equivocado de dirección.

Claramente, una puerta negra sin cerradura no podía ser la entrada al tan famoso sitio de recreación (por llamarle de alguna forma decente) 'Fantagsia'.

Me paré de puntitas e intenté divisar alguna otra entrada. A lo mejor la puerta negra era una fachada falsa para confundir a visitantes no deseados, o en su defecto, altamente alterados por sustancias ilegales, que se tragarían el señuelo fácilmente.

Pero nada.

Lo único frente a mí era esa enorme puerta.

Hurgué en mi bolso buscando el pequeño papelito que me había dado Tara la semana pasada.

Después de encontrarlo lo releí unas cuatro veces y reconfirmé que en efecto, estaba en la dirección correcta.

Solté un suspiro.

Eché otra ojeada al lugar y me rendí.

No pensaba pasar un minuto más en este frío y escalofriante callejón, donde resultaba presa fácil de algún maleante.

Ningún trabajo, por muy remunerado que dijera mi mejor amiga que fuera, valía el riesgo.

No señor.

Así que de inmediato reinicié la marcha de regreso a mi pequeño departamento.

No había dado ni tres pasos cuando el ruido de un metal pesado rechinando atrajo mi atención.

La bendita puerta negra se abría y un hombre de aspecto, cabe recalcar, grotesco, hacía acto de presencia.

-¿Qué se te ofrece, linda?-

La forma en que lo dijo, hizo que se me revolvieran las tripas.

-Yo…- balbucear no era bueno, sobre todo en eso de las primeras impresiones, pero en serio que la pinta del tipo estaba empezando a asustarme –Vengo por la oferta de trabajo-

En cuanto lo dije, el hombre me revisó de pies a cabeza. Como una de esas maquinitas de rayos X que usan en los hospitales.

-Ya veo- me dijo con una voz menos grave –Pasa, pregunta por Bill-

Asentí nerviosa y me froté las manos.

Mientras caminé a la puerta, ignoré todo lo que pude su mirada penetrante y evité respirar (a toda costa), por miedo a que no solo el aspecto fuera lo único nauseabundo del sujeto en sí.

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En cuanto crucé la delgada línea entre el aire de afuera y el de adentro, noté la diferencia colosal.

El ambiente de 'Fantagsia' era sumamente pesado.

A mis fosas nasales las invadió una mezcla fuerte de todo tipo de olores que al principio no supe diferenciar.

Alcohol, cigarro, perfumes, colonias.

¿Sangre?

Frente a mí se alzaba un bar 'cotidiano' aunque de grandes proporciones.

Veías mesas repletas de clientes, sillones negros, luz brillante, pistas de baile en diferentes niveles (repletas de mujeres despampanantes en cuero negro), fotografías en blanco y negro, más bailarinas exóticas, y al fondo, inconfundible, un letrero rojo de luz fosforescente: FANTAGSIA.

Al menos no mataría a Tara por mandarme a un callejón sin salida.

Me dirigí directa a la barra. Supuse que el cantinero sabría decirme dónde encontrar al dichoso Bill.

Después de notar la cantidad monumental de bebidas alcohólicas que servían en el lugar, el cantinero, un hombre de aspecto gótico, con largo cabello negro y ojos pequeños me habló.

-¿Qué te sirvo, guapa?-

Bueno, al parecer, la gente en este lugar le gustaba usar los adjetivos en lugar de los nombres.

-Hola. Busco a Bill-

De inmediato el hombre me escaneó con la mirada.

En serio, ¿qué demonios?

Sonrió de medio lado una vez que se detuvo más de cinco segundos en mis pechos y me señaló la dirección de los baños.

-Sube las escaleras, primera puerta a la derecha- me indicó.

No pregunté más.

Me dirigí a donde me había dicho el cantinero, esquivando a varias meseras (y espero, futuras compañeras de trabajo), algunos clientes y un montón de bailarinas despampanantes, con ropas que dejaban nada a la imaginación y mucho que desear en cuanto a diversidad de colores (al parecer el negro estaba de moda aquí)

Cuando llegué por fin a la puerta, me pasé las manos por mi cabello rubio, y cuando verifiqué que todo estaba en orden, toqué dos veces.

-Adelante- escuché.

Sin más giré la perilla y al entrar me di cuenta de inmediato de que era una oficina muy acogedora.

Los colores eran muy claros, contrastando con toda la decoración del bar en general. No había ventanas, pero los sillones y los cuadros de tonos pasteles me trajeron una sensación de calma muy linda.

Frente a mí, un hombre guapo, porque vaya que era guapo, de cabello oscuro y piel blanca me sonreía.

