Desclaimer Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de M. Kurumada. Los personajes que no aparecen en la serie y en el manga obviamente son míos.

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MANOS QUE CURAN

CAPITULO 1: AEROPUERTO

Era de mañana en el Santuario de Atena. Máscara Mortal bajó a la casa de Géminis, ya que Saori le había encargado despertar a Kanon y asegurarse de que estuviera listo a tiempo. Esa mañana llegarían al Santuario Sorreto y Tetis para quedarse algunos días, y el ex-general marino iba a ir al aeropuerto a recibirlos.

Máscara Mortal iba refunfuñando. ¿Para que demonios querían más gente en el Santuario? Usualmente esos visitantes atraían más problemas, como lo habían demostrado al llegar Melody y Selene.

El caballero de Cáncer se introdujo a la casa anterior a la suya. Vio a su colega profundamente dormido, y lo movió ligeramente para despertarlo.

-Kanon, despierta- dijo Máscara Mortal- dice Saori que ya te levantes...-

-Deja ya de fastidiar...- fue la única respuesta que recibió el caballero de Cáncer. Máscara Mortal se enfureció y comenzó a saltar sobre la cama y sí, también sobre el caballero.

-¡Estúpido Kanon, despierta de una vez o te juro que te cortaré la cabeza- gritó Máscara Mortal, perdiendo los estribos.

-¡Soy Saga, maldita sea- gruñó el otro, abriendo los ojos enfurecido- ¿qué no ves la diferencia-

-La verdad no- dijo Máscara Mortal, saliendo de la habitación de Saga antes de que éste lo enviara a otra dimensión- y no es mi culpa que se parezcan tanto-

Saga puso los ojos en blanco de mal humor y se levantó.

-¿Saga- dijo Kanon, entrando a la habitación, vistiendo sus usuales pantalones marrones y su camisa azul, y su cabello escurriendo agua- ¿qué sucedió?¿porqué estás levantado tan temprano-

-El idiota de Máscara Mortal me confundió contigo...otra vez- dijo Saga de mal humor.

-Bueno, mira el lado positivo- dijo Kanon, lanzándole una toalla- vas a poder acompañarme al aeropuerto a recoger a Sorreto y Tetis. Ahora métete a bañar...-

-¿Y ese es el lado positivo- dijo Saga de mal humor. Sin embargo, tomó la toalla y entró al baño.

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Touma estaba ese día más nervioso de lo habitual. Y no era para menos. Cada visita de Sorreto era peor que la anterior, porque se la pasaba volviendo loco al ángel de Artemisa, bombardeándolo con preguntas sobre su hermana y lanzándole uno que otro ataque sin que Melody lo viera.

-Tranquilo, amor- dijo Melody- no dejaré que Sorreto te torture con su música ni nada de eso...-

-Sí, claro- dijo él- si me tortura cuando tú no estás...-

Melody rió y le dio un beso juguetón en la mejilla. Touma se tranquilizó un poco.

-Bueno- dijo Touma- pero si se pone pesado le pediré a Camus que lo encierre en un ataúd de hielo. Es broma, es broma- añadió al ver la cara de su novia.

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Milo fue al recinto de las amazonas a buscar a su novia. Selene, libre ya de su condición de gitana y de su matrimonio con Milo, ahora vivía en el Recinto de las Amazonas.

Aunque ella también quería aprender a manejar un cosmo como las amazonas, Milo había conseguido que no la obligaran a aprender a pelear, y nadie se atrevió a cuestionar su orden, pues no querían terminar como coladeras. Marín, por su parte, dedicaba unas horas de su tiempo libre a enseñarle a Selene a manejar su cosmo, a cambio de que la otra chica le enseñara a bailar todas las noches. Marín creía que sería útil, aunque Shaina opinaba que todo eso era una pérdida de tiempo.

Al ver a Milo cerca de la entrada del Recinto, Selene corrió a abrazarlo, y él la alzó unos segundos.

-¿Cómo amaneció mi princesa hoy- dijo Milo luego de colocarla en el suelo. Ella sonrió.

