Kanjirou Tateyama se había quedado en su escritorio, se había quedado dormido en su escritorio mientras lloraba.
Su familia, el ya no tenía una como tal, su esposa y su hija habían muerto, él estaba ahora solo.
El sabía que su hija lo odiaba pero había hecho "esas" atrocidades por ella, por su amada Ayaka, por su hija, para ver a su familia feliz de nuevo, reunida, feliz, solo quería ver a su amada de nuevo.
Siempre que pensaba en ellas sentia un horrible dolor, un dolor horrible en el alma.
-Ayano… ¿Por qué?- Dijo mientras empezaba a lloraba -¿Qué es lo que hice mal?- aunque él sabía perfectamente que era lo que había hecho mal.
Después de lo que había pasado él se había metido de todos en sus experimentos.
-Por favor Ayano, Ayaaka, vuelvan, la vida no es la misma si ustedes, ya no tengo ganas de vivir, las quiero, por favor vuelvan…- Dijo el hombre mientras estaba en un mar de lágrimas –Vuelvan, las quiero…-.
El aun recordaba sus calidas sonrisa -Vuelvan, vuelvan, vuelvan...- sigui diciendo mientras empezaba a llorar mas fuerte.
Absolutamente solo en la vida, sin compañia alguna, solo un hombre infeliz y solo cuya familia ya no estaba en este mundo.
El castaño siguio llorando por algunos 30 minutos o mas.
El hombre se limpió las lágrimas y entonces volvió a sus "experimentos" que su hija tanto aborrecía, eso era lo único que lo mantenía vivo, que no lo sumía en una depresión.
