Black: Faux Roses.
(Negro: Rosas de imitación)
Por Margot Kraehe.
Disclaimer: Digimon Adventure 02 no me pertenece, ignoro quienes fueron sus creadores mangakas, pero respeto su trabajo puesto que su anime influencio gran parte de mi infancia. Del mismo modo, la obra de Nana y sus canciones les pertenecen a sus respectivos autores, especialmente las canciones de Anna Tsuchiya y Olivia.
Advertencia: La historia posee contenido que puede poner en dilema los objetivos del digimundo y los digimon, por ello se aclara que el fic es de Universo Alterno, así como algún posible desajuste en la personalidad de los personajes (OOC) y la inclusión de varios personajes originales en la historia (OC). Habrá continuos saltos de tiempo, así que fíjense en la fecha ;D.
Pairing: De momento, las que tengo establecidas en el fic son TakeruxHikari, KenxMiyako y DaisukexOC (va a ser un desarrollo lento). Con respecto a los personajes de la primera generación de niños elegidos, acepto propuestas. Parejas que ustedes quieran anexar, se darán por concenso (lo que la mayoría elija).
Rose I: Al encontrarse.
1
"Miyako, hace tiempo comencé a pensar en aquellas cuestiones existenciales que suelen aquejar a todo ser humano en algún instante de su vida. Entre filosofía y filosofía atiborrada, me pregunte que hubiera sido de mi vida si no hubiésemos quedado en el mismo salón, la misma escuela y en el mismo trabajo… no encontré respuesta, pero seguramente el dolor me perseguiría aunque eligiera un camino diferente.
¿No piensas lo mismo tu también, Daisuke?"
2
22 de abril del 2005.
La puesta de sol ya estaba a punto de clausurarse, el cielo se observaba especialmente desértico de estrellas y los jóvenes hambrientos de música y contacto físico salían de sus cuevas ermitañas para aterrizar en el club nocturno más cercano. Las luces artificiales y los neones fluorescentes se encontraban en medio de su guerra de colores, seguida de los efectos especiales con los murmullos del bullicio, las bocinas en alto volumen y la propaganda dedicada cariñosamente a sus estimados consumidores.
A Hikari Yagami no le gustaba pasar por lugares tan ruidosos e insanos para el oído humano, incluso a su cercana edad de los catorce no lograba comprender porque de repente Taichi comenzó a tomarle gusto por ir a los antros con sus compañeros de preparatoria, y mucho menos entendía porque al final terminaba cediendo por obedecer las plegarias de su madre para ir por su hermano y traerlo de vuelta a casa "sano y salvo". En estos últimos años Hikari tomaba una postura bastante estricta contra su hermano mayor, más que nada se debía a ciertos momentos en los que regresaba un poco borracho y ciertas salidas bastante misteriosas con algunas amigas de su instituto; era quizá algún complejo de madre lo que Hikari había desarrollado, pero la ansiedad que le producía toda su preocupación no podía desaparecerla aunque se dijera a sí misma que debía mantener la calma y confiar en Taichi.
—Aunque soy yo la que viene para "cuidar" de Taichi llevándolo a casa, pienso que más bien soy yo la que debe tener a alguien cuidándome en esta transición— Se murmuró para sí, mientras pasaba por una banqueta que fue invadida por la oscuridad debido a la farola que ya llevaba una semana sin funcionar. No le gustaba la oscuridad desde pequeña y sus experiencias en el digimundo le dieron más motivos para desarrollar su miedo a ello, incluso ahora seguía siendo víctima de la oscuridad que se emanaba de su entorno: ya siendo una acción perjudicial por venganza o palabras pesimistas que entristecían el alma; Hikari se sensibilizo aún más después de lo sucedido hace tres años con Belialvamdemon.
El retumbar de la música se percibía cada vez más fuerte, la melodía parecía tranquila y nostálgica… ah, Hikari reconocería aquella canción en cualquier lugar, era nada más ni que su canción favorita de su grupo favorito.
—Starless Night, por el grupo Trapnest —Musitó suavemente mientras cerraba los ojos y se dedicaba a disfrutar el sonido distorsionado que retumbaba entre los muros del antro— La voz de Reira me da tanta calma, debe ser gratificante el poder ofrecer una voz tan hermosa— Suspiró admirada de lo bella que se conservaba la voz de la vocalista a pesar de la distorsión por los muros y otros amortiguadores del sonido.
