Hola, chicos y chicas, este es mi primer fic en mucho tiempo. Y espero que lo disfruten, no soy muy buena expresándome(irónicamente, amo escribir), en fin, será mejor que los/las deje con la historia.


HEREDEROS

1. EL TESTAMENTO

Aro era un hombre excéntrico y solitario, que dedicó su vida a amasar una gran fortuna, gracias a sus múltiples hoteles alrededor del mundo. Trabajaba tan arduamente, que no tuvo tiempo de casarse y mucho menos de tener hijos. Por ello, cuando se sintió al borde de la muerte, decidió hacer su única buena acción a lo largo de su vida, nombrando como herederos a su sobrino Edward Cullen y a su ahijada Isabella Swann.

Edward Cullen había quedado huérfano de padres, cuando tenía apenas 8 años, su único familiar era Aro Vulturi, el cual rechazó tajantemente el hacerse cargo de él. Edward fue adoptado por un matrimonio joven, que no podía tener hijos y ambos se hicieron cargo de él. Aro nunca sintió culpa, hasta el momento en que se preguntó a donde iría al morir, pensó que si le dejaba la mitad de su fortuna a su sobrino podría redimir un poco sus culpas.

Isabella Swann, por su parte, era hija de quien había sido, por mucho tiempo, empleada de Aro. Renee había sido su secretaria y mano derecha durante años, hasta que esta se embarazó. Aro accedió de mala gana a ser el padrino de Isabella, pero una vez terminado el bautizo, le anunció a Renee que siendo madre no le servía y la corrió. También pensó en ello en su lecho de muerte, así que le dejó la otra mitad de su herencia a Isabella.

Le pidió a su abogado que averiguara sobre sus vidas, para así poder determinar cómo lo haría, quería hacer algo bueno, pero no podía hacérselas tan fácil, pensó en poner una serie de condiciones, que les dificultaran la obtención de la herencia y así tuvieran que esforzarse por conseguirla.

Cuando Isabella, o Bella como ella prefería que la llamaran, recibió una carta citándola en el despacho del abogado Marco Denali, no entendió para qué demonios la citaban. Se había enterado de la muerte de Aro por las noticias, pero siempre que había escuchado el nombre de Aro en su casa, era seguido de una sarta de palabrotas por parte de su madre. Sin embargo, lo más extraño no era que ella recibiera el citatorio, sino que también citaban a su padre, a su madre, su hermano y su novio. Entendía que citaran a su familia entera, pero a su novio no tenía sentido y mucho menos tenía sentido que la carta se dirigiera a ella.

Para Edward Cullen, también representó una sorpresa recibir el citatorio, su tío Aro no había establecido contacto con él desde la muerte de sus padres, y aún ese día lo único que hizo fue mirarlo con desdén y quejarse por estar perdiendo el tiempo en aquel lugar, cuando podían estarlo necesitando en su oficina. Al igual que en el citatorio de Bella, se requería no solo la presencia de Edward sino de sus padres adoptivos, su hermano y su hermana, así como sus respectivas parejas; y la hermana pequeña de su cuñada, que había pasado a formar parte de su familia también.

En fin, ambas familias recurrieron al lugar mencionado en la carta, el día que se les pidió. Ninguna tenía muchas ganas de estar ahí, pero decidieron hacerlo para acabar con el misterio.

Los primeros en llegar fueron los Cullen, vestían impecablemente y llegaron muy puntuales. El licenciado Marco Denali, los hizo esperar mientras la familia Swann llegaba. Estos llegaron finalmente y ambas familias entraron al despacho del licenciado.

El despacho era un lugar amplio, adornado con un montón de pinturas de paisajes extranjeros, había un enorme librero lleno de libros con pastas bien cuidadas, un enorme escritorio de roble les daba la bienvenida, para recordarles donde estaban. A pesar de ser tan amplio, ambas familias se apretaban en el interior. El licenciado Marco se disculpó por ese inconveniente y los invitó a sentarse.

Delante del escritorio, solo había dos sofás, los cuales indicó el licenciado debían ocupar Bella y Edward. Detrás había un sofá grande, donde se acomodaron los padres de ambos herederos, mientras que los demás miembros de la familia tuvieron que quedarse parados.

-Buenos días, mi nombre es Marco Denali y solía ser el abogado del señor Aro Vulturi, que en paz descanse- Marco dirigió su mirada a todos los presentes, esperando algún gesto de tristeza, pero no recibió ninguno, si acaso atisbó algún chasqueo de lengua, como símbolo de desesperación -el señor Aro, dejó instrucciones precisas sobre quienes debían estar aquí hoy, así que me permitiré hacer un pase de lista, para asegurarme de que no haya faltado nadie, de lo contrario, tendremos que cambiar esta cita para otra día- informó con una voz ronca, el hombre parecía bastante mayor, por lo que nadie quiso ser mal educado, pero estaba claro que la idea de volver otro día no agradó a nadie.