-Muy bien, mi príncipe azul- respondió ella.

-Saori me mandó a avisarles- dijo Milo- que esta noche otra mujer se quedará con ustedes. Es una general marino de Poseidón, y vendrá junto con el hermano de Melody a quedarse por unos días...-

-Estará listo todo para ella- dijo Selene- ¿alguna otra cosa que quiera decirme, caballero-

Milo asintió.

-Solo una- dijo Milo- lo hermosa que se ve usted esta mañana...-

Selene sonrió y dio a Milo un rápido beso en los labios.

-Tengo que irme, mi cielo- dijo Selene- todo debe estar listo...-

-Te veo en un rato- sonrió Milo.

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Seiya y los caballeros de bronce se levantaron a regañadientes aquella mañana. Saori había ordenado a Aldebarán que fuera a despertarlos. Todos lo obedecieron de inmediato: no querían morir aplastados por el enorme caballero.

-Pero Alde, es muy temprano- protestó Seiya.

-Lo sé- dijo el caballero de Tauro- pero Saori me mandó despertarlos. Hoy llegarán visitas del templo de Poseidón-

-Sorreto y Tetis- dijo Shun, pasando sus dedos por sus cabellos verdes para quitárselos de la cara.

-¿Y sabes a qué vienen esos dos- preguntó Shiryu.

-A parte de torturar a Touma hasta el cansancio, no tengo la más mínima idea- le respondió el caballero de Tauro.

-¿Pero porqué tenemos que estar levantados- protestó Hyoga.

-No tengo idea de eso tampoco- dijo Aldebarán- aunque no les caería nada más comenzar a levantarse más temprano...-

-En tus sueños- dijo Seiya, cruzando los brazos- será solo este día-

Aldebarán hizo una mueca.

-Está bien- dijo Aldebarán, antes de volver a su templo- al menos son caballeros de bronce, pueden levantarse cuando quieran...-

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Saga acompañó a su hermano gemelo al aeropuerto. Todo el camino Kanon estuvo hablando, y Saga solo le respondía con monosílabos.

-Hace mucho tiempo que no los veo- dijo Kanon- me pregunto cómo...-

"Bla, bla, bla" pensaba Saga.

-¿Tú sabes para qué vienen, de todas maneras- preguntó Kanon.

-Ni idea- dijo Saga, poniendo los ojos en blanco- ya sabes como es Saori, solo da órdenes y no nos explica que demonios está planeando hacer...-

Cuando entraron a la terminal del aeropuerto, vieron que todas las salas de espera estaban repletas de reporteros, camarógrafos y fotógrafos.

-¿Qué demonios...- comenzó Saga.

-¿Qué crees que esté pasando- preguntó Kanon. Saga se encogió de hombros- vamos a averiguar-

"Genial, más problemas" pensó Saga.

Los dos hermanos pasaron cerca de un reportero, quien estaba hablando frente a una cámara de televisión.

-Estamos reportando en vivo desde el aeropuerto internacional de Atenas- decía el camarógrafo- aún esperando el arribo de los doctores Clara Zoraida y José Castillo, quienes vienen de vuelta a su país de la ciudad de Nairobi, en la república de Kenya...-

-¿Clara Zoraida- dijo Kanon en voz baja- algo me suena ese nombre-

-Si el próximo año te acuerdas, me avisas, ¿vale- dijo Saga, aún de mal humor- déjame escuchar mientras tanto-

-... residentes de segundo año de pediatría y cirugía, respectivamente, que han sobrevivido la guerrilla en ese país de Africa y han prestado servicios de salud...-

-¡Es cierto- dijo Kanon- algo así vi ayer por la noche en la televisión-

-Entonces ya entiendo porque tanto meollo- dijo Saga a su hermano- parece que son un par de 'heroes' o algo así... vamos, busquemos a Sorreto y a Tetis para salir de este manicomio lo antes posible...-

-Como digas, Saga- dijo Kanon, poniendo los ojos en blanco- ¿nos separamos-

En ese momento, algo se escuchó en las vocinas.