Sin proponérselo, Hikari terminó sin avanzar de su lugar, ocultando su silueta aún en la penumbra de la calle y a merced de los fisgones con siniestras intenciones. Un escalofrió escaló su columna con malignidad, la señal fue clara aunque la sucumbida terminó por preguntarse si el escalofrió habría sido a causa de la camisa delgada con tirantes rosado y el pantalón pesquero beige que llevaba encima. Un segundo suspiro estuvo a punto de emerger hasta que un violento movimiento la interrumpió, la sacó de la acera para terminar precipitándose contra un callejón, y tiró su bolsa de mano en donde guardaba sus objetos personales.
—Vaya, vaya… ¿Pero que tenemos aquí?— Una voz ronca y rasposa salió a la par de una silueta masculina corpulenta con el doble de grande que Hikari, detrás de la silueta otros dos parecían seguirle.
—Este lugar es muy peligroso para las linduras como tú, onee-chan— De un cuerpo más delgado y huesudo chillaba una vocecilla nasal que intentaba patéticamente sonar varonil. Hikari temió que estas personas le hicieran lo peor, hubiera preferido llorar y pedir que no le hicieran daño, pero optó por la decisión de agarrar valor para enfrentarles.
Su delgado cuerpo temblaba levemente.
—¿Quiénes son ustedes? —Pregunto primero con un tono cohibido, notó que unas risillas hacían eco en el lugar. No hubo falta suponer de quienes serían— Si quieren mi dinero está en mi bolsa… pero es todo lo que tengo, por favor déjenme en paz— Hikari sintió de nuevo un escalofrió más aterrador que el anterior al escuchar las carcajadas sardónicas de sus atacantes, los pequeños ojos del sujeto que se encontraba en medio la miraban insistentemente.
—Pequeña ingenua ¿Tú crees que te dejaremos ir así de fácil?— La risa del tercer sujeto afirmó el más grande temor de la pequeña víctima. El delgaducho hizo un sonido enfermizo con la boca que le dio a entender que estaba lamiéndose los labios de manera lasciva.
Hikari tembló más que nunca, sus lágrimas no esperaron reclamos. Entre los susurros de "por favor" y "déjenme ir" pedía en su corazón que alguien llegara heroicamente y las rescatara de tal situación desafortunada, mientras las risas ahogadas de los agresores parecían hacerse más fuertes e insoportables.
Taichi, mamá, papá, Takeru, Miyako, Daisuke, Iori…
¡Alguien!
—¿Es que acaso no conocen las reglas? ¡Están prohibidas las violaciones en mi territorio!— Un brillo artificial se destelló al fondo del callejón, oculto tan celosamente dentro de la densidad en las sombras. La voz era perfectamente identificada como la de una mujer, pero su modo de hablar era muy masculino y su tono de voz era groseramente retador; por un momento Hikari se cuestionó sobre el sexo de aquella persona que interrumpió sagazmente su futuro catastrófico.
—¡¿Quién te crees tú para hablarnos de esa manera? —Estalló en cólera el hombre corpulento, alzó su grueso puño amenazante hacia la persona que permanecía en la penumbra. Un bufido sarcástico y soberbio recibió por respuesta, lo que convocó el palpitar de las venas en la frente del hombre junto con una fuerte tensión en sus músculos— ¡No sabes en lo que te estás metiendo! ¡Mejor lárgate antes de que te arrepientas de hacerte el gallito!— Al parecer Hikari no fue la única que mal entendió la identidad de aquella persona, pero ese era un detalle menos importante que el hecho de que ahora ese individuo también estaba metiéndose en problemas graves al haberlo provocado. Una carcajada limpia alarmó a Hikari y los tres abusivos.
—Eres tú el que no tiene idea de con quien se está enfrentando —Una pausa llenó los siguientes segundos para endulzar las futuras frases de victoria y egocentrismo—, ustedes tres ni siquiera me sirven para jugar un rato— Los tres sujetos explotaron de furia y orgullo herido, sin repasárselo dos veces, se abalanzaron contra la orgullosa mujer que se les plantaba de frente con una seguridad demasiado surrealista. Hikari no sabía si gritarle "idiota" o desear que sus palabras fuesen una profecía para aquellos hombres de malas intenciones, pero el miedo que le producía el descifrar la verdad le obligó a cerrar los ojos y bajar la cabeza.
