Les traigo Una Nueva Historia un poco más oscura.
Disclaimer: Kuroko no Basquet y sus personajes son propiedad de Tadatoshi Fujimaki y yo solo los uso para mis pendejadas.
Advertencias: Violencia, AU, OOC, Sangre, Posible muerte de personajes, lemon y más.
Para quien no sepa que es Ataraxia es Serenidad, Imperturbabilidad.
NecesidaddeAtaraxia:By Alma Schmetterling
Esa habitación era oscura, pequeña y cada vez que la veía no podía evitar gritar como un desquiciado. Pero ese era su castigo, su castigo por haber hecho algo que estaba fuera de lo que él desea, que hace algo que no le parece bien.
Hacia mucho que su mente estaba quebrada, lo sabía, se quebró desde hace mucho si supiese esa persona que le torturaba lo que escondía era posible que matase a lo único que lo mantenía con ganas de vivir aún, puesto que hace mucho que la vida se le estaba haciendo una triste tortura, un yugo que debía soportar a la fuerza, algo que claro no había pedido, algo que solo por tener un apellido debía soportar desde su nacimiento.
Estaba harto, fastidiado, cansado.
Lo que había aceptado en un principio luego de ese evento ya no podía ser igual. Ya no podía verlo igual
Él necesitaba ser salvado, salvado de si mismo porque sabía. Él estaba seguro que algún día cometería una locura y haría algo horrible de lo cual se arrepentiría.
Su corazón estaba envenenado desde aquella vez…
Una vez más lo mismo, esta vez fue golpeado hasta que la sangre de él, cayó en las manos de que quien lo golpeaba, solo ahí fue donde la tortura se había detenido.
Ahora estaba en ese lugar, en ese sótano donde a pesar de todo podía sentir aun fuertemente el olor metálico de sangre, el olor a la putrefacción de la descomposición, aun podía ver los arañazos en la pared y el piso, ese cuerpo atado, sus recuerdos estaban tan pegados a su piel que eran como un tatuaje viscoso que hacía sentirse putrefacto, execrable. Volvió a gritar cuando la imagen de esos ojos que le sonreían, esa sonrisa amable a pesar de todo, a pesar de que había tocado fondo y que no había más escapatoria posible, no podía soportarlo, la culpa lo estaba carcomiendo vivo.
Aquellos ojos que pertenecían a esa persona, esos ojos iguales a él, aquellos ojos que le habían hecho creer que había cosas buenas en el mundo, sin embargo que el mismo tuvo que borrar, pero no por cuenta propia obligado, por quien si no más por la persona que le torturaba en ese momento.
Esa persona que le había golpeado sabia que del horror que sufría esta persona cada vez que entraba allí y solo esa persona escuchaba sus gritos, pues estaba a prueba de ruidos y aunque los sirvientes le escucharan no harían nada, puesto que nadie se puede meter con aquella persona tan poderosa a menos que quieran sufrir las consecuencias.
Seijūrō siente que va a perder el control, cada vez que está allí piensa que no debió perder a su otro yo. Que si lo tuviese a su lado podría o le nacería la fuerza para acabar con aquella persona, cada vez las ganas de matar a su padre aumentaban y no se detendrían hasta concluir con su cometido.
"Por favor sálvame de mi mismo"
