Iga…un clan bañado en sangre

Mariposas sedientas de sangre:

Hotarubi se encontraba al borde del barranco junto a Saemon, quien todavía poseía el cabello largo por haberse transformado en Nenki, pero su rostro ya había vuelto a ser el mismo de siempre.

- ¿estás segura de que podrás ver a través de mi disfraz Hotarubi? – Saemon poseía una mirada de malicia al mismo tiempo que mostraba una maquiavélica sonrisa.

Hotarubi con una cara de sorpresa apretó fuertemente la espada que llevaba en la espalda y con todas sus fuerzas saltó hacia atrás, a pesar de que estaba débil fue un salto extremadamente alto, pero fue seguida muy de cerca por Saemon quien comenzó a golpearla fuertemente.

Con maniobras aéreas, Hotarubi esquivaba sus golpes al tiempo que tomaba su espada ninja e intentaba causarle daño, pero Saemon era muy ágil y lograba esquivar cada ataque al tiempo que lanzaba algunos. Saemon logró arrebatarle la espada ninja a Hotarubi quien con una patada logró alejarse de él y aterrizar exitosamente. Ella se dispuso a utilizar su técnica para llamar mariposas pero ya Saemon conocía su habilidad y con un certero movimiento de la espada corto uno de sus brazos impidiéndole colocar sus dos manos en posición para la ejecución de su técnica.

Hotarubi, aún impresionada, alcanzó a dar otro salto y alejarse considerablemente de su oponente, Saemon la siguió con la vista y lanzó la espada en su dirección apuntándole la cabeza. Hotarubi, de una patada en esquivó, luego huyó rápidamente al tiempo que una densa neblina se apoderaba del ambiente.

- no importa cuánto te escondas Hotarubi, siempre estaré allí, mataré a todo tu clan y luego me transformare en ellos para confundirte que cada vez más y al final, al igual que ellos vas a morir, de la manera más dolorosa que encuentre… Por mi Hermana…

En el puerto de kuwana se encontraban los cinco ninjas Iga restantes, todos se encontraban estresados, la batalla hasta ahora había destruido a Oboro y todas sus ilusiones de que las dos familias fueran felices al fin.

- ¿por qué teníamos que venir en barco¿por qué tiene el agua de mar que ser salada? – Jingoro temblaba de horror con solo pensar que podría caer al agua.

- ¿en serio le tienes tanto miedo al agua? - preguntó Akeginu con extrañes.

- pues si, mi cuerpo se deshace al tocar la sal, y vuelve a su forma natural al entrar en contacto con el agua, es por eso que el agua de mar es tan peligrosa para mí ¡no habría manera de volver a mi manera natural y terminaría deshaciendo me por tanta sal!

Akeginu intentaba, con una sonrisa, que el grupo no de cayera en la depresión, pero era imposible ya que Oboro aparte de tener los ojos sellados estaba invadida por la tristeza, Koshiro aún no se había acostumbrado a su nueva situación en la cual no poseía ojos, arrebatados por su propia técnica, Jingoro no paraba de temblar por el miedo al agua de mar y Tenzen no emitía palabra alguna y su mirada solo expresaba oscuridad que llevaba por dentro.

- Tenzen ¿zarparemos sabiendo que Nenki y Hotarubi no han llegado?

- el que no estén aquí significa que deben estar muertos o heridos, no podemos cargar con un ninja inservible - dijo Tenzen con rudeza.

- ¡Tenzen¡Tenzen! Es… Es… - Jingoro se aclaro la garganta para terminar - ¡es Hotarubi!

Akeginu y Tenzen alzaron la mirada en la dirección en la cual Jingoro señalaba, en cambio Oboro y Koshiro solo alzaron la cara. Akeginu salto del barco en la dirección en la cual Hotarubi se encontraba y después de tocar suelo corrió hacia ella.

Hotarubi caminaba con dificultad y con su mano derecha sostenía lo que le quedaba de brazo izquierdo, presionándolo con la manga del kimono para que la hemorragia no aumentara. Al ver a Akeginu cerca se dejó caer hacia atrás dónde está la atajó.

Akeginu la cargó como pudo y se dirigió velozmente hacia el barco que estaba comenzando a zarpar. Con todas sus fuerzas saltó para lograr alcanzar el barco aún con el peso extra. Calló desplomada en el suelo del barco y fue inmediatamente socorrida por Jingoro que con mucho miedo se acercó.

- ¿Hotarubi se encuentra bien? - preguntó Oboro al escuchar el impacto.

- sí - se apresuró a contestar Akeginu - esta herida de un brazo pero está bien.

Akeginu no se había levantado pero se apresuró a responderle a Oboro para que esta no se preocupara más.

- Jingoro, llévate a Oboro y a Koshiro adentro - ordenó Tenzen.

Luego de que Jingoro se retirara con Oboro y Koshiro, Akeginu y Tenzen se dispusieron a examinar la herida del cuerpo de Hotarubi, quien aún se encontraba desmayada.