Lo siguiente fue el sonido de varios golpes asestarse contra la piel, el impacto de los puños contra algo enorme, el eco de un cuerpo caer, un chillido desgarrador junto con el tronar de un hueso, el eco de un segundo cuerpo caer, una lluvia de golpes que sacaban quejidos de dolor, el eco de un tercer cuerpo caer, un hedor a cigarro, y finalmente un brillo tintineante que iba al compás de unos tranquilos pasos.
—¿Esto es tuyo?— Hikari escuchó una voz femenina que le hablaba en tono de caballerosidad, sosteniendo el bolso con un mano que se dirigía a ella. Sorprendida de no haber escuchado un tipo de voz más rasposa y ronca, alzó la frente y abrió los ojos con impresión: delante de ella se encontraba una chica que podría ser varios años mayor que ella, su cabello rojizo se miraba un poco desordenado y corto, de su boca un cigarro negro emanaba un hilo de humo en su punto rojo, una chaqueta negra de cuero abrigaban sus hombros y una camisa roja rasgada con una estampa que decía "Sex Pistols" le seguía por debajo, su pantalón negro parecía vivir la guerra civil con un sin número de agujeros y raspones; pero, lo más importante de su atuendo resaltaba tan fastidiosamente delante de sus ojos: en su cuello colgaba una especie de objeto que Hikari identificó casi paranoicamente como un Digivice, del mismo tipo que tenía la generación anterior de los niños elegidos.
Hikari pensó que no debería tener motivos para quedarse muda, puesto que durante este tiempo se ha estado enterando de la presencia de otros niños elegidos por todo Japón y por todo el mundo. Desgraciadamente, si a este encuentro le anexamos la antagónica aparición de tres hombres malintencionados, la sorpresa la vuelve muda entre el miedo y la impresión.
—G-Gracias…— Fue lo único que se le ocurrió decir y quizá lo que más deseaba expresar en esos momentos a su salvadora con complejo de maleante. Si dejaba de lado el digivice que cuelga de su cuello ociosamente, Yagami notaría que en verdad nunca se había topado con este tipo de chica tan masculina, lo más cercano que podría asociar era la personalidad intrépida de Miyako, pero estaríamos hablando de referencias no muy cercanas. La mujer que aun sostenía su bolso le respondió con una suave sonrisa y un leve asentir de cabeza.
—Es una suerte que haya pasado por aquí. La próxima vez que quieras pasar por aquí pídele a alguien que te acompañe, esos sujetos no atacan a las chicas a menos que estén completamente solas, son unos debiluchos cobardes— Hikari se incorporó lentamente sin esperar que la otra le ofreciera la mano, de algún modo entendía que aunque se lo pidiera aquella mujer no lo haría y en su mente agradeció eso. Tomó el bolso que la chica le estaba ofreciendo y Hikari le ofreció una sonrisa de agradecimiento.
—Sí, tendré cuidado la próxima vez, me encargaré de pedirle a alguien que me acompañe en el camino— Posiblemente Gatomon hubiese aceptado gustoso el acompañarla, pero había ocasiones en las que Hikari deseaba hacer las cosas por sí misma, sin que nadie procurara cuidarla o protegerla en todo momento por situaciones que eran mera ridiculez en comparación con los Digimon malignos a los que se han enfrentado.
Quería al menos sobrellevar los problemas rutinarios de su mundo ella sola.
—¿Estarás bien de aquí en adelante?— La extraña le pregunto al advertir que Hikari se dirigía de nuevo a la acera de los peatones. La aludida giró la cabeza para observar con cierto asombro a la chica que ahora tenía sus manos metidos en los bolsillos del pantalón, cualquiera le hubiera dicho que desconfiará con ese tipo de persona, puesto que podría deberse a aquellos que se hacen pasar por buena gente cuando en realidad sus pretensiones son otras. Hikari en ningún momento sintió en sus palabras o sus acciones algún signo de malicia y no parecía que fuese una mala persona (aunque si era un poco agresiva). Sin embargo, su hermano Taichi no lo tomaría de esa manera y desconfiaría en ella al momento de verla acompañando a Hikari, eso era un problema que prefería evitarle a su salvadora, y más ahora que tan amablemente le devolvió el bolso y ofreció acompañarla implícitamente.
Por hoy no, pero si en otra ocasión se la topaba, le cobraría esa cortesía.
—Sí, estaré bien. Por aquí cerca esta alguien que conozco y me acompañará en todo el camino de regreso— Meneó su mano derecha para despedirla, en sus labios curvó una sonrisa de seguridad y retomó su rumbo saliendo por completo del callejón para dirigirse a ese nuevo antro en el que su hermano estaba y de momentos resonaba el nuevo Single de Black Stones.
