Tenía miedo a ser olvidado, completamente. Seguir en la nada misma, sin saber a dónde mirar ni qué hacer. Una sensación extraña culminante en su pecho, tan frío y tan nebuloso cómo las estrellas adornaban en el cielo. Miedo y el vacío, la sensación de no tener nada, pero realmente tenerlo 'todo'. Vivir y respirar; las extremidades le pesaban. Y el seguía ahí, ya que siempre lo estaría. Quería ser real, y tenía miedo. Miedo al olvido y al desamparo, a caer a un agujero solo, sin qué nadie lo mirase ni una vez en su vida. Ser un recuerdo fugaz, ser un consuelo; ser alguien imaginario. Quería seguir viviendo, quería ser visto. Ser real. Ser alguien más. Ser lo qué era realmente. Y Jim era el cielo nocturno bajo un manto estrellado, el viento resoplando con vehemencia y su vida siendo llevada cómo el viento. Miedo, sentía mucho miedo ¿Y...? ¿Qué era lo qué se agazapaba en su paladar? Quizá era la angustia, del no seguir viviendo; de ser nada más que un producto imaginario. No quería ser cómo los demás de allí; quería ser él. Pero... lo estaban traspasando, y el tiempo seguía pasando; él quedándose atrás siendo olvidado, ya que varios años más tarde, nadie le recordaría. Y el seguiría allí. Ése era el miedo, de seguir viviendo en un mundo, dónde la soledad estaría intacta y él sería un confuso recuerdo, qué más tarde, se disiparía en el olvido.