- parece que es grave – dijo Akeginu

- ya te dije que no cargaríamos con ninjas inservibles – sentenció Tenzen – pero creo que lo de ella tiene solución.

Akeginu suspiró con alivio y luego preguntó.

- ¿cómo le sanarás el brazo? La herida es muy grande – preguntó Akeginu preocupada.

- no seré yo quien la salve si no tu - le dirigió una sonrisa a Akeginu y luego ordenó a esta buscar rápidamente una aguja e hilo.

Una vez que Akeginu volvió con los materiales le pidió que la cosiera.

- ¿qué? - Akeginu abrió mucho los ojos y miró horrorizada a Tenzen - ¿pretendes que yo la cosa?

- pues sí, yo no se coser - con esta oración se retiró dejando sola a Akeginu y a Hotarubi.

- pero, ha derramado demasiada sangre ¿cómo compensar eso?

- utiliza tu técnica – sentenció

- pero la sangre que utilizo para mí técnica es sangre venenosa, aparte ¿cómo se supone que se la ponga adentro? - preguntó aún más horrorizada.

- se creativa, eres tu la que la quiere salvar, yo solo te di una esperanza – culminó, alejándose lo suficiente como para que la conversación se considerara terminada.

Akeginu no sabía qué hacer. Se le ocurrió la idea de que, como su sangre se filtraba a sus oponentes a través de los poros, solo tenía que cubrir a Hotarubi completamente con su sangre. Luego de esto comenzó a coser rápidamente la herida dejada por el brazo faltante, rezando porque Hotarubi fuera fuerte y soportara el veneno en la sangre.

- por favor Hotarubi resiste, hazlo en nombre de Yashamaru quien debe estar velando por ti.

Horas después Akeginu había culminado el trabajo y vigilaba de cerca a Hotarubi, quien agonizaba dolorosamente. En su mente, estaba en una pesadilla en la cual muchos Yashamarus eran aniquilados de formas diferentes por muchos Saemons.

Luego un solo gran Saemon la perseguía a ella, quien huía desesperadamente, el gran Saemon con sus manos arrancó de ella su brazo izquierdo y sus piernas dejándola tirada en el suelo.

- morirás Hotarubi, jajaja

- no… no… no dejaré que Yashamaru halla muerto en vano… - Hotarubi, con su única mano, hiso la posición de manos que solía usar en su técnica, pero no funcionaba y comenzó a dejar caer su único brazo…

- ¡débil y nunca serás capaz de vencerme! – declaró Saemon con aire de grandeza y dejando escapar una amplia sonrisa malévola.

Cuando Hotarubi estaba a punto de dejarse matar por el Saemon de su pesadilla escuchó la vos de Yashamaru y la de todos los de su clan llamándola.

- Hotarubi – dijo Yashamaru – cuando te arrebaten una habilidad, yo te daré otra más poderosa para que seas capaz de sobrepasar a tus enemigos. Yo nunca he de abandonarte.

- Yashamaru… - Hotarubi volvió a alzar el brazo y reafirmó la posición en su mano. Desde su cabeza comenzó a brotar sangre creando un velo en su rostro y a su alrededor aparecieron una gran cantidad de mariposas, pero estas no poseían su común brillo rosa, sino que tenían un aterrador tono rojo sangre. Las mariposas volaban a su alrededor llenas de energía.

- matad – ordenó con firmeza Hotarubi.

Todas las mariposas apuntaron al gran Saemon y lo cubrieron envistiéndolo con furia. La piel del gran Saemon comenzó a brotarse y a mostrar ronchas. Este empezó a gritar de dolor, sus ojos se desorbitaron y el ya estaba dándose golpes en contra del suelo.

Hotarubi se puso de pie y miró como Saemon se volvía tan pequeño como un insecto, se colocó a su lado y luego de dirigirle una sonrisa lo pisó.

Hotarubi abrió los ojos violentamente y se incorporó quedando sentada.

- Hotarubi ¿estas bien? – preguntó Akeginu un poco preocupada.

- si, gracias por todo… creo que estoy mejor que nunca – afirmó Hotarubi.

Oboro se deleitaba con el aroma del mar y no paraba de pensar en Gennosuke, Koshiro, aún sin visión, estaba tallando a un Buda en un pequeño pedazo de madera, Jingoro se ocultaba lo más lejos del agua posible y Tenzen dormitaba sentado apoyado en una caja. Todos parecían relajarse más a medida que el barco se alejaba del puerto sin saber que el mayor peligro se encontraba a bordo con ellos…

Sin importar a donde se dirigieran, todos aquellos elegidos por la oscuridad para desaparecer de este mundo, no lograban alejarse del peligro creado por la guerra y la venganza.

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Este es el primer capitulo de mi fic jejeje espero les guste!!! yo se que mi forma de narrar es demasiado sencilla pero es asi qeme gusta...y lo hice porque a mi me pareció que los Igas (sin contar a tenzen) son los mas humanos...a pesar de todo lo que hacen se ve que son muy amistosos y vivian en paz...bueh los dejo hablamos luego!!

Mata joudo!!!