Cuando Yagami ya se había marchado la mujer de la chaqueta negra seguía dentro del callejón, calando de su tabaco y haciendo la "cascada" con ocio mientras observaba el cielo sin estrellas. Definitivamente fue una suerte que por esta vez se decidiera a pasar por su territorio antes de ir a visitar a Miyako, ya llevaba tiempo ese rumor de unos tres hombres que asaltaban y violaban a las chicas que caminaban solas por estos rumbos, un hecho inaceptable que castigaría con mano de hierro a aquellos impertinentes que se atrevía a orinar en sus dominios para marcar territorio.
—Fue bueno tu consejo, Kurako. Si fueras un cuervo te llamaría Muninn —Soltó una risita al advertir que su oyente dejo salir un gruñido de molestia— Oh, vamos… Muninn es un buen nombre, y tu sabes que a mí me gustan los cuervos— Le dio otra calada a su cigarro, dejando fluir el humo está vez por los orificios nasales. Su receptor bufó por el comentario y bajó desde una pila de cajas en la que se había quedado para observar el espectáculo marcial de su compañera.
—Llevó varios días diciéndote lo mismo, no dudo que este paseo tuyo lo hayas hecho para llegar tarde a la casa de Miyako— Le dijo tranquilamente pero en un tono reprensorio, la aludida dio una risa más fuerte al escuchar el regaño asertivo de su camarada. Con la última calada de su cigarro hizo de nuevo una "cascada" y tiró la consumida colilla de tabaco.
—No se te escapa ninguna, Kurako. Es un poco molesto que me conozcas tan bien, si fueras humano serías mi hermana mayor— El ser que es nombrado como Kurako alza sus largas orejas con desdén y saca un suspiro de su hocico negruzco.
—No creo que necesite ser humano para serlo, después de todo he estado contigo desde que tenías seis años— Su compañera observó a Kurako con cierta nostalgia…ah, ¿entonces ya son nueve años de haber conocido a Kurako? Que rápido pasa el tiempo, hubiera jurado que fue ayer cuando su Digihuevo se materializó a través del monitor desgastado de su hermano. Al recordar ese suceso, su entrecejo se frunció un poco y camino a pasos apresurados fuera del callejón, Kurako la seguía por detrás, saltando entre los techos y otros lugares estrechos donde sólo su pequeña forma podría caber.
—Miyako me va a matar por llegar tan tarde— Fue el único comentario que dijo en voz alta en todo el transcurso de su camino a la casa de Miyako, mientras que BlackGatomon se preguntaba mentalmente porque su compañera era tan irresponsable con las reuniones sociales.
3
Taichi movía el pie derecho con insistencia, mirando desde su reloj de pulso a la casi desértica banqueta en donde probablemente su hermana menor aparecería. No necesitaba suponer que está noche también Hikari vendría, lo ha estado haciendo desde hace seis meses y no parece que quiera desistir de su inusual ritual de "Ir por mi hermano". Exhaló profundamente, pensando que si en un futuro distante Hikari seguiría persiguiéndolo hasta su casa particular saludando a sus hijos y esposa, una visión no muy favorecedora y no muy alejada de la realidad… no a este paso en el que va la situación.
Por un lado era molesto, y por el otro, no podía culparla por haber tomado estas acciones. A sus 17 años de edad, Taichi ya estaba pasando por los últimos tragos de su crisis de identidad, y estos últimos meses habían sido un poco más ligeros con diferencia de su situación hace un año. Estamos hablando de un adolescente con hormonas provocando embotellamiento en sus venas arteriales, dando impulsos de adrenalina y depresión al mismo tiempo. Sus cuestionamientos sobre quién era, porque autoridad era tan opresora y la comunidad tan sumisa promovieron un idealismo revolucionario, que en realidad apenas le duró dos tercio de año.
Sus amigos estaban preocupados por él, puesto que frecuentemente recibían llamadas de sus padres, preguntando si Taichi se había quedado a dormir en casa de alguno de ellos; era obvio que Taichi no estaba en casa de ningún amigo que sus padres conocieran, y era obvio que sus compañías no eran necesariamente un círculo de amigos íntimo, pero al menos poseían características con las que él se identificaba. Taichi en realidad no es especialmente rebelde u opositor, de hecho, paso mucho tiempo para que Tai entendiera la conducta rebelde de Yamato y sus amistades superficiales que contradecían la buena imagen de los jóvenes decentes clase media. Pero cuando le llegó "el momento", dejó de regañar a Yamato por sus imprudencias de "adolescente desenfrenado".
