Hola a todos, espero les guste esta historia. "Este cap es una introducción"

Y así comenzó

Finales de la era Tokugawa, 1865 Tokio

-¡Himeko! ¿Dónde crees que vas? – mi madre parecía enfadada, me detuve en la puerta, agarrando mi cabello en una coleta y la miré.

-Saldré con Mako-chan un momento –sonreí – iremos al río a mirar a los peces.

-Jovencita, sabes que es muy peligroso salir, además está por anochecer – debido a las guerras para abolir al Shoungato Tokugawa actual gobierno, no dejaban que las jóvenes estuvieran fuera de casa ni un instante – dile a Makoto que será en otra ocasión.

-Pero madre, no he salido en días, las guerras se concentran en Kioto, solo será un momento – supliqué, ella suspiró y aceptó, sonreí y corrí al encuentro de Mako, el cual era algo lejos y el kimono no me permitía ir tan rápido, cuando llegué al rio, Mako ya estaba allí esperándome, su cabello café estaba suelto y sus ojos verdes oscuros me miraban.

-Hi-me-ko, llegas tarde, creí que no vendrías – tomé una bocanada de aire para recuperarme, ella rió – ven, siéntate – ambas nos sentamos en la orilla del río a observar los peces, cerca había un puente para cruzarlo, por alguna razón era relajante, de pronto Mako se adentró en el río y atrapó a uno – Mira Himeko, tengo uno – sonrió triunfal, pero luego lo dejo ir, yo también entre en el río y tome uno al quinto intento.

-¡Lo conseguí! – me acerqué a Mako, pero el pez comenzó a moverse y se escapó, del susto caí en el agua.

-Himeko, que torpe eres – soltó una carcajada, por mi parte estaba avergonzada ya que no podía levantarme, miré hacia el puente y me encontré con esos ojos azules cristalinos, aquellos ojos de la persona que desde hace tiempo era la dueña de mis pensamientos, no pude evitar sonrojarme, mi situación era vergonzosa, volví a mirarla tímidamente y note como me sonrió, para luego seguir su camino, ella era tan hermosa, su figura era perfecta, su piel blanca y suave, o al menos así la veo, rostro perfecto, como de mármol, su cabello negro azulado, más azul diría yo, ella parecía un ángel, sí, un ángel y no exageraba, incluso su voz era suave y melodiosa, ¿Acaso alguien podía ser tan perfecta como ella? – ¡Himeko, baja de la nube! Te ayudare a levantarte – me sonrojé más, por la mirada que Mako me dedico – Deja de ver a Himemiya de esa forma, o todos se darán cuenta de que te gusta – susurró en mi oído, yo asentí más sonrojada aun.

-Lo sé Mako-chan, pero no pude evitarlo, ¿Por qué tuvo que aparecer cuando estaba en esta situación tan vergonzosa? – suspiré – de seguro pensara que soy muy torpe, y ella es tan perfecta, no por nada tantos hombres la cortejan – el solo pensar en ello me entristeció.

- Supe que volvió a rechazar a un hijo de una buena familia, ¿Crees que nadie le guste a Himemiya? – negué con la cabeza – no te pongas así, aun podrías conquistarla – guiño un ojo.

-¡¿Cómo crees?! – me puse nerviosa – ella no se fijaría en mí.

-Eres muy linda Himeko, tierna, sensible y pura, tus ojos amatistas son hermosos y únicos ¿A quién no le gustarías? – "a ella" pensé – por cierto – se acercó a la orilla y de una bolsa saco una toalla – sécate el cabello o te resfriaras – sonreí, Mako de seguro sabía lo que sucedería, deshice mi coleta y comencé a secarme, mi cabello rubio brillaba por el agua – Al verte de esta forma me gustaría hacerte mía – abrí los ojos asombrada por su comentario, ella sonrió – era broma, estas muy seria después de ver a Himemiya – las dos reímos, mi kimono estaba mojado, tomamos asiento de nuevo para que se secara un poco antes de volver.

-Oogami-san vino a pedir mi mano esta mañana – le comente a Mako, esa me miró asombrada, él era un buen amigo desde hace mucho y su familia es prestigiosa – pero lo rechacé, solo tengo 16, casi 17, aún quiero disfrutar de mi juventud.

-¿Y Himemiya?

-Sabes que eso nunca podrá ser, aparte ella solo me ve como su amiga.

