Esta pareja merece más amor ;-; En fin: LH no me pertenece.


En la tina

A veces Miguel se queda a dormir en casa de Martín, usualmente porque se le hizo tarde y se le fue el último bus. No es que importe realmente, a los dos les encanta pasarla juntos, siempre se han llevado de maravilla y se puede decir que son patasas. Tan buenos amigos que hasta las pajas se las comparten. Y la tina, a veces comparten la tina, sólo cuando les da la gana y no tienen nada mejor que hacer que sentarse a esperar que el agua se enfríe y a que aluno de ellos pesque un resfrío (usualmente ese termina siendo Martín).

-De pequeños hacíamos esto también, o sea Julio y yo...

Pero a veces a Martín le molesta Miguel, en especial cuando habla de su hermano. Suele contarle de cosas que solían hacer de pequeños, cosas que al aprecer ya no hacen y que a Miguel le gustaría seguir haciendo. Porque Miguel es como un padre, de esos que no quieren aceptar que los niños crecen y eventualmente ya no quieren bañarse con su hermano mayor.

Aunque Martín en lo personal no le ve el problema, él con Miguel siempre podría bañarse, no tiene problema en quedarse en bolas frente al peruano. Es más, le gusta, no sólo porque luego lo molesta con su panza, sino porque también le gustan sus tatuajes. No sabe cómo alguien puede estar tan loco como para tatuarse todo un costado con líneas de una cultura antigua, pero en Miguel se ve bien y Martín nunca ha tenido miramientos a la hora de observar algo bonito. O tocarlo. Aunque en la tina eso es más difícil, por eso prefiere tenerlo desnudo en su cama. Ahí todo es más cómodo.