Descubrió que su amigo podría tener una fachada de rebelde sin causa y consumidor de sexo desenfrenado, pero en realidad era bastante responsable y SABÍA perfectamente cómo manejar la situación... algo que hubiese servido de mucha ayuda a Taichi, si hubiera escuchado sus consejos cuando él se los dio. Desgraciadamente, lo que menos quería era que todos le estuviesen diciendo cada rato que hacer: el resultado fue conseguir la metida de pata más grande de su vida. Y esto dio como resultado a una hermana menor sobreprotectora, unos padres desconfiados de su hijo mayor y una preocupación vigilante en los ojos de Koromon. Por cierto, también se ganó unas costillas rotas, varios moretones y una terrible hinchazón en el labio inferior: cortesía de su querido amigo Yamato ¿Quién lo diría? Los golpes en realidad son un buen método para canalizar la tensión sexual.
—Niichan, ¿Ya éstas afuera? Creí que te quedarías más tiempo adentro— La suave voz de Hikari, ahora forzada a ser más fuerte por la distorsión del sonido que saturaba el órgano auditivo, sacó al chico de cabello castaño de su recuento de hechos. Una dulce sonrisa se dibujo en sus labios, el gesto paternalista de Taichi le provocó en Hikari un ligero malestar.
—Hace poco estuve adentro, pero por lo general vienes a esta hora por mí, así que te FACILITÉ la búsqueda— El contraste era increíble, mientras que el rostro de Tai irradiaba una empalagosa ternura fraternal, su voz escupía un ponzoñoso sarcasmo. La menor dejó salir un cansado suspiro por sus labios: ahí iba de nuevo, el Taichi mórbido que expresaba su enojo con ironías y sarcasmos.
—Tai-nii, no hago esto por gusto, tú sabes que mis padres…— Taichi, con el entrecejo fruncido, interrumpe a su hermana:
—Hikari, yo sé que ellos dejaron de hacerte esta petición desde hace tres meses, así que deja de utilizar la excusa de los padres y responsabilízate de tus propios actos— Ya lo había decidido. Debía dejarle en claro a su pequeña hermanita su posición de negación y sobreprotección sin precedentes. El mismo Taichi ya había quedado en un acuerdo con sus padres, no dudaba que en principio sus padres le pedían el favor a Hikari en escondidos murmullos, pero tenía ciertas fuentes (Koromon simulando ser peluche) que le confirmaban la aceptación antes las decisiones de Taichi con respecto a sus salidas. Sin embargo, aquí estaba Hikari, taponeándose en una farsa que ni ella misma se creía.
No tenía muy claro el por qué su hermana comenzó a tener esa actitud sobre él, tal vez el susto que le provocó aquel "incidente" la volvió insegura y desconfiada; pero sea cual sea la razón, Taichi debía detenerlo antes de que se vuelva un asunto más problemático (acosador). Para ese entonces, el rostro de Hikari estaba entristecido y frustrado. Si Hikari fuese tan energética y fuerte como Miyako, le gritaría a su hermano lo estúpido que había sido con esa actitud antipática y unas cuantas verdades sobre sus acciones de adolescente descarrillado. Pero no era así, y lo que a la pequeña hermana Yagami le quedaba era ser dulcemente sincera.
—Tai-niichan, tengo miedo de que te vuelva a pasar lo mismo —empezó diciendo, su voz daba indicios de querer romperse, pero se mantuvo firme en sus palabras—. No te estoy diciendo que desconfíe en ti, pero si estoy muy preocupada y no quiero que te vuelvan a hacer daño —Hikari tuvo que tomar un enorme respiro para soportar el dolor en su pecho: esto no le iba a gustar nada a Taichi—… Yo sé que los estás viendo, aquí, en este antro. No se lo he dicho a mis padres porque no quiero que te metas en más problemas, pero no puedo simplemente quedarme con los brazos cruzados y conformarme. Es por eso que lo único que puedo hacer es venir para cerciorarme que éste bien.
Taichi no estaba impresionado ni enojado por las declaraciones de su hermana menor, él sabía que tarde o temprano ella se enteraría. Sus motivos, como siempre eran puros y altruistas, pero estaba siendo demasiado ingenua y se exponía a sí misma en un indudable peligro. Hikari debe de entender, que por esta vez, debe ser desconsiderada con su hermano y salvarse a sí misma.
