Los personajes le pertenecen a la extraordinaria señora Meyer, yo solo los uso para ser feliz con ellos en mi imaginación creando mi propia historia.

Gracias a las personas que me han preguntado por una nueva historia, espero que algunas de mis viejas amigas sigan aquí, aunque se que muchas ya no están en el fandom. Bienvenidas y gracias a las nuevas que se quieran sumar a esta loca.

No importa cuantas historias escriba, nunca me cansaré de dar las gracias a mis betas pero sobre todo amigas Ruby y Maggy ( Ludwika o Dementora en su doble vida ) por estar siempre ahí, mas allá de un fic, en cada momento de mi vida, desde el 2009.

ESTA HISTORIA SE SUBIÓ HACE UN TIEMPO, PERO MI VIDA SE COMPLICO TANTO QUE SE ME FUE LA INSPIRACIÓN Y LA DEJÉ, HE DECIDIDO RETOMARLA Y TERMINARLA, POR LO QUE ALGUNAS YA HABRÁN LEÍDO EL PROLOGO. AUN ASÍ ESPERO QUE ME ACOMPAÑEN.


PRÓLOGO: LIBRANOS DE TODO MAL

Ella se paró sobre la orilla del techo del gran edificio. Tantos pisos le confirmarían la muerte que ella quería, no quería fallar, estaba tranquila y decidida a hacerlo.

Había elegido la ciudad de Portland porque siempre la había querido conocer ya que su equipo favorito jugaba ahí y era seguidora de ese deporte, mas por los momentos familiares que le proporcionaba que por el deporte en sí. Había visitado la ciudad como una turista sin que las personas a su lado se dieran cuenta que al día siguiente ella no amanecería.

El edificio si había sido elegido al azar, le daba igual uno que otro, al final ella no afrontaría las consecuencias de sus actos.

El frio clima le azotaba la cara, quemándola. No esperaba menos al estar a 30 pisos sobre la acera.

Solo vestía su vestido blanco, su cabello estaba suelto y sus pies descalzos tocaban el helado ras del vacío. Había regalado sus zapatos a una indigente y no llevaba ninguna identificación. Había subido a la azotea por una escalera de servicio que no era vigilada y nada impediría que cumpliera su cometido.

Pensó en lo que había sido su vida en los últimos meses, pensó que tal vez sería cobarde por hacerlo pero ya no tenía salida. Ella quería dejar de sufrir.

Juntó sus manos al frente y miró al cielo despejado de la hermosa noche que le regalaba el cielo mientras decía una oración para ella, mientras se regalaba unos últimos minutos.

En un edificio cercano, en la azotea donde nadie podía verlos. El Arcángel Miguel estaba esperando, sabía que las cosas no podrían salir mal.

A su lado, el hombre que pedía por ella, lo acompañaba, esperando que alguien salvara a la razón de su existencia.

El hombre que ahora vestía de blanco y que sabía que ya no era visible para los mortales, pudo distinguir enfrente de ellos en el otro edificio a un ángel negro. Estaba en la misma posición que Miguel.

Esperando…

"Sabes que no es su tiempo"

Susurró Miguel en tono calmado.

"Soy el Ángel de la muerte y si ella salta no se ira contigo y lo sabes"

Le respondió el otro Ángel en apenas un murmullo.

"No interfieras" Le respondió Miguel

"Yo no interfiero, ella tomara la decisión y yo solo estaré aquí esperando"

Era una voz que nunca se podría distinguir. Una voz que no tenía descripción pero que al hombre de blanco le puso la piel sensible.

Isabella se acercó y se posicionó en el borde del techo para saltar.

El ángel de la muerte se levantó un poco y extendió sus alas negras, listo para ir por ella.

El hombre de blanco vio como las alas del Arcángel Miguel se tensaron.

—Sálvala— le pidió al Ángel.

"Eso estoy intentando"

—No merece morir.

"Confía en mí"

Isabella abrió sus brazos pensando en todo lo bueno que le había dado la vida pero que ya no tenía, se sentía cansada y al fin había decidido darse por vencida.

"¿Dónde estás? Te escuchó ¿Por qué no llegas?"

— ¿Quién la va a salvar? ¿Un Ángel?

"No, un humano que también necesita un poco de salvación"

— ¿Dónde está?

"Va a llegar"

Isabella tomó un último suspiro y estaba lista para aventarse.

"Llega… Llega ya…"

Miguel se enderezó mostrando sus grandes alas en imposición mientras escuchaba las pisadas en las escaleras acercándose.

"No es su tiempo Ángel de la muerte y tú lo sabes, ella merece vivir mucho mas"

"Si ella salta no importa lo que ella merezca"

Extendió las alas abriéndolas más en todo su esplendor.

—Los amo— susurró Isabella un segundo antes de querer saltar.

Y ella estaba tan segura de hacerlo si no fuera por el sonido de la puerta abriéndose a su espalda.

Cuando giró su cabeza para verlo, un hombre joven la veía como si fuera un fantasma, su cabello despeinado y su respiración agitada por correr en las escaleras que daban a la azotea.

—No saltes por favor…

Miguel bajó sus alas en alivio. Él había llegado a tiempo. Se acomodó en su posición de vigilancia viendo la escena. Ya no podía hacer nada, había interferido demasiado en la vida de dos mortales.

— ¿Quién es él? — preguntó el hombre de blanco.

"Se llama Edward y él la va a salvar…"


Volví y ahora si, para terminar esta historia. Gracias por leer nuevamente. Mil gracias !

Los ángeles solo salen en este capitulo para ayudar a Bella, no se presenta mas este tema durante el fic, ya que pienso que a veces solo basta un segundo para que ocurra un milagro.

La historia se subió por primera vez en el 2014 pero he decidido quitarla y volverla a subir para no crear confusión.

Los capítulos están programados uno por semana, de esta manera, por cuestión de trabajo y tesis, así como el hecho de que mis betas solo pueden ayudarme un día a la semana a hacer esto por sus respectivas obligaciones y hemos llegado a este acuerdo de tiempo. Es uno por semana pero puede ser cualquier día de la semana. Así mismo todos los capítulos van acompañados de canciones de The Beatles

Como siempre lo he dicho, mientras una chica me lea y me comente, seguiré subiendo y escribiendo.

Si decides dejarme un review, gracias de antemano, realmente alegraras mi día.

Con cariño

Zoa