-"Bienvenidos al aeropuerto internacional de Atenas. Se les informa que el avión procedente de Egipto, Sudán, Republica del Congo y Kenya acaba de arribar, así como el avión nacional de Grecia número diecisiete. Se les informa que el avión procedente de Egipto, Sudán, República del Congo y Kenya acaba de arribar, así como el avión nacional de Grecia número diecisiete. Por su atención, gracias"- dijo la voz femenina.

-Nacional número diecisiete- repitió Kanon- ese es el de Sorreto y Tetis. ¿Nos separamos-

-Será lo mejor- dijo Saga- de todas maneras, si ellos dos me ven me confundirán contigo...- y se alejó por el lado contrario. Kanon se rascó la cabeza, confundido.

-¿Y a este que le pasa? ¿Desayunó gallo o que- murmuró el exgeneral marino para sí mismo y siguió buscando con la mirada a Sorreto y Tetis.

Mientras tanto, Saga se desesperaba más por cada minuto que pasaba. Odiaba estar en lugares así de concurridos, y tenía verdaderas ganas de mandar a todos a otra dimensión. Entró a una sala de espera que se encontraba casi vacía. Vio un garrafón de agua, y tomó un cono de papel para servirse un poco. Cuando lo hizo, alguien pasó corriendo junto a él, haciéndolo tirar el agua al suelo.

-Demonios...- murmuró Saga de mal humor. Levantó la vista.

Una niña había sido la causante de que tirara el agua al pasar corriendo junto a él. Pero no era una niña común: era de raza negra. No tendría más de cuatro años, y llevaba un vestido blanco y un broche del mismo color en sus rizados cabellos negros.

La pequeña parecía asustada, y corría, topándose con la gente y corriendo hacia otro lado. Al fin, un hombre obeso terminó con la carrera desenfrenada de la pequeña. La niña había chocado contra él y, enfurecido, el hombre la había detenido tomándola de una muñeca y levantándola.

-Deberías fijarse por donde corres, negrita- dijo el hombre en un tono despectivo. La pequeña gritó de dolor cuando el hombre la levantó por la muñeca. Saga reaccionó de mal humor y apretó la muñeca del hombre obeso, obligándolo a soltar a la niña.

-Y tu deberías aprender algunos modales, obeso- le dijo Saga en el mismo tono que había usado. El hombre gordo se fue, y Saga se arrodilló para ver mejor a la niña, quien se había escondido detrás de un asiento. El caballero se asombró de que, a pesar de su raza, la pequeña tenía rasgos faciales muy finos, y penetrantes ojos color verde claro.

-Hola, pequeña- le dijo Saga en tono amigable, para que la niña no se espante más- no te asustes, no te voy a lastimar...-

La niña salió de su escondite con una amplia sonrisa.

-¿Dónde está tu mamá- preguntó Saga.

-¿Mamá- preguntó la niña- ¿mamá daktari-

Saga parpadeó. Tal vez había escuchado mal. 'Daktari' no era una palabra que él conociera, o que al menos él supiera que existe.

-¿Dónde está tu mamá- dijo Saga de nuevo.

-Palipo mamá daktari? Wee ati kali ake- dijo la pequeña. (traducción: ¿dónde está mamá doctora? ¿la conoces?)

Esta vez, Saga parpadeó un par de veces más. O era su imaginación o esa niña le estaba hablando en un idioma extraño.

-No te entiendo nada, pequeña- dijo Saga, soltando un suspiro- ¿cómo te llamas-

-Gani?- dijo la niña, mirándolo sin entender, y Saga se golpeó la frente. (traducción: ¿qué?)

-Saga- dijo el caballero, señalándose a sí mismo- yo me llamo Saga- la pequeña sonrió y asintió, demostrando que entendía. Saga la señaló- ¿como te llamas tú-

-Wangu isimu ni Zalika- dijo la niña, señalándose a sí misma. Luego sacudió la cabeza- yo...llamo...Zalika-

-¡Zalika- exclamó una voz femenina.