Taichi recargo sus manos pesadamente en los pequeños hombros de Hikari, una mirada cargada de preocupación y determinación inundó las pupilas de la menor con esperanza: Ah, este el hermano que ella conoce.
—Hikari, yo te quiero. Eres mi hermanita y siempre intentaré procurar cuidarte. Por eso, te pido por favor que dejes de seguirme o buscarme. Yo sé en lo que estoy metido, y he aprendido en qué momento debo dar dos pasos atrás para no salir lastimado… pero tú no sabes nada de lo que ocurre aquí, y hay más probabilidad de que te hagan daño a ti de lo que me harían a mi —El cuerpo de Hikari comenzó a temblar ligeramente, sus ojos acuosos convulsionándose eran comprensibles para él. Ella lo sabía, pero debía ser fuerte y enfrentarlo, debía ser intrépida para ayudar a su hermano… debía hacer algo para demostrar que no era más la pequeña niña que necesita que la cuiden y protejan… debía protegerse a sí misma, protegiendo a alguien más—. Si quieres protegerme, cuídate a ti misma. Porque yo no sé de lo que sería capaz si algo te pasara.
Asintió débilmente ante las palabras de su hermano, por ahora, Hikari ya no cometería más imprudencias con él. De momento, ella seguirá las órdenes de su hermano porque lo aprecia demasiado, y porque él tiene crudamente la razón. El sollozo ansioso se amortiguó en los brazos de Taichi, entre palabras de confort y la canción de "A little pain" de Trapnest que se filtraba por las ventanas abiertas del local.
4
—¡Ya habíamos acordado que se haría el domingo 1 de mayo porque nuestros cumpleaños caen entresemana y sólo son cuatro días de diferencia!— Exclamaba imperiosamente una temperamental Miyako al pobre diablo con el que estaba discutiendo por celular. Akari no dejaba de reírse por lo bajo, "sentada" cómodamente en un pequeño sillón de material sintético verde oscuro con las piernas recargadas en el respaldo, mientras miraba como su amiga echaba humos y escupía pestes a su teléfono móvil. La chica de cabello violeta le lanzó una feroz mirada cuando advirtió las risas de su invitada, pero su boca no paraba de combatir contra la otra voz testaruda que estaba al otro lado de la línea.
Como Akari esperaba, los amigos de Miyako ya se habían ido cuando ella llegó a su casa, y por supuesto, un tremendo sermón le golpeó la consciencia en todo el transcurso de la noche. Tal como había previsto BlackGatomon, quien se encontraba ahora jugando en la consola del hermano mayor de Miyako con Poromon, ella no estaba nada contenta con su frecuente evasiva a esas reuniones en donde insistía apasionadamente presentarla. Realmente nunca le ha dado los detalles sobre el porqué ansiaba tanto presentarla a ese específico círculo de amigos, cada vez que preguntaba Miyako sonreía y musita un "lo sabrás hasta que te los presente".
—Oh —Expresó Miyako en un tono potencialmente dramático. Akari detuvo en seco sus risas burlonas y vio a esos ojos color miel con incomodidad, el dedo pulgar presionó un botón para ponerlo en altavoz— ¿Sabes quién está aquí en estos momentos?— Un suspiro de cansancio se escuchó en el auricular del teléfono.
—Es tu amiga quien dices tiene un digimon, pero siempre se las arregla para llegar tarde a nuestras reuniones ¿verdad? —El tono al otro lado de la línea no era especialmente de enojo, pero se percibía cierta molestia y decepción en ella. Ah, entonces con que era eso, más chicos que tenían digimons como ella y Miyako— Ni siquiera me atrevo a contar cuantas veces ella te confirmó venir y nunca se apareció —Miyako alargó sus labios en una sonrisa triunfal que le provocó un repentino dolor estomacal a Akari. Pero más importante, la declaración de ese chico le enojó bastante, y no porque estuviera mintiendo, sino porque estaba en lo cierto, gracias a eso posiblemente Miyako había quedado mal con sus amigos—. Miyako, si ella no quiere venir deja de insistirle, no tiene caso rogarle a alguien que seguramente se cree demasiado buena como para mostrar la cara. No necesitamos a una narcisista pseudo-niña-elegida con problemas para socializar con los demás, con Ken en su fase de "Emperador de los Digimons" fue más que suficiente— Las palabras le cayeron como flechas de hielo. Quien fuese ese chico, estaba siendo terriblemente directo y con falta de tacto, justamente el tipo de chico que Akari detestaba lidiar.
