Cambio de identidad.

El día sin suerte de Kise Ryota.

Se removió en la cama con incomodidad, se giró sobre su cuerpo que de pronto sintió pesado. Ryota lanzo un suspiro, extendió su mano para palpar el otro lado de la cama. Frío y vacío. Daiki ya no estaba, se había ido, a pesar de que prometió quedarse a su lado hasta que despertara. Una lágrima corrió silenciosa por su mejilla. Ahora se preguntaba si era para su querido Aominecchi algo más que buen sexo.

Se hizo ovillo en las sábanas, un agradable olor perfumado golpeo sus fosas nasales. "suavizante floral" pensó. Ryota se preguntó si sus sábanas siempre habían olido así. Decidió no darle importancia y cerrar los ojos y respirar hondamente. Lloro en silencio hasta que se tranquilizó,

—Ya deberías estar acostumbrado— Se dijo a sí mismo. Y entonces lo noto. Su voz estaba extraña, más grave de lo que nunca había sido y extrañamente familiar.

Se sentó en la cama, aparto las sábanas de su cuerpo y abrió los ojos de golpe.

Nada.

—¡Estoy ciego!— Exclamo lleno de horror, tocándose la cara con las manos. La textura de las vendas en su piel le hizo dar un respingo." ¿Vendas? ¿Qué vendas?"

Levantó la mano izquierda lo más cerca de sus rostro que pudo. Su campo de visión no era tan limitado como creyó, al menos podía ver unos cuantos centímetros más allá de su nariz. Los dedos de su mano se encontraban íntegramente vendados. Ryota comenzó a temblar. Sólo había una persona que se vendaba los dedos y que era así de ciego.

Kise palpo de nueva cuenta la cama y las zonas circundantes, con una precaución que no era propia de él. Entro lo que busca al borde de la cama, a punto de caer al suelo, soltó un suspiro de alivio. Se puso los lentes y de pronto la luz regreso a sus ojos.

Estaba en un lugar que no conocía. En una cama que no era la suya. Rodeado de cosas que jamás había visto. Ryota entro en pánico.

Junto a la cama en la mesita de noche estaba el señor rana. El extraño objeto que Midorima llevaba en la mano la primera vez que perdió contra Seirin. Le dedicó una sonría y la acaricio con cariño con sus dedos vendados.

Kise se sintió como un idiota, por sentirse menos asustado al ver a la estúpida rana a su lado. Tomo a la rana, cerró sus ojos y devolvió su cabeza a la almohada.

—Despierta, despierta, despierta. — Se repetía como un mantra. Tenía miedo, ¿Acaso se había vuelto loco?. ¿Qué demonios le había pasado a su cuerpo?.

Cuando finalmente se resignó a que no regresaría a su cuerpo con solo desearlo, tomó el valor suficiente para levantarse. Todo era 6 centímetros más alto y la diferencia habría pasado desapercibida para cualquiera, excepto para Kise, quien tenía de su cuerpo la completa noción de sus dimensiones.

Camino por la habitación dando vueltas como un león enjaulado, sin entender un carajo de la realidad en la que estaba. Quiso morderse las uñas como cuando era un niño y luego recordó que llevaba las manos vendadas y que Midorima iba a matarlo cuando regresara a su cuerpo. Si es que regresaba.

La idea lo horrorizo por completo. Se llevó las manos a la cabeza en señal de desesperación.

Abrió la puerta que estaba a la derecha. Un armario. Abrió la puerta frente a la cama. El pasillo. Abrió la puerta de la izquierda. Un amplio baño. Ryota suspiro de nuevo. Tenía que hacerlo y no sabía cómo reaccionaría. Todo le indicaba que estaba en un cuerpo que no era el suyo, como si de una película se tratara, pero tenía que comprobarlo. Tomo aire y camino a paso decidido al lavamos, donde se observaba el brillo del espejo.

Y ahí estaba, no era la usual imagen que el espejo le devolvía cada mañana, ahí no estaba él sino Midorima Shintarou, su compañero y (aunque Midorimacchi no quisiera admitirlo) su amigo. Ryota sintió que todo se oscureció, tuvo que sujetarse al lavamanos para no caer. Un sudor frío recorrió su espalda, ¿Qué demonios estaba ocurriendo?