Saga levantó la vista y vio a una mujer joven de cabellos castaños rojizos que se acercó corriendo. La chica dejó el maletín negro que llevaba, se arrodilló junto a él y abrazó a la pequeña. Al parecer había estado muy preocupada.

-¿Dónde estabas, pequeña-dijo la recién llegada en voz baja.

-Disculpe- dijo Saga- ¿quién es usted-

-¡Mamá- exclamó Zalika, señalando a la mujer que acababa de llegar- mamá daktari-

La chica recién llegada notó la presencia de Saga.

-Kwaje ni nena bi mgeni- dijo la mujer en un tono de ligero reproche, volviéndose hacia Zalika y tomándola por los hombros. (traducción: ¿porqué hablas con extraños?)

-Mie... mie pona yeye... anzia tembo binadamu- respondió Zalika, señalando a Saga. El caballero se le quedó mirando, cada vez más desesperado por no entender, pero la chica sonrió y se volvió hacia Saga.

-Le ruego me disculpe- dijo la mujer- soy su...bueno, como su madre adoptiva... muchas gracias por encontrarla; la tenía de la mano, pero algo la asustó y salió corriendo, y la perdí entre la multitud...-

-Entiendo- dijo Saga- no hay problema...-

Mie pona yeye anzia tembo binadamu!- exclamó Zalika, aún señalando a Saga, haciendo sonreír su madre adoptiva.

-Dice que usted la salvó de un hombre elefante- explicó la pelirroja al ver la cara de interrogación de Saga.

-Un tonto obeso que la amenazó- dijo Saga, y le ofreció su mano- pero no es necesario que sea 'usted'. Soy Saga, ¿y tu-

La chica parpadeó, como si nadie jamás le hubiera hablado de esa manera, o como si no hubiera esperado esa pregunta.

-Soy Clara- dijo ella, después de salir de su asombro y aceptando la mano del caballero en un saludo formal- mucho gusto, Saga-

El caballero observó mejor a la chica. Era delgada, llevaba un pantalón color verde, con muchas bolsas, y un top negro parcialmente cubierto por una blusa blanca, y completaba con sandalias negras. Sus cabellos lacios color rojizo rozaban apenas sus hombros, y tenía los ojos color verde oscuro. Su piel era blanca y sonrosada, más bien algo bronceada, como si hubiera pasado mucho tiempo bajo el sol. Saga calculó que tendría veinticuatro o veinticinco años.

-Te agradezco mucho, Saga- dijo Clara, levantándose y alzando a Zalika en sus brazos- debo irme...gracias de nuevo-

-Hasta luego- dijo Saga.

Kwaheri, Saga- dijo Zalika con una sonrisa, agitando su mano- ¡nakupenda!- (traducción: ¡Adiós, Saga! ¡Te quiero!)

-Hasta luego, Zalika- dijo Saga, deduciendo que eso fue una despedida y agitando su mano. No se había alejado ni dos pasos, cuando un montón de reporteros rodearon a Clara y a la niña.

-¡Corran!¡Es ella- dijo uno de los reporteros- es Clara Zoraida-

-Tonto- murmuró Saga para sí mismo, pensando lo ridículo que se acababa de ver con esa famosa doctora al hablarle como si se tratara de una chica normal.

-¡Saga- exclamó Kanon, acompañado de Sorreto y Tetis- ¿dónde habías estado-

-Larga historia- dijo Saga- ¿nos vamos-

-Lo más pronto posible- dijo Kanon- no soportaría estar ni un minuto más entre tanta gente...-

-Lo mismo digo- dijo Saga, queriendo desaparecer. Los cuatro salieron del aeropuerto.

Clara Zoraida logró evadir a los reporteros junto con Zalika, y alcanzó a ver a Saga alejándose. No pudo evitar sonreír.

-Es un chico muy agradable- dijo para sí misma- ojalá vuelva a verlo pronto...-

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CONTINUARÁ...