Título: Esta historia se trata de mí

Palabras: 575

Summary: Esta historia se trata de mí. Sí, de mí, de la persona más grandiosa que haya existido alguna vez, de la maravilla de persona que soy yo.

Notas: Reflexiones prusianas. Posible OoC, debido a que originalmente no iba a ser un fic. Disculpas de antemano por ese detalle.

Disclaimer: Ni Hetalia ni sus personajes me pertenecen, no hago esto con fines de lucro, etc., etc., etc. Ustedes saben cómo sigue.

Portada: Shishio (Pixiv ID 361672)


.

Esta historia se trata de mí. Sí, de mí, de la persona más grandiosa que haya existido alguna vez, de la maravilla de persona que soy yo. De mi gloria y majestad, hasta los más mínimos detalles: todo lo habido y por haber sobre mí. Es la historia más impresionante que haya sido escrita nunca, porque trata de mí, y es escrita con mis propias y asombrosas manos. En una palabra, toda esta historia, soy yo mismo.

Conózcanme. Mi cabello es del más suave color plata que haya surgido en algún momento, y contrasta de la manera más excelsamente admirable con el intenso carmín de mis ojos. Mi sonrisa, esa forjada tras años de guerras y triunfos sin igual, expresa el poder que tengo en mis manos, y deja con gusto a poco a cualquier otra sonrisa.

Pero no estamos hablando precisamente del carmín, o la plata, o el brillo de una sonrisa. Estamos hablando de mí, sólo de mí. Lo demás carece de importancia en estos momentos.

En mis manos hubo de todo. Muchas veces la sangre manchó su clara piel, pero la victoria compensaba esa pegajosa suciedad, volviéndole insignificante ante el resplandor del oro y las joyas. Las mujeres que morían por estar entre mis brazos, los hombres que me reverenciaban con temor, mi bandera izándose por lo alto de sus cabezas, mi nombre en los labios de todos.

Pero no estamos hablando precisamente de la sangre, ni del oro, ni de las mujeres, ni de los hombres, ni tan siquiera de mi bandera o de mi nombre. Estamos hablando de mí, sólo de mí. Lo demás carece de importancia en estos momentos.

¿Amigos? Sí, tal vez tuve un par. Nos llamaban el trío de los malos amigos; debe de ser porque nos temían. Éramos los mejores. Pero, como siempre ocurría en estos asuntos, hubo otras veces en que debí enfrentarme a ellos. No importa, siempre me las he arreglado bien solo. Ningún enemigo representa real amenaza para mí. Aun así, era divertido jugar con ellos, aplastándolos con mi fuerza, demostrándoles que era yo quien mandaba.

Pero no estamos hablando de mis amigos, ni mucho menos de mis enemigos. Estamos hablando de mí, sólo de mí. Lo demás carece de importancia en estos momentos.

Tantas cosas que pasaron… He vivido más años de los que quisiera admitir, aunque no se noten en mi perfecto rostro. He vivido más cosas de las que quisiera recordar. He conocido más gente de la que quisiera distinguir. Pero no hablamos de los años, ni de las cosas, ni de la gente.

Y es un poco triste, pensar que me es imposible seguir hablando de mí y sólo de mí, como pretendía hacer en un principio. Es un poco penoso tener que admitir, que mi historia no puede ser escrita sin involucrar tales hechos, tales objetos, tales personajes. Es un poco ridículo, tratar de ignorar la importancia de esos pormenores que me conformaron como lo que ahora soy.

Esta historia se trata de mí, pero ya no se trata de mí. Esta historia ya carece de un tema en torno al cual centrarse. Es la historia más impresionantemente patética que haya sido escrita nunca, porque trata de mí, pero no dice nada de mí; y es escrita con mis propias y asombrosas manos, pero éstas ya se cansaron y no quieren escribir más. En una palabra, toda esta historia, no tiene sentido si sólo se trata de mí.