Un sonido chillante llamo su atención, regresándolo a la realidad. "Las cosas no deben estar tan mal", pensó, regresando a su actitud positiva, sólo tenía que ir a buscar a Midorima a su casa y juntos verían como solucionar el problema. Listo.

Caminó de regreso a la habitación y tomo el teléfono. Quizás era Midorimacchi, tal vez ya estaba al tanto de la situación. Tomó la llamada con toda tranquilidad, (no valía la pena que su piel se arrugarse por una situación de la que no tenía control).

—¿Hola? — Respondió Ryota con tranquilidad, esperando escuchar la alterada voz de Midorima al otro lado. (Ciertamente ni siquiera se fijó en él número que llamaba).

Estaba preparado para gritarle, justo como él lo hacía cuando llegaba tarde, pero la respuesta al otro lado lo desconcertó por completo.

—¿Shin chan? — Takao pregunto con genuina confusión.

Kise al otro lado de la línea palideció al instante, era lunes, había escuela, Takaocchi sin duda llamaba por ese motivo. No podía decirle la verdad, pensaría que Midorimacchi estaba loco (no es que no lo creyera ya) lo mandarían a hospitalizar, su carrera en el basket se acabaría, no podría ingresar a la universidad y Midorima en venganza terminaría por desmembrar su cuerpo. (Porque Kise suponía que él estaba atrapado en su cuerpo).

—Shin chan…—La voz de Takao retumbo en su oído, alejando los pensamientos de cabeza, tendría que actuar, aunque no fuera uno bueno. Al menos con ese disfraz nadie pensaría que no era Midorima. No tenía otro opción, hasta no recibir llamada de Midorima él tendría que tomar su lugar.

—¿Eh?, si, si ¿Qué pasa?. — Más de tres palabras y sin el nanodayo. Sospechoso. Takao levanto una ceja en respuesta.

—¿Cómo que pasa?, Llegaremos tarde, estoy esperándote abajo, ¿Cuanto más tiempo tardaras en bajar? — Kise en el cuerpo de Midorima dio un respingo. En sus planes no estaba ir a la escuela, ¡ni siquiera sabía dónde estaba el bendito uniforme!

—¡Ya voy! —Dijo con nerviosismo y cortó la llamada.

Dio vueltas por la habitación, y encontró el uniforme en un pequeño sofá. Tomo todo lo que encontró, y se dirigió al baño, una ducha era lo más conveniente y de pronto cayó en cuenta de nuevo.

¡Ese cuerpo no era suyo!¡No podía ver a Midorima desnudo!

Todos los colores se le subieron al rostro. Optó por no bañarse aquella mañana, ni siquiera tuvo el valor de cambiarse la ropa interior que esperaba sobre el uniforme. Tenía que arreglarse en tiempo record. Él era un experto en eso. Se sacó los lentes, se desvendo las manos y hundió la cabeza en el agua fría de grifo. Trato de peinarse como lo hacía su compañero, por fortuna era diestro con el peine y el estilo del cabello le había quedado casi igual. Se lavó los dientes, se puso el uniforme y salió corriendo a toda velocidad. Se devolvió a la mitad de la escalera para buscar su bolso de la escuela, (supuso que era el mismo que el que llevaba a los partidos) lo encontró junto al pequeño sofá donde había estado en uniforme.

Salió de casa sin desayunar, sin ver Oha Asa y por lo tanto sin su lucky ítem y con los dedos sin vendar. Kise en el cuerpo de Midorima llevaba los dos botones superiores de su camisa sin abotonar y el saco de uniforme sin cerrar. Takao casi sufre un infarto cuando lo vio. Lo único que atino a hacer fue a señalarlo con las manos temblorosas, Kise bajo la vista y se sonrojo que al ver que no se había calzado los zapatos; cerró la puerta de un portazo y regreso adentro.

Cuando regreso al lado de Takao este todavía lo miraba incrédulo. Sin atreverse a decir nada.

—Lo siento mucho. — Dijo Kise en el cuerpo de Midorima, —Me he quedado dormido. —Mintió, bueno no del todo.