—¡¿Yo, una narcisista con problemas para socializar? ¡Habla por ti, bocón con pantalones!
—El usa goggles la mayor parte del tiempo— comentó Miyako con rutina.
—¡Bocón con goggles! —Se corrigió con el insulto— ¡¿Y qué hay de ustedes, acaso sólo llegan, se dan el beso de buenas noches y después se marchan? ¡Sólo necesito llegar dos horas tarde para que Miyako me diga que se fueron hace media hora!— El chico al otro lado de la línea se sobresaltó al escuchar la voz de Akari responderle. Por su contestación, la chica era un caso perdido, posiblemente su terquedad nunca le haría razonar de sus errores, lo más conveniente es pedirle a Miyako que quite el altavoz.
—¡¿Es que acaso tú crees que te vamos a estar esperando toda la vida? ¡También tenemos cosas que hacer; especialmente Iori, Hikari y yo por nuestras actividades del club! —Exaltó el chico con notable molestia. Olviden la parte en la que mencioné a Miyako quitar el altavoz— ¡Es más fácil que aceptes el hecho de que eres una cobarde que no quiere mostrarse ante otros niños elegidos sólo porque no eres tan buena como nosotros! ¿O dónde estuviste hace tres años cuando el mundo de los digimons y los humanos peligraba?— Touché, este sujeto será un insensato, pero sabe cómo poner a alguien en su lugar.
—¡¿Y qué? ¿Te crees mejor que yo sólo porque no te measte en los pantalones cuando un digimon se te apareció de frente? ¡Yo no tengo problemas en ir a sus estúpidas reuniones y escuchar sus niñerías! ¡La próxima vez que hagan una reunión yo estaré presente, y personalmente patearé tu trasero de mesías fracasado!
—¡Ya lo estoy esperando, porque seguramente será otra reunión más donde no aparecerás!
—¡No sólo me mirarás, sino que pasarás un mes sin poder sentarte! — Y antes de que el celular le escupiera otra palabrería retadora, Miyako oprimió el botón de colgar, sin borrar su extensa sonrisa de sus labios.
—Es bueno escuchar que finalmente vendrás puntualmente. No olvides llevar a Kurako junto con dos presentes para los cumpleañeros— Los músculos de Akari se tensaron por largos segundos, mantuvo su mirada fija en Miyako, quien no paraba de celebrar su victoria en esa sonrisa autocomplaciente. Le pusieron una trampa, y cayó inocentemente en ella sin contratiempos. Detrás de ella se encontraba Kurako, quien había observado todo desde su lugar con absorbente curiosidad y en esos momentos se revolcaba en el piso con un ataque de risas. Un músculo facial en el rostro de Akari comenzó a convulsionarse en un tic nervioso debajo del ojo derecho. A veces su amiga llegaba a ser demasiado siniestra cuando planeaba ese tipo estrategias manipuladoras, definitivamente necesitaba unas vacaciones de su novio Ken Ichijouchi.
Cuando recuperó la movilidad de su cuerpo sólo reparó en dejar salir un largo y pesado suspiro de sus labios. Miró por el rabillo del ojo a la manipuladora de cabello violáceo mientras su espalda permanecía encorvada con sus mechones rojizos cubriendo su rostro.
—Muy bien, iré. Pero sólo para darte tu regalo, comer de tu pastel de cumpleaños y patearle el trasero al engreído "niño elegido" —Sentención la pelirroja, convenciéndose más a sí misma que a la propia Miyako de que eso ocurriría. Se incorporó con cierta lentitud mientras tomaba su chaqueta de cuero negro y buscaba el baño con la mirada—. Por cierto, voy a dejar mi tinte en tu baño, últimamente me han estado robando en mi casa y estoy ahorrando dinero para comparar una chapa nueva— Merodeó por la sala y lanzó una mirada a la caja del tinte "rojo explosivo" sobre el lavabo que se divisaba desde su lugar, gesto por el cual Miyako asiente comprensivamente.
—Hoy tienes el turno nocturno, ¿verdad? Si quieres puedo darte un refrigerio más tarde— Los ojos de Akari se iluminan por unos instantes, pero solamente asiente en un tímido cabeceo. Miyako le responde con una sonrisa.