-Empezaré por la familia Swann, veamos, la señorita Isabella Swann- buscó con la mirada entre ambas familias, al parecer olvidando, que él mismo había sentado a Bella frente a él. Bella levantó una mano de manera tímida, sintiéndose tonta y se sonrojó de inmediato -muy bien, entonces el señor Charlie Swann- un hombre de mediana edad, cabello negro y facciones duras levantó la mano imitando el gesto de su hija -la señora Renee Swann - la madre de Bella sonrió ampliamente y respondió con un "yo" dejando entrever su personalidad histriónica -el señor Zeth Swann- el hermano menor de Bella, también respondió con un "yo" en voz alta y una sonrisa deslumbrante, al haber sido nombrado "señor" -y para terminar el señor Jacob Black- Jacob torció los ojos e imitando a su novia levantó una mano.

El licenciado Marco anotó algo en la lista que llevaba en sus manos antes de continuar, la familia Swann estaba completa, ahora tenía que repetir el procedimiento con la familia Cullen, la cual era mayor en número, pero Marco tenía mucha paciencia así que se lo tomó con calma.

-Ahora los Cullen, el señor Edward Cullen- de él no se había olvidado, lo miró y le sonrió al decir su nombre, Edward le devolvió la sonrisa. Bella pensó en ponerse a reclamar, pero se mordió la lengua, al fin y al cabo estaba acostumbrada a pasar desapercibida -el señor Carlisle Cullen- Carlisle le sonrió y respondió "yo" en un tono muy educado. Bella se sintió fuera de lugar, estaba claro que los Cullen eran muy distintos a su familia, y al parecer Marco también lo notó porque parecía ser más condescendiente con ellos -la señora Esmeralda Cullen- Esme, como la llamaban sus hijos, respondió de la misma forma que su esposo y sonrió de una manera angelical –la señora Rosalie Cullen- la despampanante cuñada de Edward sonrió y muy orgullosa dijo "soy yo", Zeth la miraba babeando, tanto que Jacob tuvo que darle un golpe en la cabeza para que reaccionara -el señor Emmett Cullen- el hermano mayor de Edward, también adoptado por los Cullen, sonrió ampliamente y respondió con un "aquí" -el señor Jasper Hale- el segundo cuñado de Edward respondió tranquilamente y le sonrió al licenciado -la señorita Alice Cullen- la hermana menor de Edward respondió dando brinquitos mientras se colgaba de su novio Jasper -y finalmente la señorita Renesmee Hale- la más joven alzó la vista y sonrió apenada mientras levantaba su mano.

Marco volvió a anotar algo en su lista y sonrió complacido, los Cullen y los Swann se miraban unos a otros, a excepción de Bella, que parecía encontrar sus manos muy interesantes, pues era ahí donde mantenía su atención.

-Una vez comprobado que estamos todos, podemos empezar con la lectura del testamento- Marco se acomodó las gafas, como en un cliché típico de película y se aclaró la voz antes de tomar el testamento en sus manos. –Yo Aro Vulturi, en víspera de mi inminente muerte, he decidido remediar un poco de mis errores, por ello, he decidido dejar toda mi fortuna a mi sobrino Edward Cullen y a mi ahijada Isabella Swann - las bocas de todos se abrieron tanto que casi se lastiman las mandíbulas, pero los más sorprendidos sin duda eran los herederos, los cuales apenas podían creérselo, era de conocimiento público la gran fortuna que poseía Aro Vulturi y no podían imaginar que harían con tanto dinero -sin embargo, esa fortuna a mí me costó muchas horas de trabajo y no voy a dejar que ustedes la tengan sin ningún mérito. Para obtener mi fortuna, tendrán que cumplir una serie de condiciones, antes de poderse decir millonarios-

Edward y Bella se miraron el uno al otro por primera vez, ambos estaban sorprendidos y pese a no conocerse estaban pasando por lo mismo, así que buscaban en los ojos del otro una explicación a lo que estaba ocurriendo. Aunque no fue eso lo que encontraron, una corriente pasó entre ellos y la noción de una clara atracción. Edward era guapísimo y Bella tenía un rostro adorable, ambos se quedaron mirándose por más tiempo del necesario, antes de que Bella se sonrojara y desviara la mirada.

Quizá estar ahí no fuera tan malo después de todo, al menos estaban seguros que su vida cambiaría por completo de una forma u otra.


Este ha sido el primer capítulo, espero sus opiniones, en especial me gustaría recibir sus críticas. Escribir es una de mis grandes pasiones y algún tiempo pensé en dedicarme a esto, pero honestamente no creo ser lo suficientemente buena.

Gracias de antemano por sus opiniones y muchas gracias por leer. Les pido paciencia en cuanto la subida de capítulos, prometo terminarla porque sé lo feo que se siente que te dejen con la intriga, pero no prometo subirla tan seguido, a menos que tenga un arranque de inspiración.

Debo estarlos/estarlas aburriendo con mi discurso, así que me despido y nos leemos en el siguiente capítulo.

ATT: Virginia García