—¿Lo sientes?, ¿Te dormiste?, ¿Shin chan estas bien?. — Takao lo miro aún más desconcertado, sin dar crédito a lo que escuchaba. Kise miro a Takao y supo por su expresión que había metido la pata.

Kise levanto la mirada, y cuando los ojos verdes del cuerpo de Midorima se cruzaron con de los de Takao, Kazunari supo que aquel individuo no era su amado Shin chan. No podía explicarlo, tal vez un rapto extraterrestre era la respuesta pero ese no era Shin chan. Era un impostor.

No tenía como comprobarlo, estaba casi seguro que el impostor no diría nada. Su única solución era ponerlo en jaque. Takao miro a Kise hasta que las mejillas del cuerpo de Midorima enrojecieron.

—¿No le vas a dar un beso de buenos días a tu novio Shin chan? — Preguntó Takao, era mentira, sus intentos por conquistar a Midorima aún no rendían fruto, pero estaba seguro de que el impostor no lo sabía.

Kise enrojeció al límite, Midorimacchi no le había dicho que salía con Takaocchi, ¿Qué debería hacer? . Un error le costaría muy caro. Sabía que Takao era astuto, no podía equivocarse delante de él, pero tampoco podía besar al novio de Midorimacchi con lo celoso que era, su muerte tenia fecha y hora. No importaba que si su cuerpo era el de Midorima, el seguía siendo Kise Ryota y por ello tampoco podía faltarle a sus sentimientos por Aomine.

—Aquí no — Dijo bajito, ahogado en la vergüenza que tenía, Takao abrió los ojos hasta el límite que su cuerpo le permitía. Ese definitivamente no era Shin chan. ¿Pero quién era entonces? ¿Cómo es que estaba en el cuerpo de Shin chan? El tenía que descubrirlo y traer de vuelta a su amado tsundare.

—De acuerdo, entiendo. Shin chan ¿Acaso quiere provocarme llevando tu uniforme así?.

"Mierda" pensó Kise, olvido por completo que Midorima jamás llevaba la camisa sin abotonar ni la chaqueta del uniforme abierto. Él era demasiado correcto. Se abotono la camisa, y la chaqueta del uniforme.

Takao sonrío si el impostor no sabía nada de Midorima tampoco podía exponerlo a pasar una vergüenza.

—Sientate —Dijo Takao, señalando la carreta. Kise le obedeció, y observo sonrojado como Takao se hincaba y vendaba con cuidado y amor los dedos de su mano izquierda con la cinta que el mismo llevaba en su mochila. —Tu lucky ítem es un nomo de jardín, tomé uno del jardín de mi mamá, así que nos ahorraremos la molestia de ir a comprar uno.

Kise miro dentro de la carreta y efectivamente ahí estaba un nomo de jardín color rojo, con una sonrisa que a Kise le parecía aterradora. Suspiro al imaginarse a sí mismo cargando eso a todos lados. "Todo sea por la causa" se dijo a sí mismo y le sonrío a Takao como Midorima nunca lo había hecho.

Takao lo miró con tristeza, daría cualquier cosa por ver ese rostro sonriente en su verdadero Shin chan. Ahora más que nunca necesitaba recuperarlo.

—Te toca pedalear mi amor. — Dijo Takao y de un salto se acomodó en la carreta. Una cosa era ser el lacayo y cochero de su príncipe. Otra muy diferente de un desconocido, Kise dio un respingo, se levantó de la carreta y monto la bicicleta. Pedaleo más fuerte de lo que esperaba, las piernas de Midorima eran más largas que las suyas y más fuertes. La verdad era que no tenía control de ese cuerpo. —Es para el otro lado mi cielo. — Dijo Takao, Kise enrojeció y cambio la dirección. Las cosas estaban realmente mal.

En las clases las cosas fueron aun peor. Kise hacia un esfuerzo sobre humano para mantenerse despierto, pero resultó inútil. Mirar a Midorima cabecear con descaro era un espectáculo digno de ver. No es que nunca se durmiera. Es sólo que nunca cabeceaba con tal descaro. Takao hizo lo posible por mantenerlo despierto incluso había mantenido un conversación con él por medio de notitas (cosa que Midorima jamás hacia).