—Miyako, si yo fuera un hombre, estaría enamorado de ti— La declaración romántica de la chica le provocó unas carcajadas a su amiga de lentes.
—Akari, si tú fueses un hombre, no estarías trabajando en el negocio de mi familia con el horario nocturno— Akari actuó un puchero, pero al final terminó por acompañar el coro de risas. Blackgatomon y Poromon miraron a las chicas sin entender lo que ocurría.
—Tienes razón, yo posiblemente estaría acosándote en la escuela, Ken sería mi eterno rival de amor y tu familia desconfiaría de mi por mi color de cabello— Se puso la chaqueta de cuero y le dirigió una mirada a Kurako mientras se dirigía al pasillo que conducía a la salida. Blackgatomon, entendiendo la señal, se despide de Poromon y Miyako mientras sigue a la pelirroja.
—Que yo sepa, ellos todavía desconfían de ti por tu color de cabello— Le contestaba Miyako al momento en el que le abría la puerta y Akari se desplazaba para salir del departamento.
—Lo sé, pero mi adorable personalidad los tiene encantados— Le da un guiño divertido a Miyako, quien sonríe al crear esa imagen mental de una Akari carismática atendiendo la tienda. De repente la soñadora sonrisa de Miyako se pierde, un rostro de incertidumbre se construye ante los ojos de su amiga.
—Akari, ten cuidado, por favor. He leído por internet varios comentarios sobre lo peligroso que se está volviendo el área dónde vives— Ella observa a Miyako con una seriedad calculadora, cierra los ojos por unos momentos y baja sus hombros como si un peso se le hubiera quitado de encima.
—Lo sé, pero descuida, tengo alianza con otros grupos que están dispuesto a recobrar el control pacífico del área. En caso de que algo suceda mal, tengo a Kurako para cubrirme la espalda— Akari de dirige una mirada cómplice a Blackgatomon, el cual asiente con la misma complicidad. Miyako suaviza un poco sus gestos al recordar que Kurako se encuentra siempre al lado de Akari.
—Entiendo. Iré más tarde contigo para llevarte comida.
Después de que ambas chicas de despiden, Akari de dirige al elevador que se ubica al fondo del pasillo y presiona el botón que la llevará hacia la planta baja. Blackgatomon decide adelantarse, bajando sigilosamente por los muros del departamento. El elevador se detiene en su monótono recorrido de descenso, lo que le extraña a Akari, puesto que a esas horas de la noche no hay mucha gente despierta en el complejo de departamentos. Cuando la puerta se abre, Akari abre los ojos con sorpresa, detiene su respiración peligrosamente y su piel palidece; del mismo modo, la persona que advierte la presencia de la chica afila sus ojos azules y frunce el entrecejo con reprimida violencia.
—Tú de nuevo— Escupe las palabras con repugnancia. Akari deja florecer una sardónica sonrisa en sus labios, lo que produce una agitación de nervios a la otra persona.
—Hey, tanto tiempo sin verte...algo así como seis meses ¿no es así, Takeru?
La primera rosa sufre.
Datos curiosos:
*Muninn es uno de los cuervos de Odín. Él, junto con Huginn, vuelan por el mundo para informar a Odín sobre lo que ocurre. Muninn significa "memoria".
*Kurako significa en japonés "niña oscura" (Kurai: oscuro, Ko: niña). En la lengua de los Mapuches (grupo étnico que habita el sur de chile y el suroeste de argentina), Kurako/Curaco significa "aguas predegosas" (Kura: piedras, Ko: agua).
*Debido a la censura y dilemas religiosos en E.U. (y por consiguiente, en Latinoamérica) varios nombres de digimons fueron modificados, entre ellos los siguientes: Belialvamdemon a MaloMyotismon; Tailmon a Gatomon y otros tantos.
*Las canciones que se mencionaron en el capítulo son del grupo Trapnest, del anime de Nana. El cual se emitió dentro del periodo 2006-2007.
*Sex Pistols es una bada punk londoniense muy reconocida en el mundo. Inicio el 1975 y se disolvió en 1978.
Aclaraciones finales: El fic en su principio tenía planeado hacerlo como un crossover con Nana, pero… varias cosas se le ocurrieron a mi cabecita y terminé por… hacer algo diferente a lo que estaba en expectativa. De algún modo Nana estará relacionada en capítulos futuros, pero no serán importantes o trascendentes para los personajes, probablemente sólo haya menciones del grupo o sus canciones, así como otros grupos que en la vida real existen.
