Ok. Ya saben que no me apellido Kurumada, ni soy dueña de Toei, por tanto los personajes no son de mi propiedad y yo (Minelava) no recibo ningún beneficio al escribir y publicar esto.

1. Aldebarán.

El cambio en el cosmos del patriarca lo tenía inquieto, unas veces era bondadoso, noble y justo, pero había otras en que se sentía obscuro. En los últimos meses, de hecho, esa luz se había extinguido y sólo quedaban las tinieblas, era tan distinto al patriarca que conociera cuando obtuvo su ropaje dorado.

Ese último pensamiento lo hizo sonreír, habían pasado trece años desde entonces, pero la emoción que sintió al vestir por primera vez el ropaje de Tauro, y por tanto cambiar su antiguo nombre a Aldebarán, era algo que difícilmente podía olvidar, sobre todo cuando vio la expresión del jovencito que hacia algunos meses había combatido para ganar la vestimenta del Pegaso y le recordó la satisfacción que él mismo experimento el día que se convirtió en el guardián del segundo templo.

Él apenas había visto al chico hasta el día del combate, sabía que Marín, amazona del Águila, era su maestra y por su mirada supo que no sería fácilmente derrotado.

No es que subestimara a Shaina, pero la amazona de Ofiuco, a pesar de ser poderosa, pensaba que la fuerza era lo más importante para ser un buen caballero, en cambio el Águila sabía, como el propio Aldebarán, que la fuerza de poco valía, sin la convicción, sin una causa en que creer y según podía ver, desde el alejado lugar en que algunos dorados miraban el combate de los aprendices de ambas amazonas, convicción era lo único que a ese chiquillo japonés no le faltaba, aunque esa determinación no provenía de su fe en Atena, sino de un deseo personal.

-Eso- se dijo mentalmente el brasileño, mientras el patriarca se dirigía al nuevo santo de Pegaso y el chiquillo festejaba su victoria- le ha bastado para derrotar hoy a su oponente, pero si ha de ser un verdadero caballero al servicio de la diosa, deberá comprender los deseos de Atena y hacer propia la causa de ella.

-Tener fe en la causa de su diosa- dijo con determinación volviendo de nuevo al presente y a la batalla en ciernes, mientras se preparaba para enfrentar a aquellos cuatro muchachitos, a quienes el patriarca acusaba de traidores por estar del lado de una muchachita tonta que decía ser la verdadera Atena y se atrevía a presentarse en el santuario.

El nunca dudo de Atena, pero no podía decir lo mismo en cuanto se refería al patriarca. En los últimos tiempos se había acusado de traición a muchos incluyendo algunos caballeros cuya reputación era intachable, como había ocurrido con el maestro de la Isla Andrómeda, y el brasileño no pudo evitar pensar en que algo no cuadraba. Sin embargo su deber como caballero de Tauro era impedir que los enemigos de la diosa atravesaran esa casa y lo cumpliría a costa de su propia vida si era necesario, así que esperaba con calma a que esos jovencitos llegaran a su templo, provenientes de la casa de Aries, donde, por alguna razón, su guardián no los había combatido.

Reconoció el cosmos del chico japonés que él viera ganar la armadura del Pegaso, esta vez supo que había convicción en la causa de su falsa diosa, y se sorprendió. Ya no era un deseo egoísta, él chico tenía fe en algo más grande que él.

Tal vez no fuera real, pero abrazaba una causa con tal vehemencia que Aldebarán se pregunto si acaso la falsa diosa no seria la suya, la que el creía que habitaba en el templo al final de las doce casas, la que no había visto ni sentido en trece años, aquella que según el Patriarca dictaba sus deseos a través de él, que a pesar de ser el sumo guía de la orden no actuaba con la rectitud que se esperaría.

Entonces sintió los cuatro cosmos a la entrada de su templo.

-Bueno- se dijo poniéndose de pie y preparándose para recibirlos- para bien o para mal hoy habremos de conocer la respuesta, si son o no traidores es la oportunidad para comprobarlo.

Y Aldebarán de Tauro, segundo guardián de las doce casas en el santuario, sonrió al ver avanzar a los jovencitos, entre ellos al pequeño japonés, que aseguraban pelear por la verdadera Atena.


Esto fue un poco más largo que lo anterior, no estoy muy segura de la categoria en la que se encuentra (aún me hago bolas con la nomenclatura de los fics según su extensión, por cierto si alguien me ayuda al respecto se los agradeceré).

Bueno, espero que les guste. Cualquier comentario será bien recibido (haganme notar las fallas, soy una firme creyente de la critica constructiva como medio para ser mejor).