Los personajes pertenecen a Nomura. Yo los uso para… ya lo entenderéis
Para ella.
¿Dónde estás?
La pregunta resuena en la estancia vacía de paredes blancas. Sentado sobre la mesa que se encuentra en el centro exacto de la habitación, aquel chico rubio y de ojos azules esperaba con la mirada perdida en el techo y la misma pregunta en los labios.
¿Dónde estás?
La misma pregunta una vez más. Su voz temblaba; temía la respuesta. Estiró la mano hacia el techo, aferrando algo inexistente. Su sombra se asemejaba más a una garra monstruosa que a un brazo humano.
¿Dónde estás?
La pregunta se repetía sin obtener respuesta. La luz del sol crepuscular dio un toque anaranjado a las paredes. Aquel chico ya había perdido la cuenta de los atardeceres que había visto en esa habitación. Era el primero que veía sin ella. Saltó de la mesa y se dirigió a la pared que estaba justo enfrente de la ventana.
¿Dónde estás?
Se miró a sí mismo, dibujado en un trozo de papel junto a una chica con su mismo color pelo y ojos. Ella, sonriendo, lo había colgado allí una tarde, mientas aquel sol cobarde se escondía una vez más. Él posó una mano sobre el dibujo.
¿Dónde estás?
Y, mientras el sol se ponía y la oscuridad se adueñaba del cielo, una sombra surgió de su mano. La sombra se extendió por toda la habitación, absorbiendo toda la luz. Sumido en las tinieblas, las paredes y el suelo desaparecieron. Aquel chico caía en la oscuridad del olvido…