El sol se había ocultado y ambas seguíamos en ese lugar, las luciérnagas hicieron su aparición, sonreí al mirarlas, me gustaban mucho y la luna alumbraba el camino, ambas nos levantamos dispuestas a marcharnos, cuando un sonido de una campana llamo nuestra atención.

-¡TODOS A SUS CASAS, LAS TROPAS RESTAURADORAS ESTAN AQUÍ, HABRA UN ENFRENTAMIENTO, TODOS VUELVAN A SUS HOGARES! – Mako y yo nos miramos asustadas

-¡Corre Himeko! – me dijo, ella vivía al lado contrario de mi casa, por lo que ella corrió hacia el norte y yo al sur, todas las personas se refugiaban en sus hogares, yo tenía un nudo en la garganta del miedo, no sabía lo que me podría pasar si me encontraba con las tropas, o aun peor, en medio de la batalla, tomé un atajo por los pastizales, de pronto alguien me tomó por la espalda.

-¡AHHHH! – grité con todas mis fuerzas, tratando de soltarme - ¡Déjame ir!

-Tranquila Himeko- una voz masculina familiar me hablo, lo miré, Oogami Souma – estas muy nerviosa, jeje, perdón por asustarte.

-No te preocupes – sonreí.

-Te acompaño a casa – quise negarme pero el tomo mi mano y comenzó a caminar, ¿Qué pensarían si alguien nos viera así? – Himeko, ¿Te gusto como hombre? – su pregunta me incomodó, intenté soltarme pero él me tomó con fuerza y abrazo bruscamente, me estaba asustando.

-Oogami-kun, eres mi amigo desde hace tiempo, te quiero mucho, pero yo aun no quiero comprometerme con nadie ¿Entiendes? – intente soltarme, pero no lo conseguía, fue muy mala opción ir por los pastizales, no había nadie alrededor – Suéltame por favor.

-No Himeko, tu eres mía, así no lo quieras – de pronto me tiró al suelo y se coloco encima, comencé a gritar y llorar, pero me dio una bofetada – silencio, esta vez no te me escaparas, no de nuevo - ¿A qué se refería, nunca se había comportado así? Besó mis labios a la fuerza, y bajo por mi cuello, pensé en ella, en Chikane, quería que mi primer beso fuera con ella.

-¡Chikane, ayúdame! – grité sin pensar, lo que enfureció mas a Souma, sus ojos café se habían vuelto negros por la ira.

-¡Silencio! ¡No volverás a cambiarme por ella, no lo permitiré! –trató de abrir mi kimono, cuando alguien lo separo violentamente, era ella…Chikane, como si hubiera oído mi llamado, estaba aquí.

-Vaya, Souma, no creí que cayeras tan bajo para forzarla a estar contigo – se acuclilló junto a mí, me dedico una tierna mirada y acaricio mi mejilla golpeada por Oogami-kun - ¿Estás bien? – asentí, ahora estaba bien, ella se volteo hacia mi agresor – si eres rechazado deberías aceptarlo, ¿Crees que forzándola ella te amara? – se bufó de él.

-Himeko, aun estas a tiempo de aceptarme – me miro algo frío.

-Lo…lo siento Oogami-kun, pero no puedo corresponder tus sentimientos – bajé la mirada, me levante del pastizal colocándome junto a Chikane.

-Esa es tu respuesta, es una lástima – de pronto noté como Chikane se tensó y corrió hacia él, golpeándolo en el rostro, cayó al suelo pero la golpeo en el abdomen con la pierna, ella cayó de espaldas.

-¡Chikane-chan! – corrí hacia ella pero sentí que algo atravesó mi pecho, algo ¿cálido?, caí al pastizal y miré que algo luminoso atravesaba mi pecho, comencé a toser sangre, y todo era borroso, Chikane se acerco a mi tomando mi rostro.

-¡Himeko, Himeko! No me dejes Himeko, ¡Souma, eres un maldito! – algo mojaba mis mejillas, ella estaba llorando, quise decirle que la amaba, pero no tenía fuerzas, todo comenzada a ser borroso, la note desesperada mientras sacaba aquella cosa luminosa que atravesó mi pecho, note como Oogami se acercaba a nosotras con una sonrisa triunfal.

-Chikane-chan –susurré, pude notar que algo salía de la espalda de Chikane, eran ¿alas?, alas de color blanco, y me desvanecí…

Gracias por leer, dejen sus opiniones y nos vemos en el siguiente cap. :)