Los personajes de Saint Seiya TLC y Clásico no me pertenecen.

Capitulo 1.

-Yo. Yo no quiero que te lastimes mas... Tampoco quiero ser una carga... -El joven se quedo estático al ver al muchacho- Ya no quiero esa vida para ninguno... ¡YA NO QUIERO SER UNA CARGA! -observó como saltaba, escucho el ruido del agua cuando el joven fue a parar contra esta.

¿Acababa de ver lo que creía?

¿Ese adolescente se había arrojado al vacío? Había realmente saltado por el puente o lo que había escuchado era solo el río en crecida impactando contra las bases del puente que unía la ciudad con el resto del mundo...

Diciéndose que no había visto nada siguió caminando.

Él ya tenia sus propios problemas.

Un año y medio antes.

-Dale ¡Acabalo! -Los concurrentes gritaban fuera de si, mientras en el ring los dos contenientes intercambiaban golpes. Un joven de origen ruso, llamado Kagaho, se estaba abriendo su camino a golpes en la categoría mas baja. Muchos opinaban que era la gran promesa de ese año.

-¿Estas bien Kagaho?

-No te preocupes, Sui... Solo son unos moretones-Informo el moreno. Hasgart, su entrenador se acerco con el botiquín. -Estoy bien, viejo.

-No te iras a casa hasta que eso este limpiado, desinfectado y desinflamado. -Comento mientras sacaba los materiales necesarios.

Kagaho había iniciado limpiando los pisos del mismo club donde ahora peleaba, hace un año jamás hubiera creído que pasaría de un trabajo de medio tiempo a ser uno de los amateurs mas importantes del circuito. Hasgart había sido en su juventud boxeador hasta que perdió la vista de un ojo. Desde entonces se limitaba a entrenar a las siguientes generaciones y según él... Tenia gran potencial.

Fue la primera vez, que alguien vio algo bueno en él (fuera de su hermano menor).

Al inicio había estado resistiendo a las intenciones del hombre de volverlo un boxeador. Acepto solo por una cosa: Hasgart era honesto. Era un manejador y entrenador honesto. Había sido testigo de como otro manejador quería intentar persuadir al grandote para arreglar una pelea. La respuesta fue la razón por la que acepto:

"Por personas como tu, este deporte tiene mala fama. Lárgate antes de que te muestre por que fui un campeón".

Ni siquiera había querido escuchar la propuesta, solo quería que ese sujeto se fuera de su gimnasio y nada mas. Luego de eso, Kagaho espero a que dejara el saco de boxeo en paz para decirle su intención de aceptar su oferta.

-¿Cuando es la siguiente?

-Cuando sanes de esas, hablamos -Dijo refiriéndose a las heridas actuales tras el combate.

-Yo decido cuando estoy listo para pelear anciano. -Sui lanzo una mirada preocupada al entrenador, tras ver la emoción de pelear de su hermano.

-El entrenador soy yo y si te digo que cuando sanen los golpes, será cuando sanen los golpes.

-Cierra ya, vamos a tomar una cerveza...-En eso observo a Sui- o a comer una hamburguesa.

-Vete a dormir Kagaho, es obvio que algo esta suelto... -Le toco la cabeza y le despeino un poco, antes de ser alejado de un manotazo- tu nunca invitas...

-¿Quien dijo que te estaba invitando? -Los tres soltaron risas-pagaras tu parte.

Hasgart estaba terminando de poner en orden las cosas cuando apareció.

-Se acabo el tiempo.

-La respuesta sigue siendo la misma.

-Te ofrezco 50 mas...Es una parcela de tierra en un barrio de mala muerte.

-La respuesta seguirá siendo no. Me importa poco si me ofrece 50 mil mas. -Tomo su abrigo- Ahora retírese...

-Hay otro tema que quiero hablar contigo... -Se sentó en uno de los gastados sillones frente al escritorio de Hasgart. -Vi la pelea.

-No tenemos nada que hablar. -Le sorprendió que apareciera ahora y no al inicio, sabia muy bien que quería ese tipo: Kagaho. Ese sujeto quería al joven boxeador.- Lárgate de mi gimnasio, tu y tus matones no son bienvenidos aquí.

-Hasgart, Hasgart. Todo este maldito lugar es mío, cada calle... Cada callejón y cada mugroso reducto me pertenece. -informo el de ojos verde agua pálido- Cada maldita alma, es mía... Soy el señor del infierno y del cielo... El Elíseos por así llamarlo, solo se abre si yo así lo deseo. -El grandote permaneció imperturbable. -Para ti las puertas del cielo se están cerrando.

-Es un buen muchacho, deja tus asquerosos negocios lejos de él -Replico ya enojado- y de mi gimnasio. -observo la sonrisa en los labios del sujeto- Deja en paz a ese chico.

-¿Esas son tus últimas palabras? -Sonrió- Muchachos, enséñenle al caballero... Las puertas del infierno.

Departamento de Kagaho. Una hora después.

Las sirenas despertaron al chico, se sentó y vio las luces parpadeantes ante el paso veloz de las unidades de emergencia. El joven acomodo la almohada en el sillón y siguió durmiendo. Cuando tuviera suficiente dinero ahorrado compraría otra cama y ya vería como la acomodaría en el modesto departamento que compartía con su hermano.

Hasgart insistía que iniciara de nuevo sus estudios ¿Cuando lo haría? Si dejaba de entrenar tendría problemas durante los combates y si dejaba de trabajar no podría pagar la renta. De momento estaba de acomodador en un supermercado. Según el dueño, no lo podía poner en línea de cajas por que su cara espantaba a los clientes.

Aun no sabia si era en verdad o en broma.

No podía continuar sus estudios... Si lo hacia tendría que dejar algo de lado. Cuando salía del trabajo iba por su hermano Sui al colegio, a pesar que ya tenia 14 años, el peligroso barrio no le permitía arriesgarse a dejar que su hermano volviera solo. Luego iba a entrenar, Sui se quedaba haciendo tarea bajo la atenta mirada de la recepcionista en el gimnasio.

Luego de eso, volvían a la casa.

No tenia tiempo para hacer algo mas... Trabajar, entrenar y pelear.

Eso era su vida y dudaba que algo la fuera a cambiar.

Lo único que entraba en la ecuación era la crianza de Sui...

7:15 am.

Kagaho y Sui al igual que otros tantos estaban tras la línea de cinta policial. El gimnasio ya no estaba... Por eso habían sido las sirenas de las horas pasadas. Kagaho se sentía fuera de su cuerpo, había una camioneta de la morgue... Habían visto cuando sacaban algo dentro de una bolsa negra y la subían a esta.

¿Hasgart donde estaba?

Había pasado dos semanas desde la muerte de Hasgat, según se rumoreaba... Alguien había estado presionando al anciano para que vendiera su gimnasio y también corría el rumor de que éste no había aceptado arreglar una pelea... Que todo había sido una venganza que salió mal, era conocido por todos los concurrentes que este tendía a quedarse en el gimnasio tras cada pelea.

Al parecer el pobre Hasgart había quedado atrapado en el incendio. Dado que este había iniciado en la entrada del lugar. Podrían haber iniciado el fuego sin saber que él estaba adentro.

Kagaho apretó los dientes. Si hubiera insistido, tal vez solo se hubiera quemado el lugar... Su mano se cerro con fuerza y el plástico que hacia de envoltorio se quebró.

-Maldita sea... Hasgart.