Todos los personajes (los escarbatos también), pertenecen a Joanne, nada es mío.
Lyssander Scamander se encontró, durante todo el mes de Julio, algo inquieto. Estaba por comenzar su quinto año, y era un momento importantísimo. Había soñado con esto desde que había comenzado su educación en Hogwarts. Ser prefecto. Se había esforzado mucho los últimos años, haciendo todo lo que él creía necesario para merecer la tan ansiada insignia.
La noche del 30, se acostó nervioso. Lorcan, con quien él compartía su habitación, no paraba de quejarse de su hermano, al escucharlo darse vueltas en la cama, y el sonido de sus dientes castañeando, cosa que siempre le sucedía cuando estaba muy nervioso.
-Ni si quiera comprendo por qué -le dijo Lorcan a Lyssander, luego de la enésima vez de quejarse-, mañana es un día como cualquier otro.
Lyssander quiso explicarle a su hermano que mañana no era un día cualquiera, pero lo detuvo su madre, la soñadora Luna, quien les deseó las buenas noches, con un beso, y una recomendación de que se durmieran.
A la mañana siguiente se levantó muy temprano, al amanecer. Intentó dormirse, pero no lo logró.
Se levantó despacio, y bajó la escalera hacia la salita, donde sacó la cabeza por la ventana, pero no vió en ningún momento lechuzas llendo hacia su casa.
Bajó otra escalera, hacia la cocina. Se preparó un té, y salió al patio.
Primero se dirigió al corral de los escarbatos y aprovechó para darles algo de comida, y luego continuó su paseo. Siguió caminando por el pasto verde y algo húmedo de la mañana.
Volvió a la casa, donde los demás ya se habían levantado, y estaban a punto de desayunar. Lyssander se sentó en su silla, y, sin hablar, comió sus tostadas con manteca de miel de abejas obreras (según Luna).
Hasta ese momento, todo iba bien, para los demás. A Lyssander, recordando el haber recibido las cartas los años pasados, le parecía que llegaban demasiado tarde, y así, se rindió y ayudó a Luna a lavar los platos. Lorcan comía una fruta, sin preocuparse de lo que podía llegar en las cartas de Hogwarts.
Lorcan observó el exterior, y notó a dos lechuzas cruzando el cielo. Se levantó, y soltando su manzana, gritó: -¡Hogwarts!
Lyssander corrió hacia la ventana. Las lechuzas entraron en la casa, y dejaron las cartas.
Lorcan la abrió, y al ver lo que contenía dentro, soltó una exclamación. Lyssander enfureció.
Lorcan, había sido nombrado prefecto.