-¿En qué puedo ayudarte?-

Voz linda y amable.

¿Mencioné ya encantadoramente guapo?

-Buenas noches- sonreí al puro estilo sureño –Mi nombre es Sookie Stackhouse, vengo por la oferta de trabajo-

De inmediato el hombre me sonrió (y que sonrisa tan blanca, cabe mencionar) se levantó y cruzó la estancia.

-Así que tú eres Sookie- me dijo, estirando la mano para saludarme –Mi nombre es Bill Compton, soy el gerente-

¿Guapo, amable y gerente?

Este trabajo prometía felicidad.

-Un gusto, señor Compton-

-Por favor, toma asiento-

Desde ya supe que mi jefe era un buen tipo. Vestía ropa casual pero bonita. A diferencia de todo ese cuero negro que vestían allá abajo.

-Tara dijo que eras linda, pero creo que se quedó corta- me flirteó, o al menos, eso quise creer.

-Gracias- dije algo apenada.

Vale, sé que no estoy fea pero que te digan algo así, al menos en mi caso, no es cosa de todos los días.

-Así que te interesa trabajar en 'Fantagsia'- continúo.

Yo asentí.

-Por ahora tenemos una vacante de mesera, si estás interesada, el turno es por las noches-

Asentí de nuevo. Me lo esperaba, dudo que un bar de este tipo abra al mediodía y ofresca desayunos continentales.

-Tara dijo que ya tienes experiencia-

Yo asentí -Trabajé tres años de mesera en Merlotte's, hasta que ha quebrado- le dije, intentando suprimir mi nostalgia. Sam, el dueño, era un muy buen amigo mío y me dolió cuando tuvo que cerrar.

-Ya veo- contestó, reclinándose un poco hacia atrás –Debes saber que si aceptas el trabajo, deberás cumplir con las normas de manera estricta. En 'Fantagsia' brindamos diversión pero nosotros no nos divertimos -

Bueno. No creo que fuera tan difícil.

Nunca se me han dado muy bien eso de las relaciones sociales (y ni mencionar las sentimentales)

-Tendrías un día de descanso cada semana y puedes recibir propinas de los clientes-

¿Un día cada semana?

Perfecto.

Y además, me dejarían conservar mis propinas.

-El uniforme te lo damos nosotros-

¡Qué bien! No tendría que comprar nada.

-Y está terminantemente prohibido relacionarse con los clientes en las horas de trabajo, al igual que con otros trabajadores, en cualquier plano que no sea estrictamente profesional-

Asentí encantada.

(Y tendría que conformarme con admirar desde lejos al atractivo gerente)

Este lugar parecía bastante serio y no que sea un amante de las normas, pero eso da un poco de tranquilidad y hasta confianza.

Bill Compton (mi ahora jefe, porque por supuesto que había aceptado el trabajo) se levantó.

-Lamento no poder atenderte más, pero tengo asuntos que me esperan- me dijo, mientras nos dirigía a la puerta –Comienzas mañana, llega temprano-

-Por supuesto, señor Compton- le aseguré feliz -Muchas gracias-

Al fin las cosas empezaban a pintar bien.

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Cuando llegué al pequeño departamento en el que ahora vivía, yo seguía sonriendo como soberana idiota.

Me desplomé en un colchón que la hacía de cama y sala a la vez.

Tenía muy pocos muebles, la mayoría traídos de la casa de mi abuela, y no contaba con dinero como para andar haciendo una remodelación de revista de interiores.

Me había mudado a la ciudad hacía unas pocas semanas, en vista de que en mi pequeño pueblo, Bon Temps, no había trabajo de nada y quedarme encerrada en una casa con el recuerdo de mi abuela en todas partes, no sonaba tan bien que digamos.

Desde que ella había muerto hacía ya más de dos años y mi hermano Jason desapareciera con una de sus tantas novias (creo que ni siquiera él podría llevar la cuenta) mi vida se había tornado bastante monótona.

Mi día consistía en vagar por las calles buscando trabajo y consumir toneladas de chocolate por las noches, viendo películas románticas en blanco y negro.

Así que cuando mi mejor amiga Tara me avisó que desocupaban este pequeño departamento , que no estaba tan mal y la renta no estaba por los cielos, y me dijo de un trabajo que prometía mucha ganancia, no pude rehusarme.

Así que, heme aquí.

Un departamento feo, pero no tan feo, y barato.

Un trabajo peligroso, pero no tan peligroso, y que no pagaba tan mal.

Y, si todo resultaba bien, una nueva vida.

¿Qué es lo peor que podría pasar?

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Sari