A la hora del almuerzo, Kise en el cuerpo de Midorima, suspiro aliviado, vio aliviado que su amigo cargaba en la billetera más dinero del que necesitaba y asalto la tienda gustoso. Comió un montón de porquerías dulces, que Midorima jamás comía porque él nunca olvidaba su almuerzo. Takao no le quitaba la vista de encima.

Y a la hora de la práctica en el club, las cosas para Kise no mejoraron imitar a Midorima le exigía un esfuerzo descomunal. No pudo hacer ningún tiro de media cancha y mucho menos de cancha completa, pero al hacer tiro de largo alcance nadie lo noto. Excepto Takao.

Cuando el entrenador dio por terminada la práctica el primero en suspirar con júbilo fue Midorima. Todos lo miraron con sorpresa.

—Ah, ósea que hoy no harás tu sesión personal de tiros, pensé que usarías tu primer capricho del día en eso. — Le dijo el entrenador. Kise no comprendía eso, sabía que Midorimacchi se sobre exigía, pero con lo pesada que era la práctica no había forma humana de que lanzara un balón más.

—¿Eh?...bueno, creo que yo que quedare sólo un ratito. — Dijo con una sonrisa que descoloco a todos y robo más de un sonrojo. Kise nervioso de dio la vuelta "Idiota" se dijo a sí mismo. Midorimacchi jamás sonreía. Aunque por la reacción de sus compañeros no debía verse nada mal.

Comenzó a lanzar desde la línea de tiro libre. Takao no le sacaba los ojos de encima y su mirada era tan intensa que en momento de distracción fallo el tiro.

—Creo que es suficiente por hoy, disculpa por hacerte esperarme — Dijo a Takao quien agradecía que nadie hubiese visto lo que acababa de pasar. Sigo con atenta mirada como el impostor recogía apenas 15 balones y los acomodaba en su lugar. —Me encaminare al vestidor. — Dijo el impostor y Takao lo siguió al momento siguiente.

Takao estaba fuera de sí, apenas cruzaron la puerta de los vestidores, Takao cerró la puerta de un portazo y con una fuerza que no sabía que tenía tomo los hombros el cuerpo de Midorima y lo azoto contra los casilleros. El ruido del metal retumbo con fuerza en toda la habitación. Kise en el cuerpo de Midorima hizo una mueca de dolor.

—¡¿Quién eres tú?! Y ¡¿Qué haces en el cuerpo de mi Shin chan?!. — Takao estaba furibundo, Kise tuvo miedo de que lo sacaba del cuerpo de Midorima a golpes. Las lágrimas se aglomeraron en unos ojos verdes ajenos; y lleno de miedo bajo la cabeza. No tenía sentido negarlo, Takao lo sabía, quizás desde que lo vio en la mañana

—¡No….no… sé porque me sucedió esto!, cuando desperté esta mañana ya estaba en el cuerpo de Midorimacchi. — Dijo Kise sin poder contener el llanto más tiempo, aferrando sus manos a la playera de Takao.

—Midorimacchi….Kise Ryota….. —Repitió Takao sin poder entender del todo lo que acaba de escuchar. Envolvió el cuerpo de Midorima en sus brazos lo mejor que pudo. Mientras lo escuchaba sollozar, sintió ganas de llorar también.

—Todo va a salir bien. — Dijo Takao con un hilo de voz, más para sí mismo que para Ryota. —Encontraremos la forma de solucionar esto. —Dijo lleno de confianza, Kise se contagió al instante. Él no era un llorón después de todo. (Bueno no mucho). Había soportado el día sólo y ahora tenia un aliado.

—¡Gracias Takaocchi!. — Dijo lleno de felicidad, esbozando su mejor sonría que se vía igual de hermosa y provocativa en el rostro de Midorima que en el suyo propio.

Takao lo devolvió la sonrisa, pasó sus manos por el cabello de Midorima. —No vuelvas a sonreír usando el rostro de mi Shin chan. — Dijo serio. —Vámonos a mi casa, ahí pensaremos que hacer.

Kise amplio su sonrisa en respuesta y trato de poner su mejor cara serie al momento siguiente.

—¡Si Takaocchi!. —Respondió, antes de tomar sus cosas para salir a la casa de su nuevo amigo.